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“Monocultivos
y oídos sordos, La Venezuela petrolera esbozó
en 2006 un proyecto de centrales azucareros para producir etanol,
abasteciéndose con caña cultivada en 300 000 hectáreas de las llanuras del
suroeste, lo que nunca se produjo, pero mostró la inclinación a favorecer el
monocultivo para combustibles en vez de procurar alimentos diversificados. También recoge el mapa que recientemente inició un
proyecto para desacelerar la extinción de su último glaciar, a más de 4000
metros sobre el nivel del mar en el pico Humboldt en
los Andes del suroeste, cubriéndolo con mallas de poliestireno. El proyecto desoyó las recomendaciones de la Universidad de Los Andes sobre riesgos en su
implementación, sobre la contaminación plástica del aire, aguas y suelos, y
porque no impedirá que se derrita el glaciar por el calentamiento global.
"El fondo
Arbaro Fund, basado en Luxemburgo y con
actividad en siete países del Sur, compró en Ecuador
1080 hectáreas de tierra en tres provincias y proyecta otras 500, destinadas a
monocultivos de árboles y cuya gestión en teoría se orienta a proteger el medio
ambiente y capturar CO2. El mismo fondo adquirió 9000 hectáreas en el central
departamento de San Pedro en Paraguay, y
destinará dos tercios a la siembra de eucaliptos, proyecto cuestionado por la
Plataforma como legalización del acaparamiento de la tierra y de efectos
devastadores en el medio ambiente y en comunidades campesinas e indígenas. Unas
100 organizaciones de la sociedad civil alertaron en 2020 al Fondo Verde para el Clima sobre perjuicios a campesinos
por el cambio de régimen y contaminación de la tierra, más la pérdida de
hábitats, biodiversidad y agro diversidad, pese a lo cual Arbaro Fund recibió un respaldo de 25 millones de
dólares para sus plantaciones.
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Fuentes: IPS [Imagen: un primer mapa de falsas soluciones muestra proyectos de intención o apariencia favorable al clima, pero con impactos sociales y ambientales contraproducentes. En muchos casos las comunidades indígenas están entre los sectores de población más afectados. Imagen: Plataforma por la justicia climática]
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FALSAS
SOLUCIONES CLIMÁTICAS SE ESPARCEN POR AMÉRICA LATINA.
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Por Humberto Márquez | 31/05/2024 | Ecología social
Fuente. Revista Rebelión. Viernes 31 de mayo del 2024.
Iniciativas y
programas de empresas y gobiernos para encarar la crisis climática
en América
Latina y el Caribe en realidad
conforman un vasto panorama de falsas
soluciones, según muestra un novedoso
mapa regional elaborado por organizaciones
ambientalistas de varios de sus países.
El
mapa
“ofrece
una visión de conjunto, para entender la dinámica y el lenguaje mentiroso de
las falsas soluciones, que permiten a los grandes contaminadores obtener
asignaciones para continuar sus actividades y contribuir al calentamiento
global”, dijo a IPS Ivonne Yánez, presidenta de la ecuatoriana Acción
Ecológica.
Elaborado por la red de organizaciones ambientalistas Plataforma Latinoamericana y del Caribe por la
Justicia Climática, el mapa muestra como soluciones falsas a
decenas de proyectos de energía verde y
de producción de sus insumos, y de guardar carbono en los bosques, en otros
ecosistemas y en sistemas agrícolas.
También proyectos de geoingeniería para evitar el cambio
climático, y de adaptación a ese cambio con base en ecosistemas, o en infraestructuras e ingeniería.
“Más
que un formato, es una herramienta de visibilidad, pedagógica, en la que
confluyen actores muy diversos, como académicos, investigadores, oenegés y
activistas reunidos en la Plataforma”, señaló a IPS
la investigadora Liliana Buitrago, del Observatorio
de Ecología Política de Venezuela, que dio a conocer el mapa en
mayo.
La red que ayuda a dibujar el mapa
“plantea
que son urgentes las iniciativas de transición que provengan de los tejidos
territoriales y comunidades, fuera de los marcos impuestos por la economía
verde, el lavado verde corporativo y la captura corporativa” de emisiones de
carbono, dijo Buitrago.
“El
mapa ofrece una visión de conjunto, para entender la dinámica y el lenguaje
mentiroso de las falsas soluciones, que permiten a los grandes contaminadores
obtener asignaciones para continuar sus actividades y contribuir al
calentamiento global”: Ivonne Yánez.
Yánez expuso en la presentación del mapa que
“el
capitalismo verde lo que busca no solo es apropiarse de la capacidad de la
naturaleza de limpiarse, de recrear vida, de hacer fotosíntesis”.
“También,
a través de las falsas soluciones, se aprovecha y apropia de lo que han hecho
los pueblos indígenas durante miles de años, que es cuidar y proteger los
bosques, o los campesinos de cuidar los suelos. ¿Y para qué? Para seguir con
una escalada de extracción de combustibles fósiles”, dijo la activista.
Ambientalistas
de la organización Greenpeace
arrojaron pintura verde sobre el fuselaje de un avión de Air France en el aeropuerto de París,
en marzo de 2021, para protestar por
la compra de bonos de carbono por la empresa. Grandes firmas adquirieron los bonos sin dar marcha atrás en la
expansión de operaciones que generan grandes emisiones de carbono. Imagen:
Fenis Meyer / Greenpeace
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Carbono,
villano indemne
El análisis de los 83
casos que nutren el primer mapa –otro centenar aguarda para figurar en las próximas ediciones- mostró que 70 % del financiamiento de falsas
soluciones a la crisis climática es de origen privado, y que las comunidades más afectadas son indígenas y campesinas.
La categoría
de falsa solución que más se repite
son los proyectos para guardar carbono en bosques, otros ecosistemas y sistemas
agrícolas, en 50 % de los casos.
Los proyectos
de RED+ (Reducción de emisiones
–principalmente dióxido de carbono, CO2-
derivadas de la deforestación y la degradación forestal en los países del
Sur en desarrollo), alcanzan a 33 %
de los casos.
El marco RED+ permite a los países emitir y mercadear
certificados de compensación por las emisiones
de carbono
“que
se colocan en el sistema financiero a disposición de empresas que quieren
utilizarlos como permisos para seguir contaminando y generando emisiones”,
criticó Yánez.
Los proyectos de energía
eólica, y los de nuevas plantaciones forestales justificadas por la captura de carbono, abarcan 10 y 11 % de los señalados en el mapa.
La Plataforma critica como “lavado
verde” (greenwashing, en inglés), por ejemplo, el reciente
lanzamiento en Trinidad
y Tobago, país petrolero, de créditos de carbono
azul (emisiones de deuda que financian proyectos de conservación de ecosistemas)
destinados a trabajos en el suroeste de la isla
de Tobago y en el pantano trinitense
Caroni.
En Brasil, entre varios casos, se muestra a Portel-Pará en cabeza de cuatro
proyectos para guardar carbono en 7000
kilómetros cuadrados de bosques
y otros ecosistemas, mediante
negociaciones de tierras y acuerdos
con sobre límites a la deforestación con comunidades del norteño estado
de Pará, en la Amazonia.
La plataforma
latinoamericana Alianza Biodiversidad critica
que estos proyectos generan créditos de
carbono que son comprados por grandes firmas que se mantienen contaminantes, como Repsol (petróleo), Air France, Delta Airlines y Boeing (aviación), Amazon y Aldi (comercio) o Samsung y Toshiba (tecnología).
Vista aérea
de la granja solar en Namasigüe,
sur de Honduras.
En varios países de la región se critica que las grandes instalaciones para generar energía solar y eólica fuerzan
el desplazamiento de comunidades,
por las alteraciones en la tenencia y uso de la tierra y el consiguiente
impacto sobre aguas y siembras.
Imagen: Scatec / Cepad
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Los
desplazados, lugar común
Visto el mapa
de norte a sur, las falsas soluciones comienzan en México,
con el ejemplo de la explotación de litio
en 13 salares de los estados de Zacatecas y San Luis Potosí (centro-norte), por parte de la firma canadiense Advance Gold Corp.
Ese proyecto ha implicado el desplazamiento de poblaciones
campesinas, contaminación, y cambios en los regímenes de propiedad y uso de las tierras.
Los proyectos para centrales de energía solar fotovoltaica en Quetzaltepeque
(oriente de Guatemala) y Namasigüe (sur
de Honduras),
a cargo de consorcios privados y con capital de la firma noruega Scatec, tienen en común el desplazamiento de poblaciones campesinas
y pescadoras, pérdida de hábitats
y de biodiversidad.
En Colombia la hacienda San José obtuvo financiamiento del Fondo Verde para el Clima y
bancos neerlandeses para su proyecto
de expansión ganadera en el oriental departamento de Vichada, a fin de llevar su rebaño
de vacunos de 9000 cabezas en 8000
hectáreas a 750 000 animales
sobre 180 000 hectáreas.
La firma es reseñada en el Fondo por capturar más carbono del que genera, pero en la Plataforma se interrogan por el aporte en materia climática de la expansión ganadera y subrayan riesgos para un vecino resguardo del pueblo indígena sikuani.
Vista desde
un helicóptero del reducido y último glaciar en los Andes de Venezuela,
cuyo final trata de demorarse con cubiertas de plástico. Algunas iniciativas
presentadas como de acción climática
no solo yerran en sus objetivos y enfoques, sino que pueden convertirse en focos de contaminación. Imagen: Minec
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Energía
con color
En Costa Rica se intentó en 2013
una instalación en el sudoccidental
cantón de Pérez Zeledón para generación de “energía verde”, hidroeléctrica, el cual adolecía de documentación
incompleta, falsificación de permisos para uso
del suelo por parte de la alcaldía,
y previsibles contaminación y pérdidas de hábitats y biodiversidad.
La estatal
secretaría técnica ambiental concedió permisos expeditos, pero, ante las
críticas y el rechazo de la población, el gobierno canceló el proyecto.
En Jamaica
se desarrolló desde 2016, a 90 kilómetros al oeste de Kingston,
un proyecto de “energía verde”, con
un parque de 11 turbinas eólicas y
financiamiento de Estados Unidos y
Canadá, supuesto a cubrir tres por ciento de la demanda eléctrica en la
isla y reducir la emisión de 66 000
toneladas anuales de CO2.
El mapa señala que en paralelo
Jamaica entrega concesiones para minas de bauxita y reducción de aluminio, material crítico para la
transición energética pero cuya
producción genera desertificación y
enfermedades, y profundiza el extractivismo.
En República Dominicana está la central de energía fotovoltaica más grande de las Antillas, el parque solar Girasol,
en el sureño municipio de Yaguate, al oeste de Santo Domingo, de 268 200 paneles instalados tras
invertir 100 millones de dólares la
firma Haina Investment, basada en
las Islas Caimán.
El mapa
resiente los cambios en las dinámicas territoriales, la relación de
los pobladores con el entorno y el
impacto generado en los territorios de donde se extraen los minerales para producir la tecnología instalada.
Monocultivos
y oídos sordos
La Venezuela petrolera esbozó en 2006
un proyecto de centrales azucareros para producir etanol, abasteciéndose con caña cultivada en 300 000 hectáreas de las llanuras
del suroeste, lo que nunca se produjo, pero mostró la inclinación a favorecer el monocultivo para combustibles en vez de procurar alimentos diversificados.
También
recoge el mapa que recientemente
inició un proyecto para desacelerar la extinción de su último glaciar, a más de
4000 metros sobre el nivel del mar en el pico
Humboldt en los Andes del suroeste, cubriéndolo con mallas de poliestireno.
El proyecto desoyó las recomendaciones de la Universidad de Los
Andes sobre riesgos en su implementación, sobre la contaminación plástica del aire, aguas y
suelos, y porque no impedirá que se derrita
el glaciar por el calentamiento
global.
El fondo
Arbaro Fund, basado en Luxemburgo
y con actividad en siete países del Sur,
compró en Ecuador
1080 hectáreas de tierra en tres
provincias y proyecta otras 500,
destinadas a monocultivos de árboles
y cuya gestión en teoría se orienta
a proteger el medio ambiente y capturar
CO2.
El mismo
fondo adquirió 9000 hectáreas en el central departamento de San Pedro en Paraguay, y destinará dos tercios a la siembra de eucaliptos, proyecto cuestionado por la Plataforma
como legalización del acaparamiento de la tierra y de efectos devastadores en el medio ambiente y en comunidades
campesinas e indígenas.
Unas 100 organizaciones de la sociedad civil alertaron en 2020 al Fondo Verde para el Clima sobre perjuicios a campesinos por el cambio de régimen y contaminación de la tierra, más la pérdida de hábitats, biodiversidad y agrodiversidad, pese a lo cual Arbaro Fund recibió un respaldo de 25 millones de dólares para sus plantaciones.
Una vista de parte del parque
nacional Yasuní, en la Amazonia ecuatoriana, en cuyas
vecindades un importante yacimiento de
petróleo debía quedar en el subsuelo
sin explotarse luego de una consulta a la ciudadanía de todo el país. Las organizaciones ambientalistas consideran estas medidas e
iniciativas como propias de una acertada ambición
climática. Imagen: Snap
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Nuevas
búsquedas
Ante “falsas
soluciones” como las del mapa
contrastan iniciativas como la del presidente
colombiano Gustavo Petro, de fijar un límite
temporal a la dependencia de su país de
los combustibles fósiles, o el rechazo a determinadas explotaciones petroleras y mineras decididas en una consulta por la
población de
Ecuador.
“La
decisión del pueblo de dejar el petróleo en el subsuelo es una clara
contribución a la lucha contra el cambio climático, como también la de prohibir
la minería en el Chocó andino, rico en biodiversidad”, subrayó Yánez.
En la
consulta del 20 de agosto del año pasado, 59 % de los ecuatorianos
votaron para impedir la explotación de petróleo junto al parque nacional Yasuní en la Amazonia, y en la capital
con 68 % de los votos se vetó la
prospección de oro y cobre en la
zona del Chocó
andino, al occidente de Quito.
Buitrago insistió en que
“lejos
de constituir soluciones al problema, las falsas soluciones constituyen formas
de perpetuar el modelo de acumulación extractivista y explotador que ha
ocasionado la crisis climática”.
Por ello el
mapa, al mostrar contrastes y críticas a las falsas soluciones,
“también
procura articular que otras organizaciones puedan visibilizar las verdaderas”,
indicó
finalmente Yánez
*****
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