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“Pero no todo es tan progre en
los Juegos Olímpicos: el saneamiento estético y étnico de París Pero para
quienes consideran
que este mensaje excesivamente “progre” (mala
palabra en estos días en Argentina), un signo de
tiempos que cambian, es preciso mirar no sólo las palabras del gobierno de Macron sino
sus políticas públicas. Un foco de polémica previa a los Juegos fue el desplazamiento de miles de migrantes, personas en situación de calle y trabajadorxs sexuales que habitaban las calles
de París para asegurar la “seguridad” y confort de los turistas.
Además de este “saneamiento” de la ciudad de acuerdo
a “determinados códigos de estética visual y de
estética moral", se saneó a su vez el Río
Sena, en el cual está prohibido nadar desde 1923
por los altos niveles de contaminación. El gobierno francés
gastó 1.400 millones de euros para limpiar el agua,
que por los desechos
y la polución de
las embarcaciones que lo navegan presentaba un peligro para los nadadores. El
presidente Emmanuel Macron de hecho incumplió su
promesa de nadar para probar la aptitud del agua
para recibir los eventos acuáticos de aguas abiertas.
Este saneamiento tanto higiénico como étnico de la ciudad llevó al desplazamiento de más de 12.000 personas ―incluyendo 3 mil
menores― desalojadas
desde el comienzo de los preparativos olímpicos en 2023,
quienes terminaron en las calles de varios distritos parisinos o fueron
enviadas a otras provincias de Francia. Una de
las comunidades obligadas a salir de la ciudad fue un campamento romaní en La Courneuve, Seine-Saint-Denis compuesto por más de 200 personas, desalojado tras una orden de las autoridades
parisinas.
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La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos 2024, completamente dragueada.
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LIBERTAD,
IGUALDAD Y FRATERNIDAD EN LA CELEBRACIÓN DEL IMPERIALISMO WOKE FRANCÉS EN LOS
JJOO- Repaso feminista de los Juegos Olímpicos 2024.
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Desde
la inauguración de la súper fiesta del deporte, todas las miradas
atentas a este punto neurálgico donde conviven todos los dolores y la
sensibilidad de un mundo
lleno de guerras e intolerancia.
Los vientos conservadores silbaron fuerte la
canción del asco luego de la inauguración, hubo
revanchas deportivas y hallazgos único, transodio (¿cuándo
no?) y una buena dosis concentrada de los dramas
políticos que atraviesan la vida cotidiana de millones
de personas.
Por Marina
Bruzzese
Fuentes- Página /12 viernes 2 de agosto
del 2924.
¡Con
mis hijos, no!
La
edición 2024 de los Juegos Olímpicos fue ansiosamente esperada por el público y tuvo
desde el comienzo una cuota de controversia más grande de lo habitual. Su
ambiciosa ceremonia de apertura no se quedó atrás realizándose por primera vez
por fuera de un estadio, haciendo a las comitivas entrar en barcos por el Río Sena desde el Puente de
Austerlitz, hasta llegar los Jardines de
Trocadero donde simultáneamente se desarrollarían los demás actos de
presentación.
La ceremonia
destacó, además de por mostrar increíbles vistas de París, por su contenido queer, feminista y diverso al incluir
protagonistas de diferentes disidencias, expresiones de género y etnias, un
espectáculo flagrante de “marxismo cultural”diría la derecha.
La reacción
conservadora no tardó en llegar: múltiples medios y organizaciones cristianas
tildaron al espectáculo de “asqueroso y
degradante” no sólo por su contenido abiertamente compuesto por
miembros del colectivo
LGBTIQ+ sino por el paralelismo que muchos pensaron intentaba hacer con “La última cena” de Leonardo
Da Vinci.
La
Iglesia católica de Francia expresó: “
Desafortunadamente esta ceremonia contuvo escenas que se burlaban de la cristiandad lo cual nos apena profundamente”. Otros comentarios tildaban a la presentación de ser “abiertamente pagana y satánica” (?) y remarcaban la supuesta sustitución de Jesús por una “mujer obesa”, como un hito particularmente ofensivo.
Lady
Gaga cantó en la apertura de los Juegos Olímpicos, haciendo sonar las alarmas
"anti gay"
de la ultraderecha conservadora.
*****
Otro
de quienes se pronunciaron en contra fue el millonario Elon Musk,
dueño de Tesla y X,
quien comentó que el progresismo
“ha
llegado demasiado lejos: la aceptación está bien pero que te la impongan
incesantemente dondequiera que vayas no lo está”. Donald Trump se sumó a las críticas
llamando a la ceremonia “una desgracia”.
De acuerdo a
la mente maestra detrás del show, el director teatral Thomas
Jolly, su inspiración fue “crear una gran fiesta
pagana”, manteniéndose leal a las raíces griegas
de los Juegos Olímpicos originales. Lejos
de la interpretación que muchos conservadores le dieron en redes, la ceremonia
no intentaba burlarse del cristianismo ya que no
hacía referencia a esta religión en absoluto. La cuenta oficial de los Juegos
publicó en la red X
que la interpretación hacía referencia al dios griego Dionisio e intentaba
resaltar “el absurdo de la violencia entre los
seres humanos”.
Transfobia
en el centro del ring
Sin embargo,
la controversia respecto al género no terminó acá. Ayer la boxeadora Imane Khelif de Argelia se
enfrentó con la italiana Angela Carini, que
se retiró del ring tras haber inaugurado la pelea, 46 segundos antes, cuando su
contrincante le asestó un golpe significativo. La tana se eyectó entre
lágrimas, negándose a estrechar la mano de la africana
luego de que esta haya sido declarada vencedora.
"Las atletas que tienen características genéticas masculinas no deberían ser admitidas en competiciones femeninas”, había declarado a la prensa previamente Carini.
Lágrimas de
transodiantes.
*****
Como
si esta polémica hubiese sido elucubrada por el eje del mal de la neoderecha facista
europea y sus obsesiones en torno al binomio mujer
hembra-hombre macho, la historia de Carini se
viralizó en las redes sociales esparciendo una fake-new. Khelif, supuestamente, es una atleta trans y por eso, su participación en la
competencia es injusta. Para sorpresa de nadie, la derecha "anti-woke",
como Elon Musk y
nuestro vernáculo Milei,
se hicieron eco de esto para descargar su ira transfóbica
contra la "agenda progre", exigiendo pruebas del perfil hormonal de Khelif.
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JAVIER MILEI.
A ver Boluprogres. Vengan
a explicar esto … cuando se les marca las estupideces, con argumentos, responden
poniendo todo tipo de etiquetas que buscan cancelar el argumento que los rebate
Después aparece la realidad que los expone frente a su imbecilidad… Si seguía
la mataba.
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El medio es
el mensaje: Milei
comparte Fake News
en Twitter, su deporte irresistible.
*****
París
2024 se propone ser los primeros Juegos
Olímpicos con total paridad de género en
la historia. A pesar de la igualdad de las cifras de participación de los 10.500 atletas que compiten este año, sigue habiendo
mucho por avanzar en este tema. En los últimos años,
se dieron diversos debates en torno al rol de las mujeres
en el deporte: desde la discusión sobre la inclusión de deportistas trans y el vestuario cosificante en deportes como
voleibol de playa, hasta la prohibición del uso del velo.
La
censura del hijab fue por primera vez anunciada en septiembre de 2023, decisión fuertemente criticada por
organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional. Francia es, de los 38 países europeos
participantes, el único que establece este veto sobre el uso de tocados
religiosos, ya sea a través de legislación nacional o
normativa deportiva específica.
La boxeadora
musulmana australiana Tina Rahimi criticó a
Francia por la prohibición de usar hijab.
*****
La
negativa del Comité Olímpico Francés de permitir a las mujeres competir es solo otra de
muchas acciones en una campaña anti islámica que
el Estado francés lleva a cabo desde hace más de
20 años. La supuesta búsqueda de la igualdad de
estos juegos parece entonces ser un privilegio, como siempre, de las mujeres blancas.
Anna
Błuś, investigadora para Amnistía Internacional,
considera que no permitir el uso del hijab exige
a las mujeres la asimilación a cambio de una posibilidad de avance social.
“Ninguna mujer debe ser obligada a tomar decisiones
sobre su ropa o enfrentarse a una elección imposible entre su profesión y su
fe, identidad y autonomía. Si no se eliminan las prohibiciones (...) el número
de atletas musulmanas —que ya se enfrentan a barreras sistémicas para practicar
deporte en Francia— que llegarán a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos será aún más
reducido.”
Unas
olimpiadas ¿anti-imperialistas?
Uno
de los momentos más politizados de la celebración fue sin duda el instante en el
cual se develó que la organización de los Juegos
Olímpicos habría elegido un regalo muy especial para hacerle a París para “achicar” un poco la brecha de género. No la salarial,
sino la existente entre las 260 estatuas de hombres que
decoran la ciudad, dejando en un segundo plas
las correspondientes de 60
de mujeres que decoran en el presente la capital. Para ayudar a
solucionar esta injusticia, la organización
mandó a hacer diez esculturas nuevas representando a importantes mujeres francesas.
Algunas
de ellas no requieren presentación: está, por supuesto, Simone de Beauvoir y la militante de los derechos de
la mujer Olympe de Gouges, guillotinada en la
revolución francesa. Pero algunas de estas figuras son menos conocidas y más controversiales: Gisele Halimi fue una abogada, escritora y
activista nacida en Túnez, creadora del Movimiento para la liberación
de las mujeres y que junto con otra de las elegidas, la política Simone Veil, fue una de las principales promotoras de
la legalización del aborto en Francia: la Ley Veil promulgada
en 1975.
La inclusión de mujeres racializadas en la presentación no terminó ahí: destacó la aparición estelar de la cantante pop Aya Nakamura, la artista francesa con más reproducciones en el mundo, seguida por una conmovedora versión de la Marsellesa entonada por la cantante de jazz Axelle Saint-Cirel, de padres guadalupenses.
La cantante
pop Aya Nakamura, la pesadilla encarnada de la ultraderecha.
*****
Ambas
elegidas para representar a los galos
ante los ojos del mundo no estuvieron exentas de críticas. Nakamura es una ciudadana
francesa, nacida en Mali, criada en los
famosos “banlieues”, suburbios franceses
caracterizados por su composición casi exclusivamente inmigrante. El grupo de
extrema derecha “Les Natifs”
(los nativos) declaró en X
“No
puede ser Aya. Esto es París, no un mercado en
Bamako (ciudad de su nativo Mali)”.
Según la política derechista Marion Maréchal (sobrina de la líder
ultraderechista Marine
Le Pen), Nakamura no debería representar
a Francia dado que “no canta en francés”. El lamento de la atrofiada derecha no
parece sino reflejar la añoranza por una república blanca y étnicamente
homogénea que ―lamentamos avisarles― está extinta.
Nakamura,
negra, musulmana, inmigrante, encapsula todo lo que la ultraderecha francesa odia y
teme: la Francia real, muy distinta
de la idealizada por Emily en París,
en cuyo seno se refleja la absoluta heterogeneidad de sus gentes, tan solo el
efecto natural de siglos de imperialismo
francés.
El
protagonismo de estas mujeres negras,
hijas de inmigrantes y la diversidad
generalizada de los bailarines y demás
personajes de la ceremonia de apertura son, sin duda, un fuerte símbolo tras
los resultados de las últimas elecciones en las
que el Frente Nacional,
liderado por Marine
Le Pen, obtuvo el 26 por ciento de las bancas del Parlamento. En un contexto político tan polarizado
como el presente, la ceremonia de inauguración pareció gritar a los cuatro vientos que la Francia
actual es orgullosamente queer, migrante y negra.
Esta vez sí: después de protagonizar
la denuncia contra Larry Nassar, el médico de USA Gymnastics, y de hablar de la
importancia de la salud mental, Simone Biles se
quedó con la dorada y con todos los ojos puestos en su
perfección.
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Pero no todo es tan progre en
los Juegos Olímpicos: el saneamiento estético y étnico de París
Pero para quienes consideran
que este mensaje excesivamente “progre” (mala
palabra en estos días en Argentina), un signo de
tiempos que cambian, es preciso mirar no sólo las palabras del gobierno de Macron sino
sus políticas públicas. Un foco de polémica previa a los Juegos fue el desplazamiento de miles de migrantes, personas en situación de calle y trabajadorxs sexuales que habitaban las calles
de París para asegurar la “seguridad” y confort de los turistas.
Además
de este “saneamiento” de la ciudad de acuerdo a “determinados códigos de estética visual y de estética
moral", se saneó a su vez el Río Sena,
en el cual está prohibido nadar desde 1923 por
los altos niveles de contaminación. El gobierno francés
gastó 1.400 millones de euros para limpiar el agua,
que por los desechos
y la polución de
las embarcaciones que lo navegan presentaba un peligro para los nadadores. El
presidente Emmanuel Macron de hecho incumplió su
promesa de nadar para probar la aptitud del agua
para recibir los eventos acuáticos de aguas abiertas.
Este saneamiento
tanto higiénico como étnico de la ciudad llevó al desplazamiento de más de 12.000 personas ―incluyendo 3 mil
menores― desalojadas
desde el comienzo de los preparativos olímpicos en 2023,
quienes terminaron en las calles de varios distritos parisinos o fueron
enviadas a otras provincias de Francia. Una de
las comunidades obligadas a salir de la ciudad fue un campamento romaní en La Courneuve, Seine-Saint-Denis compuesto por más de 200 personas, desalojado tras una orden de las autoridades
parisinas.
La alcaldesa
francesa se sumerge en el río Sena.
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Mientras que
esta performance propone un futuro de igualdad e inclusión, basa sus cimientos materiales en
el desplazamiento de refugiados y
grupos marginalizados a las afueras de París. A la vez que propone la hermandad e igualdad entre naciones, prohíbe la participación de atletas rusos por la
invasión a Ucrania,
más permite la de Israel.
Parece que el futuro será
acostumbrarnos a ser testigos de shows cada vez más grotescos: el mundo es espectador a
través de cientos de pantallas del desarrollo de los deportes
olímpicos mientras que podemos al mismo tiempo sintonizar de forma
exclusiva un genocidio
transmitido en tiempo real
por sus propias víctimas.
La
capacidad de la République de
hacer autocrítica de su pasado imperial y reconocer a aquellas mujeres
que lucharon contra este es admirable, solo basta que esta pureza ideológica
pueda trasladarse para accionar sobre las injusticias
del presente. No perderemos la esperanza: tal
vez en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos
de 2032 podamos ver un entretenido espectáculo
en el cual se muestre en forma colorida y lúdica el
mea culpa por su complicidad con los genocidios
actuales.
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