El aquí documentado es también un ejemplo -más- que muestra cómo una página web mantenida por unas empresas como Pioneer o como Dupont puede verse bonita, llena de negocios “verdes”, palabras agradables, promesas de empleo seguro y millonaria inversión, pero la empresa tras la fachada no tiene escrúpulo ninguno en lucrar con la sobre-explotación de seres humanos ni con la destrucción de la auténtica economía local, la que produce el pueblo para asegurarse el sustento diario.
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La “inversión” de las multinacionales de la globalización en los países del Sur.
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Esclavos modernos en los “campos de oro” de Pioneer-Dupont.
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Guadalupe Rodríguez.
Rebelión. Jueves 10 de marzo del 2011.
“Caminamos sobre campos de oro” (We walk in Fields of Gold), dice literalmente la canción que acompaña un vídeo en la página web de la productora de semillas Pioneer, propiedad de la multinacional norteamericana DuPont. Y no es extraño que se llenen de oro, ya que estos extraordinarios beneficios se acumulan sobre las espaldas de trabajadores esclavos que esta empresa tiene en la pampa húmeda argentina y que saltaron a la luz pública en enero 2011. Lo primero que nos llama la atención es la imagen que apareció en la prensa argentina de los estrechos cajones o estantes en los que deben dormir los trabajadores. Profundizando, volvemos a constatar la perversidad del agro-negocio, del sistema agrícola industrial que se expande y va siendo impuesto, y las mentiras sobre las que se sustenta este sistema en nuestro mundo globalizado.
Uno tiende a pensar que la vida en el campo es digna, y que allí la pobreza se lleva mejor, pues en tiempos de vacas flacas, siempre se puede arrancar de la tierra alguna cosa para ir subsistiendo. Pronto estos tiempos habrán quedado atrás. Las grandes multinacionales acaparan literalmente la tierra (land grabbing, se llama el fenómeno en inglés) para lo que antes obligan a desplazarse a los campesinos, que se ven expulsados de sus lugares de origen, a veces incluso con violencia. Y estos campesinos desplazados se van concentrando en los cinturones de miseria absoluta alrededor de las grandes ciudades, y terminan convirtiéndose en pobres urbanos. Argentina acumula no sólo a sus propios desplazados internos en sus villas miseria, sino también a los de países próximos como Perú, Bolivia o Paraguay.
Argentina es un gran productor agrícola, el “granero del mundo”, el tercer exportador mundial de soja, el segundo de maíz y el cuarto de trigo. La globalización le ha asignado la misión de abastecer de materias primas -entre otras las agrícolas- las necesidades de los gigantes del Norte, y hasta de países emergentes como China. La producción de semillas híbridas, que las grandes multinacionales comercializan junto a un paquete de otros productos con los cuales también se lucran grandemente, es un negocio absolutamente redondo y floreciente. En connivencia con los hacedores de políticas no sólo para la alimentación sino también para la producción de energía se expande ampliamente el cultivo de estas semillas comerciales e industriales.
Los trabajadores esclavizados que saltaron recientemente a la luz pública trabajaban en la producción de este tipo de semillas. Según constataron las autoridades públicas, 140 peones fueron llevados desde la provincia argentina de Santiago del Estero a Monte del Rosario, en el departamento de Río Primero provincia de Córdoba. Estos peones fueron prácticamente esclavizados: cobraban 97 pesos diarios (17,67 Euros) de los que les descontaban dinero en caso de dañar las plantas que tratan. Se alojaban en casillas de chapas, sin agua potable, sin electricidad y sin baños en condiciones. Según la Agencia France Press, las autoridades argentinas ya habían localizado a comienzos de año al menos 500 campesinos que realizaban trabajo esclavo en campos de soja y maíz en la pampa húmeda argentina. Este tipo de esclavitud podrá sorprendernos, pero no es algo nuevo. En Brasil se han destapado uno tras otro casos similares en las plantaciones de caña de azúcar en años pasados. “Cuando llegamos nos encontramos con estos campamentos, en condiciones infrahumanas”, dijo el juez de Córdoba, Ricardo Bustos Fierro. Se han hecho denuncias judiciales y ante la inspección de trabajo. Los periódicos locales informaron que la empresa Adecco Specialities SA contrató a los trabajadores para la semillera Pioneer de la multinacional Dupont.
La ministra argentina de Industria anunció que el Gobierno cortaría el acceso a los regímenes de promoción industrial y a los beneficios impositivos, económicos y financieros que favorezcan a cualquier empresa sospechada de mantener trabajadores en condiciones laborales infrahumanas. Y tras las contundentes denuncias se aplicaron duras sanciones a las tres empresas multinacionales. “DuPont no puede gozar de beneficios fiscales si está vinculada con una empresa que explota a sus empleados y los hace trabajar de forma infrahumana", dijo de la cerealera Pioneer el titular de la Administración Fiscal argentina AFIP añadiendo que “estamos ante una caso de trata de personas". Las contundentes imágenes lo confirman.
Pioneer es una empresa que se publicita a sí misma como líder mundial en recogida, producción y distribución de semillas de maíz, girasol, sorgo y también variedades de soja y alfalfa. Se jacta además, en diferentes puntos de su página web haber alcanzado un hito en la colaboración tecnológica para desarrollar nuevos modos de incrementar la productividad agrícola. Con la esclavitud a la que someten a sus trabajadores, se desacreditan igualmente las afirmaciones de “verdadera sostenibilidad para la mejora de la productividad agraria” así como las promesas de que “Pioneer es más que un lugar maravilloso para trabajar, un lugar en el que crecerás personal y profesionalmente”. La desfloración del maíz que realizaban los trabajadores esclavizados es una labor que aun se realiza manualmente. Pioneer es una subsidiaria de DuPont
DuPont que es una multinacional con sede en Estados Unidos que opera en 90 países gran variedad de productos y servicios para la agricultura y la industria. En Argentina, produce y comercializa las semillas marca Pioneer. En su página web aseguran que “su activo más importante son sus empleados. Su compromiso con la excelencia, la innovación y con tratar de hacer del mundo un lugar mejor y más seguro, es uno de los motivos centrales para el éxito de la compañía” y que “ tiene la firme convicción de que todas las personas deben ser tratadas con dignidad, respeto y equidad”. DuPont realiza más de 2800 operaciones en el mercado internacional, por 115 millones de dólares.
“Caminamos sobre campos de oro” afirma la canción que acompaña el vídeo publicitario. La recientemente desenmascarada explotación de seres humanos nos permite comprender muy claramente mecanismos que permiten a las grandes multinacionales generar sus ganancias millonarias: como Pioneer y Dupont sometiendo a la esclavitud y literalmente “chupando la sangre” de los pueblos. Nuestros políticos y gobernantes, los del Norte y los del Sur, los de la Unión Europea, los gringos, y hasta los chinos, son todos cómplices. Es un sistema productivo planificado desde arriba e impuesto hasta la saciedad para satisfacer nuestra hambre de consumo y de energía.
¿Cómo es posible la esclavitud hoy día? Pienso que esto es posible porque como sociedad no nos tomamos estas informaciones lo suficientemente en serio para levantarnos frente a esto como uno solo. Si una sociedad se construye de una manera equitativa, solidaria, comprometida y humana, y basada en unos valores mínimos que puedan ser comunes a todos, al Norte y al Sur del planeta, hechos como estos no serían posibles. Una sociedad que se sustenta casi únicamente sobre los valores del mercado tiene estas consecuencias: catástrofe social y ambiental.
El gobierno argentino aparece aquí sancionando a estas empresas, pero permite al mismo tiempo el expolio sensacional del país a manos de las élites locales y las transnacionales del agro, mineras, petroleras, lucrándose en el negociado gobernantes y funcionarios hasta niveles insospechados.
El aquí documentado es también un ejemplo -más- que muestra cómo una página web mantenida por unas empresas como Pioneer o como Dupont puede verse bonita, llena de negocios “verdes”, palabras agradables, promesas de empleo seguro y millonaria inversión, pero la empresa tras la fachada no tiene escrúpulo ninguno en lucrar con la sobre-explotación de seres humanos ni con la destrucción de la auténtica economía local, la que produce el pueblo para asegurarse el sustento diario.
Desgraciadamente este caso de los esclavos argentinos no es único, sino sólo un simple ejemplo de cómo la economía actual se basa en producir ganancias monetarias extraordinarias para las empresas en medio de la llamada crisis económica, dejando a un lado cualquier valor moral o necesidad real de los seres humanos, y abusando de la necesidad y la desesperación de la población. Esta es la “inversión” de las multinacionales de la globalización en los países del Sur. Y si nos fijamos bien, tampoco es muy diferente de lo que sucede actualmente en el Norte, tal y como están las cosas.
Semanalmente encuentras denuncias y la posibilidad de protestar ante la injusticia, la irracionalidad, la explotación y la destrucción enviando cartas desde la web de Salva la Selva.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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