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Nuestra
realidad supone también la nueva experiencia de integración, que incluye
proyectos contradictorios en CELAC o UNASUR, pero con capacidad de suspender la participación paraguaya en el Mercosur motivado en el reciente golpe
institucional; que a su vez habilitó el
demorado ingreso de Venezuela a la experiencia con más desarrollo en la integración
regional. Es una nueva situación que nos permite interrogarnos sobre las
negociaciones entre el Mercosur y la
Unión Europea. ¿Cómo ven las autoridades de la UE las negociaciones en
curso por el libre comercio con el nuevo Mercosur? Vale interrogarse ante
la incorporación de un país que promueve un objetivo socialista, que construye
un proceso de integración alternativo con Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros
países en el ALBA; donde se sustentan iniciativas económicas, políticas y culturales a contra
corriente de la hegemonía mercantil capitalista.
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MERCOSUR-UNION EUROPEA: Las
negociaciones por el libre comercio en suspenso.
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Viernes 22 de septiembre del 2012.
Julio C. Gambina.
La tendencia contemporánea del orden capitalista
mundial es hacia la liberalización de la economía. Es un proceso creciente,
favorecido por la ruptura de la bipolaridad en los 90, que habilitó nuevas
rondas de disputas de territorios para la dominación del capital más
concentrado.
Estos capitales concentrados, con el apoyo de sus
Estados nacionales, especialmente Estados Unidos, Europa y Japón, avanzaron en
un proceso de transnacionalización de la economía, intentando la construcción
de una normativa global que sustentan e intentan dotar de legitimidad los
organismos internacionales y variadas formas de tratados bi y multilaterales
para sus objetivos.
Alguna vez definimos a estos tres actores (capitales transnacionalizados; Estados nacionales; organismos internacionales) como los sujetos de la acumulación y la dominación capitalista mundial, con independencia de su origen territorial. Son actores que establecieron un programa (sus objetivos) para el desarrollo, que se concentra en la histórica reivindicación, fundacional, del orden capitalista: el libre cambio.
La libre circulación de mercancías y capitales constituyen el núcleo central del objetivo del modelo productivo hegemónico, el capitalismo. Por ello es que eliminada la traba que suponía el orden bipolar, capitalismo versus socialismo, en 1995 surge la Organización Mundial de Comercio, que era la asignatura pendiente del orden gestado en 1945. En Bretton Woods se gestó el FMI y el BM, restando la organización para el libre comercio, que emergió cuatro décadas después.
Ofensiva por el libre comercio.
Alguna vez definimos a estos tres actores (capitales transnacionalizados; Estados nacionales; organismos internacionales) como los sujetos de la acumulación y la dominación capitalista mundial, con independencia de su origen territorial. Son actores que establecieron un programa (sus objetivos) para el desarrollo, que se concentra en la histórica reivindicación, fundacional, del orden capitalista: el libre cambio.
La libre circulación de mercancías y capitales constituyen el núcleo central del objetivo del modelo productivo hegemónico, el capitalismo. Por ello es que eliminada la traba que suponía el orden bipolar, capitalismo versus socialismo, en 1995 surge la Organización Mundial de Comercio, que era la asignatura pendiente del orden gestado en 1945. En Bretton Woods se gestó el FMI y el BM, restando la organización para el libre comercio, que emergió cuatro décadas después.
Ofensiva por el libre comercio.
Es en la década del 90 que se presentan en sociedad
diversos proyectos para la rearticulación de las relaciones económicas y
políticas entre la América Latina y el Caribe con los países hegemónicos del
orden capitalista. Remito a la Iniciativa de las Américas del año 1990, luego
configurada como proyecto ALCA entre 1994 y 2005 en el marco de las cumbres
presidenciales de América (excluida Cuba); como la estrategia en contrapartida
entre parte de Europa y la región mediante las cumbres iberoamericanas desde
1991; potenciadas por crecientes inversiones, especialmente españolas,
inducidas por los procesos de privatización generalizados en esos años de
ofensiva neoliberal.
Así como las negociaciones por el ALCA comienzan en
1994, es en 1995 donde comienzan las primeras conversaciones por formalizar
acuerdos de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Y así como en
el 2005, en la Ciudad de Mar del Plata, Argentina, se impide la inclusión del
ALCA en la agenda de las negociaciones de las cumbres americanas de
presidentes; se renuevan las intenciones de formalizar similares mecanismos de
liberalización con Europa, que sufre diferentes procesos de interrupciones,
hasta que en mayo del 2010 y en Madrid, se renueva el proceso de negociación.
Europa disputó en los '90 la dominación en nuestros
territorios, ganando espacio desde la penetración de inversiones externas
directas en el marco de las privatizaciones. Supo también diferenciar el proceso
de negociación comercial, adicionando clausulas de referencia a la dimensión
política y cultural, que ocultaba la agresión que suponía el libre comercio
ofertado a la región por Estados Unidos. El objetivo pasaba por favorecer los
intereses de los capitales más concentrados del viejo continente.
Queda claro que las negociaciones comerciales con
nuestramérica han sido dinamizadas principalmente por Estados Unidos y Europa
desde los '90, en una disputa por conquistar el territorio (sus bienes comunes,
demandados como recursos naturales apropiables), sus mercados (para la
circulación de sus producciones locales subsidiadas), y una fuerza de trabajo
calificada con bajo costo salarial y con límites de las organizaciones
populares, principalmente de trabajadores, en la capacidad de ofrecer
resistencia ante la desestructuración organizativa, política, social y cultural
construida desde regímenes terroristas de Estado, especialmente en Sudamérica.
Cabe reconocer que en los últimos años resulta
creciente la presencia China, como nuevo actor en las negociaciones económicas,
financieras y comerciales, no solo con la región nuestramericana, sino en el
ámbito mundial. Si Europa desplazó a Estados Unidos por el volumen de
inversiones en los '90 y motivó la aceleración de las negociaciones
estadounidenses en ese periodo; contrarrestadas por la intencionalidad europea
para competir en esos pactos o acuerdos comerciales; China emergió en estos
años con capacidad de disputar un lugar como socio privilegiado, que crece recurrentemente.
Contratendencias.
Junto a la tendencia descrita de ofensiva del
capital y la liberalización, al mismo tiempo se verifica el accionar de otros
sujetos, que soportan la ofensiva del capital, pero que también la resisten, y
en simultáneo, construyen programa propio, alternativo, emancipador.
Son tres niveles a considerar: uno es la tendencia
a generalizar las políticas hegemónicas, las que se abrieron paso bajo el lema
del Consenso de Washington, más allá de matices según fuera la correlación de
fuerzas en cada país. Nuestros países, y en especial nuestros pueblos sufren
esas consecuencias desde el empobrecimiento, la superexplotación y la creciente
desigualdad. Un segundo nivel parte de reconocer que ese fue y es el marco para
múltiples resistencias que obstaculizaron el programa liberalizador de los
sujetos de la dominación, siendo el más resonante el No al ALCA iniciado con
las campañas populares a comienzos del Siglo XXI, potenciada a mediados del
decenio con decisiones de gobiernos (Mercosur más Venezuela), base político
social para pensar, finalmente y como tercer ámbito, en el cambio político que
describe la situación de nuestramérica en estos años recientes.
Estados Unidos retomó el rumbo de las negociaciones
bajo la modalidad bilateral; mientras que Europa relanzó, especialmente desde
el 2010, el camino del acuerdo multilateral, no sin entusiasmo crédulo de
varios procesos en nuestramérica. Entre otros vale mencionar el papel de la
Argentina, a cargo de la representación regional ante la socialdemocracia
española gobernante por entonces y expresión de la representación europea.
Ambos liderazgos, compartiendo espacios como el G20 e imaginando procesos de
salida rápida de la crisis mundial, se ilusionaban con unas negociaciones
virtuosas para el relanzamiento de la producción capitalista. El problema de
esa estrategia de reanimación de las negociaciones comerciales chocó, en primer
lugar, con la crisis capitalista mundial, con inocultable visibilidad en los
países del capitalismo desarrollado, especialmente europeos, que los indujo a
la promoción de políticas proteccionistas y de intervención de sus estados para
el salvataje de las empresas en crisis. Es justo también incorporar que los
procesos en nuestra región también se encontraron con el impacto de una crisis
que algunos consideraban externa, pero que indujo procesos de repliegue de un
aperturismo empujado por las necesidades de los capitales.
Es cierto que también y como parte de la nueva
realidad, la estrategia imperialista chocó contra los procesos de cambio
político y la nueva experiencia por otorgar nuevo contenido a la integración
regional en nuestramérica, aún con las contradicciones que suponen proyectos
que nuestros países promueven un rumbo por el socialismo, o por el capitalismo.
Imaginaron los negociadores europeos que la crisis
del 2007 llegaba a su fin con la recesión mundial del 2009 y que el 2010
recuperaría ritmos de crecimiento que favorecerían las inversiones, por ende la
producción y con ello la circulación, el intercambio. La expectativa apuntaba a
un nuevo ciclo de expansión económica y del modelo productivo sustentando la
liberalización. La realidad puso en evidencia lo erróneo del diagnóstico, y
transcurrido ya medio año del 2012 somos conscientes de la profundidad y
duración de la crisis capitalista.
Se trata de un fenómeno que dificulta la
instalación de premisas materiales y subjetivas de la integración subordinada
que impone el libre comercio. Es que la propia Unión Europea está en discusión,
y especialmente el euro, incluso el dólar, expresiones monetarias de la riqueza
y el poder están en discusión. La crisis es integral y junto al programa de la
liberalización se desarrolla una contra tendencia, que no es solo el cambio
político en nuestramérica, sino el movimiento de indignación que recorre la
experiencia del levantamiento de los pueblos del norte de África; en los
principales países capitalistas, e incluso en Israel.
Nuestra realidad supone también la nueva
experiencia de integración, que incluye proyectos contradictorios en CELAC o
UNASUR, pero con capacidad de suspender la participación paraguaya en el
Mercosur motivado en el reciente golpe institucional; que a su vez habilitó el
demorado ingreso de Venezuela a la experiencia con más desarrollo en la integración
regional. Es una nueva situación que nos permite interrogarnos sobre las
negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. ¿Cómo ven las autoridades
de la UE las negociaciones en curso por el libre comercio con el nuevo
Mercosur? Vale interrogarse ante la incorporación de un país que promueve un
objetivo socialista, que construye un proceso de integración alternativo con
Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países en el ALBA; donde se sustentan
iniciativas económicas, políticas y culturales a contra corriente de la hegemonía
mercantil capitalista.
No solo preocupa la formulación de una orientación
socialista con un pie en el Mercosur, sino también algunas señales soberanas
que empuja la propia crisis. Remito a la expropiación parcial de YPF en Argentina,
o a las nacionalizaciones continuadas en Bolivia; e incluso otras
manifestaciones soberanas en ámbitos de debate global, con propuestas que
difunden un orden mundial regido por un programa de soberanías, alimentaria,
energética, financiera, medio ambiental.
El problema es construir nuestro programa integrador.
El problema es construir nuestro programa integrador.
Si la década del 90 fue la que definió el programa
de la liberalización y condicionó las negociaciones, con Estados Unidos y con
Europa; y esta década materializó un cambio político que desordenó la hegemonía
neoliberal de las negociaciones comerciales; el desafío a construir para el
sujeto popular son las premisas de otro orden social superador de la crisis y
del capitalismo.
Las negociaciones comerciales son el terreno
propicio para la estrategia del capital, por donde se agigantan las asimetrías
del norte con el sur; donde se esconden las trampas de los subsidios a la
producción o a las exportaciones del capitalismo desarrollado; donde se
habilita la hegemonía de patentes y la propiedad intelectual; todo subordinado
a la lógica de la ganancia, la acumulación y la dominación capitalista.
Hace falta recrear las condiciones subjetivas para pensar una lógica de des-mercantilización, donde más que “negociaciones comerciales”, se gesten premisas para una construcción colectiva de un modelo productivo que coloque el centro de sus objetivos en la satisfacción de las necesidades sociales.
Hace falta recrear las condiciones subjetivas para pensar una lógica de des-mercantilización, donde más que “negociaciones comerciales”, se gesten premisas para una construcción colectiva de un modelo productivo que coloque el centro de sus objetivos en la satisfacción de las necesidades sociales.
Las negociaciones prometen inversiones, que tienen
como fin último las ganancias. Europa o Estados Unidos necesitan negociar el
consenso de nuestramérica para el proyecto del capital. Es cierto que otros
aspiran a ocupar ese lugar, crecientemente visibilizado con las inversiones y
acuerdos con que avanza China en la región. El problema es si podemos retomar
el mandato del 2001 por otro mundo posible, lo que supone una profunda crítica al orden
contemporáneo, al capitalismo y a su crisis, para construir el nuevo orden.
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