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“Hoy, con el avance del genocidio que
está en marcha en Gaza y Cisjordania,
los sionistas están dando pruebas suficientes de que no sólo han asimilado bien
las lecciones dictadas por los nazis,
sino que han sido capaces de perfeccionar
todas las técnicas de matar, torturar y exterminar a seres humanos no deseados
que los hitlerianos habían desarrollado
y promovido en su momento. No
obstante, mucho más eficazmente que sus predecesores nazis, los sionistas
de hoy han demostrado tener una
capacidad gigantesca para articularse con las clases dominantes de otros países
y, lo que es más importante, con sus medios
de comunicación. Por lo tanto, a pesar de que las monstruosidades cometidas contra los niños, las mujeres y la población
civil indefensa puedan ser vistas casi en tiempo real en todo el mundo, y aunque estén delante de nuestros ojos las escenas de miles y miles de niños
sufriendo hambre aguda debido a que los sionistas impiden la entrada de agua y alimentos en Gaza, los medios de comunicación apenas se detienen en estos detalles.
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EL
ESPÍRITU DEL NAZISMO AÚN SE CIERNE SOBRE LA HUMANIDAD.
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Con
este artículo el autor quiere expresar su indignación por las atrocidades
cometidas por el régimen sionista contra el pueblo palestino, afirmando que el
nazismo no ha sido derrotado, sigue actuando en el régimen sionista
Jair de Souza, Viomundo.com
Fuente. Jaque al Neoliberalismo, martes
17 de junio del 2025.
¡El nazismo no ha terminado! ¡El nazismo no fue extirpado con la derrota sufrida
por la Alemania hitleriana en 1945!
¡El nazismo y sus abominaciones
están hoy más vigentes y en plena
actividad que nunca!
A pesar de
que los crímenes atroces cometidos a gran
escala por los nazis alemanes en la primera mitad del siglo pasado suelen ser
considerados como los más tenebrosos y perversos que el ser humano ha
sido capaz de cometer, estamos
obligados a reconocer que hay un sinnúmero de otros casos a lo largo de la historia que nada tienen
que envidiar en términos de crueldad y
perversidad a las prácticas malignas
consumadas por los partidarios de Adolf
Hitler.
Probablemente, la gran motivación
para que las atrocidades hitlerianas
sean calificadas como la cumbre de la
perversidad humana es que, por primera vez, entre las víctimas que fueron
blanco de la furia de sus perpetradores, había un contingente considerable
de personas con las mismas características étnicas que quienes, sin duda, han
sido los principales ejecutores de la mayoría
de los genocidios conocidos en los últimos siete siglos.
Desde que las clases dominantes europeas se
lanzaron en sus aventuras colonialistas,
los pueblos del mundo han estado
sufriendo las agresiones mortales desatadas por invasores provenientes de Europa. Esto ha ocurrido en todos los
demás continentes de nuestro planeta: África,
América, Asia y Oceanía. Civilizaciones enteras han sido simplemente
diezmadas, todo para satisfacer la gula
de acumulación de riquezas de las clases dominantes del llamado Occidente.
Aquí en América, la
inmensa mayoría de los pueblos aborígenes
fueron masacrados y sus tierras ocupadas en el proceso de colonización y despojo de sus riquezas naturales. África
fue fuertemente atacada y buena parte de sus habitantes fueron secuestrados y llevados a otros continentes para que
sirvieran como mano de obra esclava con el fin de producir ganancias para los
amos europeos. En Asia y Oceanía
las fuerzas invasoras europeas
también cometieron atrocidades y
exterminios de la misma magnitud con igual propósito.
Por lo tanto, el nazismo de Hitler no
resultó ser muy diferente de la práctica
habitual de exterminio de otros pueblos que ya se había llevado a cabo durante
mucho tiempo. La gran diferencia
es que, por primera vez, esta saña exterminadora también se desató contra una
vasta comunidad de pura estirpe europea,
y no sólo contra pueblos de fuera del
mundo occidental.
Como es bien sabido por quienes estudiamos seriamente la evolución histórica, los judíos que estaban presentes en gran número en Europa hasta principios del siglo pasado no tenían nada que ver étnicamente con los antiguos pueblos hebreos que habitaban la región de Palestina en la Antigüedad, a no ser lazos de ascendencia religiosa. Por lo tanto, cuando los detalles sobre la horrenda masacre orquestada contra los judíos europeos por los nazis se hicieron públicos, más que justamente, los efectos de la repulsión y la condena vinieron a flote de manera generalizada.
Pero, con el pretexto de
compensar a los judíos por los
crímenes que habían cometido contra ellos en Europa, las clases dominantes europeas
decidieron apoyar las pretensiones de los
líderes sionistas de crear un Estado
que pudiera acoger a esa población que por mucho tiempo había sido víctima de feroz persecución allí. Sin embargo,
a ninguno de los representantes de estas clases dominantes se les ocurrió ofrecerles ninguna porción del
territorio de Alemania, ni de Francia, ni de Austria, ni de Holanda,
ni de ningún otro país europeo. ¡No,
para nada! Se les animó a crear su Estado en Palestina.
Como
también deben saberlo todos, el
pueblo palestino nunca ha cometido ninguna atrocidad contra los judíos, ni en Palestina ni en ninguna otra región.
Pero fueron ellos los elegidos para
saldar la deuda moral que las clases dominantes europeas tenían con los sobrevivientes de las masacres y
los intentos de exterminio que ellos mismos habían llevado a cabo. Cínicamente, pretendían matar dos pájaros de un solo tiro: al mismo tiempo
que se liberaban del peso de la conciencia por los crímenes que habían cometido
contra los judíos, sacaban de Europa
a un grupo de supervivientes que podrían causarles problemas en el futuro.
Así, bajo la iniciativa y
el mando del movimiento sionista europeo,
se alentó a los judíos que restaban
en Europa y a los de otras
comunidades de otros lugares a trasladarse a Palestina para erigir allí su
propio Estado. Por supuesto, el
hecho de que esas tierras ya
estuvieran habitadas por milenios por el pueblo palestino no significaba nada para los líderes sionistas. Así, aunque casi todos los principales teóricos del sionismo eran personas no religiosas, ellos pasaron a
alegar que el derecho a ocupar ese espacio les había sido concedido por Dios. En otras palabras, renombrados ateos habían convertido a Dios en el más confiable agente de bienes raíces
(para los intereses de ellos, por supuesto).
Empero, los sionistas que
lideraban ese proceso no solo llevaron a Palestina a las personas de ascendencia judía que habían
sobrevivido a las perversidades del nazismo en Europa. También trajeron con ellos la esencia misma de la ideología
de los responsables del intento de exterminio de las comunidades judías
europeas. Para que no haya malentendidos en cuanto a lo que les quiero
expresar, los dirigentes sionistas se fueron a Palestina totalmente imbuidos del espíritu del nazismo, ya que,
a todos los efectos, el sionismo y el nazismo tienen mucho, o más bien, muchísimo, en común. Aparte de
alguna que otra divergencia sobre cuál
sería la raza superior destinada a sobreponerse a las demás, en relación
con los otros aspectos hay numerosas confluencias entre el sionismo y el nazismo, dos de las ideologías más perniciosas ya creadas por los seres
humanos a lo largo de la historia.
Hoy, con el avance del genocidio que está en marcha en Gaza y Cisjordania, los sionistas están dando pruebas suficientes
de que no sólo han asimilado bien las lecciones dictadas
por los nazis, sino que han sido capaces de perfeccionar todas las
técnicas de matar, torturar y exterminar a seres humanos no deseados que los hitlerianos habían desarrollado y promovido
en su momento.
No obstante,
mucho más eficazmente que sus predecesores
nazis, los sionistas de hoy han demostrado tener una capacidad gigantesca
para articularse con las clases dominantes de otros países y, lo que es más
importante, con sus medios de
comunicación. Por lo tanto, a pesar de que las monstruosidades cometidas contra los niños, las mujeres y la población
civil indefensa puedan ser vistas casi en tiempo real en todo el mundo, y aunque estén delante de nuestros ojos las escenas de miles y miles de niños
sufriendo hambre aguda debido a que los sionistas impiden la entrada de agua y alimentos en Gaza, los medios de comunicación apenas se detienen en estos detalles.
Además, en
este momento, con la violenta agresión
terrorista desatada por medio de los
dispositivos bélicos del Estado
sionista de Israel contra Irán,
que han redundado en el brutal asesinato
de decenas de oficiales iraníes, se evidencia otra faceta del sionismo que lo
acerca aún más al nazismo: la
presunción de poder imponer todos sus
designios a otros pueblos, sin ninguna preocupación por las consecuencias
derivadas de sus ataques asesinos, al igual como también actuaban los líderes
de la Alemania nazi. Fue bajo
similar inspiración que las hordas
hitlerianas invadieron, ocuparon y llevaron la muerte y muchas otras
desgracias a Francia, Checoslovaquia,
Polonia, la Unión Soviética, etc.
En resumen,
sin ningún subterfugio, el sionismo y el
nazismo son ideologías de la misma orientación. Ambos se basan en el etnocentrismo
excluyente, en la falta total de empatía con el sufrimiento de quienes
están fuera de su propio grupo. Pero, la crueldad de los sionistas logra ser
aún más insana. Sólo seres dotados de un gigantesco sentimiento de perversidad serían capaces de hacerse
pasar por víctimas de una persecución prejuiciosa siempre que sus
crímenes sean expuestos y denunciados. Tanto es así que es imposible hacerles una justa crítica y
condena de sus crímenes sin que inmediatamente nos tilden de antisemitas. ¡Realmente,
los hitlerianos no tenían la desfachatez de llegar a tal punto!
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