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“Finalmente, la inseguridad
ciudadana es
un tema que aqueja a las familias trabajadoras de
los barrios (donde se refleja el desempleo),
porque la descomposición de la institución estatal y de las relaciones sociales dominantes afecta más a la población trabajadora pobre de distritos como SJL, SMP, Comas, Ancón, VMT, VES, etc. que es la que,
por lo general, sufre los homicidios, tráfico de
drogas, extorsiones, robos y todo tipo de violencias
físicas y mentales. También es la que más sufre un sistema represivo
completamente clasista, que tiene como
fundamento el disciplinamiento social de la clase trabajadora y en particular
de su juventud, como se ve en las
características que adquiere la población carcelaria de
todo el país: jóvenes, varones y pobres”.
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PERÚ. Inseguridad
ciudadana:
el pez se pudre por la cabeza.
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Por César Zelada | 02/09/2023 | América
Latina y Caribe
Fuentes:
Rebelión sábado 2 de
septiembre del 2023.
La plutocracia que controla el poder
político denuncia hipócritamente la inseguridad
ciudadana. La gran prensa afín a ésta se
escandaliza y manipula morbosamente a la
población.
El poder coercitivo (PNP), les tira la pelota a
los fiscales (señalando que, de 100,000 delincuentes detenidos al año, estos liberan a
95,000 – radio Exitosa, 18/04-); y se victimiza
al denunciar que hay un déficit de 40,000 policías. Los inquilinos de Palacio de Gobierno, proponen copiar el Plan Bukele y un Proyecto de Ley
(PL), para crear la policía de orden y seguridad
(POS). Los políticos,
apoyados por mafias en la campaña electoral,
demandan declarar en emergencia Lima Norte.
Las estadísticas sobre la delincuencia
Según las estadísticas
oficiales (20/03/22), en nuestro país, 1
de cada 4 peruanos ha sido víctima de la delincuencia. Así las cosas, en el 2022, hubo 570 víctimas de
delincuentes cada hora
y 2,350 al día.
“Durante el 2021 hubo 94.789 actos
delincuenciales, según el informe anual del Sistema de Denuncias
Policiales (Sidpol). Además, los datos
señalan que los delitos denunciados aumentaron en 18%
(14.869) en relación al año anterior donde se registraron 79.920 actos delictivos”,
(Infobae, 22/03/22).
Conforme al especialista en seguridad
ciudadana de IDL, Aldo Pecho, en el 2023 se habría retornado a las cifras pre pandemia, pero con una organización criminal más sofisticada y
donde la intervención de delincuentes venezolanos en delitos comunes es
ínfimo (https://www.youtube.com/watch?v=ENYTTfmTId8;
RPP, febrero 2023), lo cual implicaría que toda la campaña contra
la migración venezolana tendría el mismo tufo que hace la plutocracia
argentina contra la migración peruana, dividir a los trabajadores explotados para seguir usufructuando del poder político y acumular
multimillonarias ganancias.
Los delitos más comunes
Por su lado, según el Instituto Penitenciario del Perú (INPE), los 10 delitos más comunes en el país son robo agravado (24,23%), violación
sexual de menor de edad (11,78%), tráfico ilícito de drogas (7,58%), tentativa de robo (5,85%), promoción al tráfico ilícito de drogas (5,26%), violación sexual (4,46%), tráfico
ilícito de drogas, en formas agravadas, (3,59%),
homicidio calificado (4,42%), actos contra el
pudor en menores de 14 años (2,95%) y hurto agravado (2,48%).
La política preventiva carcelaria ha fracasado.
A esta cuestión habría que agregar que
la política punitiva carcelaria y la respectiva rehabilitación del reo no ha dado resultados
positivos. Al respecto, el INPE, señala que,
“del 100% de cárceles, el 72% están
hacinadas. Es decir, 49 de las 68 cárceles habilitadas, albergan un número
significativo de internos mayor al que deberían tener… En el top de los penales
con más del triple de reclusos se encuentran el del Callao,
que con capacidad de 572 alberga a 3.450 reos (503,15%); el penal de Chanchamayo, destinado para 120 delincuentes,
concentra 651 (442,50%); el de Quillabamba, de
80 reos, reporta 428 presos (435%); el de Abancay
con 456 condenados, pese a tener capacidad para solo 90 personas (406,67%)”,
etc. (infobae, 20/07/23). Esta cuestión implica
que una mayor construcción de cárceles o leyes más duras no son la respuesta al
problema de la inseguridad.
Para la abogada Romy
Chang, directora de la Maestría en Derecho Penal de la PUCP,
“En muchos casos, el plazo
de prisión preventiva vence y la fiscalía no llega a presentar su caso. Los
plazos de prisión preventiva no deberían ser tan largos. Para algunos delitos,
esta puede llegar hasta a cuatro años”.
Y hay los que cumplen condenas de más de 10 años sin sentencia. Lo que no señala la abogada Romy Chang es que la justicia capitalista es ensaña contra los delincuentes pobres, pero no con los millonarios.
La delincuencia: El pez se pudre por la cabeza
¿Por qué sucede esto? Porque si uno analiza objetivamente podrá
concluir que, en la cuestión de la inseguridad
ciudadana, el pez se pudre por la cabeza.
Como señala la socióloga
Carla Deiana,
“…Es que el narcotráfico es un fenómeno internacional integrado
por corporaciones empresariales que funcionan en varios países, mezclando la
intervención de empresas legales e ilegales, unidas en un mismo proceso de
acumulación capitalista…”, (EDM, 2023).
Entonces, el narcotráfico
coadyuva a contrapesar la tendencia decreciente de la tasa
de ganancia y como otras economías ilegales
(sea trata de personas o tráfico de armas), es amparada por los Estados/nación, especialmente de los países imperiales, territorios donde, por lo general,
se destinan las fortunas acumuladas por las
organizaciones criminales, gracias a que estos países tienen una legislación
financiera más flexible para los negocios turbios.
Ejemplos al respecto hay varios: A nivel internacional, el affaire del banco Wells Fargo del 2008 (recibió más de $ 378 millones del narcotráfico a través de transferencias electrónicas) o el del banco hongkonés HSBC, que fue acusado por el Senado de EE.UU. por lavar $ 15 mil millones, entre 2006 y 2009, a través de sus filiales de México, Rusia, etc.; y a nivel nacional, el lavado de dinero que hizo Montesinos a través de bancos como el Wiesse, BCP (del grupo Romero), o el del Pacific Industrial Bank de Gran Caimán, que operaba en el edificio Los Inkas (San Isidro), propiedad de la empresa bursátil Peruval de Rafael López Aliaga y que algunos señalan sería la razón de su éxito financiero desde 1997 (Ojo Público, 25/03/21).
También está los emblemáticos casos como
el de Los Cuellos Blancos del Puerto del Callao (mafia
de políticos, jueces y fiscales), la mafia política de Chim
Pum Callao (donde también están inmersos policías), así como el de Hayduk en el cual Dionisio
Romero le pide apoyo a Montesinos para
que éste separe la situación ilegal/criminal (se
le había encontrado 353 kilos de droga camuflada en harina de pescado), de la
empresa naviera/pesquera que pertenecía a Eudocio
Martinez “Olluquito” (cliente del BCP que
debía $80 millones), y se introduzca a cuatro
administradores judiciales, para luego ser confiscada y absorbida por el propio
grupo Romero. El carácter capitalista de la delincuencia es lo que explica a la vez que las
sanciones para los banqueros que lavan dinero
del narcotráfico sean condescendientes. En julio del 2020, Ojo Público reveló
que, en casi dos décadas, la SBS impuso solo 15 multas y
dos amonestaciones contra diez bancos por
cometer infracciones graves, en su mayoría, de las normas antilavado (las 15
multas fueron por un monto total de US$530 mil contra
el BCP, BBVA, Scotiabank, Interbank y otras seis entidades).
Y para los que plantean una mayor
cantidad de policías para enfrentar la delincuencia habría
que recordarles que no es que solo sería una cuestión de algunas manzanas podridas en la PNP, sino que es la PNP
la que estaría podrida y pudre a los buenos elementos que ingresan a sus filas.
Algunos botones de muestra: El jefe de la PNP, Jorge
Angulo, reconoció la participación de policías
en una mafia de trata de personas y narcotráfico (https://www.youtube.com/watch?v=kdKT1I-1Ve8).
En el 2021,
131 policías fueron detenidos por involucrarse
en robo de droga a narcos. Según la
investigación de la periodista Doris Aguirre, el
“arranche” de cocaína
de mafias policiales a las redes del narcotráfico para revender la mercadería estaría en ascenso (LR, 20/12/21). Y si uno googlea podrá encontrar infinidad de casos donde la policía estaría involucrada en innumerables casos
delictivos.
Finalmente, la inseguridad
ciudadana es
un tema que aqueja a las familias trabajadoras de
los barrios (donde se refleja el desempleo),
porque la descomposición de la institución estatal y de las relaciones sociales dominantes afecta más a la población trabajadora pobre de distritos como SJL, SMP, Comas, Ancón, VMT, VES, etc. que es la que,
por lo general, sufre los homicidios, tráfico de
drogas, extorsiones, robos y todo tipo de violencias
físicas y mentales. También es la que más sufre un sistema represivo
completamente clasista, que tiene como
fundamento el disciplinamiento social de la clase trabajadora y en particular
de su juventud, como se ve en las
características que adquiere la población carcelaria de
todo el país: jóvenes, varones y pobres.
Es así también como se puede comprender
que mientras que para los pobres hay más mano
dura, para los ricos banqueros como los del grupo Romero o José Graña Miroquesada (dueño de Graña
y Montero y envuelto en la corrupción de Lavajato,
sigue como Pedro en su casa solo pagó una multa
irrisoria, pero su nueva empresa AENZA puede, en 2 años,
seguir contratando con el Estado), que juegan en pared con el narcotráfico y el sicariato, hay
guantes de seda.
César Zelada. Director
de la revista La Abeja obrera y dirigente de la Agrupación Vilcapaza.
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