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¿Cómo consiguen trabajos los
inmigrantes indocumentados? Como ya hemos comentado, los inmigrantes indocumentados se ven obligados a tomar puestos en
trabajos mal remunerados. Algunos se
ven obligados a tomar trabajos que no
ofrecen ninguna movilidad
socioeconómica, lo cual los pone a riesgo
de depender para siempre de un trabajo
de mucha labor y poco dinero. Otro método
con el que los inmigrantes
indocumentados obtienen trabajos es al usar
la identidad de otra persona. De
este modo, el número de seguro social son legítimos y son usados por otra persona diferente. En realidad, es relativamente fácil para obtener
un trabajo siendo indocumentado. Esto nos
lleva a enfocarnos en otros problemas: ¿cuáles
son los lugares de trabajo que contratan inmigrantes indocumentados? Es
bastante fácil de determinar qué sectores
contratan gran número de extranjeros.
Como
ya hemos visto, las compañías de construcción de todo tipo, jardinería, trabajo de campo, hoteles, carnicerías y restaurantes son por lo
general grandes
empleadores de extranjeros ilegales.
El
formulario I-9 y los trabajos para los inmigrantes indocumentados
El formulario I-9 o la Verificación de
Elegibilidad de Empleo, impide a los empleadores contratar a extranjeros
indocumentados.
Esto significa que los
inmigrantes indocumentados trabajan en:
Compañías que no les importa cumplir con
el I-9
Compañías que saben que los documentos
son falsos, pero nos les importa
Compañías que no saben que los
documentos son falsos
Aunque no existe cifra oficial de la
cantidad de inmigrantes que trabajan con papeles falsos, el gobierno de Estados Unidos ha incrementado
la presión para que las compañías
verifiquen la elegibilidad de todo
aplicante usando un programa como E-verify.
E-verify es un programa federal
que, en lugar de simplificar el proceso de encontrar un empleo, alarga
el tiempo de espera mediante un proceso burocrático. Esta es una de las
razones por la que algunos empleadores no les gusta este programa.
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MIGRANTES,
EL VALOR DE LOS DESCARTABLES.
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Los
migrantes al llegar a su destino, realizan un trabajo que adquiere un enorme
valor. Para los empleadores representan una mano de obra barata, que acepta
trabajos rechazados por los trabajadores documentados. El no cubrirles sus
derechos laborales es una de las bases de la competitividad de ciertos sectores
de la economía.
Víctor M. Quintana S. 28/01/2022|
Opinión.
Fuente ALAI domingo 30 de enero del
2022.
Un día sí y otro también las personas
migrantes pierden la vida o desaparecen en circunstancias como las del tráiler de la muerte en
que fallecieron 56 de ellas en Chiapas, o como los 15 migrantes, desaparecidos
en el desierto de Chihuahua. Son parte de esa realidad mundial que el Papa
Francisco llama los descartables.
Se trata de grupos, de masas enteras que
el capitalismo y/o los gobiernos de sus países de origen consideran como prescindibles, que ya ni se integran el famoso “ejército industrial de reserva”, que torna más rentable la economía capitalista; ni son masas de maniobra o bases de apoyo del
sistema político y, ni siquiera son
considerados como posibles reclutas
de esa otra forma de capitalismo: el
delincuencial.
Son personas que
toman la decisión de emigrar, muchas
veces obligadas por la disyuntiva: la muerte o la salida. Pero, el sólo
hecho de decidir emigrar, hace que
quienes eran descartados
por todos los sistemas, incluso el criminal, de pronto sean considerados
como generadores de valor para otros,
en primer lugar, para los cárteles de tráfico de migrantes, trata de personas.
Comienza así, a generarse un impresionante excedente económico, que proviene de los ahorros de los más pobres, de los sacrificios de años, para tener con qué migrar a la que consideren la tierra prometida. Con él se paga a los “polleros”, a los falsificadores de documentos, a los transportistas clandestinos- como el del trágico tráiler- a los propietarios de las casas de seguridad, a quienes arriendan míseros espacios a precio de oro y a quienes ofrecen un mínimo de alimentos y bebidas. Es todo un sector de la economía criminal, conformado por nodos, redes, flujos de dinero y de personas, todo tratado como cosas, apretadas en los contenedores de los tráileres. Si en la fábrica la fuerza de trabajo se reduce a la condición de mercancía: aquí la persona migrante, con sus dolores, horrores, ilusiones y nostalgias es también reducida a la misma condición.
Esta economía informal criminal no es paralela a la economía legal formal, ni a las instituciones, por más que se quiera ocultarlo. Interactúa con ellas de forma continua: corrompe agentes de policía y de migración; utiliza redes de transporte; emplea las instituciones bancarias y las tiendas de conveniencia para sus manejos monetarios, etc. Un buen trabajo de inteligencia que siga los flujos del dinero y de la logística puede develar todo el entramado delictivo que la soporta y revelar a sus beneficiarios y cómplices en todas las esferas.
Cuando,
tras muchas dificultades, los migrantes logran llegar a su destino, su trabajo adquiere un enorme valor. En primer lugar, para los empleadores en los Estados
Unidos, pues representan una mano de
obra barata, muy diligente,
disciplinada, muy productiva,
que acepta trabajos rechazados por
los trabajadores documentados. El no
cubrirles sus derechos laborales es
una de las bases de la competitividad
de ciertos sectores de la economía norteamericana, sobre todo en
la agroindustria.
En segundo lugar, el
trabajo de estos descartables, cuyos
derechos no son cumplidos en la mayoría de los casos, representa una enorme contribución
a las economías de sus países de origen en lo macro, y al bienestar de sus
familias y de sus comunidades en
lo micro.
En México, lo acaba de reconocer el presidente López Obrador, “nuestros héroes” no se hicieron un lado en tiempos de pandemia, por el contrario, incrementaron sus remesas. Así, informó, el presidente, se estima que el 2021 la cifra de remesas de mexicanos en el exterior llegó a 51 mil 634 millones de dólares, un 27% más que en 2020, la cifra más alta de que se tenga registro. Equivale a un billón 200 mil pesos, casi el triple de los programas sociales del Gobierno Federal. Benefician a 10 millones de familias de escasos recursos. En este sentido, son el gran programa social hecho por trabajo del pueblo para el bienestar del pueblo.
Migración ilegal y remesas hacia América Latina y el Caribe.
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A nivel planetario, los migrantes, los descartables, pesan muy fuerte en
la economía de varios países. A
pesar de que se preveía que, por la pandemia,
los flujos de remesas se reducirían en 2020, el Banco Mundial tuvo que ajustar sus cifras. De un 20% que calculaba se reducirían se ajustó a un 7.2% y luego a sólo un 1.6%, para llegar a 540 mil
millones de dólares. Aun así, superaron
la suma de las inversiones
extranjeras directas, y la ayuda al
desarrollo en el extranjero. Los cinco principales países receptores son: la India,
China, México, Filipinas y Egipto. Según el Migration Data
Portal.Org
Esta perversa dialéctica
exclusión-inclusión que el sistema
capitalista (criminal y no tan criminal) ejerce sobre las personas migrantes, es lo que posibilita lucrar con ellos, con el sufrimiento de sus familias, y facilita la reproducción de la injusticia y el lucro hechos sistema. Solo reconociendo la Ciudadanía Universal de
las y los migrantes,
como dicen la Iglesia Latinoamericana, se harán efectivos todos sus derechos en todas partes y se reconocerá su aporte. Si esto lo permitiría el capitalismo global, está por verse.
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