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Entrevista a la directora de Human Rights Watch para América latina Támara Taraciuk, publicada en el periódico El País de España el día de hoy, sobre la Democracia en América latina, con quién con el absoluto respeto que se debe practicar en Democracia, estamos en total desacuerdo, porque su opinión, la expresa desde la otra “vereda” de la amplia Avenida de la democracia en América latina en el siglo XXI. Para nosotros con todo respeto, tiene una Opinión muy respetable – pero no compartida – sobre la democracia, vista desde la vereda del “lado derecho”, mientras nosotros estamos ubicados en la “vereda” de la misma avenida, pero en el lado “izquierdo”. Opina y asume una posición muy amplia al “calificar” a Cuba como “Dictadura, poniendo en el mismo “centro” a Venezuela y Nicaragua, para nosotros hay muchas diferencias muy marcadas hoy en sus “Democracias”. No tenemos, de la señora directora, una opinión sobre las protestas, movilizaciones populares en Ecuador, Uruguay, Paraguay y el mismo Argentina. Y algo muy importante, las movilizaciones permanentes de los Colectivos Sociales en todo América Latina, siendo el más activo y el que más Derechos ha conseguido en los últimos tiempos es el Movimiento Feminista. Solo una mirada los Movimientos Feministas en Chile y Argentina.
En la
coyuntura actual, solo queremos presentar nuestra Opinión respecto a 2
problemas hoy existentes en América latina. Uno Político como es en Democracia y la “Rendición de Cuentas” que por lo
general los gobiernos de derecha
neoliberal, NO lo, practican y menos esta dentro de sus Políticas Públicas o de
Gobierno, resultado de esta “oscura forma de gobernar y de espaldas a los
intereses nacionales, es como hoy la CORRUPCIÓN
ha logrado penetrar en las Instituciones
y captura los Gobiernos, convirtiendo a América Latina, como el continente
de mayor corrupción
y lo mismo la llamada “clase política” como
la más corrupta del mundo. Simplemente
miremos, analicemos el nivel de la Corrupción en países como Perú ha logrado
envenenar sus Instituciones y en general en todo América latina, como la Corrupción
es y ha sido un camino “liberado”
para hacer de nuestro Continente. El
más DESIGUAL del MUNDO,
junto a la Informalidad, los Tratados de
Libre Comercio, TLC, que definitivamente han
“matado” las economías y mercados locales
y regionales propios de cada país.
OTRO
Social, como es el problema de las migraciones, es decir, las “Caravanas de
migrantes” que se han intensificado en los últimos años en América latina, en especial en Centro América y el caribe, muchas de ellas impulsadas por la irresponsabilidad de sus
propios gobernantes, otros, por el hambre y la miseria y
otros que “corren” de las bandas de delincuentes
y pandillas, que generan violenta
inseguridad ciudadana y ante esta realidad,
con inmensos problemas humanos, el Imperio,
los Estados Unidos NO tiene hasta hoy una Política -muy clara y transparente
– sobre las Migraciones,
el las orillas del Rio Bravo, se está convirtiendo – lo que es para
los migrantes hacia Europa, el Mar Mediterráneo – en el Cementerio más grande de todos los
tiempos.
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“LA
DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA ESTÁ EN RIESGO”.
Entrevista
a Támara Taraciuk. (HRW).
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La directora
en funciones de Human Rights Watch para las Américas reflexiona sobre los
desafíos de una región afectada por los ataques a la independencia judicial y
la crisis migratoria
Por Sally Palomino.
El País desde
México jueves 20 de enero del 2022.
América
Latina enfrenta un pésimo momento en materia de derechos humanos, el peor en
“décadas”, ha dicho Human Rights Watch (HRW) en un informe en el que alerta sobre un retroceso de libertades en la región,
con ataques a la independencia judicial, represión policial y amenazas a la libertad de prensa.
Tamara
Taraciuk, directora en funciones de HRW para las Américas, dice que la democracia se está erosionando de
distintas maneras y hoy la región está obligada a defender espacios que se
solían dar por sentados. “Hay un
alarmante intento por menoscabar la independencia judicial por parte de ciertos
gobiernos y esto es de enorme preocupación”, advierte Taraciuk, que
señala que el autoritarismo y el
populismo “no
tienen ideología”. Desde México,
con un Gobierno que se define de izquierda, hasta Brasil, con un presidente de extrema
derecha, varios países de la América
Latina están viendo cómo sus mandatarios
siguen el mismo libreto, sin importar
sus posiciones ideológicas.
Pregunta. En el
informe de HRW hablan de un “alarmante” retroceso en libertades básicas en
América Latina. ¿Qué es lo más preocupante?
Respuesta. Las distintas maneras en que está erosionando la democracia en América Latina. Es difícil hacer un Rankin por países, pero hay categorías que nos preocupan. Por un lado, están los extremos. Los casos de dictaduras como Venezuela, Nicaragua o Cuba, donde no existen elecciones libres ni instituciones democráticas que le puedan poner un freno al poder Ejecutivo. No hay independencia judicial, no hay un Congreso independiente.
También hay
un grupo de Gobiernos, de líderes que llegan al poder después de elecciones democráticas, pero una vez
allí, lo ejercen ignorando las garantías
fundamentales y el rol de las instituciones.
Atacan la independencia judicial,
atacan a la prensa independiente y
adoptan medidas para dificultar el trabajo
de la sociedad civil, de los defensores de los derechos humanos. En esta
categoría claramente entran gobiernos como el de Jair Bolsonaro en Brasil,
el de Nayib Bukele en El
Salvador, el de Andrés
Manuel López Obrador en México. El libreto
autoritario y populista no tiene ideología. De derecha o de izquierda es igual de alarmante, es el mismo libreto a
pesar de partir de posiciones ideológicas opuestas.
P. ¿De qué
forma atacan la independencia judicial?
R. Hay
distintos intentos por menoscabarla y estos esfuerzos también son de enorme
preocupación. Tal vez el caso más extremo de la utilización política del
sistema de justicia ha sido en Bolivia, donde los últimos tres
gobiernos han empleado la justicia en contra de sus opositores políticos. Lo
más preocupante de este panorama son los distintos escenarios donde los
espacios democráticos que nos costó tanto conseguir en América Latina se van
achicando.
P. ¿Como
cuáles?
R. América
Latina vivió años de conflictos y
dictaduras para empezar a consolidar la democracia
y para esto fueron esenciales tres puntos: fortalecer la justicia para
investigar las violaciones de derechos humanos y poder actuar como un freno
ante el poder Ejecutivo, permitir la libertad de expresión y facilitar
plataformas para que las organizaciones de derechos humanos puedan monitorear y
cuestionar los excesos de poder. Estamos
viendo distintos ejemplos de cómo estos tres pilares están siendo afectados.
En Brasil se han iniciado procesos penales en contra de periodistas por publicar información incómoda contra el Gobierno. El presidente Bolsonaro ha bloqueado en las redes sociales a quienes cuestionan su política o sus posiciones y esa es una medida grave porque afecta la posibilidad de acceder a información pública. En México, hay un clima de hostilidad a la prensa que cuestiona los abusos de poder del Gobierno. Ejercer el periodismo es peligroso, van 27 periodistas asesinados durante el mandato de López Obrador. Si no hay instituciones fuertes que puedan investigar este tipo de delitos, el mensaje indirecto que se envía es que esto está permitido o que no tiene mayores costos.
P. Tampoco
hay un pronunciamiento contundente desde el Ejecutivo sobre estos crímenes.
R. No se
puede establecer una relación
causal entre la apatía de la autoridad sobre lo que está ocurriendo y los
asesinatos, pero sí genera un clima que
definitivamente no favorece la tolerancia y la libertad de expresión.
Las autoridades voluntariamente se ponen en un lugar de exposición que requiere
mayor tolerancia, es por eso que la difamación penal, sobre todo cuando se
trata de funcionarios públicos y sobre todo cuando hablamos del presidente, va
en contra de los estándares internacionales de libertad de expresión.
P. ¿Está en
peligro la democracia en la región?
R. Estamos enfrentando riesgos enormes. Tal vez la buena
noticia en este panorama sombrío es
que a pesar de todos estos retrocesos y tendencias autoritarias que estamos
viendo, en la región sigue habiendo una respuesta fuerte de un periodismo
independiente y de defensores de derechos humanos, incluso en países como Nicaragua y Venezuela, así como la
respuesta en Cuba, donde miles de
personas salieron a la calle en julio [de 2021] para poner freno a esos
excesos.
En algunos países donde existen instituciones democráticas, como Brasil, han sido los jueces quienes han puesto un freno a los arrebatos de Bolsonaro. Por ejemplo, el Tribunal Supremo de Justicia limitó los intentos del presidente por tirar por la borda los esfuerzos de gobernadores por mantener la distancia social durante la pandemia. Hemos visto diferentes esfuerzos que han intentado parar esos excesos de poder y abuso. Si bien la democracia definitivamente está en riesgo, esos esfuerzos son una buena noticia.
P. En
Cuba y en Colombia han usado la protesta para manifestarse justamente contra
los abusos de poder y la respuesta de los gobiernos ha sido la represión.
R. El hecho de que la gente salga a protestar tiene que
ver en mayor o menor medida con un intento de defender derechos y esto es una buena noticia que tiene que ver con
la cultura cívica que muestra que en
América Latina mucha gente todavía
piensa que la democracia
es el mejor vehículo que tenemos. En
Cuba, estamos ante una dictadura
donde hace décadas se limitan derechos fundamentales y era esperable que la
respuesta de un régimen como el cubano
fuera la represión, que se dio no solo en lo que vimos en julio del año pasado sino en lo que
estamos viendo ahora. Se han sometido a juicio
más de 200 personas, en muchos casos por el delito de
sedición, que en Cuba criminaliza el
hecho de “perturbar el orden
socialista”. Son juicios que se dan a puerta
cerrada, sin abogados defensores independientes, y pueden terminar con
hasta 25 años de condena. Estas son
penas absolutamente desproporcionadas que violan los derechos fundamentales.
En
Colombia, HRW documentó al menos 25 asesinatos a manos de la policía, detenciones arbitrarias, abusos físicos, incluyendo sexual. No se trató de casos aislados
sino de una falla estructural de las fuerzas de la policía colombiana, la única de la región que depende del
ministerio de Defensa, lo que ha
hecho difícil la rendición de cuentas
por estos abusos.
P. El presidente
Iván Duque prometió “tolerancia cero” a los abusos por parte de la policía,
pero apenas hay dos agentes removidos de sus cargos.
R. Hay fallas estructurales en la policía colombiana que todavía son una cuenta por resolver. Similar a lo de Colombia es lo que encontramos en Perú, después de las represiones de noviembre de 2020, y en Chile, después de las represiones de octubre de 2019, donde hay fallas estructurales de las fuerzas policiales que facilitan este tipo de respuesta ante protestas que fueron mayormente pacíficas.
P. Otra de
las crisis que afronta la región es la migración, ¿cuáles son los desafíos en
ese sentido?
R. Uno tiene que ver con la situación de los venezolanos. Hay más de seis millones que salieron de su país y
la gran mayoría está en América Latina.
Esto genera un enorme desafío para los países de acogida y para los venezolanos que se encuentran en esa
situación, que luchan para conseguir un estatus que les garantice acceder al
sistema de salud,
enviar a los niños
y niñas a las escuelas, poder reportar delitos de los cuales son
víctimas sin temor a ser deportados
y poder trabajar legalmente. En este
sentido ocurrió algo súper importante en Colombia
y fue la decisión de crear el Estatuto Temporal de
Protección para los casi dos millones de venezolanos y retornados que están en
ese país. La situación es diferente en otros lugares como en Chile, donde documentamos casos de
venezolanos que son deportados sin el debido proceso, o en Perú, donde hay un
clima de intolerancia hacia los migrantes.
P. Colombia es
el país que más venezolanos ha acogido, pero HRW decía en el informe que le faltaba
dar un paso más, ¿cuál?
R. Es muy angustiante ver que los caminantes todavía son
parte del paisaje de las rutas de Colombia.
Lo que nosotros estamos intentando impulsar es que se garantice el transporte
por autobús, que le permita a la gente no tener que someterse a los riesgos del
traslado a pie. Esperamos que Colombia
pueda dar un paso más en esa dirección.
P. Está también
la migración de centroamericanos y haitianos...
R. La gran mayoría de los migrantes que ingresan a
México por el sur son centroamericanos, tanto de países del triángulo del norte
como nicaragüenses. Hay más de 110.000
nicaragüenses que han salido desde que comenzó la crisis de 2018, pero
también venezolanos o cubanos que
cruzan por México. El Gobierno de Joe Biden tiene un discurso en materia
de derechos humanos diferente al del
Gobierno de Donald Trump; sin
embargo, las políticas
migratorias siguen siendo de enorme preocupación. En la frontera
se siguen aplicando políticas que
impiden a los migrantes presentar sus casos y además los obligan a esperar del
lado mexicano de la frontera, y en
esa espera es donde son víctimas de extorsión, de abuso por parte de las
autoridades, de violencia.
P. Este
año habrá elecciones presidenciales en Brasil y Colombia, ¿qué se juega América
Latina?
R. La mayor preocupación es en Brasil porque Bolsonaro ha sacado a la luz denuncias totalmente infundadas de fraude electoral poniendo en duda que vaya a aceptar los resultados si pierde. Eso preocupa porque sería seguir el libreto de Trump en Estados Unidos o de Keiko Fujimori en Perú, que pusieron en riesgo a las instituciones democráticas.
P. ¿Cómo está
Argentina en materia de derechos humanos?
R. Hay
problemas estructurales que incluyen
difíciles condiciones carcelarias,
abusos en las detenciones, violencia contra las mujeres, además de la política exterior errática en materia
de derechos
humanos que ha tenido el Gobierno,
que se ha abstenido o ha votado en contra en resoluciones en la OEA sobre la situación de Nicaragua o de Venezuela. Cuestionaron
la represión policial en Colombia,
pero no han hecho lo mismo con la de Cuba.
P. ¿Y Chile?
R. Uno de los grandes temas, como en Colombia, es la reforma policial, donde si bien hubo
avances, todavía es necesaria una reforma estructural
del sistema disciplinario interno de los carabineros para que tengan
independencia, es necesaria una reforma
profunda de los protocolos de uso de la fuerza.
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