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“Voces
del Sur. Para el mexicano Saúl
Vicente, del Consejo Internacional de Tratados Indios, «la Cumbre de la ONU no sólo ha descuidado nuestros derechos
y las causas estructurales de las crisis… sino que su intención es
vendernos el gran proyecto del agronegocio como una transformación». Vicente reclama una transición urgente de los modelos
industriales dirigidos por las empresas hacia sistemas alimentarios
biodiversos, agroecológicos y controlados por las
comunidades, centrados en el interés público y
no en el ánimo del beneficio privado.
Por
su parte, Ibrahima Coulibaly,
dirigente campesino de Malí y presidente de la
Red de Organizaciones de Agricultores y Productores Agrícolas de África
Occidental (ROPPA), sostiene que «hay que
garantizar los derechos de los pueblos a acceder y controlar la tierra y los
recursos productivos, y promover modelos de producción agroecológicos
y semillas campesinas». ¿Por qué los
responsables políticos escuchan, pero no le prestan el apoyo adecuado a
las alternativas que desde hace dos décadas se vienen presentando para hacer
frente a las crisis climática y alimentaria?, se interroga la intelectual y activista india Shalmali Guthal, dirigente de la organización
Focus on the Global South (Foco sobre el Sur Global). Según Guttal, “Las pruebas son
abrumadoras: las soluciones de los productores de alimentos a pequeña
escala y los pueblos indígenas no sólo alimentan
al mundo, sino que también promueven la justicia económica, social y de género,
el empoderamiento de los jóvenes, los derechos de los trabajadores y una
verdadera resiliencia ante las crisis”.
La
dirigente campesina paraguaya Perla Álvarez presentó
la posición de La Vía Campesina, organización
que representa: «En estos tiempos de hambre creciente y crisis múltiples, es más urgente
que nunca que los gobiernos y la ONU nos
escuchen. Les hacemos un llamamiento: cambien de rumbo y apoyen nuestras
demandas y esfuerzos por un futuro de soberanía
alimentaria basado en los derechos humanos y
los principios de la agroecología, la justicia, la diversidad,
la solidaridad y la rendición
de cuentas».
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MULTINACIONALES VORACES, PUEBLOS HAMBREADOS.
Nueva
Cumbre de la ONU sobre alimentación (24 al 26 de julio)
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Por Sergio Ferrari | 24/07/2023 | Economía
Fuente Rebelión lunes 24 de julio del 2023.
Fuentes: Rebelión
Movimientos sociales decepcionados y críticos
En vísperas
de una nueva Cumbre sobre la Alimentación,
movimientos sociales e indígenas de todo el
mundo se oponen al cónclave y exigen un cambio radical de
los sistemas alimentarios hegemónicos.
Entre el lunes 24 de julio y el miércoles 26 de julio, Roma acoge la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas+2 (UNFSS+2, su sigla en inglés) la cual se propone evaluar lo realizado a partir del cónclave similar precedente de septiembre de 2021. Este nuevo evento es convocado por el país anfitrión junto con las agencias de Naciones Unidas establecidas en la capital italiana, en particular la FAO, que es la organización específica de la ONU para la alimentación y la agricultura
Contra
la Cumbre
En
una conferencia de prensa digital celebrada el 17 de julio, precedida
de una Declaración pública difundida el 12 de julio, los
representantes de la Respuesta Autónoma de los Pueblos a la Cumbre de las
Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios rechazaron la validez de la
convocatoria de Roma porque ésta promueve “un modelo
que prioriza el ánimo de lucro sobre el interés público”.
La
Respuesta Autónoma de los Pueblos, la mayor coalición mundial de movimientos sociales a favor de la justicia
alimentaria, está integrada por organizaciones
de pequeños productores y pueblos indígenas que
representan a más de 380 millones de personas en
todo el planeta.
Además de
cuestionar seriamente las verdaderas intenciones de la convocatoria patrocinada
por la ONU, sus representantes enfatizaron
la necesidad de implementar acciones urgentes y coordinadas para acabar con el hambre
y la malnutrición y poder así satisfacer
los derechos
y demandas de las personas más afectadas por ese flagelo, que son también las más perjudicadas por la
crisis climática y de la salud a nivel global.
Los
movimientos sociales que integran la Respuesta, sostienen que la Cumbre de Roma
“está diseñada
para ignorar la necesidad de profundas transformaciones estructurales en
nuestros sistemas alimentarios”.
Argumentan, además, que en los últimos tres años, múltiples actores de la sociedad civil internacional –entre otros movimientos sociales, pueblos indígenas, jóvenes, mujeres y personas con diversidad de género– presentaron propuestas y demandas concretas para fomentar el avance de la agroecología, la soberanía alimentaria, la biodiversidad, la justicia de género y la diversidad, la incorporación activa de los jóvenes así como la justicia climática, económica y social en. los sistemas alimentarios
A pesar de
estos reiterados esfuerzos propositivos,
consideran que “estas
propuestas fueron sistemáticamente desoídas”. Actitud particularmente
preocupante si se tienen en cuenta
“los
crecientes niveles de hambre y malnutrición, el aumento de las desigualdades y las crisis existenciales entrelazadas
a las que se enfrentan la humanidad y el planeta”.
Los
movimientos sociales sostienen, adicionalmente, que en este proceso de dos años se
“ha
fallado en materia de derechos humanos. Las críticas a la débil base de
derechos humanos se expresaron con elocuencia y frecuencia por muchos actores de
dentro y fuera de la Cumbre, pero fueron ignoradas sistemáticamente”.
Las cifras
parecen reforzar el pesimismo crítico. El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la
nutrición”, publicado recientemente por cinco agencias de las propias Naciones Unidas, estima que alrededor
de 735 millones de personas padecieron desnutrición crónica en 2022, lo que
representa un aumento de 122
millones de personas en comparación con 2019,
momento anterior a la pandemia de COVID-19
En la misma
dirección, el último “Informe Mundial sobre
Crisis Alimentaria” estima que 258
millones de personas padecieron niveles agudos de hambre en 2022, cifra
que supera los 193 millones de 2021 y los 155 millones de 2020.
Para los movimientos sociales esta crisis continua y sistémica es producto de los fallos políticos y de un camino problemático que lleva a la exacerbación de las desigualdades y las dependencias. Agravada por los efectos indirectos de la crisis del clima y de la deuda, de la cual es víctima, en particular, el Sur Global.
Ningún
cambio de rumbo.
A casi 24
meses de la Cumbre anterior, los movimientos
sociales internacionales no perciben ningún cambio significativo
de orientación estratégica por parte de las agencias onusianas en
lo que se refiere al combate frontal contra el hambre.
La Respuesta
Autónoma sostiene que, llegado el momento de hacer el balance, la UNFSS+2 de
Roma no incorpora
“un
resultado acordado intergubernamentalmente y pasa por alto la urgente necesidad
de respuestas concertadas a escala mundial a las crisis
alimentarias sistémicas”.
Y explica que el evento pretende crear
la ilusión de un apoyo gubernamental generalizado, lo que conduce a una legitimación de su
visión de sistemas alimentarios impulsada por las grandes empresas.
Ciertos
análisis de los movimientos sociales ubican a la UNFSS+2 en un contexto más
amplio de creciente influencia empresarial
sobre la gobernanza alimentaria mundial. Así lo sostiene, por ejemplo, un documento público de mayo pasado donde
afirman que se trata de una propuesta de gobernanza que permite
“la captura corporativa de la toma de decisiones a nivel global”. Constituye un enfoque peligroso que diluye “las distinciones entre interés público y beneficio empresarial, entre ricos y excluidos, y entre gobiernos y empresas”. Y repiten que el UNFSS está impulsando esta agenda, “a pesar de las críticas generalizadas de los productores a pequeña escala de alimentos de todo el mundo y de las organizaciones que representan a las personas más afectadas por el hambre y la malnutrición”).
Voces
del Sur
Para el
mexicano Saúl Vicente, del Consejo Internacional
de Tratados Indios,
«la
Cumbre de la ONU no sólo ha descuidado nuestros derechos y las causas
estructurales de las crisis… sino que su intención es vendernos el gran
proyecto del agronegocio como una transformación». Vicente reclama una transición urgente de los modelos
industriales dirigidos por las empresas hacia sistemas alimentarios
biodiversos, agroecológicos y controlados por las comunidades, centrados en el
interés público y no en el ánimo del beneficio privado.
Por su parte,
Ibrahima Coulibaly, dirigente campesino de Malí y presidente de la Red de Organizaciones de
Agricultores y Productores Agrícolas de África Occidental (ROPPA), sostiene que
«hay
que garantizar los derechos de los pueblos a acceder y controlar la tierra y
los recursos productivos, y promover modelos de producción agroecológicos y semillas campesinas».
¿Por qué los
responsables políticos escuchan, pero no le
prestan el apoyo adecuado a las alternativas que desde hace dos décadas se
vienen presentando para hacer frente a las crisis climática y alimentaria?, se interroga
la intelectual y activista india Shalmali Guttal, dirigente de la organización Focus on the
Global South (Foco sobre el Sur Global). Según Guttal,
“Las
pruebas son abrumadoras: las soluciones de los productores de alimentos a
pequeña escala y los pueblos indígenas no sólo
alimentan al mundo, sino que también promueven la justicia económica, social y
de género, el empoderamiento de los jóvenes, los derechos de los trabajadores y
una verdadera resiliencia ante las crisis”.
La dirigente
campesina paraguaya Perla Álvarez presentó la
posición de La Vía Campesina, organización que
representa:
«En estos tiempos de hambre creciente y crisis múltiples, es más urgente que nunca que los gobiernos y la ONU nos escuchen. Les hacemos un llamamiento: cambien de rumbo y apoyen nuestras demandas y esfuerzos por un futuro de soberanía alimentaria basado en los derechos humanos y los principios de la agroecología, la justicia, la diversidad, la solidaridad y la rendición de cuentas».
Sin
consenso
A pesar de su
frustración creciente, los movimientos sociales no
renuncian a reiterar su preocupante diagnóstico planetario
y a seguir aportando propuestas.
La Declaración de la Respuesta Autónoma
insiste en que la superación de la
crisis mundial del hambre y la malnutrición exige acciones imprescindibles, urgentes y coordinadas que respondan a las
necesidades, derechos y demandas de las personas más afectadas. En su evaluación
del proceso de la Cumbre de Roma, la Declaración
denuncia que la ONU sigue abriendo aún más sus puertas a una mayor influencia
de las empresas y sus redes, sin preocuparle que
todavía no exista un marco de rendición de cuentas.
El aspecto
más conflictivo de esta Cumbre que se abre en Roma, consiste en la contradicción entre la
perpetuación de los sistemas alimentarios industriales impulsados
por las empresas multinacionales (y el agronegocio), por un lado. Por el otro, el imperativo
de una transformación de los sistemas alimentarios agroecológicos con vista a una soberanía alimentaria basada en los derechos humanos.
Al confrontar la UNFSS+2, los movimientos sociales, los pueblos indígenas y las organizaciones de la sociedad civil internacional expresan una vez más su profunda preocupación por el afianzamiento del poder corporativo-multinacional en el seno de las Naciones Unidas, plantean sus demandas de un cambio real de los sistemas alimentarios y exigen un multilateralismo democrático reforzado en dicha organización. Y concluyen afirmando que, en estos tiempos de crisis múltiples, resulta más urgente que nunca que los gobiernos y las Naciones Unidas escuchen las voces de los grupos más afectados, cambien de rumbo y apoyen sus demandas y esfuerzos a favor de una transformación real de los sistemas alimentarios en beneficio de los pueblos y el planeta.
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