El Consejo de la Juventud de España insta al Gobierno a firmar un Pacto
de Estado, contra las violencias machistas.
Ante la celebración mañana, 25 de noviembre, del
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Consejo
de la Juventud de España (CJE) insta al Gobierno a cumplir su compromiso de firmar
un gran pacto de Estado contra las violencias machistas que incluya, además de
la violencia hacia la pareja y ex pareja, las agresiones que a diario sufren
las mujeres en todos los ámbitos por su condición femenina y contemple los
micro-machismos. Para el CJE, urge
firmar este acuerdo con todas las fuerzas políticas con el fin de frenar esta
lacra que, en lo que llevamos de 2016, se ha cobrado 39 víctimas mortales, 4 de
ellas menores de 30 años
El Consejo de la
Juventud de España aboga por que la Ley Integral contra la Violencia de Género contemple como violencia machista las agresiones
que se dan fuera del entorno de la pareja porque, en su opinión, es un fenómeno
que excede las relaciones sentimentales y se traduce, en muchas ocasiones, en violencia sexual, acoso, trata y
explotación. Asimismo, reclama que se consideren a los hijos e hijas como
víctimas y se otorgue mayor protección, sobre todo, cuando se trata de menores.
El CJE pide también que se dediquen los
recursos necesarios para que la Ley Integral pueda cumplirse y para que
todas las víctimas puedan acceder a los recursos de protección, económicos y
asistenciales que reconoce la norma. En el mismo sentido, recuerda que el
Gobierno español y el del resto de países europeos deben atender el Dictamen del Comité Económico y Social
Europeo para Erradicar la violencia contra las mujeres, que establece la
necesidad de adoptar políticas de protección que garanticen el acceso a la
vivienda, formación y empleo.
El Consejo de la
Juventud de España considera que las cifras confirman la necesidad de redoblar los
esfuerzos para combatir la violencia machista y resalta el
aumento de la vulnerabilidad de las mujeres jóvenes pues las investigaciones
indican un preocupante incremento de la tolerancia de la población joven ante
las agresiones machistas. Según la Macro-encuesta
de Violencia sobre la Mujer 2015, el porcentaje de mujeres jóvenes de 16 a
19 años que ha tenido pareja en alguna ocasión y que ha sufrido violencia de
forma de control alcanza el 25%. Para el
CJE, es alarmante que el 64% de hombres jóvenes y 34% de mujeres piense que
la violencia es inevitable, y que el 14% de las jóvenes crea que la culpa es,
en parte, de las mujeres. Especialmente
preocupante es, en opinión del CJE, que el 17,9% de las estudiantes
reconozca haber sido forzada a mantener relaciones con su novio, una situación
que no parece ir a menos ya que el teléfono de atención a las víctimas 016 ha
batido récord de llamadas en 2016, llegando a recibir cerca de 66.000.
El Consejo de la
Juventud de España reclama la necesaria implicación
de la ciudadanía, de los agentes sociales, instituciones y medios de
comunicación para avanzar en la lucha contra
todo tipo de violencia machista acabando con los estereotipos de género y con
los mensajes derivados del falso mito del amor romántico, como el que considera
que los celos son una expresión de amor, una idea que tres de cada cuatro
adolescentes, independientemente de su sexo, asegura haber escuchado de una persona
adulta en alguna ocasión (Macro-encuesta
de Violencia sobre la Mujer).
Por todo ello, el Consejo de la
Juventud de España se suma a las movilizaciones que
tendrán lugar el 25 de noviembre en el
territorio español y ha organizado para este día una campaña en redes
sociales con el objetivo de promover la sensibilización ante la lucha contra
las violencias machistas y demandar un Pacto de Estado. Bajo la etiqueta #NosVaLaVida, el CJE quiere dejar patente la necesidad de llegar a un
acuerdo social y político que proteja a todas las mujeres, ya que cualquiera
puede sufrir violencia machista.
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El Consejo
de la Juventud de España insta al Gobierno a firmar un Pacto de Estado, contra
las violencias machistas.
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MACHISMO & JUVENTUD.
¿Por qué perdura el machismo
en la juventud?.
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Natalia Calvo Casaus.
TribunaFeminista.
Rebelión viernes 10 de febrero del
2017.
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI el machismo
y la violencia que genera sigan tan arraigados en la juventud?
En los últimos tiempos los discursos en torno a la violencia machista
han comenzado a estar más presentes en la opinión pública, fundamentalmente de
las sociedades occidentales, aunque el feminismo comienza a arraigar con fuerza
en territorios como América Latina o África. Abordada ésta mejor o peor, desde
la realidad o desde los múltiples mitos que la revisten, pero ciertamente ha
comenzado a formar parte del discurso social.
Una de las grandes preguntas que se plantean algunas personas es: ¿Cómo
es posible que en pleno siglo XXI el machismo y la violencia que genera sigan
tan arraigados en la juventud?. Incluso algunas de ellas han llegado a
considerar que ha habido un retroceso en las relaciones de pareja. Cuestión que
no niego que se haya producido, pero creo que el problema es el de siempre, no
es nuevo.
Imagino que muchas de las personas que se hacen esta pregunta parten de
la idea de que hemos conquistado la igualdad o que nos acercamos a ello, algo
que es erróneo, y sin negar los avances experimentados en las últimas décadas,
cabe mencionar que estamos muy lejos de vivir en sociedades plenamente
igualitarias. Por tanto, debemos seguir partiendo de un escenario donde las
mujeres están en una posición subordinada. Y la violencia machista es la
expresión máxima de la desigualdad, por lo que para hallar la respuesta a la
pregunta anterior deberemos ir a la raíz misma del problema.
La violencia machista es la expresión máxima de la desigualdad
Las relaciones afectivas son asimétricas en tanto en cuanto se
establecen a través de parámetros desiguales y responden a una construcción
social de la masculinidad y la feminidad sustentadas en la desigualdad. Dicho
de otro modo: en las relaciones afectivas hombres y mujeres no se encuentran en
pie de igualdad, y esto es patente también en la juventud. El lema de ONU Mujeres para este nuevo siglo es “Empoderando a las mujeres, empoderando a la Humanidad”.
Sin embargo, algunas escépticas como yo, vemos complicado este proceso
de empoderamiento porque toda la información/cultura que les llega a mujeres y
hombres es asimétrica y desigual. Una amiga suele decir que la desigualdad
comienza cuando al nacer a los niños los visten de azul y a las niñas de rosa.
Y, aunque a priori suena algo simplón, no deja de ser cierto que es desde la
más tierna infancia que a niños y niñas se les comienza a educar de manera
diferente en función de los roles que la sociedad impone a mujeres y hombres.
Es falso decir que existe una educación verdaderamente igualitaria, no la hay.
Si incluimos la realidad de los niños y las niñas trans, la situación es
mucho más grave todavía. El machismo es estructural y no se puede comprender de
otro modo. Las sociedades occidentales imponen cánones de belleza irreales a
las mujeres desde pequeñas. En este punto resuena en mi mente aquella vieja
reflexión de Kate Millet sobre las dietas, el sedante social de las mujeres.
El machismo es estructural y no se puede comprender de otro modo.
La literatura infantil, con Disney a la cabeza, insufla a las niñas dos
grandes lecciones: la belleza y la necesidad de que un hombre te rescate. De
algo. No se sabe muy bien de qué, pero que te rescate de algo. Quizás de ti
misma. Conforme crecemos, la literatura no mejora en este punto. El libro más
vendido en todo el mundo en 2015, y leído fundamentalmente por mujeres, fue “Cincuenta sombras de Grey”, una oda a
la violencia contra las mujeres. Una oda a todo lo que no tiene que ser/haber
en una relación afectiva. La televisión y la música no contribuyen tampoco en
la transmisión de valores igualitarios. “Si te falto el respeto y luego culpo
al alcohol. Si levanto tu falda, ¿Me darías el derecho a medir tu sensatez?”,
esta frase es de una de las 10 canciones más escuchadas por la juventud en
2014.
El libro más vendido en todo el mundo en 2015, y leído fundamentalmente
por mujeres, fue “Cincuenta sombras de Grey”, una oda a la violencia contra las
mujeres. Una oda a todo lo que no tiene que ser/haber en una relación afectiva.
Por otra parte, y no menos importante, la escasez de referentes
femeninos positivos, fruto de la ausencia de mujeres en el ámbito público,
consecuencia a su vez de que en España hay una Ley de Igualdad que establece la
creación de espacios con presencia equilibrada de hombres y mujeres que no se
cumple, dificulta profundamente el proceso de empoderamiento de las niñas. Las
niñas adolecen de mujeres referentes sencillamente porque no las conocen.
Indirectamente les transmitimos dos mensajes: que no hay (tantas)
mujeres como hombres en el espacio público, por lo que deben leer entre líneas
que ese espacio no les corresponde, y que su trabajo y pensamiento no tienen
valor o, al menos, no el mismo que el de los hombres. Por otro lado, la presión
social que se ejerce sobre la sexualidad es absolutamente hiriente, sobre todo
para las mujeres adolescentes. Experimentamos con estupor el incremento de
mujeres jóvenes que han sufrido episodios traumáticos consecuencia del discurso
patriarcal y misógino que impera en torno a la sexualidad.
Es necesario que con urgencia entre en las aulas la educación
afectivo-sexual, una educación basada en parámetros de igualdad y no de
dominación. No puedo evitar tampoco en este punto hacer una reflexión en torno
a lo que algunas personas vienen en denominar “la compra de sexo”. Y no puedo
evitarlo porque me surgen dos preguntas: ¿cómo le explico a mi prima
adolescente que tiene que quererse, empoderarse y valorarse si ve que las
mujeres se compran con 20€ en el bolsillo? o ¿cómo se le explica a un joven
adolescente que tiene que respetar a las mujeres si con 20€ puede hacer con
algunas de ellas lo que le dé la gana? Efectivamente que las mujeres se compren
y se vendan en el libre mercado también dificulta notablemente el
empoderamiento de las niñas.
¿Cómo le explico a mi prima adolescente que tiene que quererse,
empoderarse y valorarse si ve que las mujeres se compran con 20€ en el
bolsillo? o ¿cómo se le explica a un joven adolescente que tiene que respetar a
las mujeres si con 20€ puede hacer con algunas de ellas lo que le dé la gana?
En este caldo de cultivo de escasa valoración, de construcción de
relaciones afectivas asimétricas basadas en parámetros de desigualdad, de
ausencia de referentes femeninos, de la imposición de responder a cánones de
belleza irreales, de hombres jóvenes que interiorizan la superioridad
masculina… en este caldo de cultivo se da el primer desprecio, el primer
empujón, el primer insulto y el primer bofetón. Finalmente para que todo lo
anterior triunfe, el componente estrella: la impunidad. Impunidad que,
revestida de olvido, es el cóctel perfecto.
Todavía no ha acabado enero de 2017 y han sido asesinadas en España 5
mujeres. 5 mujeres asesinadas, 5 asesinos en menos de un mes, y ningún clamor
social. Condescendencia en el mejor de los casos. ¿Por qué es difícil erradicar
la violencia contra las mujeres? Porque se ha naturalizado y normalizado,
porque socialmente se entiende que es algo que ha existido siempre y que
siempre existirá. Porque la desigualdad no incomoda al poder, lo perpetua. Todo
ello es falso. Una mentira que posibilita a los agresores que todos los días, a
todas las horas y en todos los rincones del mundo haya mujeres y niñas
violadas, agredidas o violentadas.
¿Por qué es difícil erradicar la violencia contra
las mujeres? Porque se ha naturalizado y normalizado…
No es fácil erradicar la violencia machista pero
tampoco imposible. Hablamos de subvertir un sistema patriarcal, de derribar el
machismo que lo sustenta y de potenciar la igualdad. De dejar de normalizar que
las mujeres se encuentren en una posición de eterna subordinación y dejar de
creer que la violencia machista es inherente a nuestras sociedades. Es falso.
La violencia machista se sustenta en la desigualdad, y la desigualdad es una
construcción social. Hablamos de subvertirla, de construir y apuntalar un orden social
más justo e igualitario.
Todo
ello es posible.
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