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“Cómo se generó la crisis financiera. Pero este descenso de la demanda
ha generado a su vez otros dos graves problemas. Uno es que la población, que veía disminuir sus ingresos, intentó
mantener su nivel de vida a base de endeudarse.
Tanto la población como las empresas y el Estado se endeudaron más y más, con
lo cual, el capital financiero (es decir, la banca) creció considerablemente.
Pero aquel descenso salarial creó otro problema: el descenso de la demanda de productos y servicios, disminuyendo
con ello la rentabilidad de las inversiones en las áreas de la economía
productiva, es decir, donde se producen los bienes y servicios cuyo consumo ha
disminuido. De ahí que el gran capital (los
súper ricos) fuera invirtiendo más y más en actividades especulativas
(tales como en el sector inmobiliario) que tienen una elevada rentabilidad. Un
resultado de ello es que la actividad
especulativa ha ido sustituyendo la actividad productiva, apareciendo así
el capitalismo
del casino. De ahí que hemos visto que el capital financiero, además
de crecer debido al endeudamiento de la población, también ha crecido debido al
enorme desarrollo de tal actividad
especulativa, puesto que las instituciones financieras se han ido
especializando más y más en inversiones especulativas. Hoy tal sector (que es
sumamente negativo para la economía) está
hipertrofiado en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte,
y significa asimismo una enorme absorción de recursos que deberían utilizarse
en la economía productiva. España, donde el sector bancario es (en relación con el PIB)
uno de los más grandes de la UE-15, es un claro ejemplo de ello”.
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LAS IGNORADAS CAUSAS DE LA ENORME CRISIS QUE ESTAMOS VIVIENDO.
*****
Vicenç
Navarro.
Público.
Jaque al neoliberalismo lunes 28 de marzo del 2016.
Por
extraño que parezca, poco se ha escrito sobre las causas reales de la enorme crisis
económica y financiera que se conoce como la Gran Recesión (que para millones
de españoles es la Gran Depresión), crisis que continúa existiendo. Soy
consciente de que esta afirmación producirá sorpresa entre muchos lectores,
pues se ha escrito muchísimo sobre esta Gran Recesión que, además, se presenta
como un hecho pasado, pues se asume que ya hemos salido de ella. Pero veamos
los datos.
La
Gran Recesión se ha ido gestando desde los años ochenta y está causada por la
enorme concentración de la riqueza y de las rentas en la gran mayoría de países
a los dos lados del Atlántico Norte, lo que ha estado ocurriendo a costa del
descenso de la riqueza y de las rentas de la mayoría de la población, que
deriva sus ingresos del mundo de trabajo. En realidad, desde los años ochenta
ha habido una redistribución de las rentas con una gran transferencia de fondos
de la mayoría de la población a una minoría muy reducida de esta, fenómeno que
ha causado la crisis (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la
crisis actual”, Le Monde Diplomatique, julio 2013).
La distribución de las rentas en
la “época dorada del capitalismo” (1945-1979)
Comencemos
por analizar la situación en EEUU (cuyo gobierno federal es uno de los que
recoge con mayor detalle la información sobre la distribución de las rentas) y
la evolución de las rentas durante el periodo 1945-2014, que dividiremos en dos
periodos. El primero va desde la II Guerra Mundial hasta el año 1979-1980.
Durante este periodo hubo una redistribución de las rentas, de manera que el
80% de la población (los cuatro quintiles inferiores) vio crecer año tras año
sus ingresos un 2,3% anual como promedio, siendo tal crecimiento en las rentas
inferiores (2,5%) mayor que en las renta superiores (2,2%). En realidad, el
grupo que vio crecer menos sus rentas fue el 5% superior de la población (los
súper ricos). Su tasa de crecimiento anual promedio fue de un 1,9%. Durante
aquel periodo, los salarios crecieron paralelamente al crecimiento de la
productividad. El país iba creciendo, pero las rentas de la mayoría de la
población iban creciendo más y más rápido que las rentas superiores (ver Elise
Gould, Debates on Income Inequality and Social Cohesion, Economic Policy
Institute, February 2016).
La reacción neoliberal (1979-2014)
Pero
a partir de los años ochenta, cuando se llevaron a cabo las políticas neoliberales iniciadas por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra.
Thatcher en el Reino Unido, y más tarde hechas suyas por la Tercera Vía en
el socialismo europeo, esto cambió y se revirtió. A partir de entonces, el
crecimiento de las rentas superiores, el 5% superior de la población, fue mucho
más rápido (un 2%) que el de las del resto de la población. En realidad, el 40%
(los dos quintiles inferiores de la población, que constituyen la clase
trabajadora de EEUU) apenas vio crecer sus ingresos durante el periodo
1979-2007 (un promedio del 0,2%). Y en el periodo de la Gran Recesión
(2007-2015), que no ha terminado, sufrió un descenso en sus ingresos de un
2,4%. La bajada de la capacidad adquisitiva de la gran mayoría de la población
(la clase trabajadora y las clases medias de renta media y baja) ha sido muy
dramática durante esta crisis. Durante este periodo, el crecimiento de los
salarios ha sido muy inferior al crecimiento de la productividad. Así, mientras
en el periodo 1948-1973 el crecimiento de los salarios (un 91,3% de crecimiento
acumulado) fue parecido al crecimiento de la productividad (un crecimiento
acumulado del 96,7%), en el periodo 1973-2014 el crecimiento de los salarios
fue solo de un 9,2%, mientras que el de la productividad fue del 72,2% (los
salarios son la compensación laboral por hora, y todos los datos son
acumulativos para el periodo definido. Véase Understanding the Historic Divergence Between
Productivity and a Typical Worker’s Pay, Economic Policy Institute,
September 2015).
Las consecuencias del crecimiento de las desigualdades de renta.
Las
consecuencias de este crecimiento de las desigualdades de renta son muchas. A nivel humano (que es el nivel que
debería ser más importante), estas desigualdades han tenido un enorme impacto
en la calidad de vida, salud y bienestar de las poblaciones. La esperanza de
vida (años de vida de la persona) de las personas con niveles de ingreso
iguales o superiores a la media ha subido, durante el período neoliberal
1972-2001, casi siete años. En cambio, para las personas de nivel de ingresos
inferior a la media (la mitad inferior de la población estadounidense), ha
subido solo 1,9 años. En realidad, para las mujeres de clase trabajadora la
esperanza de vida ha descendido 3 años, un descenso más que considerable.
Globalización Política, el mejor ejemplo, el resultado final hasta hoy, el aplastamiento de la democracia como sistema político mundial y su conversión en una democracia fallida y un capitalismo de casino.
***
Pero
lo que es igualmente importante es que cuando analizamos el impacto de este crecimiento de las desigualdades de renta en las áreas económicas, es
cuando vemos las causas de la crisis actual. La reducción de la capacidad
adquisitiva de la gran mayoría de la población (al ser el crecimiento de los
ingresos mucho menor, e incluso negativo) determinó una bajada muy marcada de
la demanda de bienes y servicios, generando un enorme descenso del crecimiento
económico, alcanzando incluso niveles negativos como hemos estado viendo en el
sur de Europa, incluyendo España. La
reducción de los salarios (así como la reducción del gasto público,
incluyendo el social) ha sido una de las mayores causas de la Gran Recesión. La evidencia científica
de ello es abrumadora y se podía ver fácilmente que las políticas de austeridad y las reformas laborales que caracterizan
las políticas liberales (conocidas como neoliberales), encaminadas a reducir
los salarios estaban creando un grave problema económico, como ya indiqué en mi
libro Neoliberalismo y Estado del Bienestar, escrito en 1997. Hoy, por
fin, incluso el último informe de la OCDE
y el grupo de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) han
admitido el error de tales políticas, aunque los economistas neoliberales que
monopolizan los espacios mediáticos en España, con chaquetas llamativas o
normales, todavía no lo reconocen, aferrados a su dogma liberal.
Cómo se generó la crisis financiera.
Pero
este descenso de la demanda ha generado a su vez otros dos graves problemas. Uno es que la población, que veía
disminuir sus ingresos, intentó mantener su nivel de vida a base de endeudarse. Tanto la población como las
empresas y el Estado se endeudaron más y más, con lo cual, el capital
financiero (es decir, la banca) creció considerablemente. Pero aquel descenso
salarial creó otro problema: el descenso
de la demanda de productos y servicios, disminuyendo con ello la
rentabilidad de las inversiones en las áreas de la economía productiva, es
decir, donde se producen los bienes y servicios cuyo consumo ha disminuido. De
ahí que el gran capital (los súper
ricos) fuera invirtiendo más y más en actividades especulativas (tales como
en el sector inmobiliario) que tienen una elevada rentabilidad. Un resultado de
ello es que la actividad especulativa
ha ido sustituyendo la actividad productiva, apareciendo así el capitalismo del
casino. De ahí que hemos visto que el capital financiero, además de
crecer debido al endeudamiento de la población, también ha crecido debido al
enorme desarrollo de tal actividad
especulativa, puesto que las instituciones financieras se han ido
especializando más y más en inversiones especulativas. Hoy tal sector (que es
sumamente negativo para la economía) está
hipertrofiado en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte,
y significa asimismo una enorme absorción de recursos que deberían utilizarse
en la economía productiva. España, donde el sector bancario es (en relación con
el PIB) uno de los más grandes de la UE-15, es un claro ejemplo de ello.
Pero
además de absorber recursos que deberían haberse invertido en áreas productivas
(donde se producen bienes y servicios) en el país, la expansión del capital financiero creó una enorme
inestabilidad, pues toda actividad especulativa (que crea enormes burbujas, como la inmobiliaria que
hemos vivido en España) conlleva un riesgo. Toda burbuja explota, con
consecuencias negativas para la economía y, más importante, para el bienestar
de la población, como hemos visto en España. Ahora bien, lo que es importante
subrayar es que el riesgo no lo asume la banca, pues cuando está en
dificultades (es decir, cuando corre el peligro de colapsar) inmediatamente
viene el Estado (es decir, los
ciudadanos que pagamos impuestos) y la “rescata”,
con lo cual la banca nunca se arriesga, pues sabe que el Estado benefactor la
salvará. Se ha creado así una complicidad banca-Estado que está en la raíz de
la crisis financiera.
¿Qué es lo que debería hacerse?.
A
la luz de esta evidencia está muy claro qué es lo que debería hacerse, y que se
resume en hacer casi lo opuesto a lo que la mayoría de gobiernos a los dos
lados del Atlántico Norte (Norteamérica y la UE) han estado haciendo. Las soluciones desde el punto de vista de
política económica son muy fáciles de entender, aunque, por desgracia, no son
fáciles de ver o de leer en los medios españoles, debido al abusivo control de
estos medios por parte de los grupos económicos y financieros que han originado
la crisis y se han beneficiado de ella. Es probable que usted, lector, no haya leído esta explicación en los medios porque
la mayoría de ellos están influenciados, cuando no controlados, por los grupos
económicos y financieros que dominan la economía de estos países. Y ello ocurre
no solo en los medios privados (poseídos por grupos empresariales privados),
sino también en los públicos
(controlados por partidos políticos próximos, cuando no financiados, por tales
grupos).
El
mayor obstáculo para resolver el grave problema actual no es económico, sino político, pues el cambio propuesto
implica un enfrentamiento con grupos muy poderosos: en primer lugar, nos encontramos con el enorme poder del 1% de la población de más renta (los súper ricos),
al cual hay que sumar, en segundo lugar, el
10 ó el 15% de renta superior, es decir, de la clase media de renta alta,
la clase media profesional, que está al servicio de aquel 1%, gestionando los
aparatos de la reproducción del sistema a través de la difusión de valores,
percepciones, creencias, recursos e instituciones que sostienen el dominio
político y la hegemonía ideológica cultural en tales países.
Estos cambios pueden hacerse en España.
Quisiera
hacer aquí una reflexión, motivada por el hecho de que percibo que se está
extendiendo en España una percepción que está creciendo rápidamente, incluso en
círculos progresistas, de que tales cambios hoy no se pueden hacer a nivel
nacional, pues se considera que la globalización económica en general y la europeización de la economía
española en particular imposibilitan tales cambios, a no ser que haya un cambio
a nivel mundial o, en el caso español, a nivel de la UE o al menos de la Eurozona.
Ni
que decir tiene que hay elementos de tal opinión que son acertados, excepto
cuando concluyen –como lo hacen a menudo- que no hay nada que hacer hasta que
se cambie lo supranacional. En esta percepción, los Estados-nación han
desaparecido o deberían desaparecer (algo en lo que autores como Toni Negri continúan insistiendo). El
argumento de la globalización (que
los conservadores y liberales -y Negri- aplauden) ignora que la economía mundial ha
estado siempre globalizada. En realidad, estaba más globalizada a
principios del siglo XX que ahora. Y también ignora que algunos de los países
más globalizados, como los países
nórdicos europeos (que son los que tienen mayores indicadores de
globalización), son los que tradicionalmente han tenido salarios más altos y Estados del Bienestar más desarrollados.
El conflicto Capital-Trabajo (que
solía llamarse “lucha
de clases”) tiene lugar predominantemente (pero no exclusivamente) a
nivel de Estado-nación. Y ello continúa siendo así. En realidad, el problema no
es la globalización, sino el tipo de
globalización, que sistemáticamente favorece a los Estados-nación más
dominantes en el área internacional o en la Eurozona. Hoy los Estados-nación
juegan un papel clave en la reproducción del orden (mejor dicho, desorden)
internacional. No hay empresas multinacionales. Son empresas transnacionales.
Naturalmente
que se necesita llevar las estrategias
de cambio a nivel global y/o a nivel de la Eurozona. Pero esta estrategia
conlleva la articulación de las luchas que tienen lugar a nivel de cada
Estado-nación con las luchas a nivel de las instituciones europeas, unas
instituciones que –de nuevo- son controladas y hegemonizadas por los grupos
económicos y financieros dominantes de los Estados-nación como Alemania, aliados con los establishments
financieros y económicos de cada país. El establishment financiero-económico
español, a través del gobierno Rajoy,
está consiguiendo lo que siempre ha deseado (la reducción salarial, y el
desmantelamiento del Estado del Bienestar) con la inestimable ayuda del
gobierno Merkel en Alemania, que
representa los intereses financieros y económicos dominantes de aquel país. En
contra de lo que se está diciendo, los Estados-nación
juegan un papel clave en la reproducción de aquel dominio. La evidencia científica
que apoya tal tesis es abrumadora. Las empresas mal llamadas multinacionales,
son en realidad transnacionales, es
decir, están basadas en un Estado-nación.
Telefónica, prototipo de lo que se
define como una multinacional, es una empresa española. El hecho de que su
producción y distribución ocurra en varios países, no quiere decir que sea
propiedad de varios países. En realidad, para entender el comportamiento de
Telefónica, hay que entender la relación entre aquella empresa y el Estado
español. Son, pues, los Estados los
que continúan teniendo un gran protagonismo en la esfera mundial. Atribuir la
continuidad de las políticas neoliberales por parte del Estado español a la
imposibilidad de cambiarlas debido a la europeización de la economía española
es hacerle el juego al argumentario de las élites dominantes en el país.
Naturalmente que el sistema de gobernanza
de la UE dificulta enormemente la posibilidad de cambios en cada país. No
hay duda de ello. Pero que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Hay que romper con un determinismo
globalizador que está paralizando a las izquierdas, mostrando que sí que hay
alternativas, tal como Juan Torres, Alberto Garzón y yo mostramos en su día, cuando escribimos el
libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en
España (2011).
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