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“El
camino al Apocalipsis se ha vuelto carrera, Estados Unidos pierde su hegemonía económica,
política, diplomática y cultural, y para recuperarla sólo dispone de restos de
preponderancia militar. En el proyecto New American Century sus
dirigencias conservadoras plantean ni más ni menos que todo un nuevo siglo de
hegemonía. Ello requeriría la aniquilación de la Federación
Rusa, de la República Popular China y en
última instancia del BRICS, en una guerra
nuclear que no dejaría sobrevivientes. Para librarla Estados Unidos está
inmolando a sus vasallos de la Unión Europea y del UKUSA
(United Kingdom, Australia, Nueva Zelandia, y Canadá). En el emergente
BRICS, sólo Rusia tiene considerables recursos
petroleros. Venezuela puede decidir el destino del bloque con las mayores
reservas de oro y de hidrocarburos en un mundo donde la energía fósil suple
cerca del 80% del consumo energético, y durará
sólo cuatro o cinco décadas a partir de ahora. Asumamos nuestro destino.
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A
90 SEGUNDOS DEL FIN DEL MUNDO.
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Por Luis Britto García | 19/08/2024 | Ecología social
Fuentes
Revista Rebelión lunes 19 de agosto del 2024.
Fuentes: Rebelión
1
Cada
aniversario de los genocidios de Hiroshima y Nagasaki propicia reflexiones.
El Bulletin of Atomic Scientist creó en 1947 el Doomsday
Clock, o Reloj del Apocalipsis,
que marca conceptualmente el tiempo que nos queda antes de la medianoche que no
tendrá amanecer. El 23 de enero de 2024 su aguja señaló 90 segundos, la marca
más cercana al final de todo a la que hemos llegado. Actualmente Estados Unidos tiene 5.244 ojivas
nucleares activas, 1536 estratégicas desplegadas, 3.708 en reserva y 1.419 por
desmantelar. Rusia dispone de 5.889
ojivas nucleares activas, 1.400 estratégicas desplegadas, 4.489 en reserva y
1.549 por desmantelar. China tiene 419
ojivas activas, e Israel 90. El conjunto de aliados de Estados Unidos lo
igualan en capacidad nuclear. Suficiente para destruir varias veces
nuestro planeta.
2
Como en una
pesadilla, seguimos caminando hacia el Apocalipsis. En carta de 1939, Einstein propuso la fabricación de una bomba atómica al
presidente Roosevelt, quien la
encomendó al físico Oppenheimer.
Ambos científicos deplorarían amargamente la empresa, oponiéndose a la creación
de artefactos nucleares más poderosos. En agosto de 1945 la bomba aniquiló unos doscientos mil civiles en Hiroshima
y Nagasaki, no para decidir la contienda, pues los bombarderos
convencionales de Curtis Le May
aseguraban cada noche igual saldo de víctimas, sino para prevenir la posible
intervención en la Guerra del Pacífico de los victoriosos soviéticos.
En septiembre del mismo año Estados
Unidos redacta un plan para “borrar
a la Unión Soviética del mapa” bombardeándole 66 ciudades con 200
artefactos nucleares. El proyecto se perfeccionó con el Strategic Air Command SAC Atomic
Weapons Requirements Study, que preveía la aniquilación de 1.200
ciudades en la Unión Soviética, China y
Europa Oriental. No
debe extrañar entonces que los soviéticos desarrollaran su propia bomba en 1949 y los chinos en
1964, lo cual quizá los salvó y nos salvó del exterminio.
3
Lejos de
garantizar la paz, la relativa paridad nuclear creó el equilibrio del terror de
la llamada “Guerra Fría”, que impidió
la escalación de conflictos directos entre grandes potencias y las obligó
a confrontarse apoyando por debajo de cuerda enfrentamientos de menor
talla. Estados Unidos creó en 1949 la
Organización del Tratado del Atlántico
Norte, para mantener bajo ocupación militar Europa Occidental. Para contrarrestarla, suscribió la Unión Soviética en 1955 el Pacto de Varsovia. Desde entonces el
aparato militar estadounidense creció hasta consumir en 2023 la mitad de todo
el gasto armamentista del planeta, con 1.258.472 efectivos en sus 750 bases en 70
países. El Correo de la
Unesco totaliza un centenar de guerras a partir de 1945; para 2023
se libran 59. En la mayoría de ellas ha tenido Estados Unidos papel relevante como partícipe o promotor.
4
¿Será que la humanidad tiende
instintivamente y sin motivos personales al asesinato masivo de prójimos? No. En el capitalismo la competencia desemboca en
crisis periódicas de sobreproducción de bienes que exceden de la demanda, lo
cual paraliza el sistema productivo y provoca desempleo masivo. Mediante la guerra se recluta a los
desempleados y se reactiva la factura de bienes que, como los armamentos,
sólo sirven para ser destruidos. Cada guerra nace de una crisis, y al
concluir desencadena otra. Economía capitalista y guerra son interdependientes.
El imperialismo requiere los
recursos naturales del resto del planeta, los cuales se conquistan o
someten con amenazas militares.
5
En 1993 Boris Yeltsin dio un golpe de Estado cañoneando la sede del Soviet Supremo de la Unión Soviética, y rompió la precaria contención bipolar. Estados Unidos irrumpió como predador desenfrenado en un mundo en el cual apenas China podía limitar sus arremetidas. Directamente o mediante ejércitos subordinados desintegró Yugoeslavia, invadió Irak, Afganistán y Haití, desmanteló Palestina, fracturó Libia, atacó Siria, intervino en Yemen, depuso el gobierno socialista en Ucrania, incrementó sus injerencias en América Latina y el Caribe y elevó a política ordinaria el asesinato selectivo. El Correo de la Unesco totaliza un centenar de guerras a partir de 1945; para 2023 se libran 59. En casi todas tuvo Estados Unidos papel relevante como partícipe o promotor.
6
Este
formidable aparato imperial entra en decadencia por sus contradicciones
internas. La imposición al mundo
occidental de respaldar sus sistemas monetarios con el dólar, moneda
respaldada por nada, lo condujo a devaluarla imprimiéndola excesivamente. Su
clase dominante desplazó sus industrias al exterior para explotar la mano de obra semiesclava de Zonas Económicas
Especiales, cerrando sus propias fábricas y arrojando al desempleo a
sus trabajadores. Igualmente desplazó sus capitales del sector industrial
productivo nacional al financiero especulativo externo. Desde 2010 sus
armas son superadas por las de la Federación
Rusa; desde 2014 su PIB es
aventajado por el de China; ésta es
principal socio comercial de 80 países,
mientras que Estados Unidos sólo lo
es de 52 (https://blogs.worldbank.org/es/opendata/grafico-sobre-comercio-y-desarrollo-el-ascenso-de-china).
7
El camino al
Apocalipsis se ha vuelto carrera, Estados Unidos pierde su hegemonía económica,
política, diplomática y cultural,
y para recuperarla sólo dispone de restos de preponderancia militar. En el
proyecto New American Century sus dirigencias conservadoras
plantean ni más ni menos que todo un nuevo siglo de hegemonía. Ello requeriría
la aniquilación de la Federación Rusa,
de la República Popular China y en
última instancia del BRICS, en una
guerra nuclear que no dejaría sobrevivientes. Para librarla Estados
Unidos está inmolando a sus vasallos de la Unión Europea y del UKUSA (United Kingdom, Australia, Nueva
Zelandia, y Canadá). En el emergente BRICS, sólo Rusia tiene considerables recursos petroleros.
Venezuela puede decidir el destino del bloque con las mayores reservas de oro y
de hidrocarburos en un mundo donde la energía fósil suple cerca del 80% del consumo energético, y durará sólo cuatro o cinco décadas a
partir de ahora. Asumamos nuestro destino.
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