“Respecto a América Latina y el Caribe, la contracción de la demanda
mundial de materias estaría
ya provocando el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación
generalizada de sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se
traducirá en aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad,
tasas de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda Exterior que podrían terminar dibujando
un escenario de estancamiento económico secular que obligará a una gran parte
de su población a vivir por debajo del umbral de la pobreza. Así, según la Directora Gerente del FMI, Lagarde,
“la fortaleza del dólar junto con la debilidad de los precios de los productos
crea riesgos para los balances y financiación de los países deudores en
dólares”, de lo que se deduce que las economías de América Latina y Caribe estarán más expuestas a una posible
apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados,
fenómeno que podría reeditar la “Década
perdida de América Latina” (Década de los 80), agravado por un notable
incremento de la inestabilidad social, el aumento de las tasas de pobreza y un severo retroceso de
las libertades democráticas”.
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¿NUEVA RECESIÓN ECONÓMICA MUNDIAL?
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Germán Gorraiz López.
Alainet.- Jueves 3 de septiembre del 2015.
Jaque al Neoliberalismo.
La entrada en escenarios de recesión
de países como Noruega, Canadá, Brasil, Rusia y Finlandia debido al desplome de
las commodities y ciertos indicadores macroeconómicos recientes de países como
China o EEUU han alertado del riesgo de que el estancamiento económico se
adueñe de la economía mundial en el 2016 lo que aunado con una posible subida
de tipos de interés del dólar, hará que los inversionistas se distancien de los
activos de renta variable y que los bajistas se alcen con el timón de la nave
bursátil mundial, derivando en una psicosis vendedora que terminará por
desencadenar el estallido de la actual burbuja bursátil. Dicha burbuja sería
hija de la euforia de Wall Street (y por extrapolación del resto de bolsas
mundiales) tras las políticas monetarias de los grandes bancos centrales
mundiales que han inundado los mercados con centenares de miles de millones de
dólares y euros con la esperanza de relanzar la economía, más aún cuando las
colocaciones sin riesgo ( deuda de EEUU o de Alemania), no retribuyen nada a
los inversionistas lo que aunado con un posible repunte del precio del crudo
debido a factores geopolíticos desestabilizadores (Ucrania, Libia, Siria e
Irak), podría producir un nuevo crash bursátil.
En el escenario europeo, si la Deuda Pública y privada prosigan su vuelo por la estratosfera, los salarios permanecen congelados o con incrementos inferiores al IPC, el crédito bancario sigue sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales a pymes, autónomos y particulares y no se aprovecha la bajada del precio del petróleo y la dilación en los plazos para reducir el déficit público de los países para implementar medidas keynesianas de inversión en Obra Pública y reducir el desempleo, la economías europeas se verán abocadas a un peligroso cóctel explosivo,(el DDD), cuyos ingredientes sería una deflación en los precios que impedirá a las empresas conseguir beneficios y a los trabajadores incrementar sus sueldos así como a una subida de las tasas de interés reales que agravarían los problemas de sobreendeudamiento público y privado aunado con un desempleo rayando el 11%, lo que podría generar una década de estancamiento rememorando la Década perdida de la economía japonesa.
Respecto a EEUU, la previsible subida de tipos de interés por la Fed podría provocar un nuevo crash bursátil mundial pues el nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que confluyen beneficios y multiplicadores mínimos), se movería en la horquilla de los 11.000-12.000 en Mercados Bursátiles como el Dow Jones, a años luz de los estratosféricos techos actuales. Dicho estallido provocará la consiguiente inanición financiera de las empresas y tendrá como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras.
En el escenario europeo, si la Deuda Pública y privada prosigan su vuelo por la estratosfera, los salarios permanecen congelados o con incrementos inferiores al IPC, el crédito bancario sigue sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales a pymes, autónomos y particulares y no se aprovecha la bajada del precio del petróleo y la dilación en los plazos para reducir el déficit público de los países para implementar medidas keynesianas de inversión en Obra Pública y reducir el desempleo, la economías europeas se verán abocadas a un peligroso cóctel explosivo,(el DDD), cuyos ingredientes sería una deflación en los precios que impedirá a las empresas conseguir beneficios y a los trabajadores incrementar sus sueldos así como a una subida de las tasas de interés reales que agravarían los problemas de sobreendeudamiento público y privado aunado con un desempleo rayando el 11%, lo que podría generar una década de estancamiento rememorando la Década perdida de la economía japonesa.
Respecto a EEUU, la previsible subida de tipos de interés por la Fed podría provocar un nuevo crash bursátil mundial pues el nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que confluyen beneficios y multiplicadores mínimos), se movería en la horquilla de los 11.000-12.000 en Mercados Bursátiles como el Dow Jones, a años luz de los estratosféricos techos actuales. Dicho estallido provocará la consiguiente inanición financiera de las empresas y tendrá como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras.
En cuanto a los países emergentes
(BRICS, México, Corea de Sur y Tigres asiáticos), sufrirán un severo
estancamiento de sus economías, con la entrada en recesión de países como
Brasil y Rusia y raquíticos crecimientos anuales del PIB (rozando el 4% en el
caso de India y China) tras un decenio espectacular con tasas de crecimiento
superiores a los dos dígitos), debido al desplome del precio del crudo y a la
brutal constricción de las exportaciones por la contracción del consumo mundial
, lo que conllevará la devaluación de sus monedas para incrementar sus
exportaciones así como una drástica reducción de sus Superávit que acelerará la
agudización de la fractura social, el incremento de la inestabilidad social y
un severo retroceso de sus incipientes libertades democráticas.
Mención especial merece China que
estaría inmersa en una crisis económica identitaria al tener que implementar
una amplia batería de reformas estructurales. Así, entre las fragilidades de su
economía se encuentran la todavía limitada integración financiera
internacional, su aislamiento y control del aparato estatal en el ámbito
interno, así como una asignación de recursos económicos poco eficiente
provocada por el paternalismo público y un insuficiente nivel de desarrollo de
las redes de distribución, marketing y venta. Los desafíos están centrados en
vencer la alta dependencia de China respecto de la demanda de las economías
desarrolladas y la incierta capacidad de la demanda privada para tomar el
relevo una vez que se agoten los estímulos públicos.
Respecto a América Latina y el Caribe, la contracción de la demanda mundial de materias estaría ya provocando el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se traducirá en aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad, tasas de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda Exterior que podrían terminar dibujando un escenario de estancamiento económico secular que obligará a una gran parte de su población a vivir por debajo del umbral de la pobreza. Así, según la Directora Gerente del FMI, Lagarde, “la fortaleza del dólar junto con la debilidad de los precios de los productos crea riesgos para los balances y financiación de los países deudores en dólares”, de lo que se deduce que las economías de América Latina y Caribe estarán más expuestas a una posible apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados, fenómeno que podría reeditar la “Década perdida de América Latina” (Década de los 80), agravado por un notable incremento de la inestabilidad social, el aumento de las tasas de pobreza y un severo retroceso de las libertades democráticas.
Respecto a América Latina y el Caribe, la contracción de la demanda mundial de materias estaría ya provocando el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se traducirá en aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad, tasas de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda Exterior que podrían terminar dibujando un escenario de estancamiento económico secular que obligará a una gran parte de su población a vivir por debajo del umbral de la pobreza. Así, según la Directora Gerente del FMI, Lagarde, “la fortaleza del dólar junto con la debilidad de los precios de los productos crea riesgos para los balances y financiación de los países deudores en dólares”, de lo que se deduce que las economías de América Latina y Caribe estarán más expuestas a una posible apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados, fenómeno que podría reeditar la “Década perdida de América Latina” (Década de los 80), agravado por un notable incremento de la inestabilidad social, el aumento de las tasas de pobreza y un severo retroceso de las libertades democráticas.
Finalmente, un posible rally alcista
de los precios del crudo debido a factores geopolíticos ( Siria, Libia, Irak),
aunado con inusuales sequías e inundaciones y la aplicación de restricciones a
la exportación de los principales productores mundiales para asegurar su
autoabastecimiento, podría desabastecer los mercados mundiales de productos
agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, mijo, sorgo y arroz),
elevar sus precios hasta niveles estratosféricos y provocar una nueva crisis
alimentaria mundial que irá "in crescendo" hasta alcanzar su cenit en
el horizonte del 2.020 y afectará especialmente a las Antillas, América
Central, México, Colombia, Venezuela, Egipto, Corea de Norte, India, China,
Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el
África Subsahariana y pudiendo pasar la población atrapada en la hambruna de los 1.000 millones
actuales a los 2.000 millones estimados por los analistas.
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