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“La reunión de Eurolat no es
las única donde se lanzó en declaraciones eurocéntricas y neocolonialistas. El pasado octubre calificó a Europa de «jardín» y al resto del mundo de «jungla». «La selva tiene una gran capacidad de crecimiento
y el muro nunca será lo suficientemente alto para proteger el jardín», había
dicho, provocando la repulsa de la comunidad internacional.
“Reivindicar el genocidio
como ideología del nuevo mundo otorga a Borrell la Palma de Oro a la idiotez
política y el Oscar a la arrogancia. Presentarse 530 años después reivindicando
el mayor expolio y genocidio de la historia ante los herederos de pueblos y
tierras que fueron sus víctimas, confirma también la falta de prudencia de un
hombre que desde 1975 ha sido ministro de todo y líder
de nada. Y indica cómo la nostalgia del franquismo ha abrazado también
la del colonialismo y que son transversales a las fuerzas políticas españolas y
ya no exclusivas de VOX. A fuerza de sentir nostalgia por el siglo XV, Borrell
acaba creyendo que Europa sigue siendo una
potencia colonial cuando, en cambio, ha quedado reducida a un protectorado
estadounidense. Una conversión completa que ha llevado
a los colonizadores a ser colonizados.
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BORRELL,
LA SOBERBIA DE LA DECADENCIA.
(Alto
Representante de la Unión Europea)
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Por Fabrizio Casari | 08/12/2022 | América Latina y Caribe
Fuentes Rebelión jueves 8 de diciembre
del 2022.
Desde hace varios años, los europeos
observan con perplejidad en algunos casos, e indiferencia en la mayoría, los
descalabros de José Borrell.
El político catalán es «Alto Representante de la Unión Europea para la Política
Exterior y de Seguridad»: pomposidad terminológica
fuera de lugar y desfasada con la
que se define el papel del representante
de una política exterior unitaria que no existe y de una seguridad que nunca ha existido.
En la reunión de Eurolat, un organismo
multilateral de 150 parlamentarios de Europa y América Latina, el Sr. Borrell reivindicó abiertamente la colonización y
la conquista. Según el Sr. PESC, el
mundo está viviendo una «tormenta perfecta» que,
en su opinión, requiere una recalibración
de la «brújula estratégica con plena conciencia histórica». En esta
tormenta, según Borrell,
«no necesitamos los mapas y
las rutas del pasado; como los conquistadores, debemos inventar un mundo
nuevo».
La reunión de Eurolat no es las única
donde se lanzó en declaraciones eurocéntricas y neocolonialistas. El
pasado octubre calificó a Europa de «jardín» y
al resto del mundo de «jungla».
«La selva tiene una gran
capacidad de crecimiento y el muro nunca será lo suficientemente alto para
proteger el jardín», había dicho, provocando la repulsa de la comunidad
internacional.
Reivindicar el genocidio
como ideología del nuevo
mundo otorga a Borrell la Palma de
Oro a la idiotez política y el Oscar
a la arrogancia. Presentarse 530 años después reivindicando el mayor
expolio y genocidio de la historia
ante los herederos de pueblos y tierras que fueron sus víctimas,
confirma también la falta de prudencia
de un hombre que desde 1975 ha sido ministro
de todo y líder
de nada. Y indica cómo la nostalgia
del franquismo ha abrazado también la del colonialismo y que son transversales
a las fuerzas políticas españolas
y ya no exclusivas de VOX.
A fuerza de sentir nostalgia por el
siglo XV, Borrell acaba creyendo que Europa sigue siendo una potencia colonial cuando, en cambio, ha quedado reducida a un
protectorado estadounidense. Una conversión completa que ha llevado a los colonizadores a ser colonizados.
¿Qué quiere la UE?
No está claro por qué América Latina y
la UE serían «mutuamente necesarias», dado el insignificante
volumen de los intercambios
económicos y la nulidad política
de la relación. Las relaciones
comerciales entre la UE y América Latina se
filtran a través del MERCOSUR, que la UE utiliza para impedir o al
menos limitar la presencia de potencias
comerciales mundiales que pueden alterar las estrategias comerciales latinoamericanas ya desde ahora, pero sobre todo en perspectiva.
Las políticas europeas
hacia la región siempre han seguido
un camino preciso que refleja una ambigüedad recurrente de la UE. Por un lado, tratando ampliar su presencia comercial, garantizando el acceso a nuevos mercados globales; por otro, la protección del mercado interior europeo. Globalista cuando vende y proteccionista cuando compra. Un doble rasero que no funcionó en el plano comercial y al que se sumó el intento (fallido) europeo de
ampliar las relaciones con acuerdos
que incluyeran cooperación política o
integración regional.
Expresa en forma contundente el Canciller de la República de Nicaragua el 26 de setiembre del2022.
***
Las buenas intenciones son
la manta de los intereses que no rinden
cuentas, y la UE no tiene tiempo que perder:
desde octubre de 2021, su balanza
comercial ha vuelto a ser negativa,
después de más de 10 años consecutivos
de importantes superávits. Esto por
el impacto negativo de las sanciones contra Moscú y
las distorsiones que la guerra ruso-ucraniana está teniendo en
el comercio internacional.
Europa busca ahora mercados
donde comprar
energía y redistribuir las exportaciones dadas las sanciones contra Rusia,
de la cual era primer socio comercial.
Después de haber perdido los recursos
rusos y luego de haber sido
suplantada por Rusia y China
en África, resulta que América Latina es el lugar donde
encontrar todo lo que Europa necesita. Pero a la inversa, América Latina no sufre el escaso peso
de Europa en sus mercados: el de la UE es sólo
uno de los varios a los que el continente
puede dirigir su comercio.
China mueve otras piezas: ha
adoptado una estrategia de promoción
de programas de ayuda e inversión
basados en asociaciones y acuerdos
de libre
comercio. Ya 20 gobiernos
latinoamericanos se han sumado a la Iniciativa de la
Franja y la Ruta (BRI) lanzada por Xi Jinping en octubre de 2013, y es probable que
muchos más lo hagan en los próximos
años.
Hoy en día,
Europa es la parte menos importante del planeta,
porque con una fuerza financiera todavía
sostenida, pero en rápido declive, no posee ni unidad política ni militar.
Borrell se cubre de ridículo cuando piensa que está trazando la línea de los conquistadores
4.0, porque Europa
no está en condiciones de blandir, aconsejar, advertir o amenazar,
determinar o incluso influir en las opciones
de ningún país del mundo. Al mismo tiempo, no está en condiciones de avanzar hacia ninguno de los retos que en el plano comercial, estratégico y tecnológico
miran al 2050 y no al 1900.
Loros a la derecha
Las posiciones de Borrell encuentran eco en la derecha latinoamericana, que trata de superar las dinámicas nacionales para darse una dimensión continental jugando a ser segundona de Estados Unidos y España. Más que una voluntad política unida, esta alianza del latifundio parasitario latinoamericano con la extrema derecha, con su sub-cultura malinchista y su carácter golpista, demuestra el temor que tienen los Estados Unidos ante la nueva temporada en el continente. No importa que no haya el mismo contexto histórico y que algunas dinámicas sean muy diferentes, así como los protagonistas: el temor es que se regenere, aunque sea en parte, el mecanismo virtuoso de la Década de 2000 de indiferencia al Washington Consensus.
Algunos elementos parecen justificarlo:
los resultados de las políticas
socioeconómicas de Nicaragua, la recuperación
de Venezuela,
que también traerá consigo una mayor estabilidad económica para Cuba, proponen una centralidad del eje socialista latinoamericano que demuestra poder construir su horizonte indiferente
a las sanciones estadounidenses y
europeas. La afirmación de los modelos socioeconómicos y la integración política se muestra capaz de asumir el reto positivo que el
bloque socialista
latinoamericano plantea a los gobiernos de
centro-izquierda del continente. La derecha internacional tiene razón al preocuparse: si el continente donde todo abunda
encontrara un camino de unidad y
solidaridad, pasaría a ser imposible
condicionar su desarrollo como en el
pasado.
Aún más patéticas son las declaraciones
del señor Pesc hacia Nicaragua y Cuba, a
las que el cree poder dispensar indultos
a cambio de penitencias. Ni un momento
de autocrítica por haber convertido
a la UE en apoyo político de las operaciones
de cambio de régimen de Estados Unidos
en todo el mundo y por haber abrazado
las sanciones USA a
los gobiernos socialistas de América
Latina. Hace falta preguntar: si en
Nicaragua, como en Cuba y Venezuela,
la agresión estadounidense no ha triunfado,
¿cómo puede triunfar la agresión
europea? Si acaso, es Nicaragua la
que ofrece lecciones a Bruselas, indicando cómo sus oficinas diplomáticas no pueden prestarse a un papel activo en la organización de la oposición
golpista. La UE como tal y cualquiera de
sus miembros.
La arrogancia
siempre ha caracterizado las intervenciones de Borrell.
Pero el hecho de que en esta ocasión
ningún gobierno latinoamericano
haya sentido la necesidad de criticar la
intervención de Borrell no debe confundirse con discreción o reverencia,
sino todo lo contrario. Certifica
cómo a ninguna cancillería le
importa lo más mínimo lo que diga o haga
José Borrell, porque la nada no tiene entorno, ni contornos, ni consecuencias.
A veces los personajes se vuelven simbióticos con sus misiones. El caso de Borrell es uno de ellos: un político decadente y sin ningún peso actúa como portavoz de un continente decadente sin ningún papel.
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