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“China seguirá enfrentando
intervenciones en sus
asuntos internos. Pero Taiwán siempre ha sido y es parte
inalienable del continente; en Sinkiang el enemigo era un terrorismo aupado por extranjeros; y el
Tibet, si no fuera por China, hubiera sido un lejano protectorado
inglés y no la feliz región autónoma
que es hoy. No deja de ser otra
ironía, además de la dialéctica
laosiana, que la definición liberal y no imperialista de la” democracia del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo” que exaltó el presidente Abraham Lincoln, encuentre su plena verificación
en la China socialista. En China es el pueblo el que produce la
plusvalía, y el pueblo, el que la recupera. China es un faro de paz: la
propone en Ucrania, en el fin del genocidio de Israel contra
Palestina; del bloqueo a Cuba,
de las sanciones a Rusia y Venezuela y en la creación de una
nueva Organización de Naciones Unidas con los BRICS que pondrá fin al unilateralismo, a la dictadura de Occidente y a la hegemonía
truculenta del dólar. En el sexto aniversario del Centro de Estudios
Estratégicos Asiáticos de Panamá, la gran pregunta es: ¿Cuándo daremos el “Gran Salto hacia Adelante” que nos
despierte de la pesadilla colonial, ¿de la Patria Boba” de 1903 y de la “República de los Primos?”
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CHINA EN EL MUNDO.
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Por Julio Yao*.
Fuente Prensa Latina. Septiembre
del 2024.
Firmas Selectas.
Durante la Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China del 18 de julio de
2024 se nos
regaló una visión integral del país más importante y relevante de la historia. La República Popular China nos enseña su carta de
identidad sin miedo ni tapujos, más sí con franqueza y humildad. China nos revela cuál ha sido
su camino y cuál le falta aún por transitar.
No obstante su modestia, respeto y
recato, China se nos presenta como
el primer paradigma para la humanidad;
del primer país que, si bien aún “en
desarrollo”, reconoce a sus maestros,
que incluyen a Lao Tsé, Confucio y Sun
Tzu hace 24 siglos y continúa
con Marx, el Pensamiento Mao Zedong, la Reforma y Apertura de Deng Xiaoping y el presidente Xi Jinping, núcleo del Partido y líder máximo de su pueblo, que sigue impulsando la modernización y la revitalización con peculiaridades
chinas, proclamando sin ambages su objetivo de convertirse en una bella civilización ecológica.
Un país ejemplo para la humanidad
Es la primera vez que un país es considerado
ejemplo para la humanidad. Potencias
anteriores, llámense Holanda, Bélgica,
España, Inglaterra o Estados Unidos, han impuesto implacablemente sus
intereses a muchos pueblos, pero éstas han sido más bien temidas que admiradas,
que no es el caso de China.
Su fortaleza se origina en
su historia y sus principios filosóficos. Siglos antes que los
griegos y que Friedrich Hegel,
precursor de Marx- quien lo corrigió
y superó- Lao Tsé explicó que la Dialéctica era la fuerza motriz del
universo y que la misma representaba la evolución como una espiral en que
se sucedían la afirmación, la negación,
y la negación de la negación, para resolverse en una síntesis. Esta síntesis daba inicio a una nueva espiral evolutiva, y así sucesivamente, porque la dialéctica está en el origen de cada
partícula del universo.
Para comprender las marchas y
contramarchas del mundo contemporáneo habría que analizar la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, para quien el Tiempo no existía y todo era relativo.
Objetivos para 2030 y 2050
¿Qué importancia y explicación tiene el que China espera
alcanzar un objetivo en el año 2030, mientras asegura que en el año 2050
cumplirá otro más alto sin pestañear? ¿Y qué significado tiene que Panamá, con
escasos cuatro millones de habitantes y 121 años como nación, haya perdido su
independencia en 1989 e involucionado de la neocolonia a la pesadilla colonial,
a la “Patria Boba” de 1903 y al protectorado?
¿Qué caminos
habríamos de remontar para encontrar los extraños nexos entre la lucha de los
pueblos y las artes marciales chinas? ¿Entre la democracia popular china y el
Ying y el Yang de Lao Tsé?
En ambos casos, los caminos son la sabiduría y la inteligencia.
China ha sido leal a sus principios: la lucha de clases
no ha terminado del todo y reviste otras formas; la dictadura del proletariado es un valladar contra los excesos de un capitalismo moribundo
pero terco; la propiedad pública se defiende de los zarpazos de la llamada “propiedad no pública” (antes,
propiedad privada de los medios de producción); la educación pública es línea
roja para la llamada “educación no
pública”; la lucha contra la corrupción alcanza cotas altas con las penas
más severas; la igualación física y salarial entre la ciudad y el campo se
incrementa; se eliminó la pobreza y
pobreza extrema de 800 millones de habitantes, en tanto que el fin de la
contradicción entre hombre y naturaleza se anuncia y combate de la manera más
transparente en China que cuando Carlos Marx la previó en sus Manuscritos Económicos y Filosóficos de
1846.
En suma, la Sesión
Plenaria del pasado 18 de julio de 2024 nos presenta
a la primera potencia socialista más
avanzada del mundo, la que finca su superioridad en la tecnología aplicada a su desarrollo
material, moral, ético y espiritual, aunque su carta de identidad personal no ha de ser copiada
servilmente sino valorada con interés y
respeto.
Nuevo vocabulario
El progreso integral de China es tan
vertiginoso que la Sesión Plenaria se
ve obligada a inventar un nuevo
vocabulario para llamar las cosas por sus nombres. Así, encontramos, por
ejemplo, la palabra “compleción”,
casi nunca empleada antes, para referirnos a los elementos de un todo.
Igualmente, descubrimos el término “inteligentización”,
para implementar la aplicación y el uso de la inteligencia artificial. También “la Internet de las cosas”, para aludir
a la interconectividad simultánea de todos los dispositivos, ¡amén de otros vocablos inexistentes o desconocidos en español!
Como si fuera poco, las conclusiones de la Sesión Plenaria sugieren algunas tareas que nos resultan extrañas y hasta exóticas.
China seguirá enfrentando
intervenciones en sus asuntos internos. Pero Taiwán siempre ha sido y es parte
inalienable del continente; en Sinkiang
el enemigo era un terrorismo aupado por
extranjeros; y el Tibet, si no fuera
por China, hubiera sido un lejano protectorado
inglés y no la feliz región autónoma
que es hoy.
No deja de ser otra ironía, además de la dialéctica
laosiana, que la definición liberal y no imperialista de la” democracia del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo” que exaltó el presidente Abraham Lincoln, encuentre su plena verificación en la China socialista. En China es el pueblo el que produce la
plusvalía, y el pueblo, el que la recupera.
China es un faro de paz: la propone en
Ucrania, en el fin del genocidio de Israel contra Palestina; del bloqueo a Cuba, de las sanciones a Rusia y Venezuela y en la creación de una nueva Organización de Naciones
Unidas con los BRICS que pondrá fin al unilateralismo, a la dictadura de Occidente y a la hegemonía truculenta del dólar.
En el sexto aniversario del Centro de Estudios Estratégicos
Asiáticos de Panamá, la gran pregunta es: ¿Cuándo daremos el “Gran Salto hacia
Adelante” que nos despierte de la pesadilla colonial, ¿de la Patria Boba” de 1903 y
de la “República de los Primos?”
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Julio Yao*. Julio Yao Panamá. 1939,
analista internacional y diplomático de carrera, fue asesor del general Omar
Torrijos y uno de los defensores del derecho a la autodeterminación de Panamá y
de todos los países del mundo.
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