Hoy América Latina vive un momento de contraofensiva
neoconservadora, básicamente en Suramérica
que es la parte de la región que trató de desmontar la arquitectura neoliberal
heredada de las décadas de los ochenta y los noventa. La irrupción de la derecha en Argentina, el golpe de estado en Paraguay,
el golpe de estado en curso en Brasil y la victoria de la derecha en el parlamento venezolano, han
posicionado de nuevo al paradigma del libre comercio en esta subregión
latinoamericana. La Alianza del Pacífico empieza a
ganar adeptos en la región, los gobiernos del Mercosur inician la presión para
que finalmente este proceso modifique su carta constitutiva que inhibe la firma de Tratados de Libre Comercio,
esos mismos gobiernos se animan a reanudar la negociación para la firma de un TLC entre la Unión Europea y Mercosur,
que se uniría a los que ya tiene la Unión Europea en vigencia con Centroamérica, México, Chile
y Perú/Colombia.
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PODER CORPORATIVO, LIBRE COMERCIO Y FRAUDE FISCAL: UNA SOLA
ECUACIÓN.
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Latindadd.Lunes 15 de agosto del 2016.
Desde
mediados de la década del noventa el movimiento social a nivel global comenzó a
colocar como prioridad en sus agendas de lucha el tema comercial, dándole
especial énfasis a una crítica completa al paradigma del libre comercio, que se
colocó como premisa teórica de la puesta en marcha de la globalización
neoliberal.
El primer
escenario de la batalla contra el paradigma del libre comercio fue la
Organización Mundial del Comercio (OMC), en donde se avanzó creando un
entramado jurídico global de carácter obligante que profundizó la lógica de la
desregulación comercial: agresivas desgravaciones arancelarias; eliminación de
marcos regulatorios al capital financiero; y fortalecimiento de la protección
unilateral a las inversiones externas.
Los
efectos no se hicieron esperar en los denominados países del tercer mundo, que
empezaron a sufrir las consecuencias de esta lógica del libre comercio. Y
por tanto, se empezó una “rebelión” al interior de la OMC, liderada
principalmente por quienes luego formarían el bloque de los BRICS a fin de
detener, en alguna medida, esta ofensiva libre cambista, llevando a lo que
muchos llaman al “fracaso de la Ronda de Doha” o lo que es lo mismo, que los
promotores del libre comercio no pudiesen terminar su labor al estancarse en
los llamados “cuatro temas de Singapur”: 1) libre competencia, 2) facilitación
del comercio, 3) protección de inversiones y 4) compras del sector público. La
condición fue que se resolviera en el seno de la OMC el tema de los subsidios
al sector agrícola en el norte (léase Estados Unidos y Europa, principalmente),
para luego abordarse los temas de Singapur.
Ante el
fracaso de la Ronda de Doha, la estrategia neoliberal acentuó la promoción de
los Tratados de Libre Comercio (TLCs). En el caso de América Latina, los
Estados Unidos de Norteamérica lanzaron la ofensiva del Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA), que fracasó por la alianza entre los recién llegados
gobiernos progresistas y el movimiento social. Ante ello, Estados Unidos
continuó con el impulso bilateral de TLCs.
En
efecto, la mitad de América Latina y el Caribe (México, Centroamérica, Caricom,
Perú, Colombia, Chile) está constituida por economías que se rigen por el
paradigma del libre comercio, con TLCs entre ellas y con tratados con países de
fuera de la región. Sólo se mantienen fuera de la lógica de los TLCs el
Mercosur (Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil, Venezuela) además de Ecuador y
Bolivia.
Aparejado
a la existencia de los TLCs, se fue profundizando esta institucionalidad
neoliberal con el impulso que se dio a los Tratados Bilaterales de Protección
de Inversiones (también conocidos como TBIs). De forma que se liberalizó el
comercio vía TLCs y se le dio una protección privilegiada a la inversión
extranjera vía TBIs.
La dimensión fiscal.
Una
dimensión que no se había considerado en el ataque al libre comercio fue la
fiscal, es decir los impactos provocados por dichos acuerdos en la recaudación
tributaria. Gracias al movimiento global por la justicia fiscal se empieza a
hacer una correlación de factores que obligan a hacer los vínculos de la
desregulación comercial y de inversiones, con la opacidad, la evasión, la
elusión y el fraude fiscal.
Estos
vínculos, empiezan a relacionar cómo la desgravación arancelaria impacta las
cuentas nacionales en términos de los impuestos que dejan de cobrarse a las
importaciones. Asimismo, cómo los procesos de desregulación financiera y el
libre tránsito de capitales impactan en las cuentas de capital de los Estados.
De igual forma, cómo los principios de Trato Nacional (TN) y Trato de Nación
Más Favorecida (TNF) abren portillos para la elusión de las transnacionales y
también cómo las políticas de atracción de inversiones basadas en exoneraciones
o privilegios fiscales van provocando inmensos costos en términos de gasto
tributario para los países.
Asimismo,
se ha observado que luego de la suscripción de un TLC, normalmente sigue la
suscripción de un acuerdo de doble tributación, ventajoso para los países de
donde proviene la inversión transnacional en el pago del impuesto a la renta.
Es que el principio que rige la tributación en estos acuerdos es el de
“residencia” y no el de “fuente”. De esta manera, una empresa extranjera no
tributa ni en el país donde extrae la renta, ni en el de donde proviene, sino donde
estratégicamente ha puesto su sede: Gran Caimán, Delaware, Islas Vírgenes y
otras jurisdicciones opacas.
Finalmente,
toda esta maraña de acuerdos de inversiones, libre comercio y doble tributación
facilita la planificación tributaria, desarrollada por grandes estudios
jurídicos que saben muy bien cómo y dónde constituir sociedades comerciales
para no pagar impuestos. El escándalo de los Panamá Papers es una clara
muestra de ello.
Crisis del pos-neoliberalismo.
Hoy
América Latina vive un momento de contraofensiva neoconservadora, básicamente
en Suramérica que es la parte de la región que trató de desmontar la
arquitectura neoliberal heredada de las décadas de los ochenta y los noventa.
La irrupción de la derecha en Argentina, el golpe de estado en Paraguay, el
golpe de estado en curso en Brasil y la victoria de la derecha en el parlamento
venezolano, han posicionado de nuevo al paradigma del libre comercio en esta
subregión latinoamericana.
La
Alianza del Pacífico empieza a ganar adeptos en la región, los gobiernos del
Mercosur inician la presión para que finalmente este proceso modifique su carta
constitutiva que inhibe la firma de Tratados de Libre Comercio, esos mismos
gobiernos se animan a reanudar la negociación para la firma de un TLC entre la
Unión Europea y Mercosur, que se uniría a los que ya tiene la Unión Europea en
vigencia con Centroamérica, México, Chile y Perú/Colombia.
Diversos
países de América Latina están participando a fondo en las negociaciones del
TISA, que abre sectores fundamentales (educación, salud, agua, servicios
municipales, correos, transporte, etc.) a la participación privada de
transnacionales. México, Perú y Chile participan activamente en el ya
suscrito Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido por sus
siglas en inglés como TPP).
El poder
corporativo transnacional tiende a fortalecerse por medio del impulso de
diversos tratados o de inversiones, que se orientan a profundizar la
desregulación de los grandes capitales, y que constituyen verdaderos candados
jurídicos a políticas reformistas orientadas al bien común.
Visibilizar
esta situación, abrir el debate para comprender en toda su dimensión las
características del fenómeno y generar nuevas articulaciones de denuncia, resistencia y propuestas de
cambio, son tareas urgentes para el movimiento social de América Latina.
- La Red
Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD)
trabaja desde hace más de quince años en toda la región, incidiendo sobre los
decisores políticos en temas de fiscalidad, nueva arquitectura financiera,
deuda y nuevas economías.
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