miércoles, 9 de septiembre de 2015

MERKEL ACEPTA MEDIO MILLÓN DE REFUGIADOS. HUNGRÍA HOSTILIZA. Ante aluvión de refugiados. LOS MIGRANTES TRAEN BENEFICIOS.

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HUNGRÍA HOSTILIZA. Ante aluvión de refugiados.
En la vereda opuesta a la cordialidad de Alemania, en Hungría hubo nuevas e impactantes muestras de hostilidad hacia los migrantes. Una periodista de ese país fue despedida luego de ser filmada cuando pateaba a un hombre y dos chicos refugiados que huían de la policía y un obispo rechazó el llamado del Papa de recibir a refugiados en parroquias de Europa.
Las imágenes de la periodista Petra László dando puntapiés a un chico y a una nena y haciendo caer a un hombre con un niño en brazos fueron demasiado, incluso, para el canal N1 TV –cercano al ultranacionalista Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik)–, donde trabajó hasta ayer, según informó su editor en jefe por Facebook. La increíble escena, captada en vivo por varios canales de televisión y que se viralizó en las redes sociales, sucedió cuando unos 150 refugiados intentaron romper un cordón policial para escapar corriendo de un lugar de reunión en Roszke, cerca de la frontera con Serbia (foto), y así evitar ser registrados por las autoridades húngaras.
En una de las imágenes, László reacciona, cámara en mano, pegándoles patadas a un chico y a una nena en el momento en que un grupo de refugiados esquiva el cerco policial y se abalanza sobre ella, que llevaba puesto un barbijo, pantalón y camisa de jean. En otra, la camarógrafa le hace una zancadilla a un hombre que huía con un chico en brazos, haciéndolos caer al suelo. Los refugiados fueron detenidos horas después por la policía.
Cientos de migrantes son hostilizados al pasar por territorio húngaro por una derecha nacionalista de ultra-derecha, salvaje, inhumana y neo-nazi.
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László trabajaba para el canal N1TV, conocido por su apoyo a Jobbik, un partido político nacionalista y ultraderechista de Hungría definido como neonazi, racista, antisemita y homofóbico. En las elecciones europeas de 2009, Jobbik consiguió tres escaños en el Parlamento Europeo, ubicándose como la tercera fuerza más votada en esos comicios en Hungría, país que se convirtió en uno de los epicentros de la crisis de refugiados que enfrenta Europa: en lo que va del año casi 170.000 entraron al país ilegalmente a través de la frontera sureña con Serbia.
El país ha sido criticado por su respuesta a la crisis, que incluye la construcción de una valla de alambre de púas en la frontera, planes para militarizar la zona y todo tipo de intentos por impedir que sigan su camino rumbo a Alemania, el destino preferido de los refugiados, para los que Hungría es sólo una nación de tránsito.
Refugiados sirios llegados anteayer a Alemania contaron que fueron encerrados durante tres días en “centros de alojamiento” en Hungría, sin comida y recibiendo sólo agua, en línea con decenas de denuncias similares de las que se hicieron eco Naciones Unidas y organizaciones humanitarias internacionales.
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) instó ayer a Hungría a mejorar las condiciones de recepción para los solicitantes de asilo que llegan al país y hacer que los procesos de registro de los refugiados sean más sencillos. “Muchos permanecen en condiciones precarias en los puntos de recogida. Serían necesarias mejoras”, dijo en Budapest Vincent Cochetel, director de Acnur para Europa. El procedimiento de registro, más allá de realizarse en circunstancias precarias, como denuncian las organizaciones humanitarias, es lo que menos quieren los refugiados.
Según la ley comunitaria, los trámites de asilo deben ser procesados en el país de ingreso de los refugiados. Los migrantes de Medio Oriente no quieren ser registrados en Hungría por temor de ser devueltos a ese país, incluso si logran llegar a Europa occidental. Hungría se limita a aplicar la norma comunitaria de registro, que permite restringir sus movimientos mientras dura el proceso de asilo.

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Alemania y Austria dieron luz verde en la noche del viernes pasado al paso de miles de aspirantes a asilo.

MERKEL ACEPTA MEDIO MILLÓN DE REFUGIADOS.

Ante la crisis, Alemania se comprometió a albergar hasta 500 mil migrantes por año.
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El representante especial para la Migración y el Desarrollo de la ONU, Peter Sutherland, pidió “una respuesta europea como parte de una respuesta global”. El gobierno alemán se pone a la cabeza de los países que reciben a personas que escapan de conflictos.
Página /12 miércoles 9 de septiembre del 2015.
Alemania se comprometió ayer a recibir cada año medio millón de refugiados para aliviar la crisis de los migrantes en Europa, en un momento en que una nueva ola de personas que buscan desesperadamente escapar de la guerra llegaba a las islas griegas.
Para ilustrar la magnitud del desafío que enfrentan los gobiernos, el presidente de la Unión Europea, Donald Tusk, advirtió que el “éxodo” podría durar años. “La ola de migración no es un incidente aislado sino el principio de un éxodo real, lo que significa que tendremos que tratar con este problema en los próximos años”, aseguró Tusk. “Tenemos que concentrarnos en el combate contra el tráfico de seres humanos y los traficantes”, a los que Tusk calificó de “asesinos”. “Podemos hablar de asesinos porque son directamente responsables de la muerte de miles de personas”, afirmó.
Desde Ginebra, el Representante Especial para la Migración y el Desarrollo de la ONU, Peter Sutherland, pidió “una respuesta europea como parte de una respuesta global” y sugirió organizar una conferencia internacional sobre la cuestión. El canciller austríaco también respaldó la idea de impulsar un encuentro mundial. “Durante la crisis financiera de 2008 hicimos todo lo que pudimos para impedir el colapso de los bancos y del sistema financiero. Ahora debemos demostrar los mismos esfuerzos para que el derecho de asilo sea garantizado”, afirmó Werner Faymann.
En el frente político, los países de la UE están divididos sobre cómo responder a la crisis. Alemania, la principal economía del continente, se comprometió a recibir a 500.000 refugiados cada año y la canciller Angela Merkel vaticinó que su llegada cambiará profundamente el país.
El partido de coalición gobernante de Merkel se enfrentó ayer a una creciente discordia sobre la política de puertas abiertas de Alemania hacia los refugiados sirios y de otras nacionalidades, después que su vicecanciller afirmara que el país podría absorber medio millón de migrantes por año durante los próximos años. Sigmar Gabriel, vice y jefe de los socios socia demócratas de Merkel, dijo que podía imaginar a Alemania recibiendo a muchos más refugiados. “Creo que fácilmente podríamos hacer frente a una cifra de medio millón durante los años venideros”, le dijo a un estrevistador de la televisión alemana.
La política de Merkel de recibir a refugiados sirios enfureció a la derecha de su grupo gobernante. Horst Seehofer, el líder de la Unión Social Cristiana de Baviera, insistió en que “ninguna sociedad” puede hacer frente a tal enorme flujo de migrantes durante un período prolongado. Su partido afirma que Merkel envió “una señal totalmente equivocada” al mundo exterior.
La Canciller alemana también advirtió ayer que la propuesta del presidente de la Comisión Europea para acoger a 120.000 refugiados en los países del bloque es sólo “un primer paso” porque el número de refugiados es muy variable. Según el plan de Jean-Claude Juncker, que será presentado hoy, Alemania tendría que acoger a 31.000 personas, Francia 24.000 y España casi 15.000.
Esta división entre los 28 países del bloque quedó plasmada por la votación en Hungría de un proyecto de ley para acelerar la construcción de un muro en la frontera con Serbia, a fin de impedir la llegada de migrantes. Los refugiados provenientes de zonas en conflicto en Medio Oriente que están en Hungría pueden seguir pasando la frontera austríaca en tren en dirección a Alemania sin ser controlados, informó ayer una fuente policial. Gerald Pangl, agente de la Dirección de Policía del estado federado de Burgenland, fronterizo con Hungría, precisó que de momento no hay controles en los trenes que llegan de Hungría, y que la medida fue acordada con el ministerio del Interior.
Austria y Alemania dieron luz verde en la noche del viernes pasado al paso de miles de aspirantes a asilo que llevaban días estancados en Hungría y querían en su mayoría alcanzar Alemania. Se calcula que entre el viernes y el lunes unos 20.000 refugiados pasaron por territorio austríaco, pero solo cerca de un centenar decidió permanecer en la república alpina y pedir asilo.
Las escenas de caos en toda Europa pusieron de relieve las dificultades de los gobiernos para controlar la llegada de miles de personas que huyen de la guerra y la miseria desde Medio Oriente y Africa.
En Grecia, el ministro de Migraciones admitió que la isla de Lesbos está “a punto de explotar” por la llegada de miles de personas. Las autoridades decidieron ampliar sus capacidades para atender a los 30.000 refugiados que, según la ONU, se encuentran repartidos en varias islas del mar Egeo, 20.000 de ellos sólo en Lesbos.
En las últimas horas, la tensión ha ido en aumento en esta isla, donde guardacostas y policías armados con porras intentaban controlar en el puerto a cerca de 2500 personas que querían subir a un ferry con dirección a Atenas. “Fueron tres días horribles. No hay habitaciones, no hay hoteles, no hay baños, no hay camas, no hay nada”, explica Husam Hamzat, un ingeniero sirio de 27 años procedente de Damasco que ayer consiguió, tras horas de espera, los papeles para salir de la isla.
“Llevo aquí ocho, nueve días, ni siquiera lo sé”, afirma Aleddin, un estudiante de ingeniería bloqueado en Lesbos y que intenta llegar a Alemania para reunirse con su hermano. “Algunos llevan aquí 14 o 15 días, al gobierno griego no le importa”, asegura.

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Las costas de Italia son receptoras de la llegada masiva de migrantes.

LOS MIGRANTES TRAEN BENEFICIOS.
La economía de Europa necesita de nueva mano de obra.
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“Sin los inmigrantes, los jubilados ganarían al menos un 7-8 por ciento menos”, señala el sociólogo Maurizio Ambrosini. Muchos de los refugiados son adultos con oficios. El Viejo Continente es cada vez más viejo y los europeos tienen pocos hijos.

Elena Llorente

Página/12 En Italia
Desde Roma miércoles 9 de septiembre del 2015.
Después de que la tormenta “inmigrantes” ha hecho estragos en la sociedad europea con la foto del niño sirio muerto en una playa, y que al mismo tiempo ha provocado la reacción negativa de políticos y grupos conservadores que argumentan peligros para la estabilidad económica y la seguridad, resulta que algunas estadísticas europeas y análisis de economistas demuestran que los inmigrantes son beneficiosos para el Viejo Continente. Es más, que Europa los necesita sí o sí para la sobrevivencia de muchos de sus parámetros económicos y sociales.
El ejemplo más escandaloso son las jubilaciones. No hay que olvidar que Europa es un continente cada vez más viejo y que los europeos tienen pocos hijos. En Italia tal vez uno y no siempre, con suerte dos. El 53 por ciento de la población italiana tiene más de 65 años, el porcentaje es parecido en Francia mientras en Alemania el 59 por ciento de la población es mayor de 65. Si hoy es jubilada la mayoría de la población, ¿quién contribuye con su trabajo para que esas jubilaciones sean pagadas? Según un informe de la Unión Europea, citado en un largo artículo sobre este tema del diario La Repubblica de Roma, en promedio en Europa hay cuatro personas en edad de trabajar (15-64 años) por cada jubilado pero en 2050 habrá sólo dos si las cosas no cambian. ¿Quién aportará entonces al Estado el dinero necesario para las jubilaciones y pensiones? Según un análisis prospectivo de la agencia de noticias económicas y financieras Bloomberg citado por La Repubblica, Europa tendrá necesidad de 42 millones de nuevos ciudadanos que paguen sus impuestos y contribuciones, para que la población anciana pueda seguir cobrando su jubilación y otros beneficios.
Entonces, los inmigrantes no son una carga, como muchos suponen, ni les sacarán el trabajo a los italianos, como piensan otros. Son un recurso económico que hay que saber administrar e integrar adecuadamente. En otras palabras, el sociólogo Maurizio Ambrosini, profesor de la Universidad de Milán y director de la revista Mondi Migranti, lo explica así a: “Los inmigrantes llegan aquí ya siendo jóvenes y formados, por lo cual no hay costos de pediatría ni de educación. No son todavía ancianos, por lo cual los costos sanitarios son contenidos. Son jóvenes adultos que en su mayoría trabajan. A veces tienen un nivel de ocupación más alto que la población nacional, en España y en Italia por ejemplo. Dado que tienen un trabajo, es más lo que pagan al Estado en calidad de impuestos que lo que le sacan. Si los inmigrantes en Italia hoy son el 10 por ciento de los ocupados, quiere decir que aportan el 7-8 por ciento de las jubilaciones que se pagan a otras personas. Sin los inmigrantes, los jubilados ganarían al menos un 78 por ciento menos”.
Según el economista Pietro Valentino, ex docente de la Universidad de Roma y consultor económico de algunas regiones italianas, los inmigrantes serán necesarios a la economía europea sobre todo si se mantienen “las tasas de natalidad actuales”. Sobre todo por dos razones, explicó: “La primera porque bajan la edad media y en consecuencia aumentan los más jóvenes. El segundo motivo es que muchos de los inmigrantes que han trabajado regularmente en Italia, pagan sus contribuciones al INPS (Instituto Nacional de Previsión Social) y a menudo vuelven a sus países de origen sin tener la edad jubilatoria, por lo cual no pueden retirar lo que pagaron. Ese dinero queda en el INPS, por lo cual de hecho financian las jubilaciones de los italianos”. “Si se tiene una la población demasiado anciana, se puede alargar la edad pensionable –que es lo que ha ocurrido en Europa, a 65 o 67 años según los países–, pero hasta un cierto punto. Todo este análisis sobre los inmigrantes es válido si la tasas de natalidad permanecen iguales”, subrayó Valentino.
Pero en lo que coinciden todos los analistas es en que es necesaria una política clara para acoger a todos estos inmigrantes, para que no haya las diferencias horrorosas que se han verificado hasta ahora en muchos lugares. Sobre todo al sur de Italia, donde los inmigrantes aceptan hacer en condiciones infrahumanas y por pocos euros, los trabajos que ningún italiano aceptaría. En particular en la agricultura. La recolección del tomate ha sido uno de los rubros donde los migrantes, durmiendo en casonas semidestruidas, sin agua potable, sin camas ni sillas, aceptan vivir para ganarse algunos euros. Y los patrones los superexplotan aprovechándose de su miseria y desamparo. Por eso se espera con ansia el informe que hoy presentará el presidente Jean Claude Juncker a la Comisión Europea, el órgano ejecutivo y legislativo de la Unión Europea, encargado de proponer nuevas leyes y aplicar las decisiones y los tratados de la UE.

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