miércoles, 4 de septiembre de 2024

SI NO «SUEÑAS CON EL TRABAJO», DEBERÍAS ORGANIZARTE PARA EL SOCIALISMO.

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“Mientras persista el capitalismo, sólo la clase capitalista puede permitirse «no soñar con el trabajo». A unos pocos elegidos se les permite evitar pensar en el trabajo, mientras que a las masas trabajadoras se les deja hacer el mismo trabajo que permite a los ultra ricos no pensar en él. El mundo de los bolsos de diseño y los viajes de lujo que se muestra en los numerosos vídeos que participan en el meme «No sueño con el trabajo» no puede existir sin el trabajo de los obreros que cosieron los bolsos, los camareros que sirvieron el café, las personas que generaron la riqueza que aparece en estos vídeos, en primer lugar. Este lujo para unos pocos ricos requiere la explotación de los trabajadores en masa. Un mundo sin mano de obra probablemente no sea posible, al menos no a corto plazo. Pero los socialistas sueñan con un mundo en el que se trabaje menos y mejor: un mundo en el que el trabajo socialmente necesario se comparta de forma justa, en el que se elimine el trabajo innecesario para beneficio privado y en el que las principales decisiones sobre producción y distribución se tomen democráticamente.

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SI NO «SUEÑAS CON EL TRABAJO», DEBERÍAS ORGANIZARTE PARA EL SOCIALISMO.

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Por Caitlyn Clark | 04/09/2024 | Economía

 

Fuente. Revista rebelión. Miércoles 4 de septiembre del 2024.

 

Fuentes: Jacobin

Un tuit viral que condenaba la idea del trabajo se convirtió en un meme de TikTok que celebraba la cultura individualista de los influencers y la vida de los ricos ociosos. Pero para liberarse realmente de la monotonía del trabajo es necesaria la acción colectiva y construir un mundo más allá del capitalismo.

¿Estás cansado de trabajar de nueve a cinco? ¿Te sientes agobiado y menospreciado? ¡Olvídate del «trabajo soñado», deja de trabajar para otro y conviértete en un influencer de viajes de lujo!

Ese es el tema de un popular meme de TikTok, que empezó siendo un tuit viral con un significado bastante diferente. La frase «No sueño con el trabajo» ha estado por todas partes en las redes sociales en los últimos años, sobre todo en un audio de TikTok en el que la voz del usuario @mrhamilton afirmaba con un falso acento del Atlántico medio:

«Cariño, ya te lo he dicho varias veces, no tengo un trabajo soñado: no sueño con el trabajo». El audio se ha utilizado desde entonces en más de 51.400 vídeos. La cita se suele atribuir falsamente a James Baldwin; de hecho, parece tener su origen en el usuario de Twitter @thetrudz, cuyo tuit «Mi ‘trabajo soñado’ es… no trabajar. No trabajar. No sueño con el trabajo» se hizo viral en 2019.


Jacobín. Revista.

Comprensiblemente, la declaración resonó: un récord de 50,5 millones de trabajadores estadounidenses renunciaron a sus empleos en 2022, tras un récord anterior de 47,8 millones de renuncias en 2021, en lo que se ha conocido como la «gran renuncia». Con la pandemia de COVID-19 creando un mercado laboral más tenso, especialmente en las ocupaciones de servicios con salarios más bajos, los trabajadores no sólo reconocieron que merecían más, sino que empezaron a exigirlo. Pero estas demandas adoptaron en gran medida la forma de cambios individuales de trabajo o de peticiones de salarios más altos en lugar de organizarse colectivamente.

En Twitter, el meme «No sueño con el trabajo» mantuvo su significado como crítica a la forma en que el capitalismo moldea nuestros deseos. Pero la afirmación empezó rápidamente a adoptar una forma diferente a través de un rápido juego de teléfono en las redes sociales. Los usuarios de TikTok empezaron a utilizar el audio como música de fondo en sus vlogs de viajes de lujocompras de diseñadores, alardeando de su riqueza mientras sonaba de fondo «I don’t dream of labor». La frase ha pasado de ser una concisa crítica anticapitalista a convertirse en un apoyo a los peores excesos del capitalismo neoliberal, utilizado para justificar la riqueza sin trabajo y el consumo sin sentido, alimentando la necesidad capitalista de un crecimiento sin fin.



El reenvasado del eslogan en este contexto puede resultar sorprendente, pero es comprensible que los individuos quieran dejar de pensar en el trabajo y, en su lugar, se enfoquen en llevar vidas despreocupadas de lujo. Los trabajadores están reconociendo la brutalidad del trabajo bajo el capitalismo puesta al descubierto por la pandemia. Sin embargo, el meme «no sueño con el trabajo» es una desafortunada prueba de que uno puede reconocer la explotación capitalista como la raíz de sus problemas sin entender que la acción colectiva es la solución.

Como argumenta Vivek Chibber en su reciente libro The Class Matrix, las tendencias culturales en valores y normas, incluidas las que surgen en plataformas como Twitter y TikTok, a menudo son la corriente descendente de las realidades económicas materiales. En el capitalismo, los trabajadores deben vender su mano de obra a cambio de un salario para sobrevivir; si no pueden encontrar y mantener un empleo, se enfrentan a la pobreza, la falta de vivienda o algo peor. La conciencia racional de los costos y riesgos que conlleva la acción colectiva —puede hacer que te despidan, por ejemplo— lleva a los trabajadores a resignarse a su explotación. Para muchos, su mejor opción es intentar mejorar su situación a nivel individual, calculando que los costos y riesgos de organizarse colectivamente superan a los de intentar encontrar un nuevo empleo o incluso emprender su propio camino como empresarios.

En la actualidad, Estados Unidos sigue estando en mínimos históricos de densidad sindical, a pesar de una reciente oleada de nuevas campañas de organización, sobre todo entre los trabajadores jóvenes de Starbucks y los campus universitarios, y de victorias históricas como la derogación de las leyes de derecho al trabajo en Michigan. Sin embargo, los trabajadores franceses, en lugar de «renunciar en silencio», lanzaron semanas de huelgas generales, protestas y disturbios en respuesta al intento del gobierno de aumentar la edad de jubilación nacional. Algunos dicen que esta diferencia es el resultado del

«individualismo estadounidense», pero los esfuerzos colectivos de los trabajadores en varios momentos de la historia de EEUU sugieren una explicación diferente. «La conciencia de clase es consecuencia de la organización de clase», afirma Chibber, y no al revés, como muchos han sugerido.


Carlos Marx en Jacobín Revista. 
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Mientras persista el capitalismo, sólo la clase capitalista puede permitirse «no soñar con el trabajo». A unos pocos elegidos se les permite evitar pensar en el trabajo, mientras que a las masas trabajadoras se les deja hacer el mismo trabajo que permite a los ultra ricos no pensar en él. El mundo de los bolsos de diseño y los viajes de lujo que se muestra en los numerosos vídeos que participan en el meme «No sueño con el trabajo» no puede existir sin el trabajo de los obreros que cosieron los bolsos, los camareros que sirvieron el café, las personas que generaron la riqueza que aparece en estos vídeos, en primer lugar. Este lujo para unos pocos ricos requiere la explotación de los trabajadores en masa.

Un mundo sin mano de obra probablemente no sea posible, al menos no a corto plazo. Pero los socialistas sueñan con un mundo en el que se trabaje menos y mejor: un mundo en el que el trabajo socialmente necesario se comparta de forma justa, en el que se elimine el trabajo innecesario para beneficio privado y en el que las principales decisiones sobre producción y distribución se tomen democráticamente.

Llegar a este mundo mejor requerirá el trabajo de todos nosotros. Significará organizarnos colectivamente contra los sistemas que nos explotan, no esforzarnos individualmente por hacer nuestra vida más pródiga a costa de los demás. Puede que no todos seamos capaces de influir en los viajes de lujo, pero todos podemos unirnos al creciente movimiento obrero de base y aprovechar el poder de los trabajadores para conseguir cambios a gran escala. En lugar de soñar con el trabajo explotado del capitalismo o con la autoindulgencia de los ricos ociosos, podemos soñar con un mundo más bello, más justo y más libre para todos. 

Traducción: Pedro Perucca

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