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CON RESPETO A LA MEMORIA DEL DES TACADO
MAESTRO ERNESTO LACLAU.- El mundo de las ciencias sociales y políticas llora la
pérdida de Ernesto Laclau, quién murió en España el último domingo, lejos
de su patria físicamente pero muy cerca de los procesos latinoamericanos y
nacionales en términos de sus constantes reflexiones y escritos. El teórico
siempre mantuvo una mirada estratégica sobre el plano local que hizo de
sus reflexiones una fuente inagotable para el pensamiento sociopolítico
contemporáneo. En el número 7, de enero
de 2014, en la revista Kranear (declarada de Interés Cultural la
Secretaría de Cultura de la Nación); los periodistas Ari Lijalad y Lalo Recanatini entrevistaron a Laclau y ahondaron en
un término que siempre se asocia a su nombre: "el populismo". En esta
última entrevista, Laclau reflexionó sobre el rol de los medios actuales y
señaló: "Estamos en una tercera
revolución de los procesos de comunicación y de formación de opinión
pública. Y por eso comienza a ser mucho más álgido en nuestros días el hecho de
que esta circulación de ideas sea una circulación libre en las que las
presiones corporativas o monopólicas sean estrictamente limitadas. El proceso
de democratización ya no afecta solamente a la participación de grupos de ciudadanos sino
también a la forma de circulación de ideas".
Y a este rol de los medios se suma que
en Argentina "Los actores
populares han sido siempre los grandes protagonistas de los procesos políticos
en el país. Las masas, durante el kirchnerismo, rompieron con el
institucionalismo que había prevalecido en la Argentina de los años 90".
Una década de los 90 dónde ciertos populismos de derecha se asumieron como
"populares". Laclau advirtió
que se presentan siempre como "Nosotros somos los que representamos el verdadero
interés del pueblo", una mentira que siempre termina teniendo
consecuencias directas sociales y económicas. Específicamente sobre la
situación de medios en nuestro país indicó "Nunca
hemos estado en una situación en la cual haya habido una dictadura mediática.
Siempre ha tenido que aliarse con alguna otra forma de aglutinación
política" (...) "Los
grandes medios no son medios neutrales. Son la expresión de la sociedad que los
ha creado. El Grupo Clarín no es algo que exprese simplemente la voluntad de un
grupo mediático. Es un grupo mediático que organiza muchas ideas que surgen de
distintos puntos de la sociedad". Por otro lado, el académico señaló
que "los próximos años en América
Latina van a estar caracterizados por lo que hemos llamado guerra de
posición- que es una característica gramsciana. (...) Lo que hay
aprender políticamente en todas las democracias latinoamericanas es que no hay
victorias fáciles, que hay que hacer una guerra donde se vayan degastando ciertas
bases enemigas. Pero
es un proceso de largo plazo, es un proceso generacional. La emancipación no va
a venir en un día".
El populismo, práctica política comúnmente desdeñada, es vuelto a pensar como polo opuesto al republicanismo liberal y, por ello, como fuerza capaz de transformar.
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Cuando
le consultaron a Laclau sobre su relación con el gobierno kirchnerista
señaló: "Yo
sé que en la Argentina algunos dicen que yo soy el intelectual del kirchnerismo.
No creo que mis obras hayan ejercido esa influencia directa sobre el
kirchnerismo. Muchas personas del gobierno las han leído y apreciado. Pero no
es una cuestión de influencia directa, sino de cómo las ideas se difunden en un
tejido informativo más amplio. (...) Poco a poco las ideas van penetrando y
aclimatándose". Una idea que desprende de que " el papel del
intelectual es más influyente en América Latina que lo que fue en el
pasado". La mirada de Ernesto Laclau
perdurá en sus textos que siempre serán referencia para comprender los
procesos, medios y guerras políticas en
las trincheras de América Latina y el mundo.
La actividad aportó a la reflexión sobre la actualidad política de
la región, poniendo
en cuestión la connotación de barbarie que, para algunos analistas, representan
los gobiernos de Venezuela, Bolivia,
Ecuador y, un tanto menos radicalmente, los de Argentina, Brasil, Paraguay y Perú. Este presente político que vive
Latinoamérica, ¿es consecuencia del “realismo mágico” latinoamericano o
encuentra otras razones? Populismo: ¿una variante de construcción política
demagógica y carismática o una alternativa para profundizar la democracia y
ampliar la representación política? El
autor de Hegemonía y estrategia socialista (en conjunto con Chantal Mouffe) y La razón populista, entre otros, aporta una nueva
dimensión al análisis de la lucha hegemónica de los pueblos, que es de gran
ayuda para comprender el presente político latinoamericano en el escenario
actual, problematizando sus significados. El
populismo, práctica política comúnmente desdeñada, es vuelto a pensar como
polo opuesto al republicanismo liberal y, por ello, como fuerza capaz de
transformar. Roberto Follari, filósofo
contemporáneo y ensayista político mendocino, participó del panel
exponiendo los contenidos de su reciente publicación, que discute algunos postulados de Laclau. La alternativa
neo-populista, obra que Follari
publicara en 2010, se ha constituido en una obra de relevancia a la hora de analizar los
populismos desde la teoría política.
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Ernesto Laclau. Argentina, Buenos Aires, 6 de octubre de 1925. España, Sevilla 13 de abril del 2014. Ernesto Laclau de filósofo del populismo a intelectual
que sentó las bases del Kirchnerismo. El Politólogo falleció esta mañana
domingo 13 de abril del 2014 en España. Es identificado como el pensador que
sentó las bases del kichnerismo por su pensamiento populista.
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FALLECE POLITÓLOGO ERNESTO
LACLAU:
EL INTELECTUAL DE
LOS DEBATES Y LOS COMBATES.
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Werner Pertot.
Página /12 martes 15 de
abril del 2014.
El reconocido autor de
Hegemonía y Estrategia Socialista sufrió un infarto mientras visitaba Sevilla.
Fue un pensador clave del posmarxismo que en los últimos años dedicó su obra a
resignificar y revalorizar los populismos.
Murió Ernesto Laclau, una
de las principales figuras de la teoría política argentina, un intelectual que
resignificó los estudios sobre el populismo contra ciertas concepciones del
sentido común. El autor de Hegemonía y estrategia socialista estaba ayer con su
mujer Chantal Mouffe en Sevilla, España, donde sufrió un infarto. Tenía 78 años
y era profesor en la Universidad de Essex, Inglaterra. En los últimos años
habían causado revuelo sus posiciones favorables al kirchnerismo y a Hugo
Chávez, así como su intervención en las discusiones políticas a través de
ciclos como Debates y combates o del canal Encuentro. Sus restos serán velados
en la Argentina, aunque hasta ayer no había confirmación del día ni del lugar.
Laclau estaba en Sevilla
invitado por el agregado cultural de la embajada argentina en España, Jorge
Alemán. Iba a brindar una conferencia ayer por la tarde. Según relató Alemán,
Laclau había iniciado el día temprano a la mañana con un paseo por las calles
de Sevilla y un baño en la pileta del hotel, cuando se produjo el infarto que
provocó su muerte.
Desde diversos sectores
políticos y académicos, destacaron la pérdida que significa para las ciencias
sociales (ver aparte).
Laclau daba clases de
Teoría Política en la Universidad de Essex, un cargo que ocupaba desde 1973.
Además, era director del programa de Ideología y Análisis del Discurso, donde
se dictan una maestría y un doctorado. Fue distinguido con el título de Doctor
Honoris Causa por la Universidad de Rosario (UNR), la Universidad de San Martín
lo tenía como director honorario del Centro de Estudios del Discurso y las
Identidades Sociopolíticas. Sus hijos, Santiago y Natalia, residen en
Argentina.
Marx y Lacan.
Laclau nació en Buenos Aires el 6 de octubre de 1935 y creció en una casa donde había mucho debate político: su padre era un
radical yrigoyenista, que participó de las sublevaciones contra Uriburu.
Estudió Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se recibió en
1964. Bajo los debates de la figura del intelectual comprometido –sobre la que
discutían desde Theodor W. Adorno hasta Jean-Paul Sartre–, la formación de
Laclau combinó la militancia política y la investigación académica. Tras el
golpe de 1955, formó parte del grupo Contorno, junto a Eliseo Verón, León Sigal
y Sofía Fisher, entre otros. Militó durante un tiempo en Socialismo de
Vanguardia –una escisión del Partido Socialista Argentino–, de donde se alejó
por sus críticas al leninismo. Trabajó junto al sociólogo Gino Germani y fundó
junto a José Luis Romero la materia Historia Social y General de la carrera de
Historia de la UBA.
En los sesenta, Laclau fue
director de la revista Lucha Obrera, que se vinculaba al Partido Socialista de
Izquierda Nacional. Cuando escribía, usaba el pseudónimo Sebastián Ferrer, porque
era becario del Conicet, donde veían mal su compromiso político. La Izquierda
Nacional era una corriente de la que participaron otros intelectuales como Blas
Alberti, Fernando Carpio y Jorge Abelardo Ramos, quien fue una figura
importante en la formación política de Laclau.
Con la dictadura de
Onganía, Laclau perdió su cargo como docente en la Universidad de Tucumán y
luego ganó una beca en Oxford, donde estudió con el historiador marxista Eric
Hobsbawm. “Empecé mi trayectoria política en la Izquierda Nacional. Cuando
llegué a Inglaterra, entré en contacto con la New Left Review y con gente
ligada a la experiencia de los movimientos anticoloniales –relataba Laclau en
un reportaje de 2003–. Me fui de la Argentina en 1969 pensando que era por tres
años. Después vinieron las bestias y no puede volver por quince años.” El golpe
de Estado de 1976 cortó su regreso.
Desde Inglaterra, en 1979,
escribió Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo,
populismo, una compilación de artículos que hizo a pedido del historiador
marxista Perry Anderson. En esa época, todavía adscribía a la teoría de Antonio
Gramsci y no había formulado los conceptos que luego hizo conocidos. En 1980
hizo su contribución a Tres ensayos sobre América Latina, un libro del Fondo de
Cultura Económica.
Fue en los ochenta cuando
Laclau se convirtió en uno de los intelectuales preocupados por pensar la
reconfiguración de la izquierda en plena crisis del pensamiento marxista. Junto
con su compañera Chantal Mouffe, escribió en 1985 Hegemonía y estrategia
socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Este libro es
considerado como uno de los que configuran el posmarxismo, desde una línea que
critica el determinismo económico y una lectura mecánica de los procesos
populares de América latina. Laclau se centró en releer el capitalismo desde
una perspectiva que cruzaba la obra de Karl Marx con la de Jacques Lacan (una
buena parte de los autores posmarxistas incorporan aportes de otras teorías: en
el caso de Laclau, también sumó conceptos del posestructuralismo).
Allí, Laclau planteó una de
sus definiciones más conocidas, donde la política es entendida como una lucha
por la hegemonía y por conquistar lo que llama “significantes vacíos” o
“significantes flotantes”, en un uso de un término lacaniano para entender
fenómenos políticos. Durante la siguiente década siguió desarrollando esta
teoría: en 1990, publicó Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro
tiempo, en 1996 Emancipación y diferencia y Misticismo, retórica y política, en
2002.
Reinventar el
populismo.
“En la genealogía que hace
Ernesto Laclau, nos habla de un populismo que tiene una profunda raigambre en
la modernidad capitalista, y plantea lo heterogéneo, lo opaco de la social,
para empezar a discutir las lógicas políticas de la democracia y la memoria
histórica popular”, sostuvo el profesor y ensayista Nicolás Casullo en la
presentación en 2005 de La razón populista, uno de los libros más importantes
de Laclau, que giró en torno del fenómeno de los nuevos gobiernos de sesgo
populista. A La razón populista le siguió en 2008 Debates y combates. Para un
nuevo horizonte en la política, que también le dio nombre a una revista que
editó Laclau con aporte de intelectuales como Toni Negri –de quien se mostró
cerca, aunque con diferencias en algunos puntos de su teoría, mientras que
polemizó con Slavov Zizek–, la filósofa francesa Judith Revel, entre otros.
Laclau buscaba que la revista “fuera para el mundo hispano lo que puede ser New
Left Review para el mundo anglosajón”. Con la misma idea, condujo un ciclo de
entrevistas en el canal Encuentro.
Pese a la distancia, Laclau
siempre se mostró atento a lo que ocurría en la Argentina. En 2003, por
ejemplo, señaló que “Kirchner no habría sido posible sin los cacerolazos”.
Sobre la discusión posterior alrededor de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual, advirtió que “si prevalecen los monopolios, la guerra está
perdida”.
En 2012, Laclau conoció a
la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nunca formó parte del Gobierno con
un cargo –se mencionó la embajada de Londres o de Francia–, pero planteó sin
medias tintas sus posiciones sobre el kirchnerismo y la disputa política en la
Argentina. En los últimos tiempos, señalando las particularidades del momento
histórico, se había mostrado a favor de la posibilidad de una reelección
indefinida, aunque aclaró que no se refería a la Presidenta: “Si la gente está
contenta con un presidente, debe tener la opción de volver a elegirlo. Si la
gente está descontenta, puede votar por otro”, afirmó. Consideraba que es “el
mejor momento democrático en 150 años en toda América latina”, pero advertía
que “en la Argentina todavía no se logró una confluencia completa entre el
momento autónomo de la voluntad de los sectores populares y el momento de la
construcción del Estado”.
Siempre parecía estar
volviendo sobre los conceptos del libro de 1985, donde se planteaba también un
programa político: “La izquierda –escribió–
debe comenzar a elaborar una alternativa creíble frente al orden neoliberal, en lugar de tratar
simplemente de administrar de un modo más humano”.
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