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“En el mismo barco se ha montado
el primer ministro británico Keir
Starmer, quien además de
la entrega a Ucrania de misiles Storm
Shadow con alcance de 250 kilómetros,
declaró que aplicará un mayor gasto en defensa e invertirá en submarinos nucleares, drones y capacidades de guerra digital para enfrentar a Rusia
en una “posible” guerra.Por la parte rusa, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, advirtió que Moscú interpretaría cualquier ataque con misiles Taurus como una participación directa de Berlín en
el conflicto. El vicepresidente del Consejo
de Seguridad, Dmitri Medvédev,
afirmó que Berlín vuelve a ser
enemigo de Moscú y a participar en
la guerra guiada por la ideología nazi
creada por ellos. Mientras, el canciller,
Serguéi Lavrov, dijo que Alemania
se desliza por la misma pendiente por la
que ya se deslizó dos veces en el siglo
pasado.
“Lo cierto es que las tensiones crecen a diario y una conflagración mundial está latente en
el tenso ambiente. La pregunta es: ¿creerán los millonarios
dirigentes de Alemania, Reino Unido,
Francia y en general de la Unión
Europea que podrán salvarse de una Tercera
Guerra Mundial en la que nueve países poseen 12 500 ojivas nucleares cada una mucho más potentes que las
lanzadas por Washington contra Hiroshima y Nagasaki en 1945. Lo prudente sería para salvar a la especie humana que las cabezas calientes de Friedrich Merz, Keir Starmer y del francés Enmanuel Macron se enfriaran.
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ALEMANIA
IMPULSA LA TERCERA GUERRA MUNDIAL.
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Por Hedelberto López Blanch | 07/06/2025 | Europa.
Fuente.
Revista Rebelión domingo 8 de junio del 2025.
Gran
parte de la humanidad que tiene raciocinio esta temerosa de la posición
belicista asumida por Alemania, encabezada por el canciller federal Frederich
Merz que podría llevar al orbe a la Tercera Guerra Mundial.
Y es que
Alemania ha iniciado o tenido participación directa en las dos
conflagraciones mundiales anteriores: la primera de 1914 a 1918 y la segunda de 1939
a 1945.
La historia de esa nación
europea está escrita con sangre pues
desde su nacimiento ha participado en varias conflagraciones, aunque las dos principales han sido las ocurridas
en el siglo XX.
Bajo el emperador Guillermo II, Alemania fue la principal potencia central que inició el
conflicto de la Primera Guerra al invadir Bélgica y avanzar hacia Francia, lo que llevó a una guerra mundial. El conflicto terminó con la
derrota alemana y grandes pérdidas humanas y materiales.
Para la Segunda
Guerra Mundial, Alemania bajo Adolf Hitler, lanzó la invasión a Polonia en septiembre de 1939, seguida de campañas rápidas a Noruega,
Países Bajos, Francia, los Balcanes y después hacia la Unión Soviética (URSS).
El 22 de
junio de 1941, Berlín desató la
Operación Barbarroja con el objetivo de conquistar el territorio
occidental de la URSS, obtener recursos estratégicos como petróleo y
alimentos, destruir al Ejército Rojo
y de esa forma asegurar el dominio nazi en Europa.
Hitler buscaba además eliminar los avances económicos, políticos y sociales del comunismo soviético y expandir el “Espacio vital” para su país, con
planes de germanizar y esclavizar de los pueblos eslavos.
La invasión
fue la ofensiva militar más grande
de la historia hasta ese momento, con tres millones de soldados que
atacaron en tres frentes principales:
norte hacia Leningrado, centro hacia
Moscú y sur hacia Ucrania.
Aunque esperaban una rápida victoria, la resistencia soviética impidió que
el plan saliera como Hitler esperaba y la derrota
del nazismo resultó desastrosa.
La propaganda
nazi también ha jugado
un papel destacado para comenzar las acciones bélicas y justificar las
consecuentes invasiones. En 1939 se
acusó a Polonia de perseguir a la minoría
alemana étnica. Para crear un pretexto,
organizaron la llamada «Operación
Himmler», una serie de ataques de
bandera falsa, como el montaje en la estación de radio de Gleiwitz, donde miembros de las SS fingieron un ataque polaco.
Pero al parecer esos dos enormes fracasos sufridos en la Primera y Segunda Guerras Mundiales no
han sido comprendidos por sus actuales
líderes.
En esa
peligrosa línea, el recién
estrenado canciller, Friedrich Merz
anunció que
“ya no hay restricciones a la gama de armas
suministradas a Ucrania, ni por parte británica, ni francesa, ni la nuestra”.
Merz con esa postura permite proporcionarle a Kiev misiles
de crucero de largo alcance Taurus, capaces
de impactar contra objetivos situados a más de 500 kilómetros.
El régimen
ucraniano ha instado repetidamente a su aliado
europeo a que le entregue este tipo de armas,
pero el anterior canciller, Olaf
Scholz, se manifestó en contra de esta idea, expresando su temor de
que tal medida pudiera convertir a Alemania
directamente en parte de un conflicto
militar.
Berlín continúa la apuesta
belicista en el conflicto utilizando a Ucrania para esos fines y de esa forma
intentar resolver la inestabilidad económica que atraviesa. A la par
complace al Complejo Militar Industrial
alemán, sobre todo a la compañía
Rheinmetall, que tiene estrechas conexiones
con la cúpula gubernamental.
En el mismo barco se ha
montado el primer ministro británico
Keir Starmer, quien además de
la entrega a Ucrania de misiles Storm
Shadow con alcance de 250 kilómetros,
declaró que aplicará un mayor gasto en defensa e invertirá en submarinos nucleares, drones y capacidades de guerra digital para enfrentar a Rusia
en una “posible” guerra.
Por la parte
rusa, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María
Zajárova, advirtió que Moscú
interpretaría cualquier ataque con
misiles Taurus como una
participación directa de Berlín en el conflicto. El vicepresidente del
Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, afirmó que Berlín vuelve a ser enemigo de Moscú
y a participar en la guerra guiada por la ideología
nazi creada por ellos. Mientras, el canciller,
Serguéi Lavrov, dijo que Alemania
se desliza por la misma pendiente por la
que ya se deslizó dos veces en el siglo
pasado.
Lo cierto es que las tensiones crecen a diario y una conflagración mundial está latente en
el tenso ambiente.
La pregunta
es: ¿creerán los
millonarios dirigentes de Alemania,
Reino Unido, Francia y en general de la
Unión Europea que podrán salvarse de una Tercera Guerra Mundial en la que nueve países poseen 12 500 ojivas nucleares cada una mucho
más potentes que las lanzadas por Washington
contra Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Lo prudente sería para
salvar a la especie humana que las cabezas
calientes de Friedrich Merz, Keir Starmer y del francés Enmanuel Macron se enfriaran.
Hedelberto
López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano,
especialista en política internacional.
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