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“Abogado
de 38 años del pequeño partido de derecha Somos Perú, que es parte de la coalición que
hasta el jueves fue aliada de Boluarte,
Jerí ha sido desde 2021 un legislador
poco destacado. Como
integrante de esa coalición, votó
a favor de leyes que favorecen la impunidad de la corrupción política y al
crimen organizado. Llegó a la presidencia
del Congreso en julio pasado por
acuerdo de las fuerzas de la mayoritaria coalición de derecha y extrema derecha
cuyas principales figuras y
bancadas optaron por no exponerse
en un año electoral a un desgaste en
la presidencia de un Congreso muy
desacreditado. En enero de este año, el nuevo presidente
peruano fue denunciado por violación sexual. La fiscalía le abrió una investigación, pero en agosto fue archivada, en una decisión muy cuestionada. También ha sido denunciado por enriquecimiento ilícito y recibir una
coima.
“Hubo
un intento de la izquierda de censurar
a Jerí como presidente del Congreso y elegir en su lugar alguien de consenso, sin
cuestionamientos, para que éste
asuma la presidencia del país, pero la propuesta fue derrotada por la mayoría.
Con el pase de Jerí al Ejecutivo, la
presidencia del Congreso ha quedado en manos de su vicepresidente, el fujimorista Fernando Rospigliosi, rostro visible, y rabioso, del
autoritarismo, y promotor clave de
la ley de amnistía para militares y
policías acusados de violaciones a los derechos humanos.
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El congresista José Jerí asume la presidencia de Perú. Imagen: AFP.
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PERÚ TIENE UN NUEVO PRESIDENTE.
Jerí
asumió en lugar de Boluarte, destituida por "incapacidad moral".
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La
caída de Boluarte fue precipitada por el desborde de la delincuencia, expresada
principalmente en extorsiones y sicariato.
Por
Carlos Noriega.
Fuente.
Página /12 sábado 11 de octubre del 2025.
Desde
Lima
La presidenta Dina Boluarte cayó luego que por la presión ciudadana sus aliados de derecha y extrema derecha que la sostenían desde el Congreso le dieron la espalda. Con las elecciones generales dentro de seis meses, para los grupos de la mayoría parlamentaria que la respaldaban -con el fujimorismo como fuerza principal de esa coalición- el costo de seguir apoyando a una presidenta con un rechazo ciudadano que supera el 90 por ciento, y con crecientes protestas en las calles, era demasiado alto. Después de casi tres años de un gobierno marcado por la brutal represión a las protestas sociales con medio centenar de muertos, escándalos de corrupción que la tocan directamente e incompetencia, Boluarte fue destituida por el Congreso a la medianoche del jueves, en una decisión unánime de los 123 legisladores que votaron, de un total de 130. La sacaron por incapacidad moral, la figura que le permite al Parlamento destituir a un presidente sin un juicio político. Fue un proceso sumario que duró solo unas horas. El Congreso la llamó para que ejerza su defensa, le dieron una hora de plazo, pero no fue. Boluarte ha sido reemplazada por el legislador José Jerí, presidente del Congreso, cuestionado por razones éticas y poca capacidad política.
La
caída de Boluarte fue precipitada por el desborde de la
delincuencia, expresada principalmente en extorsiones y sicariato, y la incapacidad
del gobierno para enfrentarla. El
atentado a balazos en la noche del
miércoles de extorsionadores contra el
popular grupo musical de cumbia Agua
Marina durante un concierto en Lima,
que dejó cuatro integrantes del conjunto
musical y un asistente heridos,
fue el episodio que marcó el inicio de
las horas finales de Boluarte.
Ese ataque gatilló cinco mociones de
vacancia presidencial por la crisis de inseguridad ciudadana. En los
últimos días hubo protestas en las
calles contra la creciente delincuencia
y contra la corrupción en el Ejecutivo
y el Congreso. En ese escenario, la coalición
parlamentaria de derecha, que antes había
bloqueado pedidos de destitución de
Boluarte por las muertes
durante las protestas antigubernamentales y por denuncias de corrupción, dio un giro radical y apoyó la vacancia presidencial.
La destituida Boluarte tiene procesos judiciales por las muertes de manifestantes y varios casos de corrupción. Apenas dejó la presidencia, la fiscalía pidió su impedimento de salida del país. Ahora su destino parece apuntar a la cárcel. Asumió la presidencia el 7 de diciembre de 2022, luego que el Congreso destituyó al presidente Pedro Castillo -también en un proceso sumario, pero en su caso sin los votos necesarios para implementarlo-, después que había intentado disolver el Congreso que buscaba sacarlo de la presidencia y llamar nuevas elecciones legislativas sin estar facultado para hacerlo. Su vicepresidenta Boluarte, que días antes le había jurado lealtad, lo reemplazó y se alió con la derecha y extrema derecha que controla el Congreso y había boicoteado el gobierno de Castillo. Desde un inicio gobernó con ellos. La mayoría parlamentaria la sostuvo en el poder y la utilizó para avanzar en su agenda autoritaria, de copamiento del sistema de justicia e impunidad para sus líderes, como Keiko Fujimori, procesados por corrupción. Cuando dejó de ser útil a esa derecha le soltaron la mano. Sobre su destitución, el presidente de Colombia Gustavo Petro dijo: “La traición se la pagaron con traición”.
Antes
de abandonar, derrotada, Palacio de Gobierno alrededor de la una de la madrugada de este viernes,
Boluarte, acompañada por sus ministros,
grabó un discurso que fue emitido
por televisión. Fue un mensaje que
la mostró alejada de la realidad, en el que hizo un recuento de supuestas obras de su gestión,
hablando como si se tratara de una presidenta
exitosa que se iba por la puerta grande, lo opuesto a su situación, sin una sola palabra sobre la grave crisis política y social que llevó a su
caída.
Al
tiempo que Boluarte dejaba Palacio de Gobierno, el congresista José Jerí juraba como nuevo presidente de la República. Lo hizo en el Congreso. Su discurso
de toma de mando fue breve, revelador de su poco vuelo político, sin un solo anuncio para destacar, lleno
de generalidades, con promesas gaseosas de combatir la creciente delincuencia e
invocaciones a Dios. La primera
foto oficial de Jerí como presidente
de la República lo muestra rodeado de la cúpula castrense. Una reunión
con los altos mandos militares y policiales fue su primera acción de gobierno.
Abogado
de 38 años del pequeño partido de derecha Somos Perú, que es parte de la coalición que hasta el jueves fue aliada
de Boluarte, Jerí ha sido desde 2021
un legislador poco destacado. Como integrante de esa coalición,
votó a favor de leyes que favorecen la
impunidad de la corrupción política y al crimen organizado. Llegó a la presidencia del Congreso en julio
pasado por acuerdo de las fuerzas de
la mayoritaria coalición de derecha y extrema derecha cuyas principales figuras y bancadas optaron
por no exponerse en un año electoral
a un desgaste en la presidencia de
un Congreso muy desacreditado. En enero
de este año, el nuevo presidente peruano fue denunciado por violación sexual.
La fiscalía le abrió una investigación,
pero en agosto fue archivada, en una
decisión muy cuestionada. También ha sido denunciado por enriquecimiento ilícito y recibir una
coima.
Hubo un intento de la izquierda de censurar a Jerí como presidente del Congreso y elegir en su lugar alguien de consenso, sin cuestionamientos, para que éste asuma la presidencia del país, pero la propuesta fue derrotada por la mayoría. Con el pase de Jerí al Ejecutivo, la presidencia del Congreso ha quedado en manos de su vicepresidente, el fujimorista Fernando Rospigliosi, rostro visible, y rabioso, del autoritarismo, y promotor clave de la ley de amnistía para militares y policías acusados de violaciones a los derechos humanos.
Manifestantes
se reunieron frente al Congreso esperando la votación que
confirmó la destitución de la presidenta cuya salida venían demandando en las calles. Festejaron el resultado. Pero no hubo entusiasmo por su reemplazo por
José Jerí, parte de la mayoría
parlamentaria repudiada, igual que Boluarte,
por más del 90 por ciento. En la noche
del jueves, cuando la destitución de
Boluarte era segura, corrió el rumor
que buscaría asilo y que la embajada
de Ecuador era un posible destino.
Manifestantes se dirigieron a la
embajada ecuatoriana para demandar
que no le otorgue asilo. Frente a la embajada
sonaron los bombos y hubo bailes de celebración.
El
intento de lavada de cara de la mayoría parlamentaria quitándole
respaldo a la presidenta que defendieron
durante casi tres años, no bajó el tono del repudio en las calles a esa mayoría
legislativa por su actuación en los últimos años. “Que se vayan todos”, fue una consigna
muy escuchada en la noche del jueves y la madrugada del viernes. Junto a los carteles de “Dina asesina”, se levantaban otros con inscripciones como “La
mafia congresal no la sacó, el pueblo la botó”, “Congresistas no son héroes,
son criminales”. Ese es el escenario
que recibe a Jerí, el séptimo
presidente en los últimos nueve años de inestabilidad y crisis política. Al momento del envío de este despacho no había nombrado su gabinete ministerial.
Ha
caído la presidenta Boluarte, pero no ha caída la coalición
autoritaria que la sostuvo y
ahora, cuando se volvió insostenible, la ha reemplazado por Jerí para seguir gobernando desde el
Congreso.
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