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ES
URGENTE Y NECESARIO, PRESTAR ATENCIÓN MUNDIAL, UNA MIRADA GEOPOLÍTICA GLOBAL,
porque hoy estamos mirando, en un escenario, que perecería no ser nuestro – porque aún
el mundo en un 98% - NO participamos y menos a muchos – no nos interesa – pero estamos
en el Epicentro de unas NUEVA GUERRA MUNDIAL – (guerra
total de nuevo tipo) porque hoy es total el Bloqueo, aislamiento y como
expresan a voz alta los “sirvientes del neoliberalismo” – será una Sanción contra
“Rusia, para aplastarla, aislarla, descuartizarla” .
Rusia, no es “tercer mundo” – creo ser heredera, aunque ilegal del
avanza atómico, que dejó la fallecida Unión Soviética.
URSS. Mejor, leamos, un poco lo que nos expresa el Dr. IGNACIO RAMONET, director The Le Monde Diplomatic; “Desde
el inicio de las hostilidades, el 24 de febrero pasado, las dos hiperpotencias
nucleares del planeta han iniciado un
peligrosísimo pulso. Washington, la Unión Europea, la OTAN y todos sus aliados –incluidas las megaempresas digitales GAFAM (Google, Amazon, Facebook,
Apple, Microsoft)–, han prometido ahora, en respuesta a la invasión de Ucrania, aplastar a Rusia, aislarla,
descuartizarla. Consecuencia:
esto se está convirtiendo en una guerra mundial de nuevo tipo. Un hiperconflicto híbrido que, por
el momento, en su arista militar,
se está desarrollando en un teatro
concreto y local: el territorio de Ucrania. Pero que en todos los demás frentes –político,
económico, financiero, monetario, comercial, mediático, digital, cultural,
deportivo, espacial, etc.– se ha transformado en una guerra mundial y total.
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VLADIMIR
PUTIN, presidente de Rusia, dice soñar con el Nuevo Imperio Zarista, pero es un
"Nuevo imperialismo, con fuerte presencia del Estado. Más de 20 años
presidente. VOLODIMIR ZELENSKI presidente de Ucrania, toda su vida Actor Cómico
muy reconocido en la pantalla. 2029 - con cero en política - ante la crisis de
la "vieja clase política", entra la Política y es elegido presidente
y muy influenciado con una fuerte presencia de sectores fascistas,
"parapetados por años en el gobierno de Ucrania.
***
AMÉRICA
LATINA Y LA GUERRA DE UCRANIA.
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Por Ignacio Ramonet | 07/03/2022 | América Latina y Caribe.
Fuente
Rebelión lunes 7 de marzo del 2022.
En
nuestro mundo globalizado e interconectado, un conflicto de la envergadura de
la guerra de Ucrania tiene obviamente consecuencias planetarias.
Desde el
inicio de las hostilidades, el 24 de febrero pasado, las dos hiperpotencias
nucleares del planeta han iniciado un
peligrosísimo pulso. Washington, la Unión Europea, la OTAN y todos sus aliados –incluidas las megaempresas digitales GAFAM (Google, Amazon, Facebook,
Apple, Microsoft)–, han prometido ahora, en respuesta a la invasión de Ucrania, aplastar a Rusia, aislarla,
descuartizarla. Consecuencia: esto se está convirtiendo en una guerra mundial de
nuevo tipo. Un hiperconflicto híbrido que, por el momento, en su arista militar, se está
desarrollando en un teatro concreto y
local: el territorio de Ucrania. Pero que en todos los demás frentes –político, económico, financiero,
monetario, comercial, mediático, digital, cultural, deportivo, espacial, etc.– se ha
transformado en una guerra mundial y total.
Latinoamérica no es un actor relevante en el escenario
donde se desarrollan las principales
tensiones geopolíticas ligadas al conflicto
Rusia-Ucrania. Excepto en sus relaciones con Cuba, Venezuela y Nicaragua, Moscú no dispone en la región, ni de lejos,
de la influencia que siempre ha tenido Washington
y que últimamente ha conseguido Pekín.
Por ejemplo, en 2019, para que nos
podamos hacer una idea, Sudamérica exportó bienes y servicios por un valor de 66.000 millones de dólares a Estados Unidos
y de 119.000 millones a China, pero
apenas de 5.000 millones a Rusia.
Obviamente,
como al resto del mundo, esta nueva situación global impacta a América Latina y
el Caribe. Sobre todo, por sus
repercusiones económicas. Los precios de todas aquellas materias primas de
las cuales Rusia
y Ucrania son importantes productores
se han disparado. En particular, el petróleo y el gas. Pero
también varios metales: aluminio,
níquel, cobre, hierro, neón, titanio, paladio, etc. Algunos productos
alimentarios: trigo,
aceite de girasol, maíz… Y también los fertilizantes. Todos los
países importadores de estos insumos se van a ver fuertemente afectados.
En un
contexto mundial de inflación en alza (véase “Lo que subyace a la
“amenaza” de inflación”),
estos incrementos de costes contribuirán en algunas naciones a una fuerte
subida de los precios, muy particularmente en los transportes, la electricidad, el pan y otros
productos alimentarios. En sociedades latinoamericanas que acaban de ser ya
fuertemente golpeadas por las consecuencias de la pandemia de la covid no es imposible, por consiguiente, que en
varios países se produzcan protestas populares contra el aumento del coste de
la vida (véase el artículo
de Ernesto Samper “Un
expresidente toma la palabra”). Inversamente, los Estados
exportadores de hidrocarburos, minerales
o cereales –por ejemplo, Venezuela, Chile, Perú, Bolivia, Argentina, Brasil–
se verán beneficiados de la importante subida
actual de los precios.
Las nuevas sanciones impuestas a Moscú y el cierre del espacio aéreo en todo el Atlántico norte a los aviones rusos afectará también, en particular, a las potencias turísticas del Caribe, en particular a Cuba y República Dominicana. Para ambos países, Rusia fue en 2021, respectivamente, el primer y segundo emisor de turistas. La guerra de Ucrania les podría hacer perder, este año, unos quinientos mil visitantes, y miles de millones de dólares…
Últimamente, Moscú
ha tratado de acercarse a la región por varias vías. Incluso con ocasión de
la crisis sanitaria durante la
pandemia de la covid-19. Cuando las naciones ricas acapararon las vacunas,
el Kremlin supo responder presente: la Sputnik V fue la primera vacuna en llegar (aunque
no gratuitamente) a Argentina, Bolivia,
Nicaragua, Paraguay y Venezuela. En el aspecto geopolítico, desde hace años, Putin ha
tenido la habilidad de aportar apoyo político y diplomático a gobiernos de la región sancionados por Washington
como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Los cuales, como parte de su estrategia de resistencia frente a las medidas
estadounidenses, han intensificado las relaciones con Rusia, inclusive en el
aspecto militar.
Recordemos
que, cuando fue subiendo la tensión en las semanas antes de la guerra, hubo aquella0s declaraciones del viceministro ruso
de Exteriores, Serguéi Riabkov,
que no descartó un “despliegue militar” en
Cuba y Venezuela como respuesta a la política de Washington en Ucrania. A lo cual, el consejero de Seguridad
Nacional estadounidense, Jake Sullivan,
le respondió que, si Rusia avanzaba “en esa dirección”, Estados Unidos “lidiará” con ello “de forma decisiva”.
En ese sentido, el presidente de Colombia
Iván Duque –único país latinoamericano con estatus de socio
extracontinental de la OTAN–, durante
su reciente visita a la sede de la Alianza
Atlántica, en Bruselas, expresó su preocupación por la
“profundización de la cooperación entre Rusia y China, incluido su
apoyo a Venezuela”. Y declaró en días
posteriores que confiaba que “la asistencia militar de Rusia a Venezuela no se
utilice para amenazar a Colombia”… Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, declaró que Moscú
reforzará su cooperación estratégica con Venezuela, Cuba y Nicaragua “en todos
los ámbitos”.
En los días que precedieron al inicio de la guerra, Vladímir Putin recibió sucesivamente en el Kremlin, con gran cordialidad, a dos importantes mandatarios sudamericanos: Alberto Fernández, de Argentina, y Jair Bolsonaro, de Brasil. El primero le ofreció al presidente ruso que su país sea “la puerta de entrada” de Moscú a América Latina… Putin le respondió que Argentina debe dejar de ser un satélite de Washington y cesar de depender del Fondo Monetario Internacional (FMI). A Bolsonaro, el mandatario ruso le propuso la construcción de varias centrales nucleares y la dinamización de una alianza tecnológica entre ambos países en áreas punta como biotecnología, nanotecnología, inteligencia artificial y tecnologías de la información.
Días después
Rusia invadía Ucrania… Varios mandatarios latinoamericanos –en particular el presidente Nicolás Maduro, de Venezuela– declararon
entender la exasperación de Moscú frente a las constantes provocaciones de Estados Unidos y de la OTAN. Pero
ningún país de la región se alineó de modo incondicional con las posiciones del
Kremlin. Todos, en última instancia,
de una manera o de otra, incluidos Cuba,
Venezuela y Nicaragua, defendieron el Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas, y abogaron
por un entendimiento diplomático para
resolver la crisis por medios pacíficos y diálogo efectivo que garantice la
seguridad y soberanía de todos, así
como la paz, la
estabilidad y la seguridad regional e internacional.
A pesar de la
intensa actividad diplomática desplegada por el presidente Putin para explicar su punto de vista, en conversaciones telefónicas directas con
diferentes líderes latinoamericanos, cuando llegó la hora de la verdad, el 2 de marzo pasado, en la Asamblea
General de la ONU, con ocasión del
voto de una resolución de condena contra la invasión de Ucrania, Rusia apareció
singularmente aislada. Apenas cuatro
Estados en el mundo (Bielorrusia,
Siria, Corea del Norte y Eritrea) apoyaron su guerra contra Kiev. En América Latina no
pudo contar con un solo voto favorable.
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