&&&&&
“Voces antimilitaristas. Las
críticas y las iniciativas
disidentes contra la política oficial de Europa
y la OTAN se multiplican. Por ejemplo, el Llamamiento unitario
contra el rearme europeo y la continuidad de la OTAN, promovido por organizaciones
ecologistas, de derechos humanos, pacifistas y de desarrollo,
principalmente de España, aunque no
solo de ese país. Esta iniciativa considera
que la Alianza Atlántica forma parte
de un sistema de seguridad “que ha contravenido de forma reiterada la Carta de las Naciones Unidas, generando más inseguridad en diversas
zonas geográficas del mundo”. Se opone al “actual despliegue militar
estadounidense de 750 bases en más
de 80 países”. Expresa su
preocupación por “la existencia de un arsenal de armas de destrucción masiva,
especialmente nucleares, que pone en riesgo la existencia de la humanidad y de
la vida en el planeta”. Se rebela contra las “guerras comerciales impuestas por las élites económicas en beneficio propio y en contra de los intereses
de las mayorías sociales a escala
global”. Y
se pronuncia a
favor de un sistema de seguridad basado
en el fomento de la confianza y la cooperación entre países e interesado en
dar respuesta
a amenazas globales como el hambre, la desnutrición, la pobreza, la desigualdad, la enfermedad, el desempleo, la emergencia climática, las armas
de destrucción masiva, el
irrespeto por los derechos humanos y el incumplimiento sistemático del derecho internacional.
/////
OTAN,
A PURO FUSIL Y GARROTE.
A
las puertas de la Cumbre de La Haya.
*****
Por Sergio Ferrari | 16/06/2025 | Europa
Fuentes.
Revista Rebelión. Lunes 16 de junio del 2025
Fuentes: Rebelión.
*****
Soplan vientos militaristas de un tsunami unipolar
que puede reducir el planeta a puros escombros. En muy pocos días en La Haya
desenfundarán garrotes y afilarán cuchillos. La cita es el 24 y el 25 de junio,
en el local del Foro Mundial de La Haya, Países Bajos, en una ciudad
militarizada (todo un símbolo) y controlada por al menos 27 mil efectivos de
distintas fuerzas y para la cual el gobierno destina 95 millones de euros. Los
actores, los representantes de los 32 países que integran la Organización de la
Alianza del Tratado del Norte (OTAN), así como una decena de sus “socios
globales”. El objetivo, multiplicar los presupuestos militares de todos sus
Estados miembros en una escalada bélica que la Alianza justifica mirando de
frente a Rusia y de reojo a China.
Aunque para nada novedosa, ya que lo viene
repitiendo desde hace meses, la ponencia más reciente de Mark Rutte, secretario general de la OTAN, el 9 de junio en el Chatham House de Londres, actualiza las perspectivas de esta organización y
anticipa los objetivos de dicha Cumbre.
Esencialmente, aprobar lo que Rutte
define como el plan para transformar la
Alianza y
“construir una OTAN
mejor… más fuerte, más justa y más letal. Para que podamos seguir
manteniendo a nuestra gente a salvo y a nuestros adversarios a raya”,
Rutte, líder
del derechista Partido Popular por la Libertad y la Democracia de su país
entre 2006 y 2023 y primer ministro durante catorce años (2010-2024),
analiza de forma tan simplista como
lineal la geopolítica mundial:
“Debido a Rusia,
la guerra ha regresado a Europa.
También nos enfrentamos con la amenaza del terrorismo y una feroz competencia
global”. Y acota que Rusia se ha
aliado con China, Corea del Norte e Irán, y que todos
ellos “están expandiendo sus fuerzas armadas y sus capacidades”. En términos de
municiones, afirma, Rusia produce en
tres meses lo que la OTAN produce en
un año y se calcula que su base industrial para la defensa fabrique 1.500 tanques, 3.000 vehículos blindados y 200
misiles Iskander sólo en 2025.
Según Rutte, “Rusia podría estar
lista para usar la fuerza militar contra la OTAN dentro de cinco años”.
Hoy
reconvertido en
secretario de la Alianza, Mark Rutte
argumenta que China también está modernizando y ampliando su
ejército a un ritmo vertiginoso:
“Ya cuenta con la armada más grande del mundo. Y se espera que su fuerza de combate aumente a 435 buques para 2030. Está reforzando su arsenal nuclear. Su objetivo es contar con más de 1.000 ojivas nucleares operativas hacia 2030”. Y advierte que “quienes se oponen a la libertad y la democracia se atrincheran. Se preparan para una confrontación a largo plazo. Y tratan de dominarnos y dividirnos”. La conclusión de Rutte es contundente: “Ya no hay Este ni Oeste: sólo existe la OTAN”.
Plan apocalíptico.
Para
el secretario general de
la OTAN no hay duda de que “una
OTAN más fuerte significa gastar mucho más en nuestra defensa”. Y
asegura que hacia fines de 2025 todos los países miembros de su organización
alcanzarán su objetivo inicial de destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) para la defensa –objetivo que se ajusta a la promesa ya
consensuada en 2014 durante la Cumbre de la Alianza en Newport, Gales.
Aunque en esa ocasión dicho consenso no
fue vinculante, es decir, de carácter obligatorio.
“Ahora
tenemos un plan concreto para el futuro”, afirma Rutte, y agrega que “sabemos qué necesitamos y sabemos qué hacer”.
Amplificando las nuevas exigencias del Gobierno Trump, Rutte espera que en la Cumbre
de La Haya los líderes aliados acuerden destinar a mediano plazo el 5% del PIB de sus respectivos
presupuestos nacionales a la defensa. “Será un compromiso de toda la OTAN y un momento decisivo para la
Alianza”, anticipa Rutte.
Su
plan consta de dos partes: un 3,5 % de esos aportes se destinará a lo que él considera necesidades militares básicas. El resto, a
inversiones relacionadas con la defensa
y la seguridad, incluyendo infraestructura y el desarrollo de la capacidad
industrial. Este programa, con propuestas que Rutte considera ya como “decisiones”,
se basa en los planes de batalla y los
objetivos de capacidad de la Alianza,
es decir, el volumen de fuerzas y capacidades que se espera de sus aliados. Rutte es contundente:
“Los detalles exactos son confidenciales, pero necesitamos un aumento del 400% en la defensa aérea y antimisiles… Nuestros ejércitos también necesitan miles de vehículos blindados y tanques adicionales. Millones de proyectiles de artillería adicionales. Y debemos duplicar nuestras capacidades de apoyo, como la logística, el suministro, el transporte y el apoyo médico. Los aliados invertirán en más buques de guerra y aeronaves. Por ejemplo, adquirirán al menos 700 aviones de combate F-35 [de la multinacional de origen estadounidense Lockheed Martin]. También invertiremos en más drones y sistemas de misiles de largo alcance. Y aumentaremos nuestra inversión en capacidades espaciales y cibernéticas”.
La otra mirada.
El
movimiento pacifista mundial desde hace tiempo se opone muy
críticamente a la OTAN, a la que
define como una alianza militar que fundamenta su razón de ser en el uso (o la
amenaza) de la violencia. Varios de sus principales organizaciones
asociadas que conforman la Coalición de la Contracumbre por la Paz y la
Justicia convocan en La
Haya, el 21 y 22 de junio, a una iniciativa mixta de reflexión y
movilización. Esta coalición,
compuesta por organizaciones y activistas que se oponen a la militarización
de Europa y del mundo, afirma que
mientras
“los líderes de la OTAN
planean un mayor gasto en defensa, se escucha un contundente contramensaje: los
miles de millones gastados en armas agravan la inseguridad, socavan la justicia
social y aceleran la crisis climática”.
Como
lo señala
el Transnational Institute (TNI),
con sede en Amsterdan, Holanda, uno
de los promotores de esta iniciativa,
“los días previos
a la cumbre de la OTAN la coalición
busca amplificar una voz crítica y alternativa”. Mediante mesas redondas,
talleres y conferencias, este evento contestatario “explorará los riesgos del
enfoque militarizado de la OTAN y
promoverá vías hacia una paz sostenible y justa”. El evento culminará con una
manifestación en las calles contra la
cumbre de la Alianza”.
El
propio TNI acaba de publicar el documento STOP a la Cumbre de la Guerra de la OTAN, elaborado por tres organizaciones especializadas. El mismo analiza, entre otros
temas, las diversas
“formas como la OTAN
contribuye concretamente a aumentar la inseguridad, obstaculizar una paz
sostenible y mantener la injusticia”.
Entre
sus argumentos, el TNI
señala que la opción de la alianza
militar por la violencia deja en un segundo plano
“otros ángulos y vías,
como la diplomacia, la prevención de conflictos y el diálogo”. Recuerda que la OTAN se centra en los intereses de sus Estados miembros, lo que “va más allá
de la defensa colectiva del territorio común”. Y sostiene que busca mantener y
ampliar la (poderosa) posición de los países de la OTAN a nivel mundial y la competencia con sus competidores geopolíticos (China
y Rusia), así como garantizar el acceso a las materias primas (fósiles). En este sentido, señala el documento del
TNI, la OTAN constituye
“principalmente, el brazo militar del capitalismo occidental”.
El
documento del TNI recuerda que las guerras y otras operaciones
militares en las que participa la OTAN
“causan
muchas muertes, heridas, traumas, destrucción y daños medioambientales” y que
“países como Afganistán, Irak y Libia
quedan en ruinas y son un coto de caza para las empresas occidentales en
ámbitos como la reconstrucción, la explotación de materias primas y la
seguridad”.
Por
otra parte, sostiene que la expansión y el escudo
antimisiles aumentan las tensiones. Tras el final de la Guerra Fría, cuando muchos países del antiguo Pacto de Varsovia se unieron a la OTAN, Rusia percibió esa expansión
hacia el oeste como una amenaza. La retirada de Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos con Rusia y la
construcción de un escudo antimisiles aumentaron las tensiones. La
aceptación de Ucrania como candidato
potencial a la OTAN es señalada como
una de las causas de la invasión
rusa.
El
TNI sostiene que, en lugar de presionar por
el desarme nuclear,
“la posibilidad
de desplegar armas nucleares constituye una parte central de la estrategia
militar de la OTAN”, a sabiendas de
que “las armas nucleares son las más destructivas del mundo”. A nivel climático, argumenta el documento
publicado por el TNI, los efectos
nocivos de dicha estrategia militarista son notables debido a que “el complejo
militar-industrial contribuye significativamente a las emisiones de gases de
efecto invernadero, con un 5,5% del
total mundial”. Por otra parte, dicho complejo “está al margen de todos los
acuerdos climáticos”. Con respecto a la expansión territorial de la OTAN, el TNI habla de “la militarización de las fronteras exteriores de Europa, en los mares Mediterráneo y Egeo” y alega que “esta
vigilancia fronteriza contribuye a la violencia y a las violaciones de los derechos humanos contra los refugiados
y les obliga a utilizar rutas más peligrosas y los servicios de los
contrabandistas de personas”.
Por último, el TNI responsabiliza a la OTAN de despilfarrar dineros al sostener la industria armamentística, estimular el desarrollo de nuevas armas y tecnologías militares y promover la expansión de las capacidades de producción de armas. Y denuncia el apoyo de la OTAN a regímenes autoritarios, ya que, con el fin de promover sus intereses, coopera frecuentemente con otros países socios, pero sin prestarle demasiada atención a la naturaleza de algunos de esos gobiernos, tal es el caso de Egipto, Kazajstán, Pakistán, Tayikistán y los Emiratos Árabes Unidos, así como de Israel, un aliado importante, a pesar de años de violencia, ocupación y opresión israelí contra el pueblo palestino.
Voces antimilitaristas.
Las
críticas y las iniciativas
disidentes contra la política oficial de Europa
y la OTAN se multiplican. Por ejemplo, el Llamamiento unitario
contra el rearme europeo y la continuidad de la OTAN, promovido por organizaciones
ecologistas, de derechos humanos, pacifistas y de desarrollo,
principalmente de España, aunque no
solo de ese país,
Esta
iniciativa considera
que la Alianza Atlántica forma parte
de un sistema de seguridad
“que ha contravenido
de forma reiterada la Carta de las
Naciones Unidas, generando más inseguridad en diversas zonas geográficas
del mundo”. Se opone al “actual despliegue militar estadounidense de 750 bases en más de 80 países”. Expresa su preocupación por
“la existencia de un arsenal de armas de destrucción masiva, especialmente
nucleares, que pone en riesgo la existencia de la humanidad y de la vida en el
planeta”. Se rebela contra las “guerras
comerciales impuestas por las élites
económicas en beneficio propio y en contra de los intereses de las mayorías sociales a escala global”.
Y
se pronuncia a
favor de un sistema de seguridad basado
en el fomento de la confianza y la cooperación entre países e interesado en
dar respuesta
a amenazas globales como el hambre, la desnutrición, la pobreza, la desigualdad, la enfermedad, el desempleo, la emergencia climática, las armas
de destrucción masiva, el
irrespeto por los derechos humanos y el
incumplimiento sistemático del derecho internacional.
Otra
iniciativa, la Campaña Stop al rearme. Bienestar social en lugar de guerra, busca convertirse en un movimiento continental.
Como lo afirman sus promotores,
“nos oponemos
a los planes de la Unión Europea de
gastar 800.000 millones de euros
adicionales en armas”. Y agrega: “Serán 800.000
millones de euros robados. Robados
de los servicios sociales, la sanidad, la educación, el trabajo, la
consolidación de la paz, la cooperación internacional, una transición justa y
la justicia climática [y que] solo beneficiará
a los fabricantes de armas de Europa, Estados Unidos y otros
países”.
Concepto que ratifica Jordi Calvo, coordinador del Centro Delàs de Estudios por la Paz que tiene su sede central en Barcelona y presencia en otras ciudades
del Estado Español y que es
signatario del Llamamiento
unitario y miembro de Stop al rearme.
“El pretendido
incremento que propone la OTAN al 5%
busca aumentar el dinero disponible para la industria militar”, señala Calvo. E insiste en que “las armas que
se comprarán con los aumentos propuestos serán sobre todo de EEUU, el principal impulsor y
beneficiario”. Jordi Calvo define
como prioridad del movimiento por la paz, desarrollar “una visión crítica de
las propuestas militaristas de la OTAN
que pueden haber sido determinantes para que la guerra volviera a Europa”.
Guerra
o paz. OTAN o el freno a la militarización. Una Europa en ebullición (con decenas de actividades cuestionadoras
como otra contracumbre a realizarse en Bruselas
y una Conferencia por la Paz en
Madrid) propone un debate de fondo de sociedad. El poder (gobiernos, la
misma OTAN) buscan avanzar
linealmente, sin consulta alguna,
amurallando al Viejo Mundo y
lanzándolo a la aventura bélica. Importantes sectores sociales levantan el
tono, cuestionan, apuestan a otra
construcción de la seguridad continental y, sobre todo, recuerdan los estragos
y el alto precio que la Europa contemporánea
ha tenido que pagar por sus propias
guerras durante las últimas once
décadas y a partir de un muy nefasto 28
de julio de 1914.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario