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“Europa, el continente que más rápido se
calienta. Mientras
las afectaciones en la salud se
multiplican, las emisiones en Europa procedentes
de la quema de
combustibles fósiles
alcanzaron las 5,4 toneladas de dióxido de
carbono (CO2) por persona en 2021, seis veces las de África y casi tres las que se dan
en América Central y del Sur. Los investigadores
recuerdan que 29 de los 53
países del continente europeo siguen
concediendo subvenciones netas a los combustibles fósiles, aumentando los niveles de emisiones nocivas para la salud, y que el uso del carbón supuso en 2021 un 13%
del suministro total de energía en Europa,
frente al 12% un año antes. El ritmo al que los países
europeos avanzan hacia unas emisiones cero netas sigue siendo “lamentablemente inadecuado” y, con la trayectoria
actual, el logro de la neutralidad de carbono solo se alcanzará en 2100. De hecho, Europa es el continente
que más rápidamente se está calentando debido al efecto invernadero de los
gases emitidos por
los humanos. En concreto, el doble que la media planetaria debido a diversos
factores como “la porción de tierra que cae en
el Ártico (la zona del planeta con más
recalentamiento) o los cambios en la circulación
atmosférica, que favorecen que haya más olas de calor”. Además, la propia crisis climática demanda recursos que socavan más el medio ambiente, como el uso del aire acondicionado.
Estos aparatos refrigeraron el 16% de los hogares
europeos en 2021 y emitieron aproximadamente el
mismo dióxido de carbono
que toda Bulgaria.
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Fuentes: El diario [Imagen: detalle de la sombra de un almendro sobre el suelo reseco de un campo en la Comunitat Valenciana. Morell / Efe]
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EUROPA
YA SUFRE DIFICULTADES EN EL ACCESO A ALIMENTOS POR LAS OLAS DE CALOR Y LA
SEQUÍA.
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Por Sofía Pérez Mendoza | 14/05/2024 | Ecología social.
Fuentes. Revista
Rebelión, martes 14 de mayo del 2024.
El informe ‘Lancet Countdown’ advierte de que los gobiernos no están protegiendo
a la población de los efectos de la crisis
climática sobre la salud por su “acción tardía”; el resultado son 60.000 muertes atribuibles al calor en 2022, enfermedades infecciosas y más inseguridad alimentaria,
sobre todo en el sur
El
cambio climático ya está causando “estragos
en la vida y la salud de las personas en toda Europa”. No se trata de un
escenario lejano, sino de una realidad actual que “está aquí y mata”, advierte el último informe Lancet
Countdown, elaborado con la colaboración de 70 expertos de 42 instituciones lideradas por el Centro de
Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS). Crecen
las muertes
atribuibles al calor, las enfermedades
infecciosas emergentes y la inseguridad en el
acceso a la alimentos y agua,
concluye el estudio, centrado por segundo año consecutivo en analizar el daño
que inflige la crisis climática sobre la salud.
“Nuestro informe aporta pruebas sobre el alarmante aumento de los
impactos sanitarios relacionados con el clima en toda Europa.
Ha llegado el momento de tomar medidas sin precedentes para limitar estos
efectos negativos sobre la salud en Europa y en
todo el mundo”, afirma la directora del informe, Rachel Lowe, profesora de
investigación del ICREA (Institución Catalana de
Investigación y Estudios Avanzados) y líder del grupo Global Health
Resilience en el BSC-CNS.
Sobre
el papel se expone lo que los investigadores han llamado los
“costes de la acción tardía” de los gobiernos, a
los que se vuelve a advertir de que no están “protegiendo” a los ciudadanos contra los devastadores efectos ni
acelerando las políticas necesarias para reducir
emisiones. “La salud está
a merced de los combustibles fósiles”, insisten los científicos.
Las
olas de calor y las sequías ya
están afectando al acceso de la población a los
alimentos, confirman los investigadores, que han cruzado por primera vez
los datos que ya existen de la Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con la frecuencia de estos eventos climatológicos
adversos en 37 países.
Según las
encuestas de la FAO, un 16,3%
de la población europea asegura que solo come algunos tipos de comida,
el 14,4% reportó que no
podía alimentarse de manera saludable y
un 10,6% certificó que comía menos de lo que debería. De los 60 millones de personas que tuvieron moderados o
severos problemas de inseguridad alimentaria,
casi 12 se atribuyen a las elevadas temperaturas y a los meses de sequía.
“Un mayor número de días de ola de
calor se asoció con 1,12 puntos
porcentuales más de falta de alimentos mientras
que la creciente frecuencia de las sequías hizo que la inseguridad alimentaria
fuera 0,47 puntos más alta, en comparación con
el promedio del periodo de 1981
a 2010”, con más riesgo entre las personas de
bajos ingresos.
En
2020, el precio medio en España del aceite de oliva en origen era de 1,90 euros el kilo; a principios de 2024, con cosechas reducidas por el calor y la sequía, rozó los nueve euros. Pese a las numerosas evidencias de que el
cambio climático exacerba las desigualdades ya existentes en salud, el informe muestra que no se considera esta importante
intersección ni en la investigación ni en las políticas
ni en los medios.
Más mortalidad por calor entre mujeres
Se
calcula que unas 60.000 muertes prematuras en 2022 se relacionaron con las altas temperaturas. Hasta ahora, este crecimiento
había compensado la reducción de fallecimientos relacionados
con el frío, pero, al ser cada vez mayor, el
número total de muertes
por temperaturas
extremas sigue aumentando. Los fallecimientos se incrementan en 771 de
las 823 regiones estudiadas: se calcula que se
produjeron 50,8 fallecimientos por cada 100.000 habitantes entre 2003 y 2021, pero en el periodo de 2013 a 2022 la tasa creció hasta los 68. Esta cifra, además, es casi el doble en mujeres (88,4) que en hombres (55,9).
La
vulnerabilidad al calor ha crecido
un 9% en Europa desde 1990
(del 37,9% al 41,2%), con el sur del continente como el mayor afectado (11%). Los días de temperaturas
extremas –olas de calor– aumentaron
un 41% entre la década de 2000 a 2009 y la que
va de 2012 a 2021, con un crecimiento de más de
10 días en el centro y sur de España, recoge el
informe, que revela cómo los efectos de la crisis
climática “tienden a distribuirse de manera desigual”,
ensanchando las brechas
socioeconómicas. Dentro de Europa, la zona más afectada
“por las enfermedades relacionadas con el calor, los incendios, la inseguridad alimentaria, la sequía y la leishmaniasis” (una enfermedad parasitaria) es el sur.
Transeúntes
fotografían un termómetro en Sevilla que marca 50 grados Eduardo Briones /
Europa Press
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El
informe pone el foco en el cambio
climático como un “problema de justicia social y
medioambiental” que, por tanto, afecta especialmente “a las comunidades más desfavorecidas”, explica la
doctora Kim Van Daalen, autora principal del
estudio.
“Al mismo tiempo, los países europeos también deslocalizan los
impactos de nuestro consumo en la salud en otras
partes del mundo, donde sufren contaminación atmosférica
y emisiones de gases
de efecto invernadero como consecuencia de los bienes y servicios que consume Europa”, asegura la investigadora.
Menos ejercicio físico
Un daño
colateral de las altas temperaturas es el aumento de horas del día a las que es
peligroso hacer ejercicio físico (más allá de las cuatro centrales y tradicionalmente más cálidas). La
media ha aumentado entre un 100% y un 382%, según la zona de Europa,
respecto a los años noventa. Esto, recuerdan los expertos, tiene graves
consecuencias para la salud porque limita la actividad deportiva, esencial para una vida sana, y
expone a quienes la practican a un mayor riesgo de dolencias atribuibles al calor, como la insolación y el agotamiento.
Un
16,3% de la población europea asegura que solo come algunos tipos
de comida, el 14,4% reportó que no podía alimentarse de manera saludable
y un 10,6%
certificó que comía menos
de lo que debería
La sequía es otro indicador que preocupa
a los investigadores: los episodios graves en
verano han crecido un 60% y los extremos escalan
un 48% en Europa
Occidental al comparar la década de los años 2000 con la que se inició a partir de 2010. Más del 50% del sur europeo
está afectado por la escasez de agua, con especial mención a la península ibérica. El estudio subraya, no obstante, que,
pese a que se han dado más cantidad de situaciones
extremas, la falta
de agua no es mayor.
“Puede deberse a que las regiones están más familiarizadas con la sequía y han mejorado la resiliencia”, explican. En el norte, sin embargo, se han reducido los episodios.
Terreno
cuarteado por la sequía en un campo arcilloso de la provincia de
Córdoba. J. M. Ayala
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Europa, el continente que más rápido se
calienta
Mientras
las afectaciones en la salud se
multiplican, las emisiones en Europa procedentes
de la quema de
combustibles fósiles
alcanzaron las 5,4 toneladas de dióxido de
carbono (CO2) por persona en 2021, seis veces las de África y casi tres las que se dan
en América Central y del Sur. Los investigadores
recuerdan que 29 de los 53
países del continente europeo siguen
concediendo subvenciones netas a los combustibles fósiles, aumentando los niveles de emisiones nocivas para la salud, y que el uso del carbón supuso en 2021 un 13%
del suministro total de energía en Europa,
frente al 12% un año antes.
El
ritmo al que los países europeos avanzan hacia
unas emisiones cero netas sigue siendo “lamentablemente
inadecuado” y, con la trayectoria actual, el logro de la neutralidad de carbono solo se alcanzará
en 2100. De
hecho, Europa es el continente
que más rápidamente se está calentando debido al efecto invernadero de los
gases emitidos por
los humanos. En concreto, el doble que la media planetaria debido a diversos
factores como
“la porción de tierra que cae en el Ártico
(la zona del planeta con más recalentamiento) o los cambios en la circulación
atmosférica, que favorecen que haya más olas de calor”.
Además, la propia crisis climática demanda recursos que socavan más el medio ambiente, como el uso del aire acondicionado. Estos aparatos refrigeraron el 16% de los hogares europeos en 2021 y emitieron aproximadamente el mismo dióxido de carbono que toda Bulgaria.
Hay
una buena noticia en el maremágnum de
datos preocupantes: entre 2005 y 2020 las muertes asociadas a la contaminación del aire –las causadas por
las partículas PM2,5– se redujeron un 59%,
aunque el estudio imputa una parte de esta caída a las tecnologías para el
control de la polución.
“Disminuyeron la contaminación del aire, pero no las emisiones de gases de efecto invernadero.
Seguimos necesitando medidas políticas adecuadas que aborden la contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto
invernadero en paralelo”, señala la profesora Cathryn Tonne, codirectora
de Lancet Countdown en Europa y profesora de investigación en ISGlobal.
Enfermedades infecciosas
Los científicos vuelven a avisar también de que las nuevas condiciones climáticas favorecen la multiplicación de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria o el virus del Nilo occidental, porque sus vectores de transmisión, fundamentalmente insectos, tienen mejores condiciones para crecer y diseminarse. Respecto al dengue, solo en 2022 Francia reportó 65 casos autóctonos. América del Sur, especialmente Brasil, Perú y Argentina, está viviendo epidemias de este virus sin precedentes en sus territorios.
Zonas de
España con presencia de mosquitos invasores.
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La
subida de temperaturas es
un terreno también abonado para la expansión de
los flebótomos, insectos
que transmiten la leishmaniasis. El número de
zonas “aptas” para su distribución ha aumentado
en Europa del 55% al 68% en comparación con el decenio de los 2000.
El
informe también hace hincapié
en la bacteria que
causa el cólera (el
vibrio), presente en el agua y empujada por el
aumento de las temperaturas. Hasta 21 países europeos reunían condiciones en 2022 para albergar esta bacteria con 150 millones de personas viviendo en líneas de costa afectadas y un
total de 63.729 infecciones. Un punto caliente para la expansión
son países del Mar Báltico como Suecia y Finlandia,
según esta edición del estudio.
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