“Los mercados
financieros continúan presentando riesgos e incertidumbres y los desafíos geopolíticos se están convirtiendo cada vez más en una
preocupación global”, reza el comunicado. La
potencia exhibida por el grupo de países hace siete años a la hora de legitimar
políticas expansivas para enfrentar la crisis internacional quedó relegada y
desdibujada por el creciente alcance del ajuste fiscal en algunas economías. El eje del debate planteado por Turquía
–el lema fueron “las tres I: inclusión,
implementación e inversión”– colisiona con el discurso económico ortodoxo
que gobierna la mayoría de los espacios del foro. En el actual escenario
económico donde la crisis fue reemplazada por estancamiento, el comunicado
final no representa una guía de acción ineludible para los miembros del foro. Sin embargo, en el gobierno argentino
celebraron la centralidad lograda por el empleo y la distribución del ingreso
en el comunicado final. “El aumento de
la desigualdad en muchos países puede plantear riesgos para la cohesión
social y el bienestar de nuestros ciudadanos, también puede tener un impacto
económico negativo y obstaculizar nuestro objetivo de aumentar el crecimiento”,
sostiene el texto.
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EL G-20
MANTIENE EN LA MIRA A LOS FONDOS BUITRE.
Los Presidentes
advirtieron sobre los riesgos que implican los Holdouts para los procesos de
reestructuración.
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El
comunicado final remarcó la necesidad de implementar tareas conjuntas para
impedir que pongan en jaque al sistema financiero y se instó al FMI a explorar
vías de mercado para incorporar cláusulas de acción colectiva al stock
pendiente de deuda internacional.
Página /12 martes 17 de noviembre del
2015.
El riesgo sistémico que representa el accionar de los fondos buitre
sobre los procesos de reestructuración de deuda soberana fue nuevamente
incluido como problema en la agenda de los países que integran el G20. En su
declaración final, que se difunde luego de la cumbre de jefes de Estado de ese
cónclave, se destaca la necesidad de implementar tareas conjuntas a escala
global para impedir que los holdouts pongan en jaque al sistema financiero y se
insta al Fondo Monetario Internacional a promover el uso de cláusulas de acción
colectiva y a explorar vías de mercado para incorporarlas al stock pendiente de
deuda soberana internacional. “La amenaza de los fondos buitre aún sigue
vigente. Necesitamos reglas claras en la nueva arquitectura financiera
internacional, un nuevo marco jurídico con principios sanos y transparentes”,
sostuvo ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof, en el plenario que dio
inicio a la segunda jornada de la cumbre del G-20, que se desarrolló hasta ayer
en la ciudad turca de Antalya.
La
cruzada argentina contra los buitres logró instalarse ya como uno de los temas
clave en la agenda de las principales potencias económicas, pese a que algunos
países desarrollados prefieran mantener el status quo. El pasado 10 de
septiembre se aprobaron por amplia mayoría un conjunto de principios impulsados
por el equipo económico y diplomático en Naciones Unidas, que se basa en
restringir el margen de maniobra para los fondos buitre, legitimar el derecho
de los países para encarar reestructuraciones de deuda que permitan volver a
crecer y seguir pagando sus obligaciones y garantizar que los inversores de
buena fe no se vean afectados por litigios especulativos. El G-77 más China
respaldó la propuesta con 135 votos a favor, 42 abstenciones y 6 negativos (Estados
Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Israel y Canadá).
“Damos
la bienvenida al progreso alcanzado en la implementación de cláusulas de acción
colectiva y pari passu fortalecidas en los contratos internacionales de bonos
soberanos, los cuales contribuirán al orden y la predictibilidad de los
procesos de reestructuración de deuda soberana. Pedimos al FMI, en consulta con
otras partes, que continúe promoviendo el uso de dichas cláusulas y que
continúe explorando vías de mercado para acelerar su incorporación al stock de
deuda soberana internacional pendiente”, dice el punto 18 de la Declaración de
la 10º Cumbre de jefes de Estado del G-20.
“Los
países en su conjunto están más endeudados que antes de la crisis y la
escandalosa interpretación de la Justicia estadounidense en la sentencia del
caso argentino demuestra que el problema es aun más grave y que la amenaza de
los fondos buitre aún sigue vigente”, afirmó el ministro de Economía argentino.
El funcionario instó a no hacerse los distraídos. “No puede ser que cualquier
empresa privada tenga mejores condiciones para reestructurar sus deudas que una
nación soberana”, aseguró ante la presencia de los líderes de las veinte
economías más grandes del mundo en El titular del Palacio de Hacienda afirmó
que “en base al caso argentino se modificaron para siempre los contratos de
deuda y el enfoque que se tenía hasta hace poco”. “Los ataques de buitres no
atañen sólo a países en vías de desarrollo sino también a los países
desarrollados”, dijo el funcionario.
En
el documento del G-20 se reconocieron las iniciativas existentes dirigidas a
mejorar las prácticas de financiamiento sustentables, entre las que se
mencionan que las reestructuraciones de deudas soberanas deben ser oportunas,
sistemáticas, eficaces, justas y negociadas de buena fe. El ministro advirtió
que “en el marco de una crisis mundial persistente cuyas consecuencias aún se
observan, el problema de la deuda permanece y la arquitectura financiera
internacional necesita cambios urgentes”. “Los cambios en las cláusulas
contractuales y el fortalecimiento en las cláusulas de acción colectiva son
pasos importantes, pero no solucionan el problema estructural que estas
cláusulas aún tienen en la deuda ya emitida. Esa amenaza permanece latente”,
concluyó. Todavía quedan 900 mil millones de dólares en deuda con las cláusulas
viejas que permitieron los abusos buitres.
En sus respectivas intervenciones, los presidentes de las naciones
participantes expresaron su preocupación por la reestructuración de deudas
soberanas y la necesidad de seguir trabajando para encontrar una solución
satisfactoria. Kicillof participó luego de un almuerzo de trabajo en el cual se
abordaron temas comerciales y energéticos, se delineó la adopción del
Comunicado y el Plan de Acción de Antalya y se presentó a China como la sede de
la onceava cumbre a realizarse el año próximo. La agenda del ministro Kicillof
continuó con reuniones bilaterales con su par de Finanzas de la Federación
rusa, Anton Seluyánov, y de Francia, Manuel Valls, en las que también
participaron el titular de la cartera de Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Relaciones
Económicas de Cancillería, Carlos Bianco.
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CUMBRE DE LOS JEFES DE ESTADO EN TURQUÍA: LA
CRISIS COMO MARCO.
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La declaración final del Grupo
de los 20 refleja la preocupación por el desempeño de la economía mundial y los
problemas estructurales. Reuniones bilaterales de Kicillof.
Página /12 martes 17 de noviembre del 2015.
La declaración final de la décima cumbre de jefes de Estado de los
países del G-20 lamenta el pobre desempeño de la economía internacional. A
diferencia de otros foros internacionales donde se impone una visión netamente
neoliberal, el diagnóstico del grupo apunta hacia la “insuficiencia de demanda
global” y “problemas estructurales”. Desde esa perspectiva, sostiene que la
recuperación requiere políticas fiscales expansivas y avanzar en forma
sustentable en el desendeudamiento de los países. “Estamos comprometidos con
garantizar que el crecimiento sea inclusivo, rico en empleo, y que beneficie a todos
los segmentos de nuestras sociedades”, dice el texto divulgado ayer. La
inclusión de una referencia a los cambios en los contratos de los bonos de la
deuda soberana que faciliten las reestructuraciones y de aquellos países en
problemas fue celebrada por la delegación argentina (ver aparte).
Situada
en la costa mediterránea del sudoeste de Turquía, donde abundan hoteles tipo
resorts, la ciudad de Antalya fue blindada para el evento que recibió a los
líderes de los países del G-20. Las medidas de seguridad extremas en la zona
que albergó la cumbre no fueron una respuesta a los atentados del viernes en
París. Los ataques suicidas en la capital turca de finales de octubre, las
tensiones en el sur del país ante el reactivado conflicto interno con los kurdos
del PKK y la guerra en Siria, con la que comparte más de 800 kilómetros de
frontera terrestre, suman elementos para comprender el despliegue de 30 mil
policías y guardias de seguridad.
Desde
el gobierno argentino destacaron que los líderes del G-20 mantuvieron el
compromiso para impulsar el PIB global en 2 por ciento para 2018. De acuerdo a
la perspectiva consensuada en el comunicado, los países se comprometieron a
“implementar políticas fiscales flexibles que tengan en cuenta las condiciones
económicas de corto plazo a fin de apoyar el crecimiento y la creación de
empleo”.
“Los
mercados financieros continúan presentando riesgos e incertidumbres y los
desafíos geopolíticos se están convirtiendo cada vez más en una preocupación
global”, reza el comunicado. La potencia exhibida por el grupo de países hace
siete años a la hora de legitimar políticas expansivas para enfrentar la crisis
internacional quedó relegada y desdibujada por el creciente alcance del ajuste
fiscal en algunas economías. El eje del debate planteado por Turquía –el lema
fueron “las tres I: inclusión, implementación e inversión”– colisiona con el
discurso económico ortodoxo que gobierna la mayoría de los espacios del foro.
En el actual escenario económico donde la crisis fue reemplazada por estancamiento,
el comunicado final no representa una guía de acción ineludible para los
miembros del foro. Sin embargo, en el gobierno argentino celebraron la
centralidad lograda por el empleo y la distribución del ingreso en el
comunicado final.
“El aumento de la desigualdad en muchos países puede plantear riesgos
para la cohesión social y el bienestar de nuestros ciudadanos, también puede
tener un impacto económico negativo y obstaculizar nuestro objetivo de aumentar
el crecimiento”, sostiene el texto . La presidenta Cristina Fernández de
Kirchner suspendió su participación en la cumbre. En su lugar, viajaron el
canciller Héctor Timerman, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido
y el titular del Palacio de Hacienda, Axel Kicillof. Los funcionarios argentinos
fueron guiados a lo largo de la cumbre por la sherpa y embajadora argentina en
Washington, Cecilia Nahón. Quien tampoco se hizo presente en el encuentro que
tuvo lugar durante el fin de semana fue el presidente francés, François
Hollande. Lo reemplazó el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius.
Durante la jornada de ayer, Kicillof mantuvo encuentros bilaterales con sus
pares de Francia, Michel Sapin, y Rusia, Anton Siluanov. El legislador electo
del Frente para la Victoria relató que en la reunión con Sapin le transmitió la
solidaridad del pueblo argentino por el atentado perpetrado el viernes en París y agradeció
el apoyo explicitado por el país galo “en todos los foros en nuestra lucha
contra los fondos buitre”.
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