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Las amenazas de Washington no son meras advertencias. El consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, quien se reunió en Roma con Chang Jiechi, un alto cargo del Buró Político Comunista y de máxima confianza del líder Xi Jinping, expresó de manera clara y directa preocupaciones de la Casa Blanca sobre el respaldo de China a Rusia y las implicaciones que tendría en las relaciones no solo con Estados Unidos, sino con el resto del mundo, dijo el portavoz Ned Price. Incluso el vocero se atrevió a decir que Washington vigila de cerca a China y que implementará sanciones si Beijing ayuda a Moscú. Contrariamente, Biden se arroga el derecho de “asegurarse” que “Ucrania tenga armas para defenderse de la fuerza invasora rusa. Enviaremos dinero, alimentos y ayuda para salvar vidas ucranianas”, fue su contraproducente comentario.
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¿POR
QUÉ EL JEFE DE LA ONU ALERTA SOBRE LA POSIBILIDAD DE UN CONFLICTO NUCLEAR?
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Según
Antonio Guterres los países pobres serán los más afectados por la subida
de los precios de alimentos, combustibles, fertilizantes, y por la perturbación
de las exportaciones a Ucrania y Rusia.
Luis Manuel Arce Isaac. 17/03/2022
Fuente.
ALAI viernes 18 de marzo del 2022.
En el caso de Ucrania
se han juntado tres factores muy peligrosos: primero,
un cálculo de Estados Unidos
-erróneo o no- sobre su poderío que le lleva a un incremento de las amenazas a Rusia y China, segundo, una
decisión muy firme de China y Rusia de no ceder a esas amenazas, tercero, una
posición de Europa que ayuda a aumentar el protagonismo de la OTAN.
Los tres factores contribuyen a alejar
un proceso de negociación y acercar a la humanidad a
una complicación de tal naturaleza que, como advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, eleva a dimensiones insospechadas el peligro de que
se desate un conflicto nuclear.
La obstinación de Joe Biden y los intereses económicos y militares que están detrás de él, de no ceder ni un milímetro ante las demandas a Rusia y China y mantener la guerra e incluso escalarla tratando de llevarla a otros escenarios como Polonia, y frente a ello la resistencia de Moscú y Beijing a aceptarlo, cierra el camino a una negociación que tiene que salirse del marco estrecho local entre el Kremlin y Kiev.
Para la ONU ese
escenario es un peligroso polvorín demasiado expuesto a la cruda realidad de
una confrontación entre las fuerzas más
poderosas del planeta por un nuevo
reparto territorial y de influencias, no solamente en Europa, aunque esta
sea la joya de la Corona.
“Una mayor escalada de la
guerra, ya sea accidentalmente o a propósito, amenaza a toda la humanidad. El
aumento de la alerta de las fuerzas nucleares rusas es un hecho escalofriante.
La perspectiva de un conflicto nuclear, antes impensable, vuelve a estar dentro
del ámbito de lo posible”, advirtió el jefe del organismo internacional en una declaración a la prensa sin que se haya hecho el caso que
merece.
Aun sin desarrollarse a plenitud en el
ámbito convencional como sucedió en Vietnam,
Afganistán, Irak o Siria, y sin que todavía los horrores de la guerra lleguen a ser de
la envergadura en esos países sometidos a un verdadero holocausto por los bombardeos de Estados Unidos, con ciudades
incluso milenarias virtualmente
reducidas a escombros, la guerra de
Ucrania -y en particular las medidas de castigo a Rusia- ya constituyen, como también advirtió Guterres, “una espada de Damocles sobre la economía global”.
El conflicto, y las sanciones que
implican una grave reducción en el suministro de petróleo y gas al mundo que
no puede ser suplido tan fácilmente, afecta
también de manera directa los precios de los minerales, y en particular de los alimentos, y se
convierte en factor principal de una galopante
inflación que ya venía manifestándose con fuerza en Europa y se hace insoportable y muy dañina en Estados Unidos.
De esa ola de altos precios no escapará
nadie, como han alertado en la Organización de
Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) y los que más la sufren ya son las naciones pobres de la
periferia a las cuales se les dificulta el acceso al trigo, aceites y granos básicos, y empeorará la crisis migratoria desde el sur, ya de por sí indetenible.
Es un escenario indudablemente
apocalíptico como lo reflejó el jefe de la ONU al
señalar que los países pobres serán
los más afectados por la subida de los
precios de alimentos,
combustibles, fertilizantes, y la perturbación de las cadenas de suministro
porque lo que dejen de exportar Rusia y
Ucrania no será suplido por Europa,
China, Estados Unidos, ni productores latinoamericanos como Argentina y Brasil porque están en
crisis.
Biden, que tiene entre ojos a Beijing, aumenta también sus provocaciones al gigante de Asia en un juego de muy complicado manejo por su alta peligrosidad pues deja entrever prepotencia y confianza en una superioridad militar y económica bastante difícil de comparar en una época tecnológica en la que la paridad de fuerzas no se mide por cantidad de misiles y tanques como sucedía hasta hace unos años.
Las amenazas de Washington no son meras
advertencias. El consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, quien se reunió en Roma con Chang Jiechi, un alto cargo
del Buró
Político Comunista y de máxima confianza del líder Xi Jinping, expresó de
manera clara y directa
preocupaciones de la Casa Blanca sobre
el respaldo de China a Rusia y las implicaciones que tendría en las
relaciones no solo con Estados Unidos,
sino con el resto del mundo, dijo el portavoz Ned Price.
Incluso el vocero se atrevió a decir que
Washington vigila de cerca a China y que implementará sanciones
si Beijing ayuda a Moscú. Contrariamente, Biden se arroga el derecho de “asegurarse” que “Ucrania tenga armas
para defenderse de la fuerza invasora rusa. Enviaremos dinero, alimentos y
ayuda para salvar vidas ucranianas”, fue su contraproducente comentario.
Junto a esa declaración de Biden, Noruega
confirmó los ejercicios militares de Cold Response, una maniobra conjunta de distintos países de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte que se realizan cada dos años y deben terminar el 1 de abril, pero que, en este contexto, adquieren otra
significación. Paralelamente, el jefe de
la diplomacia europea, el español
Josep Borrell, confirmó una cuarta ronda de sanciones contra el Kremlin que empeorará la economía mundial.
No es necesario añadir más elementos
para darle la razón a Guterres de que un
desastre nuclear antes imposible, ahora es posible y
que la economía global está bajo la espada de Damocles.
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