“Un mundo sin agua. La influyente revista alemana Der
Spiegel consagra una extensa investigación de seis reporteros sobre “Un mundo sin agua y El peligroso mal uso de nuestro recurso más
valioso, en cinco países: Brasil,
España, EEUU (California), Bolivia e Israel expresa el Dr. Alfredo Jalife-Rahme.
Inician su estrujante reportaje sobre el drama de California, que ya abordé su simbólica sequía como presagio de “la
crisis mundial del agua que viene Arguyen que la Tierra puede ser un planeta azul visto desde el espacio, pero que
sólo 2.5 por ciento de su agua es fresca y es dilapidada,
contaminada y envenenada con su distribución horriblemente injusta. Setenta por ciento de la superficie de la
Tierra es agua, cuya mayor parte es salada: 97.5 por ciento, en mares y océanos. El restante 2.5 por
ciento es agua
dulce/fresca, pero su 69.7
por ciento está congelada (polos y glaciares), 30 por ciento es subterránea y sólo 0.3 por ciento se encuentra en
ríos y lagos La exigua agua
fresca/dulce es la que ha permitido la vida en la biósfera”.
“Los seis reporteros aducen que la población
mundial casi se ha triplicado desde 1950,
mientras el consumo del agua se ha incrementado seis veces, lo cual ha empeorado, ya que el género humano cambia el clima del planeta con
emisiones de gas invernadero, que sólo exacerba las injusticias. La escasez del
recurso versa sobre las personas que sufren de sed: casi mil millones son forzadas a beber agua contaminada, mientras
otras 2 mil 300 millones padecen su carencia. Sin caer en un insano neo-malthusianismo
acuífero, a lo que subtienden los autores, se recuerda que la población mundial es hoy de más de 7 mil
256 millones. Preguntan: ¿Cómo administraremos alimentar más personas con menos
agua? A mi juicio, se trata de una
pésima asignación de recursos, trágico en el caso del agua en su totalidad
–aunque su mayor proporción sea salada–, lo cual es un reflejo más de la desigualdad global
del neoliberalismo en lo que incumbe a los recursos finitos, cuyo
epítome lo constituye la lacerante
disparidad mundial en todos sus rubros. Una solución samaritana global
consistiría en desalinizar
el agua en forma gradual y racional, sin caer en las enfermizas cuan
oligopólicas leyes del mercado con naipes marcados”.
LA GEOPOLÍTICA DEL AGUA DEL SIGLO XXI.
*****
Alfredo Jalife-Rahme.
La Jornada.- domingo 20 de
septiembre del 2015.
Un impactante análisis de Peter Engelke, becario del Atlantic Council, y de Russell Sticklor, investigador del Stimson Center, contempla las guerras del agua como el próximo gran detonador de conflictos globales, en el influyente portal The National Interest (http://goo.gl/EUXIF9).
Aunque pertenecen a
escuelas ultraconservadoras de Estados Unidos –similares en su irredentismo
trasnacional a los polémicos Aspen Institute y Wilson Center (que prohijó con
el ITAM el regalo del petróleo de México a Estados Unidos)–, Peter Engelke y
Russell Sticklor abordan la geopolítica del agua para el siglo XXI, análoga a
la del petróleo que configuró la geopolítica del siglo XX: el agua tiene el
poder de reordenar las relaciones internacionales en el siglo presente y su geopolítica
mundial emergente es complicada ya que los recursos de agua fresca (http://goo.gl/1rrWWq) están distribuidos en
forma desigual en todo el planeta.
Juzgan que existen grandes
potencias acuíferas dotadas con enormes reservas renovables como Brasil, Rusia,
Estados Unidos, Canadá y China, que conforman los primeros cinco del ranking
mundial de la CIA (https://goo.gl/6PKx7A).
Consideran que, pese a ello, aun dentro de estos inmensos países, la
asequibilidad no es uniforme, ya que en el sur de Brasil, la parte occidental
de Estados Unidos, el norte de China y otras subregiones, confrontan intenso
estrés acuífero. Nada es perfecto.
Señalan que en número los
países carentes de agua superan a las grandes potencias hidráulicas: una
creciente lista de países que sufren la tormenta perfecta de un rápido
crecimiento poblacional, agotamiento de recursos, pobre gobernación,
estancamiento económico e impactos de cambio climático inquietantes en medio de
una aridez crónica.
Los países más frágiles en
materia acuífera están concentrados en un significativo cinturón estratégico
que va del norte de África a través del Medio Oriente y el cuerno de África
hasta las partes oriental, sureña y central de Asia (http://goo.gl/naFKGg). Es en este cinturón de
países naturalmente áridos o semiáridos donde la escasez de agua tiene el mayor
potencial de infligir un grave daño. Señalan que el estrés acuífero se entiende
mejor como un precursor de conflictos y apuntan el ejemplo de tres países
islámicos: Siria, Yemen y Pakistán, que pertenecen al célebre arco de crisis
geopolítico.
El arco de la crisis fue un
concepto muy socorrido por Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad Nacional
de Carter e íntimo de Obama (http://goo.gl/Z3U4z),
el cual regresa ahora bajo el esquema de la crisis global del agua (https://goo.gl/XVknZK). En referencia a la
martirizada Siria, los autores aducen que entre 2006 y 2010, fue golpeada
duramente por la sequía, que arrasó con el modo de vida rural y causó
desplazamientos internos significativos, que a su vez ayudaron a espolear la
olla que hizo bullir y desembocó en una guerra civil que eventualmente se
desparramó a Irak.
Aquí discrepo, ya que la
atroz guerra ilegal de Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak provocó masivas
migraciones y desplazamientos que alcanzaron a Damasco. Más bien es la
confluencia de las dos guerras consecutivas de Irak por el nepotismo dinástico
de los Bush (padre e hijo) y la guerra civil en Siria la que confluyó para
crear todas las turbulencias desde la antigua Mesopotamia (que significa tierra
entre dos ríos: el Éufrates y el Tigris) hasta la costa nororiental del Mar
Mediterráneo.
Peter Engelke y Russell
Sticklor citan a investigadores, consultados por The New York Times
(NYT), quienes vinculan el conflicto sirio a la sequía empeorada por el cambio
climático (http://goo.gl/ePzJbY). A
propósito, hace cinco años, antes que el NYT, apunté que Siria era el teatro de
la primera revuelta árabe por el agua y el cambio climático (http://goo.gl/BTQp9).
Peter Engelke y Russell
Sticklor juzgan que en los recientes dos años, los yihadistas de Daesh/ISIS han
contemplado el acceso al agua y su control como un objetivo estratégico
primario de su campaña, y han expropiado presas hidroeléctricas, canales de
irrigación, depósitos de agua, acueductos/gasoductos y otras infraestructuras
de agua para cimentar sus adquisiciones territoriales.
Arguyen que el agua ha
jugado un papel importante en el colapso en curso de Yemen, donde “décadas de
mal manejo lo han dejado –uno de los países más escasos en agua del mundo– con
una infraestructura dilapidada de agua, reservas subterráneas acuíferas
severamente agotadas, y altas tasas de ineficiencia de uso de agua”. ¿Qué le
dejan a la Bolivia del DF y Edomex (http://goo.gl/YhRJuD)?
Saná, la capital de Yemen, puede convertirse en la primera capital del mundo moderno en carecer funcionalmente de agua, posiblemente tan temprano como 2025. ¿Antes que la Bolivia mexicana? Aportan el ejemplo de Pakistán y su galopante crecimiento poblacional, con patrones de lluvia cambiantes que amenazan su perspectiva acuífera.
Saná, la capital de Yemen, puede convertirse en la primera capital del mundo moderno en carecer funcionalmente de agua, posiblemente tan temprano como 2025. ¿Antes que la Bolivia mexicana? Aportan el ejemplo de Pakistán y su galopante crecimiento poblacional, con patrones de lluvia cambiantes que amenazan su perspectiva acuífera.
Citan al Daily Times, de
Pakistán, que pronostica que su población masiva casi se duplicará en los
próximos 36 años (nota: casi 200 millones y una pirámide demográfica similar a
la de México) y cuya demanda de sus acuíferos limitados se intensificará en una
forma que es casi inimaginable (http://goo.gl/MZ9yQ9).
Pakistán, potencia nuclear con 120 ojivas, es ya uno de los países con mayor escasez de agua en el planeta, lo cual reconfigura la región (léase: el subcontinente indio de mayor población planetaria) cuando muchos grupos militantes pakistaníes por largo tiempo hostiles a India han suplantado sus protestas sobre el control de Cachemira por India con más protestas específicas sobre el acceso al más valioso recurso de Cachemira: el agua.
Peter Engelke y Russell Sticklor concluyen que existen otros países que se unirán a la triada de Siria, Yemen y Pakistán y enfrentarán una combinación similar de estrés acuífero e inseguridad política y social, como Irak y otros países proclives a conflictos y de significado geopolítico como Irak, Irán, Afganistán, Egipto, Libia, Nigeria y Somalia”. ¿Y la Bolivia mexicana de la metrópoli, que va desde Iztapalapa hasta Ciudad Neza?
Pakistán, potencia nuclear con 120 ojivas, es ya uno de los países con mayor escasez de agua en el planeta, lo cual reconfigura la región (léase: el subcontinente indio de mayor población planetaria) cuando muchos grupos militantes pakistaníes por largo tiempo hostiles a India han suplantado sus protestas sobre el control de Cachemira por India con más protestas específicas sobre el acceso al más valioso recurso de Cachemira: el agua.
Peter Engelke y Russell Sticklor concluyen que existen otros países que se unirán a la triada de Siria, Yemen y Pakistán y enfrentarán una combinación similar de estrés acuífero e inseguridad política y social, como Irak y otros países proclives a conflictos y de significado geopolítico como Irak, Irán, Afganistán, Egipto, Libia, Nigeria y Somalia”. ¿Y la Bolivia mexicana de la metrópoli, que va desde Iztapalapa hasta Ciudad Neza?
No es precisamente la
aplicación interesada de la fétida ley Korenfeld (http://goo.gl/MZ9yQ9)
–que favorece los intereses de Israel en detrimento de México y pretende
privatizar hasta el agua de lluvia y utilizarla para el letal fracking– lo que
resolverá el severo estrés acuífero de la metrópoli mexicana.
A juicio de Peter Engelke y Russell Sticklor es todavía más preocupante que pesos pesados globales como China, India y el mismo Estados Unidos enfrenten incómodos futuros, dados los contrastes entre la demanda pronosticada del agua y las exprimidas fuentes de abastecimiento. No siempre la carencia de agua estimula los conflictos; también su superabundancia, como el caso singular del Líbano: motivo del apetito de saqueo acuífero de Israel en el río Litani (http://goo.gl/XL2jJE).
A juicio de Peter Engelke y Russell Sticklor es todavía más preocupante que pesos pesados globales como China, India y el mismo Estados Unidos enfrenten incómodos futuros, dados los contrastes entre la demanda pronosticada del agua y las exprimidas fuentes de abastecimiento. No siempre la carencia de agua estimula los conflictos; también su superabundancia, como el caso singular del Líbano: motivo del apetito de saqueo acuífero de Israel en el río Litani (http://goo.gl/XL2jJE).
Un tema convergente en el
arco de crisis (http://goo.gl/pwdd2d) es
la expropiación del
agua subterránea palestina por el Estado racista y de apartheid de Israel
(http://goo.gl/0W6K6o).
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