domingo, 20 de febrero de 2022

HISTORIA DE UNA TRAICIÓN. COMO SE TRAICIONA LA HISTÓRICA REVOLUCIÓN SANDINISTA. NICARAGUA.

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Hijastra de Ortega afirma que gobierno bloqueó financiación para su ONG Los fondos, cuyo monto no fue revelado, estaban destinados a la promoción de derechos de grupos que defienden la diversidad sexual. El no gubernamental Centro de Estudios Internacionales (CEI) que dirige Zoilamérica Ortega Murillo, hijastra del presidente Daniel Ortega afirmó que el gobierno sandinista bloqueó un acuerdo de cooperación con Noruega por razones políticas. El vicecanciller Valdrack Jaenstschke "impidió la firma de convenios" entre Noruega y el CEI aduciendo "problemas políticos", se lee en la denuncia en un campo pagado en la prensa local.

"Estamos frente a un acto de abuso de poder que violenta derechos constitucionales y las convenciones internacionales de derechos humanos que esperamos sea rectificado", expone el CEI. "Solicitamos al gobierno de Nicaragua aclarar de manera pública las razones por las que se está ordenando a la cooperación internacional suspender el financiamiento al CEI y bloquear el trabajo que desarrolla", indica el comunicado. Relaciones Púbicas de cancillería, interrogada por la agencia de prensa AFP, se limitó a responder que consultaría a sus superiores. Los fondos, cuyo monto no fue revelado, estaban destinados a la promoción de derechos de grupos que defienden la diversidad sexual, dijo a la AFP, Rolando López, del CEI. Noruega cerró su embajada en Nicaragua en 2011 y las relaciones son manejadas vía la delegación nórdica en Guatemala. En 1998, Zoilaamérica Ortega Murillo acusó ante la justicia a su padrastro por abuso sexual cuando ella tenía 11 años, pero los jueces cerraron la causa en 2001 por prescripción de los presuntos delitos denunciados. 

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Dora María Téllez, la Comandante Dos de la Revolución Sandinista. Imagen: EFE
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HISTORIA DE UNA TRAICIÓN.

COMO SE TRAICIONA LA HISTÓRICA REVOLUCIÓN SANDINISTA. NICARAGUA.

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Por Eric Nepomuceno.

Página /12 domingo 20 de febrero del 2022.

Desde Río de Janeiro.

Dora María Téllez, la “Comandante Dos”, figura histórica de la Revolución que en 1979 tumbó la dictadura de la dinastía Somoza que por décadas sofocó a Nicaragua, fue condenada hace pocos días a ocho años de cárcel. El juicio que la condenó fue una farsa grotesca: a ella le dieron cuatro minutos para pronunciarse.

En el mismo juicio para otra figura de relieve en el desaparecido sandinismo, Víctor Hugo Tinoco, la condena fue de trece años.

También hace poco se supo del fallecimiento del comandante Hugo Torres, quien llegó a general cuando existía el Ejército Sandinista. Había sido detenido por el gobierno de Daniel Ortega.

Un detalle revela de manera absolutamente nítida en qué tipo de gente Ortega se transformó: el entonces comandante Torres y Dora encabezaron en 1979 la acción que liberó al hoy dictador de la cárcel somocista.

Exiliados y detenidos

Son muchísimos los que fueron figuras de especial relieve en el periodo en que el sandinismo existió – desde la victoria en 1979 hasta la derrota electoral de 1990 – y que hoy están exiliados, aislados o detenidos.

Lo que era inicialmente una ávida sed de poder de la pareja Ortega-Murillo se transformó en una copia brutal de lo que fue la dictadura de dinastía de los Somoza. Y si en un primer momento esta constatación me abrió un tajo en el alma, ahora me cubre de indignación.


El Poder ilegal y continuado lo envaneció y terminó traicionando la Histórica Revolución Sandinista. Encarcela hasta hoy a los mejores e históricos Comandantes Sandinistas.

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Recuerdos de la revolución

Recuerdo bien que el 24 de enero de 1980 había sido jueves. Ese día viajé por primera vez a la Nicaragua sandinista. La revolución que tumbó a Anastasio Somoza llevaba exactos seis meses y cinco días.

Hasta entonces yo había mantenido contacto a la distancia con el escritor Sergio Ramírez, con quien me une hasta hoy una cálida amistad.

Todavía guardo en la memoria la emoción de aquella primera de una larguísima serie de visitas mientras duró el sandinismo que liquidó a la dinastía que hacía décadas saqueaba y sofocaba aquel hermoso país.

Eran mis años jóvenes, y junto a un puñado de extranjeros que respaldábamos y tratábamos de colaborar, pude tener bastante contacto con varios de los integrantes del gobierno.

En esas reuniones informales, muchas veces largas cenas que se extendían por horas, estuve, siempre al lado de más sandinistas, con Daniel Ortega.

Me pareció un hombre cerrado, de mirada desconfiada, que se quebró por única vez:  en 1986, cuando me habló de su hermano Camilo, muerto en combate con las fuerzas de Somoza cuando era muy joven. Ese día me contó también que de los 15 a los 34 años él, Daniel, no tuvo casa: vivió en la clandestinidad, vagando de un sitio a otro.

Por la primera y única vez sentí algo de humano en aquella figura de piedra.

Nuestro último encuentro fue en Río de Janeiro, a mediados de 1990, en una reunión con artistas e intelectuales meses después de la derrota electoral frente a doña Violeta Chamorro.


Eden Pastora, el histórico "Comandante Cero" uno de los grandes Comandantes de la Revolución Sandinista, murió en junio del 2020.

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Piñata y después

Nunca más volví a Nicaragua. De lejos, supe de la “piñata”, el despojo que llevó a parte de las más altas figuras del sandinismo, Ortega entre ellas, a transformarse en millonarios.

Confieso que junto a otros amigos extranjeros que habíamos vivido tan de cerca la Revolución tardé en aceptar como verdad lo que verdad era.

Hasta en ese aspecto los traidores se hicieron copias redondas de los somocistas.

La de los sandinistas ha sido la última Revolución de mi generación y, en su modelo, quizá la última de la historia.

En muchos momentos sentíamos que ellos conducían a los nicaragüenses a algo muy cercano a realizar sueños imposibles, a rozar el cielo con las manos.

Guardaré para siempre en lo mejor de mi memoria momentos vividos en aquellos años de esperanza, que parecían ser de una luminosidad real.

Luego de perder las elecciones, como consecuencia de la brutal agresión armada llevada a cabo por Washington con apoyo de los sectores más reaccionarios de Nicaragua, el sandinismo empezó a ser destrozado.

No tardó mucho para que lo que había sido una Revolución viva y hermosa empezara a ser traicionada de manera vil, imperdonable.

Aquella esperanza que derrotó la dinastía de los Somoza fue sucedida por otra dinastía, igualmente perversa, abusadora, asesina.


Zoilamérica Narváez, hijastra del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. También lo denunció de abuso de Poder.

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Desde 2006, es decir, hace 16 años, la pareja presidencial manipula elecciones de manera absurda para permanecer en el poder más absoluto.

El peor traidor

Daniel ahora encabeza esa nueva dinastía que reprime, persigue y mata hasta jóvenes estudiantes como lo era su hermano Camilo cuando fue asesinado por la dinastía anterior.

Un traidor es y siempre será un traidor, una figura abyecta y despreciable.

Pero hay traidores de peor calaña.

José Daniel Ortega Saavedra pertenece, con méritos y brillo, a esa segunda especie.

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