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“Parece bastante obvio que el petróleo, la “malbendición” de Venezuela, es el
factor central en todo esto. Justo cuando Trump asesina a desconocidos
venezolanos en el Caribe, buscando
distraer al pueblo estadounidense
y una excusa para invadir Venezuela,
premian a una figura conocida que
llama a una invasión. No la premian con el Nobel de Business sino con el “Nobel de la Paz”. Esas ejecuciones sumarias a
piacere, sin juicio
debido, fueron aplaudidas por Corina
Machado. En Fox News,
las calificó de “valentía y claridad ante una
empresa criminal que trae miseria a nuestro pueblo y desestabiliza la región
para dañar a los Estados Unidos”.Claro, qué se puede esperar de un galardón, más famoso que prestigioso, que distinguió a genocidas históricos como Henry Kissinger y
a ángeles como Obama quien, mientras sonreía, bombardeaba todo lo que
se movía en el Medio Oriente,
récord que incluye desde niños
masacrados por drones hasta la
destrucción de Libia, un país
con un desarrollo remarcable y con
un independentismo peligroso.
Siempre en nombre de la democracia y
la libertad que, en Estados Unidos hoy,
ya ni siquiera se respeta en los
discursos. Es todo muy surrealista,
pero lógico en el fondo.
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Fuentes: Rebelión - Imagen: María Corina Machado, política venezolana involucrada en maniobras golpistas, reconocida con el Premio Nobel de la Paz 2025.
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PREMIO NOBEL GOLPISTA.
“Que buen premio a quién pide
la intervención imperialista en su país”.
*****
Por | 11/10/2025 | EE.UU., Venezuela.
Fuente. Revista Rebelión sábado11 de
octubre del 2025.
En 2002, el presidente
democráticamente electo de Venezuela, Hugo Chávez, fue secuestrado y
recluido en la isla La Orchila. Corina
Machado, varios empresarios y el New York
Times apoyaron el
golpe. La oposición proclamó a Pedro Carmona (exitoso empresario y miembro
del Opus Dei) como nuevo presidente.
Carmona decretó la disolución de la Asamblea Nacional, la Corte Suprema y
otras instituciones. Corina Machado firmó la declaración de apoyo a esas
medidas, pero luego se corrigió diciendo que firmó sin saber.
En su editorial, el New York
Times saludó el cambio de régimen encabezado por “un respetado hombre de negocios”, el
que tenía como propósito acabar con la dictadura
electa en Venezuela. Según documentos
desclasificados, la CIA sabía
que el presidente George Bush sabía. El 25 de abril, desacreditando su
propio editorial a favor del golpe,
el Times informará que este dinero para la agitación social
previa al golpe había sido
canalizado por terceros, como el National Endowment for Democracy con 877.000
dólares. Según un cable del 13 de
julio de 2004 filtrado por Wikileaks,
organizaciones como la USAID habían
enviado casi medio millón de dólares
para proveer “entrenamiento para los
partidos políticos”.
El cubano Otto Reich (uno de los organizadores
del acoso de los Contras en
Nicaragua veinte años atrás,
parte de la maniobra Irán-Contras)
fue otro encargado de contribuir
a la desestabilización del presidente
venezolano. Como en la fallida
invasión de Bahía Cochinos cuarenta años antes, el fiasco fortalece al presidente electo de
Venezuela.
Devuelto al poder por las protestas
populares, Chávez indultó a varios responsables del golpe de Estado en su contra. Entre ellos, los opositores Henrique Capriles y Leopoldo López,
quienes continuarán su actividad
política “denunciando la
dictadura”. El 14 de agosto, el
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela absolverá a los militares Efraín Vásquez, Pedro Pereira, Héctor Ramírez y Daniel Comisso,
también participantes del golpe de
Estado “contra la dictadura”.
Frustrado por el fracasado
golpe, el 23 de agosto de 2005 el influyente
televangelista Pat Robertson, frente
a las cámaras de televisión de su
poderoso Club700, se
dirigió a un millón de fieles para
proponer asesinar a Hugo Chávez
“por destruir
la economía de Venezuela, por permitir la infiltración de los comunistas y de
los extremistas islámicos en su gabinete”. No
importa que nada de esto sea cierto. “La
opción de un asesinato es claramente más económica que lanzar una guerra… no
creo que con esto vayamos a interrumpir el suministro de petróleo desde
Venezuela… tenemos la doctrina Monroe y otras doctrinas para aplicar,
tenemos el poder de sacarlo de ahí… no vamos a gastar 200 mil millones en otra
guerra”. El influyente pastor, amigo del dictador Efraín Ríos Montt de Guatemala y de otros genocidas cristianos como Roberto D’Aubuisson de El
Salvador o Mobutu Sese
Seko de Zaire, quería asesinar
a un presidente legítimo elegido por el pueblo que, además, también era un ferviente cristiano.
El 9 de diciembre de 2007, en la University of
Miami. Una voz de evento anunció, para
la cadena Univision, el “primer Foro Presidencial del Partido Republicano
en español”, mencionando las reglas: en el foro no se hablará español.
Una de las moderadoras del
no debate es la simpática María Elena Salinas.
Salinas: “Hace exactamente una semana Venezuela rechazó cambios a la constitución,
pero el Presidente Hugo Chávez…”
Los aplausos interrumpen a María Elena, quien hace algún
esfuerzo por impedir una sonrisa.
Salinas: “Muchos creen que el presidente Chávez es una amenaza para la
democracia en la región. Si usted fuera presidente ¿cómo lidiaría con Chávez?”
Paul: “Bueno, él no es la persona más fácil con quien lidiar, pero tenemos
que lidiar con todas las personas en el mundo de la misma manera, con amistad,
oportunidad de dialogar y comerciar con…”
Los abucheos lo interrumpen. Ron Paul, con su mirada cansada, pero
con el rostro ya curtido por largos años de disidente, insiste, imperturbable,
tal vez resignado.
Paul: “…hablamos con Stalin, hablamos con Krushev. Hablamos con Mao y hemos
hablado con el mundo entero y de hecho estamos en un momento en que debemos hablar
con Cuba.”
Ahora los abucheos crecen como un huracán sobre Miami.
Paul: “…y viajar a Cuba y
tener comercio con Cuba. Pero déjenme decirles por qué tenemos problemas con
ellos: porque hemos estado metidos en sus asuntos internos hace tanto tiempo…
Nosotros creamos a los Chávez, a los Castros de este mundo, interfiriendo y
creando caos en sus países y ellos respondieron con sus líderes legítimos”.
Los abucheos alcanzan su clímax. Miami se lo quiere comer crudo, sin ron.
Las reglas civilizadas del Foro obligan a seguir indiferentes al próximo
candidato, que ha escuchado muy bien la voz del pueblo.
Huckabee (futuro embajador de Trump
en Israel):
“Aunque a
Chávez lo eligieron, no lo eligieron para ser un dictador… Mi mamá decía: “si
uno le da suficiente soga a alguien, se van a colgar” y yo pienso…”
Giuliani:
“Yo estoy de acuerdo con la manera en que el rey Juan Carlos le
habló a Chávez. (Aplausos) Mejor
que lo que quiere hacer el congresista Paul… Hay esperanza de que la gente entienda la necesidad de mercados
abiertos, de la libertad… Yo creo que al presidente Calderón, lo eligieron,
pero yo creo que Chávez tuvo algo que ver con eso…”
Sin contar con la
participación de Corina Machado en el golpe del 2002 (se podría decir que eso ocurrió hace dos décadas y todos pueden
corregir en la marcha) sus últimas
peticiones públicas, en 2025, a una invasión militar de Estados Unidos a
Venezuela, la inhabilitaban para cualquier Nobel de la Paz.
La tan deseada invasión de
Venezuela, vieja
brutalidad imperialista apoyada por el clásico cipayismo del colonizado con privilegios, dejaría miles de muertos, sino una guerra civil o una
nueva Palestina a la cual desangrar
con sucesivos bombardeos y estratégicos
“acuerdos de paz”.
Que tal entreguismo, Cuanta traición a la patria"
*****
Hasta Henrique Capriles se opuso a esa petición. Al mismo tiempo que Corina Machado golpeaba las puertas del
Pentágono, a finales de agosto
Capriles reconocía algo de mero sentido común: “la mayor
parte de las personas que quieren una invasión de Estados Unidos no viven en
Venezuela”. No así Juan Guaidó; todos saben, es un mercenario barato y ni los
venezolanos de Florida lo quieren.
Si querían premiar a
alguien de la oposición en Venezuela, es bastante obvio que había muchos otros
venezolanos de a pie que están allá luchando, legítimamente, por sus convicciones y sin dinero extranjero o de grandes capitales. Si querían intervenir en la política venezolana de una forma menos obscena, podrían haber considero que el dinero
del Nóbel los hubiese financiado por un
tiempo. Pero no, tenía que ser Corina Machado.
Parece bastante obvio que el petróleo, la
“malbendición” de Venezuela, es
el factor central en todo esto. Justo cuando Trump asesina a desconocidos
venezolanos en el Caribe, buscando
distraer al pueblo estadounidense
y una excusa para invadir Venezuela,
premian a una figura conocida que
llama a una invasión. No la premian con el Nobel de Business sino con el “Nobel de la Paz”. Esas ejecuciones sumarias a
piacere, sin juicio
debido, fueron aplaudidas por Corina
Machado. En Fox News,
las calificó de “valentía y claridad ante una
empresa criminal que trae miseria a nuestro pueblo y desestabiliza la región
para dañar a los Estados Unidos”.
Claro, qué se puede
esperar de un galardón, más famoso que prestigioso, que distinguió a genocidas históricos como Henry Kissinger y
a ángeles como Obama quien, mientras sonreía, bombardeaba todo lo que
se movía en el Medio Oriente,
récord que incluye desde niños
masacrados por drones hasta la
destrucción de Libia, un país
con un desarrollo remarcable y con
un independentismo peligroso.
Siempre en nombre de la democracia y
la libertad que, en Estados Unidos hoy,
ya ni siquiera se respeta en los
discursos.
Es todo muy surrealista,
pero lógico en el fondo.
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