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La debilidad del Estado de derecho, la administración de justicia, la rendición de cuentas, la insuficiencia de la transparencia y la ineficiencia o mala calidad de ciertos servicios públicos, entre otros aspectos, se traducen en niveles decrecientes de confianza institucional. Y la CEPAL concluye que ya quedó atrás la idea de que el mercado (con algunas correcciones puntuales de precios) podría resolver estos problemas por sí solo. La política pública con el Estado como orientador estratégico está en el centro mismo de la nueva visión. Es por ello que los Estados deben fortalecer sus capacidades y reforzar la cooperación en el marco del sistema internacional y regional. Al mismo tiempo, deben volverse más transparentes y estar dispuestos a rendir cuentas a sus ciudadanos. Si no lo hacen no podrán diseñar e implementar las políticas conducentes a un nuevo estilo de desarrollo. De las cenizas de los ajustes neoliberales, de los traumas sociales pandémicos, ¿podrá realmente surgir un modelo-proyecto continental alternativo? América Latina, en muletas, sigue apostando a una recuperación postraumática adecuada. La terapia se llama voluntad política.
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LATINOAMÉRICA Y LOS OBJETIVOS 2030 DE LA
ONU
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De
continuar por el actual camino América Latina se alejará cada día más de los
desafíos de las Naciones Unidas de erradicar la pobreza para el año 2030.
Sergio Ferrari |14/03/2022
| Opinión.
Fuente ALAINET martes 15 de marzo del 2022.
“No estamos
en el camino de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030
en América Latina y el Caribe”, declaró el 7 de marzo desde Costa
Rica, Amina Mohammed, número dos de las Naciones Unidas (ONU).
La vicesecretaria de la ONU analizó la
realidad continental en el marco de la 5ta reunión del Foro de los Países de
América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que
se realizó entre el 7 y el 9 de
marzo en ese país centroamericano.
El Foro es el mecanismo regional
establecido en 2017 – reunido por primera vez en México, ese mismo año
- para darle seguimiento a la
implementación de la Agenda 2030, brújula elaborada por las Naciones Unidas para orientar la erradicación de la
pobreza en el mundo.
Cada
vez más pobres.
La evaluación relativamente pesimista de
la ONU sobre América Latina no
hace más que ratificar los signos preocupantes anticipados a fines de enero del
año en curso. Según la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 5.000.000 millones de
latinoamericanos y caribeños
cayeron en el estado
de pobreza extrema en 2021, para llegar así a
los 86 millones de seres humanos
afectados.
En su informe
anual, Panorama Social de
América Latina 2021, este
organismo regional sostiene
que, pese a la recuperación económica de 2021, los niveles estimados de pobreza y de pobreza extrema se
han mantenido por encima de los índices registrados en 2019, reflejo de la continuidad de
la crisis social.
La emergencia
sanitaria permanece vigente, enfatiza el informe, y América Latina y el Caribe constituyen la región más vulnerable del
mundo. Esta realidad pandémica, se manifiesta en una crisis
social que elevó la tasa de pobreza
extrema del 13,1% de la población latinoamericana en 2020,
al 13,8% en 2021.
Fue en Argentina, Colombia y Perú donde
se dieron mayores incrementos
de pobreza, en el orden de los 7 puntos Porcentuales, En Chile, Costa Rica, Ecuador y Paraguay creció
de un 3% a un 5%. En Bolivia, México y la República Dominicana,
menos de 2 puntos
porcentuales. El informe de la CEPAL señala
que Brasil fue
el único país de la región con una disminución de la pobreza en 2020.
Casi tres décadas de retroces.
Según Panorama Social de América
Latina 2021, en 2020 la región experimentó una regresión
significativa en el combate contra la pobreza por sexto año consecutivo. Ésta se elevó a niveles similares a los
registrados 27 años atrás, y la pobreza general se ubicó en un nivel similar al de finales de la década de 2000.
Entre 2019 y 2020 el Coeficiente de Gini
--que se emplea a nivel internacional para medir comparativamente la
distribución del ingreso-- aumentó un 0,7%.
En 2020 también aumentó la
proporción de mujeres sin ingresos propios y se mantuvieron
las brechas significativas de pobreza
en áreas rurales, pueblos indígenas y entre la niñez.
La recuperación económica de 2021, que
en su momento causó cierta euforia en algunos países latinoamericanos, sin embargo, no fue
suficiente para mitigar los
profundos efectos sociales y laborales de la crisis sanitaria, estrechamente
vinculados a la desigualdad de ingresos, la pobreza, la informalidad laboral, la vulnerabilidad
en que vive la población y las disparidades significativas de género.
En
femenino: víctimas y protagonistas.
El 8 de marzo, un tema central de los
debates del Foro de Costa Rica fue la denuncia de la “pandemia en la
sombra” de la violencia contra las mujeres. La CEPAL estima que durante 2020 al menos 4.091 mujeres fueron
víctimas
de feminicidio en 26 países y dos de cada tres mujeres sufrieron violencia a causa del género.
Por otra
parte, la participación laboral de las mujeres de América Latina y el Caribe sufrió 18 años de retroceso. Para 2022
se visualiza que esta participación alcanzará solo un 51%, mientras que la de los hombres llegaría al 73,8%. En
síntesis, una de cada dos
mujeres no participará este año en el mercado laboral. En paralelo, las mujeres dedican actualmente tres veces más de tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados familiares no remunerados.
Amina
Mohammed indicó en el cónclave de Costa Rica que a menos que se ponga a las mujeres y a las niñas en el centro
de los esfuerzos sociales no se
podrá alcanzar con éxito los actuales y apremiantes desafíos globales contra la emergencia climática, la violencia de género,
las divisiones políticas y a favor de la recuperación sostenible de esta pandemia global.
Por su parte Alicia Bárcenas, secretaria general
de la CEPAL, recordó que los nudos estructurales de la desigualdad de género siguen presentes en
la distribución desigual del poder, los recursos, la riqueza, el acceso al
empleo, así como en la persistencia
del patriarcado y la cultura del
privilegio. Este 8 de marzo dijo Bárcenas,
“es
un día para reconocer el valor y la contribución de las mujeres para un futuro
sostenible. Pero hay que estar alertas para garantizar que ninguna mujer se
quede atrás”. Según ella, la consigna sigue siendo ‘nada sobre nosotras sin
nosotras’.
Solución política: un Estado fortalecido y transparente
Precediendo
a la reunión del Foro de Costa Rica, la CEPAL publicó el quinto informe sobre el
progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible en América Latina y el Caribe, voluminoso documento de 186 páginas, con un balance preocupante. Dicho documento destaca que un tercio de las metas definidas por
los Objetivos de Desarrollo
han retrocedido en los últimos años.
Los Objetivos no se alcanzarán “con más de lo mismo” y es imprescindible avanzar hacia
un nuevo sistema económico y social
inclusivo y sostenible, destaca el informe. Y presenta cuatro propuestas:
/. el fortalecimiento
del multilateralismo, en particular en materia de financiamiento para el
desarrollo,
/. así como
la mejora de la implementación de las políticas productivas, sociales y
ambientales de alcance nacional y regional.
/. También,
el aumento de la resiliencia de las instituciones
/. y la superación
de conflictos a través de la implementación de acuerdos y pactos
sociales.
Mirando al
futuro la CEPAL parte de una
crítica histórica: la combinación de la inflación y el reducido crecimiento de los años setenta puso fin al “pacto” social (de inspiración keynesiana) incorporado
al sistema monetario y
cambiario de las instituciones de Bretton Woods.
Y se interroga: ¿Está el mundo frente a
un momento histórico en que podría emerger un nuevo modelo social?
Sin duda, la pandemia golpeó una
economía mundial y regional que ya había perdido dinamismo, sobre todo después de la crisis financiera mundial del
2008. El patrón de
crecimiento, anterior reproducía
asimetrías y desequilibrios con costos crecientes, que se hicieron más visibles con la crisis sanitaria.
Ésta, en conjunto con las lecciones que dejó la crisis de 2008, puede haber creado una coyuntura
crítica favorable a la adopción de reformas profundas.
Aunque la democracia se sigue percibiendo como la mejor forma posible de gobierno, afirma la CEPAL, su
funcionamiento es juzgado muy negativamente por la ciudadanía. Esto genera una paradoja. Por un lado, la necesidad de bienes públicos (mundiales,
regionales y nacionales) y, por el otro, las deficiencias de la institucionalidad
en la región.
La debilidad del Estado de derecho, la administración de justicia,
la rendición de cuentas, la insuficiencia de la transparencia y la ineficiencia
o mala calidad de ciertos servicios públicos, entre otros aspectos, se traducen en niveles decrecientes de
confianza institucional.
Y
la CEPAL concluye que ya quedó atrás la idea de que el
mercado (con algunas
correcciones puntuales de precios) podría resolver estos problemas por sí
solo. La política pública con el
Estado como orientador estratégico está
en el centro mismo de la nueva visión. Es por ello que los Estados deben fortalecer sus capacidades y reforzar la cooperación
en el marco del sistema internacional y
regional. Al mismo tiempo, deben volverse más transparentes y estar dispuestos
a rendir
cuentas a sus ciudadanos. Si no lo hacen no podrán diseñar e implementar las políticas conducentes
a un nuevo estilo de desarrollo.
De las
cenizas de los ajustes neoliberales, de los traumas sociales pandémicos, ¿podrá
realmente surgir un modelo-proyecto continental alternativo? América
Latina, en muletas, sigue apostando a una recuperación postraumática
adecuada. La terapia se llama voluntad política.
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