El ataque con mayor número de víctimas ha sido reivindicado por el
ISIS en un comunicado. En el escrito, firmado por Wilayat Bagdad (Provincia de Bagdad) y
difundido en las redes sociales, el autodenominado Estado Islámico aseguró que
el ataque tuvo como blanco “una concentración de renegados”, en alusión a los
chiíes. Un suicida detonó el
vehículo que conducía en medio de una multitud congregada frente a una famosa y
antigua tienda de helados en la zona
comercial de Al Karrada, muy transitada. La calle estaba abarrotada de personas,
en un periodo en el que los musulmanes celebran la festividad del Ramadán. Las cifras de muertes y
heridos no son oficiales por el momento y pueden aumentar en las próximas
horas. Muchos de los muertos son niños, según informan los reporteros de Associated Press presentes en el lugar del ataque.
Además,
una segunda explosión tuvo lugar en otra zona, al este de Bagdad, en el
murieron “cinco personas y 16 resultaron heridas”, recoge
AP. Este ataque no ha sido reivindicado hasta el momento por ningún grupo. Este
ataque del ISIS llega después de que las fuerzas iraquíes declararan la semana
pasada que la ciudad de Faluya había quedado “completamente liberada” del grupo
yihadista. Los terroristas aún controlan la segunda mayor ciudad del país,
Mosul. Este sábado, el ISIS se adjudicó la autoría de otro atentado, esta vez en Dacca.
La capital de Bangladesh sufrió el azote del grupo islamista en un restaurante
al que habitualmente asisten extranjeros. En total, fallecieron 28 personas
según la información oficial: 20 rehenes, dos policías y seis atacantes.
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La violenta e inhumana respuesta del llamado Estado Islámico ISIS y sus yihadistas, terroristas, religiosos-militaristas, acaban con su propia gente para dominar y esclavizar países enteros. Es una respuesta de asesinos terroristas a la intervención militar en sus países por la Unión Europea y Estados Unidos. Hay que acabar totalmente con la intervención militar, como con el terrorismo.
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IRAK: BAGDAD SIGUE ENCONTRANDO
CADÁVERES.
Ya son más de 200 las víctimas del atentado
suicida del sábado.
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El gobierno iraquí habló de dar una respuesta dura
al atentado más mortífero de Estado Islámico en este año. Ayer hubo
manifestaciones acusando a las autoridades de ineficacia y pidiendo que siga la
búsqueda de cuerpos bajo los escombros
Página /12 martes 5 de
julio del 2016.
Mientras un pueblo
rabioso y dolorido sigue encontrando cadáveres, el gobierno iraquí habló ayer
de dar una “respuesta dura” al atentado más mortífero del Estado Islámico (EI)
en lo que va del año. “El número de muertos por el atentado suicida del sábado
en Bagdad se ha elevado a 200”, dijo el jefe adjunto del comité de seguridad
del Consejo Provincial de Bagdad, Mohamed al-Rubaye a la cadena CNN. Con la
decisión de poner mano firme a los ataques del fin de semana, las autoridades
iraquíes ejecutaron ayer a cinco condenados a muerte por terrorismo, un día
después del atentado que causó la muerte de dos centenares de personas y
heridas a 230, informó el Ministerio de Justicia en un comunicado. El
departamento gubernamental presentó un proyecto de remodelación del código
penal con el objetivo de acelerar la aplicación de las penas de muerte, indicó
la nota. Con la petición se busca obligar al presidente iraquí a emitir el
decreto que confirme la pena capital menos de un mes después de la sentencia
definitiva.
Cerca de la medianoche
iraquí del domingo, en el barrio de Al Karrada, de mayoría chiíta, un camión
repleto de explosivos y metralla estalló frente a una popular heladería, cuando
la gente paseaba en plena celebración del Ramadán. Entre las víctimas, hubo al
menos 25 niños y 20 mujeres, que hacían sus compras para la festividad
musulmana del Aid al Fitr, con la que culmina el mes sagrado del Ramadán y que
se celebrará dentro de pocos días. Varios negocios y vehículos quedaron
destruidos y calcinados en esta zona comercial.
Los habitantes de Al
Karrada, en el centro de Bagdad, se vistieron de luto ayer y expresaron su
bronca contra la negligencia de las autoridades tras el atentado suicida. “La
tristeza impera y hay funerales en cada lugar. Las procesiones de los entierros
continuaron y aún se desconoce la suerte corrida por muchas personas”, explicó
un vecino identificado como Abu Ali al Ameri. “El olor a muerte y la
destrucción inundan la zona”, contó Al Ameri, quien sostuvo que muchos de los
cadáveres recuperados de entre los escombros estaban calcinados.
Entre la destrucción y
el dolor, familiares y vecinos marcharon ayer, en medio de estrictas medidas de
seguridad, desde la plaza Kahramana hasta el lugar del atentado, donde
encendieron velas en recuerdo de las víctimas. Los manifestantes exigieron que
los altos cargos de seguridad –a los que tildaron de corruptos– rindan cuentas
por su ineficacia y pidieron que se intensifique la búsqueda de las personas
que continúan bajo los escombros de los edificios destruidos por el estallido.
El primer ministro de
Irak, Haidar al Abadi, pidió el domingo a la Comandancia de Operaciones de
Bagdad que aplique “el cinturón de seguridad” alrededor de la capital y urgió a
los servicios de seguridad a retirar los aparatos portátiles de detección de
explosivos falsos ADE, por cuya venta el empresario británico James McCormick
fue condenado en 2013 a diez años de cárcel. También ordenó reabrir una
investigación sobre “los contratos corruptos de adquisición de esos equipos y
perseguir a los órganos implicados”, así como acelerar la instalación de
aparatos para inspeccionar los vehículos eficaces. Pero la ira de la gente se
hizo notar. Apenas se acercó al lugar, el mandatario fue increpado y, su
vehículo, apedreado.
Ayer, el Ministerio de
Justicia de Irak anunció que los condenados a muerte por terrorismo serán
ejecutados pronto y presentaron sus condolencias a familiares “de los mártires
en esta enorme tragedia”, que consideró “una traidora acción terrorista que
coincide con las victorias de las fuerzas iraquíes que liberan el país del yugo
terrorista”. El anuncio llega tras la amenaza concreta del primer ministro
iraquí al EI: “Los terroristas intentan desviar nuestra marcha, pero nuestra
respuesta será dura y en sus propios feudos de Al Anbar y Mosul. Proseguirá la
lucha contra ellos”.
La reforma del código,
que busca acelerar la aplicación de las penas de muerte, consideraría que, en
caso de ausencia de respuesta por parte del primer ministro, se confirmaría la
aplicación de la sentencia. Bagdad informó de la existencia de una
superpoblación en las cárceles iraquíes, que albergan hasta 3000 condenados a
muerte cuya sentencia es definitiva. Con las de ayer, el número de ejecutados
en los últimos dos meses asciende a 37 personas.
“En medio de las
batallas y de la resistencia al terrorismo, rechazamos de forma categórica
cualquier injerencia política o internacional que pida la suspensión de la
aplicación de las penas capitales bajo el argumento de la defensa de los
derechos humanos o cualquier otro”, agregó la nota del gobierno iraquí.
Asimismo,
el ministerio anunció en otra nota el cumplimiento de las penas capitales muy
pronto contra un grupo de criminales sentenciados conforme a la ley
antiterrorista. “Nos
comprometemos a proseguir aplicando el castigo justo a todos a los que se les
ocurra intentar dañar y aterrorizar al pueblo iraquí”, concluyó la nota.
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