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“Mientras
predican supuesta preocupación por el cambio climático, un denso silencio envuelve y
parcialmente invisibiliza diversos hechos, que
de ser difundidos con un coherente espíritu crítico resultarían
muy “incómodos” para los que operan con astucia para instalar nuevas agendas, que de hecho pero muy sutilmente
buscan crear las condiciones para que nos impongan
la globalización
salvaje a escala planetaria, la cual requiere un materialismo extremo y la destrucción de valores
éticos esenciales como el sincero patriotismo,
la valorización de la familia, la solidaridad y el amor
al bien común.
En
lo energético, bajo fortísimas presiones de todo tipo
(culturales, mediáticas, diplomáticas, financieras, de infiltración social
mediante miríadas de bien financiadas ONG y como recurso extremo
el gran garrote del poderío militar, con
previas acciones de guerras
híbridas), buscan llevarnos a un muy negativo cuadro de pobreza energética, hacia
el cual nos inducen con un doble accionar paralelo: pobreza energética por los altos costos de las mal llamadas “energías limpias” y pobreza
energética por los muy serios problemas técnicos
que causarían las energías eólica y solar
si se masificaran, a consecuencia de sus intermitencias y otras problemáticas consecuencias de las mismas.
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EL
CAMBIO CLIMÁTICO, EL PROTECCIONISMO Y EL DOBLE DISCURSO DE LA UNIÓN EUROPEA.
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Por Carlos Andrés Ortiz | 20/09/2023 | Ecología social
Fuente Rebelión miércoles 20 de
septiembre del 2023.
Fuentes: Rebelión
El
doble discurso o “haz lo que yo digo, pero
no lo que hago”, es la recurrente metodología de acción del colonialismo y ahora se repite -reforzado- en el
accionar neocolonialista, en particular de sus
tres actores principales: EEUU, Reino Unido y Francia, con
los apoyos casi monocordes de la Unión Europea y otros.
Como en el
marco de sus contradicciones internas, sus
debilidades energéticas estructurales y la casi
explícita subordinación a las “recomendaciones” de
su “aliado” (¿jefe?) extracontinental, la Unión Europea ve cada vez más difícil competir con la
muy activa y creciente industria china; y por
eso los voceros europeos claman por implementar
activas medidas político-económicas de proteccionismo, enfatizando que “Europa debe defender sus industrias”.
Notable
contradicción propia del colonialismo,
el doble discurso. Predican “libertad de mercado” y
“comercio sin barreras proteccionistas”, pero
-como lo hicieron siempre-, protegen sus mercados internos cuando se sienten vulnerables ante
producciones contra las cuales no pueden competir. Mientras
se muestran celosos defensores de sus industrias
ante la fuerte competencia china, pretenden que
nosotros -los iberoamericanos- (latinoamericanos)
abramos “alegremente” nuestras aduanas mediante tratados de “libre comercio”, con lo cual planifican arrasar
nuestras valiosas e importantes industrias a las
que quieren reemplazar por productos “made in Europa”.
Para
concretar esos objetivos de previsibles desastrosas consecuencias
para nosotros, que ya padecimos en precedentes gobiernos
neoliberales con sus secuelas de cierres de ramas enteras industriales -con los
deterioros estratégicos que eso implicaría- y con la desocupación
masiva y la miseria generalizada que
provocaría nuestra involución forzada a una economía
primaria, pastoril y marcada por el subdesarrollo
crónico; para esos agresivos fines realizan presiones de todo tipo y cuentan con legiones de cipayos que
operan al servicio extranjero en contra de los intereses
nacionales y los de nuestra región.
Algo
similar, casi calcado, ocurre con las forzadas “aceptaciones” al como
sea, de las llamadas “energías renovables” a las
que nos presionan en el marco del Acuerdo de París, la Agenda 2030 y otros
instrumentos similares, con dispositivos políticos y diplomáticos que instalan
como “obligatorios” para el mundo subdesarrollado,
pero no de forzado cumplimiento para las naciones fuertemente desarrolladas
e industrializadas. Y para obligarnos a esas “aceptaciones” juegan la carta del cambio climático y los indicadores de polución global.
Pero en ese
contexto de “responsabilidad de disminuir la polución”,
apenas se menciona marginalmente que los principales contaminadores
son -por lejos- las grandes potencias industriales,
mientras que el mundo subdesarrollado “apenas mueve la aguja”
de los indicadores globales
de polución.
Tampoco mencionan -¡jamás!- que la peor de las contaminaciones es la provocada
por la miseria extrema, como se ve en nuestras villas miseria y otros focos de pobreza extrema de nuestros países, por no mencionar el doloroso y caótico ejemplo de miseria y contaminación
que nos muestra Haití.
¡Pero de eso no se habla, en los abundantes y bien provistos medios de comunicación al servicio del Bloque Atlantista, sus
aliados y sus promotores que tras bambalinas mueven los hilos de las
decisiones!
Es evidente que “el gran cuco” del cambio climático se presenta en modo exacerbado para imponernos -principalmente a Iberoamérica y África- la agenda energética “renovable”, mientras que los principales contaminadores buscan la eficiencia energética en concreto, con los imperativos de menores costos operativos y mayores rendimientos energéticos, sin privarse de consumir hidrocarburos, energía nuclear y energía hidroeléctrica, esta última donde aún quedan capacidades potenciales ociosas (léase, en castizo simple, donde quedan potencialidades hidroeléctricas sin aprovechar).
Mientras
predican supuesta preocupación por el cambio climático,
un denso silencio envuelve y parcialmente invisibiliza
diversos hechos, que de ser difundidos con un coherente espíritu crítico resultarían muy “incómodos” para
los que operan con astucia para instalar nuevas agendas,
que de hecho pero muy sutilmente buscan crear las condiciones
para que nos impongan la globalización salvaje a escala planetaria, la cual requiere un materialismo extremo y la destrucción de valores éticos esenciales como el sincero patriotismo, la valorización de la familia, la
solidaridad y el amor al bien común.
En
lo energético, bajo fortísimas presiones de todo tipo
(culturales, mediáticas, diplomáticas, financieras, de infiltración social
mediante miríadas de bien financiadas ONG y como recurso extremo
el gran garrote del poderío militar, con
previas acciones de guerras
híbridas), buscan llevarnos a un muy negativo cuadro de pobreza energética, hacia
el cual nos inducen con un doble accionar paralelo: pobreza energética por los altos costos de las mal llamadas “energías limpias” y pobreza
energética por los muy serios problemas técnicos
que causarían las energías eólica y solar
si se masificaran, a consecuencia de sus intermitencias y otras problemáticas consecuencias de las mismas.
Paralelamente, y dentro
del mismo combo de presiones, los atlantistas
operan ya en forma directa y descubierta para
impedir nuestros desarrollos de las muy limpias y económicas energías hidroeléctrica y
nuclear, y ahora que disponemos en enormes volúmenes de hidrocarburos no convencionales, como también los convencionales en tierra y en el Mar Argentino, que están a punto de constituirse en otro puntal muy destacado para nuestro desarrollo, apelan a las ONG
del ecologismo
cavernario (con agendas dictadas desde el núcleo del atlantismo), para demonizarlas y obstaculizar la plena utilización para
nuestro desarrollo.
Y como es una
constante en los procesos de colonización cultural,
ocultan bajo cataratas de otros temas a aquellos
que a los centros del poder les puedan resultar “incómodos”.
Dentro de éstos se destaca el rotundo fracaso en
Europa de las energías
eólica y solar, presentadas como “grandes
soluciones” para reemplazar a las energías nuclear y termoeléctrica, debido
eso a sus intermitencias que las convierten en técnicamente inútiles para
operar como energías de base.
Ese
hecho, más las presiones de las potencias
anglosajonas en el contexto energético de la Unión Europea para impedir las masivas utilizaciones del económico y técnicamente fiable gas ruso, empujaron al mosaico de naciones comunitarias
a los muy serios problemas
energéticos que hoy soportan,
los que operan como “el empastador” que frenó o
complicó el desarrollo y la estabilidad económica que aqueja al bloque europeo.
Esa
crisis económica la UE nos la quiere “endosar” por medio del nocivo tratado de libre comercio.
Carlos
Andrés Ortiz. Analista de temas económicos y geopolíticos
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