Urgente, con el debido respeto, ponemos a su disposición dos
valiosos Documentos,
con relación a dos realidades diferentes y que hoy marcan parte de la historia
política mundial. El Primero
relacionado, como se lograron "romper los hielos políticos", el distanciamiento
que se presentó entre el Vaticano y el
Papa Francisco y el gobierno francés del Presidente Hollande. U n texto muy
importante. El segundo relacionado
con un Mensaje sobre la Democracia de la
Presidenta Dilma Rousseff, - hoy separada de la Presidencia, escenario
político latinoamericano y mundial, donde la Democracia no puede ser derrotada
por el golpismo, la corrupción política y las mafias enquistadas en el Congreso
-.demostrada por todos los organismos internacionales -. Dos documentos muy importantes, para todos
ustedes. Gracias.
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El Papa y Hollande se reunieron a solas durante casi dos horas.
FRANCISCO Y HOLLANDE ROMPEN EL
HIELO.
Luego por la tensión por el rechazo papal
a un Embajador Francés homosexual.
*****
Las
diferencias entre ambos jefes de Estado alcanzaron su punto más alto cuando
Francisco no aprobó como embajador a un diplomático abiertamente gay. La brecha
empezó a cerrarse cuando el Papa se solidarizó por el asesinato del cura de
Rouen.
Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma jueves 18 de
agosto del 2016.
El presidente francés
François Hollande fue recibido en visita privada ayer por el papa Francisco en
su estudio de la Sala Paulo Sexto del Vaticano.
No es la primera vez que
Hollande y Francisco se ven. La primera fue en 2014. Pero este encuentro tiene
un particular significado, luego de varios meses de malos entendidos entre el
gobierno francés y el Vaticano por el rechazo de parte de la Santa Sede de un
embajador y después del acercamiento a partir del llamado del Papa
solidarizándose con el pueblo francés y enviando sus condolencias por el
asesinato, hace tres semanas, del sacerdote Jacques Hamel, párroco de Rouen.
Al salir de la iglesia
San Luis de los Franceses –la iglesia oficial francesa en la capital italiana–
donde había una imagen del padre Hamel y donde Hollande rindió homenaje a las
víctimas del terrorismo poco antes de ir al Vaticano, el presidente dijo a los
periodistas que con Francisco quería conversar sobre “libertad religiosa,
secularismo y unidad con respeto hacia cada uno”. Y agregó que el “mensaje
francés de secularismo tiende a unir, no a provocar heridas. La República debe
defender el derecho de creer pero también de no creer” de sus ciudadanos.
“Cuando una figura religiosa es asesinada, también la República ha sido
profanada”, agregó el presidente. Hollande indicó además que estaba en Roma
también para agradecerle al pontífice su “solidaridad” por el asesinato del
anciano sacerdote. “Las palabras del Papa fueron muy reconfortantes”, dijo el
presidente, que en ocasión de aquella desgracia recibió una llamada telefónica
de Francisco desde el Vaticano. “Me confió que se sentía como un hermano de
todos los franceses”, contó.
La audiencia duró en
total cerca de una hora y 45 minutos y el coloquio privado fue de unos 40
minutos, informó la Santa Sede. Fue un momento importante después de los malos
entendidos del último año, entre otras cosas por el rechazo por parte de la
Santa Sede de un embajador homosexual francés. No salieron a relucir decisiones
específicas del Vaticano diciendo, por ejemplo, que no concedía el placet, que
por otra parte la Santa Sede –como cualquier Estado– debe dar para que un
embajador pueda tomar posesión de su cargo. Pero el silencio decía todo, pese a
que se trataba de un diplomático que había sido el número dos de la embajada
francesa ante el Vaticano de 2001 a 2005.
Al final, en abril el
gobierno de Hollande decidió nombrar a otra persona como embajador, Philippe
Zeller, que ayer acompañó al presidente junto al ministro del Interior, Bernard
Cazeneuve, en el primer momento de la audiencia privada. Las divergencias sobre
el embajador marcaron ciertas distancias entre los dos Estados. Y si bien ahora
hubo un acercamiento, persisten diferencias entre los dos jefes de Estado,
entre otras cosas, a nivel religioso-político.
A diferencia del Papa,
que insiste en decir que “no es verdad y es injusto afirmar que el Islam es
terrorista”, exponentes del gobierno francés no parecen muy convencidos de que
la región musulmana sea igual a las otras y pueda tener su identidad. Al menos
eso dio a entender el primer ministro francés Manuel Valls, que aplaudió la
prohibición de algunos municipios franceses, como medida antiterrorista, del
burkini (de burka y bikini), una especie de vestimenta completa, incluida la
cabeza, que usan las musulmanas para meterse al mar o a las piscinas. El
burkini, según Valls, es la “expresión de una ideología basada en la
servidumbre de la mujer”. Para el ministro del Interior italiano, Angelino
Alfano, en cambio, una prohibición como ésa “podría provocar nuevos atentados”.
Hollande,
que luego del Papa se encontró con el número dos de la Santa Sede, el
secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, estará de nuevo en
Italia el lunes para un encuentro en la isla de Ventotene –famosa porque en el
período fascista por su cárcel pasaron grandes personajes de la historia
italiana como el ex presidente socialista Sandro Pertini–, con el primer
ministro Matteo Renzi y la premier alemana, Angela Merkel. Los temas candentes
son terrorismo, brexit e inmigración, en un clima enrarecido luego de que el
Estado Islámico lanzara una nueva amenaza por Internet contra varios países
europeos, Italia entre ellos. Los tres mandatarios harán una rueda de prensa en una nave de
la marina militar a última hora del lunes.
*****
Un Mensaje a la Nación de la Presidenta Dilma, en defensa de la Democracia, seriamente atacada por la corrupción política, los nefastos poderes judiciales y el poder de poderes hoy de las corporaciones de los medios de comunicación.
***
"LA
DEMOCRACIA TIENE QUE TRIUNFAR".
Mensaje al Senado
federal y al pueblo brasileño leído
en Brasília el 16 de agosto de 2016.
*****
Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez
|
Me dirijo a la población
brasileña y a las señoras senadoras y a los señores senadores para manifestar
una vez más mi compromiso con la democracia y con las medidas que sean
necesarias para superar este impasse político que tantos perjuicios está
causando al país.
Mi vuelta a la Presidencia,
por decisión del Senado federal, significaría la reafirmación del Estado de
democrático de derecho y contribuirá decisivamente al surgimiento de una nueva
y prometedora realidad política.
Mi responsabilidad es
grande. En el camino que llevo andado para defenderme del impeachment me
aproximé más al pueblo, tuve la ocasión de escuchar su agradecimiento y de
recibir su cariño. Escuché también duras críticas hacia mi gobierno, a errores
cometidos y a medidas e políticas que no fueron adoptadas. Recibo esas críticas
con humildad y determinación para que podamos construir un nuevo camino.
Necesitamos fortalecer la
democracia en nuestro país y, para eso, es necesario que el Senado cierre
definitivamente el proceso de impeachment en marcha, reconociendo, ante
las pruebas irrefutables, que no cometí ningún delito, que soy inocente.
En el presidencialismo
previsto en nuestra Constitución, no es suficiente la desconfianza política
para destituir a un Presidente. Se tiene que probar un delito. Y es evidente
que no hubo tal delito. No es legítimo, como quieren mis acusadores, separar al
jefe de Estado y de gobierno por el “conjunto de la obra”.
Quien separa al Presidente
por el “conjunto de la obra” es el pueblo, sólo el pueblo, en las elecciones.
Por esa razón, afirmamos que, si se confirma el impeachment sin delito,
estaríamos ante un golpe de Estado. El colegio electoral de 110 millones de
electores estaría siendo substituido, sin la debida base constitucional, por un
colegio electoral de 81 senadores. Sería un inequívoco golpe seguido de
elección indirecta.
Al contrario, entiendo que
la solución para las crisis política y económica a las que nos enfrentamos pasa
por un voto popular en elecciones directas. La democracia es el único camino
para la construcción de un Pacto por la Unidad Nacional, el Desarrollo y la
Justicia Social. Es el único camino para salir de la crisis.
Por eso, la importancia de
asumir un claro compromiso con el Plebiscito y la Reforma Política. Todos
sabemos que estamos en un momento de impasse generado por el agotamiento del
sistema político, ya sea por el excesivo número de partidos o por las prácticas
políticas cuestionables, que está exigiendo una profunda transformación de las
reglas vigentes.
Estoy convencida de la
necesidad y daré mi apoyo incondicional a la celebración de un Plebiscito, cuyo
objetivo será consultar a la población sobre la convocatoria anticipada de
elecciones y, también, sobre la reforma política y electoral. Debemos concentrar
nuestros esfuerzos en la realización de una amplia y profunda reforma política,
estableciendo un nuevo cuadro institucional que supere la fragmentación de
partidos, moralice la financiación de las campaña electorales, fortaleza la
fidelidad partidaria y de más poder a los electores.
La restauración plena de la
democracia requiere que la población decida cuál es el mejor camino para
ampliar la gobernabilidad y perfeccionar el sistema político electoral
brasileño. Debemos construir, por lo tanto, un amplio Pacto Nacional, basado en
elecciones libres y directas, que agrupe a todos los ciudadanos y ciudadanas
brasileños.
Un Pacto que fortalezca los
valores del Estado Democrático de Derecho, la soberanía nacional, el desarrollo
económico y las conquistas sociales. Ese Pacto por la Unidad Nacional, el
Desarrollo y la Justicia Social permitirá la pacificación del país.
El apaciguamiento del los
espíritus y de las pasiones deben sobreponerse a cualquier sentimiento de
desunión. La transición hacia ese nuevo momento democrático exige que se abra
un amplio diálogo entre todas las fuerzas vivas de la Nación brasileña con el claro
convencimiento de que lo que nos une es Brasil.
Diálogo con el Congreso
Nacional para que, conjunta y responsablemente, busquemos las mejores
soluciones para los problemas a los que se enfrenta el país, Diálogo con la
sociedad y los movimientos sociales, para que las demandas de nuestra población
sean plenamente satisfechas por políticas consistentes y eficaces.
Las fuerzas productivas,
empresarios y trabajadores, deben participar de forma activa en la construcción
de propuestas para la recuperación del crecimiento y para la mejora competitiva
de nuestra economía.
Reafirmo mi compromiso con
el pleno cumplimiento de la Constitución ciudadana de 1988, principalmente con
los derechos y garantías individuales y colectivos que reconoce. Nuestro lema
seguirá siendo: “ningún recorte de los derechos” [1].
Las políticas sociales que
transformaron la vida de nuestra población, garantizando oportunidades a todas
las personas y promoviendo la igualdad y la diversidad, tendrán que ser
mantenidas y renovadas. La riqueza y la fuerza de nuestra cultura tienen que
ser puestas en valor como elementos fundadores de nuestra nacionalidad.
Crear más y mejores
empleos, fortalecer la salud pública, ampliar el acceso y mejorar la calidad
educativa, asegurar el derecho a la vivienda y extender la movilidad urbana,
son inversiones prioritarias para Brasil. Todas las variables de la economía y
los instrumentos de la política necesitas ser reconducidos para que el país
vuelva a crecer y a generar empleo.
Eso es necesario porque,
desde el inicio de mi segundo mandato, las medidas, acciones y reformas
necesarias para que el país necesitaba para hacer frente a la grave crisis
económica, fueron bloqueadas y se impusieron las llamadas ‘pautas-bomba’ [2], a la sombra de la irresponsable
lógica del “cuanto peor, mejor”.
Se realizó un esfuerzo
obsesivo para desgastar al gobierno, importando poco los resultados dañinos que
causaba a la población. Podemos superar ese momento y, juntos, buscar el
crecimiento económico y la estabilidad, el fortalecimiento de la soberanía
nacional y de la defensa del presal y de nuestras riquezas naturales y
minerales.
Es fundamental la
continuidad en la lucha contra la corrupción. Este es un compromiso
innegociable. No aceptaremos cualquier pacto a favor de la impunidad de
quienes, después del ejercicio de legítima defensa, se compruebe que han
realizado prácticas ilegales o actos ímprobos.
Pueblo brasileño, senadoras y senadores,
Brasil vive uno de los
momentos más dramáticos de la historia. Un momento que requiere coraje y
claridad de miras de todos nosotros. Un momento que no tolera omisiones,
engaños o falta de compromiso con el país.
No debemos permitir que una
eventual ruptura del orden democrático basada en el impeachment sin
delito debilite nuestra democracia, sacrificando los derechos garantizados en
la Constitución de 1988. Unamos nuestras fuerzas y propósitos en la defensa de
la democracia, el lado correcto de la Historia.
Tengo el orgullo de ser la
primera mujer electa presidenta de Brasil. Me siento orgullosa de poder decir
que, en estos años, ejercí mi mandato de forma digna y honesta. Honré los votos
que recibí. En nombre de esos votos y en nombre de todo el pueblo de Brasil,
lucharé con todos los instrumentos legales de que dispongo para garantizar la
democracia en Brasil. En este momento ya todo el mundo sabe que no cometí
ningún delito, que no hay fundamento jurídico para el impeachment, pues
no hay delito.
Las actuaciones que realicé
fueron actuaciones legales, actuaciones de gobierno, actuaciones necesarias.
Actos idénticos fueron cometidos por los presidentes que me precedieron. No era
un delito en su momento y no lo es ahora.
Jamás se encontrará en mi
vida ningún acto deshonroso, de cobardía o traición. Al contrario de quienes
iniciaron este proceso injusto e ilegal, no tengo cuentas secretas en el
exterior, nunca desvié un único céntimo del erario público para mi enriquecimiento
personal o de terceros y nunca recibí sobornos de nadie.
Este proceso de impeachment
es débil, jurídicamente inconsistente; es un proceso injusto desencadenado
contra una persona honesta e inocente.
Lo único que pido a sus
señorías, senadoras y senadores, es que no cometan la injusticia de condenarme
por un delito que no cometí. No hay justicia más demoledora que la que condena
a un inocente. La vida me enseño el sentido más profundo de la esperanza.
Resistí a la cárcel y a la tortura. Me gustaría no tener que resistir ni al
fraude ni a la más infame injusticia. Mi esperanza existe porque es también la
esperanza democrática del pueblo brasileño, que me eligió en dos ocasiones
Presidenta.
Quien debe decidir el
futuro del país es nuestro pueblo. La democracia tiene que triunfar.
*****
Notas del traductor
[1] La traducción literal del
lema sería: “ningún derecho a menos”.
[2] Una 'pauta-bomba' es el
término que se emplea en Brasil para designar a aquellos proyectos de ley que
generan gastos públicos y, por lo tanto, van en contra de las medidas de ajuste
fiscal. A mediados del año 2015 la Cámara de los Diputados aprobaba una serie
de ‘pautas-bomba’ que causaron un impacto negativo en las arcas públicas y
dificultaron todavía más el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
*****
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