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“El entrenamiento militar de EEUU a
tropas de América Latina como
el financiamiento de la Agencia de
los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), de
la Fundación Nacional para la Democracia (NED), entre otras, a ONG, partidos
políticos, grupos de oposición, y la prensa hegemónica, constituyen
instrumentos para que EEUU instale su agenda, pueda desestabilizar a gobiernos
progresistas y llegado el caso pueda incluso apoyar e instigar golpes de Estado
en América Latina. Adicionalmente, la Academia Internacional para el
Cumplimiento de la Ley (ILEA) de los EEUU, que funciona en El Salvador, y donde
se forman a policías, fiscales y jueces de América Latina constituye un
instrumento para la guerra jurídica o lawfare para procesar, judicializar, y
criminalizar a líderes sociales y presidentes progresistas de todo nuestro
continente con el objetivo de sacarlos del camino y recuperar su status quo
neoliberal. Como hemos visto, los intentos y golpes de Estado han seguido en
América Latina y detrás de ellos los mismos de siempre: la oposición de
derecha, la oligarquía, las corporaciones, los militares, y los Estados Unidos
que siguen defendiendo sus intereses e impidiendo que haya transformaciones sociales que beneficien a nuestros
pueblos.
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GOLPES
DE ESTADO EN AMÉRICA LATINA.
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Por Pablo Ruiz | 22/08/2024 | América Latina y Caribe
Fuentes. Revista Rebelión jueves 22 de
agosto del 2024.
Fuentes: Rebelión
Los
intentos de golpe de Estado y los golpes de Estado han
seguido en América Latina y
detrás de ellos los mismos de siempre: la oposición de derecha, la oligarquía,
las corporaciones,
los militares,
y los Estados Unidos que
siguen defendiendo sus intereses e impidiendo que haya transformaciones
sociales beneficiosas para nuestros pueblos.
La BBC
tituló en junio pasado que Bolivia
era «el país con más intentos de golpe de Estado»
desde 1950 esto en el contexto de
los hechos sucedidos el 26 de junio de este año en que un grupo de militares
irrumpieron en la sede de gobierno, ubicada en la Plaza Murillo, con la intención de derrocar a Luis Arce y tomarse
el poder.
La intentona golpista fue encabezada por el comandante general del ejército boliviano, Juan José Zúñiga Macías, quien días antes había señalado que Evo Morales “no puede ser más presidente de este país” y que “llegado el caso no permitiría que pisotee la Constitución”. Así mismo dijo que las Fuerzas Armadas son “el brazo armado del pueblo, el brazo armado de la patria”. Durante la intentona dijo también que pretendía restaurar la democracia y que al ejército no le faltan cojones.
El intento de golpe de Estado
fracasó como es conocido y los responsables están detenidos. La intentona
golpista a diferencia del golpe de Estado
de 2019 en Bolivia, en esta ocasión los sublevados no contaron con el apoyo
de todas las Fuerzas Armadas ni había un escenario favorable para sus
expectativas.
Recordemos que el 2019,
el comandante del Ejército de entonces, Williams
Kaliman, graduado de la Escuela de las Américas, le exigió la renuncia a Evo Morales en un contexto de violencia
y desestabilización creado con acusaciones falsas
de fraude electoral.
Lo cierto
es que, dentro de las Fuerzas Armadas
bolivianas, se sigue evidenciando que hay militares adeptos al pasado y a
la Doctrina de la Seguridad Nacional,
inoculada por los Estados Unidos a las tropas de América Latina. Es muy posible
que en el futuro veamos otros intentos de golpes
de Estado si no se toman las medidas del caso y si no se fortalece y se
cuida la unidad del Movimiento al
Socialismo (MAS).
En Venezuela,
luego de las elecciones a la presidencia del 28 de julio pasado, el
gobierno ha denunciado que está en proceso un intento de golpe de Estado por parte de la oposición que encabeza María Corina Machado quienes nuevamente
no han reconocido los resultados electorales como ha sucedido una y otra vez en
el pasado. Mientras se acusa que en Venezuela
hay una dictadura, han participado de diversos procesos electorales
anteriores. Por ejemplo, en el 2021
la oposición ganó 3 gobernaciones y 59 alcaldías en Venezuela y pueden
operar legalmente los partidos de oposición como presentar sus candidatos en
los diversos procesos electorales.
En Venezuela,
como sabemos, no sería la primera vez que se intenta por la fuerza derrotar al
gobierno bolivariano. El 11 de abril
de 2002, asaltaron el poder pero fracasaron a los pocos días.
En la última década
el sector más reaccionario de la
oposición venezolana ha seguido sus
intentos de derrocar al gobierno con
protestas violentas, guarimbas, ingreso de mercenarios, atentados terroristas a
la infraestructura estatal, y hasta con el intento de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro. Sin embargo, la derecha venezolana no ha logrado ni derrotar al gobierno ni contar
con el apoyo masivo de la población para alcanzar
el poder.
Así
mismo, las más de 900 sanciones que Estados Unidos ha impuesto a Venezuela, el estrangulamiento económico, la guerra
híbrida sostenida en el tiempo contra este país, incluyendo el
financiamiento de la oposición y de
las acciones violentas, han sido un
elemento considerable que han desarrollado con el fin de “crear un clima” necesario en Venezuela
(como lo hicieron contra el gobierno de Salvador
Allende en Chile en los setenta) para el estallido social el que, sin embargo, no les ha funcionado por la
unidad, conciencia y politización en las Fuerzas
Armadas y de un sector importante de la sociedad venezolana que sigue
manteniendo y votando a favor de la continuidad de la revolución bolivariana.
Recordemos,
para nuestra buena memoria, los
intentos y golpes de Estado que se han producido en América Latina en las últimas décadas:
En Venezuela,
el 12 de abril del 2002, la
oposición, con apoyo de militares, consumó un golpe de estado sacando por la fuerza al Presidente Hugo Chávez. Entre los involucrados figuraban el general Efraín Vásquez y el general Ramírez Poveda, graduados de la
Escuela de las Américas. Fue un
intento de golpe de estado cívico-militar que duró aproximadamente 48 horas y fracasó.
En Haití, el 29 de febrero de 2004,
el presidente electo de Haití, Jean-Bertrand
Aristide, fue secuestrado por un comando de Fuerzas Especiales
estadounidenses con el apoyo de Francia.
Ante la opinión pública, se dijo que Aristide
había renunciado voluntariamente.
En Honduras, el 28 de junio de 2009,
fue secuestrado el presidente Manuel
Zelaya y enviado a Costa Rica.
Entre los responsables del golpe figuraron el jefe del Estado Mayor Conjunto,
Romeo Vásquez Velásquez, y el jefe
de la Fuerza Aérea, general Luis Prince Suazo, ambos graduados de la Escuela de las Américas. El golpe de
estado fue cívico-militar, avalado
por el Congreso de Honduras con una
mayoría de derecha.
En Ecuador, el 30 de septiembre de
2010,
se secuestró por algunas horas al presidente Rafael Correa en un intento de golpe de Estado. Si bien es cierto
que el intento fracasó EEUU, la USAID,
y sus otras agencias, siguieron realizando esfuerzos para generar desestabilización social contra el
gobierno popular y revertir lo avanzado. Finalmente, lograron que se procesara
judicialmente a Rafael Correa para
que no volviera a presentarse como candidato a las elecciones presidenciales
futuras y que actualmente Ecuador
sea uno de los países con mayor asistencia
militar de los EEUU.
En Paraguay, el 22 de junio de 2012,
el Senado realizó un juicio “exprés” al Presidente Fernando Lugo
y lo destituyó del cargo bajo el argumento que era responsable de los enfrentamientos
entre campesinos y policías en Curuguaty
el que tuvo un saldo de diecisiete personas muertas. De acuerdo a
investigaciones posteriores se conoció que quien dio la orden fue Paulino Rojas, comandante de la Policía
Nacional de Paraguay, entrenado en el FBI,
quien tenía fuertes vínculos con la USAID.
Se creó un escenario, se aprovechó, y se destituyó sin poder defenderse a un presidente elegido democráticamente.
En Brasil, el 31 de Agosto 2016, luego de un “Impeachment”, el Senado de Brasil destituyó formalmente a la Presidenta Dilma Rousseff, por 61 votos contra 20, por supuestos “crímenes de responsabilidad”. Tres años antes, en septiembre de 2013, asumiría la embajada de EEUU en Brasil Liliana Ayalde quien fuera embajadora en Paraguay cuando el Senado también realizó un “Impeachment” a Fernando Lugo que lo destituyó. La presidenta Dilma Rousseff dijo entonces:
“En el pasado con las armas, y hoy con la
retórica jurídica, nuevamente pretenden atentar contra la Democracia y contra
el Estado de Derecho”.
En Bolivia, 10 noviembre 2019,
mediante la denuncia de un fraude
electoral y la creación de un clima de violencia
social (como hemos visto en Venezuela)
se logró destituir al presidente Evo
Morales. Estados Unidos
reconoció de inmediato a Jeanine Áñez,
una senadora de derecha, que asumió la presidencia.
En una declaración de entonces SOA
Watch señaló que:
“Al menos 6 graduados de la Escuela
de las Américas y/o del Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación
en Seguridad (SOA/WHINSEC) jugaron un papel en el golpe de Estado en Bolivia.
Partiendo por el graduado de SOA/WHINSEC, el general Kaliman, quien recibió
entrenamiento, el 2003 y 2004, tomando el curso de “Comando y Estado Mayor” en
Fort Benning, Estados Unidos”.
“El entrenamiento en SOA/WHINSEC de
futuros jefes militares es precisamente para establecer una relación de Estados
Unidos con oficiales militares de alto rango para alcanzar los objetivos de
Estados Unidos, como dijo el Comandante de WHINSEC, recientemente, “las
relaciones que construyeron aquí” y “les ayuda a hacer las cosas””.
En Haití, el 17 de julio de 2021,
asesinan al presidente de Haití, Jovenel
Moïse, entre los involucrados varios de los mercenarios son colombianos, ex militares, quienes habían recibido
anteriormente entrenamiento en la Escuela
de las Américas del ejército de los EEUU.
En Perú, el 7 de diciembre de 2022,
el presidente Pedro Castillo anunció
que disolvería el Congreso de la
República y llamaría a elecciones parlamentarias. Sin embargo, fue destituido
por “incapacidad moral” y acusado de golpe de Estado por el mismo Congreso que el mismo día tenía
contemplado votar su salida. Muchos consideran que fue Castillo quien sufrió un golpe de Estado ya que no lo dejaron
gobernar e igualmente lo iban a destituir. Cabe recordar que el 2019 el presidente de entonces Martín Vizcarra tomó la misma medida, disolvió el Congreso peruano, sin que
fuera acusado de golpista. A diferencia de Castillo,
Viscarra era de la élite y contó con el pleno respaldo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Actualmente, Castillo sigue prisionero y Dina Boluarte, quien lo reemplazó, sigue en el poder
sin haber realizado elecciones presidenciales hasta el momento. Estados Unidos tiene una fuerte presencia
militar en Perú.
En Brasil, 8 de enero de 2023, un grupo numeroso de manifestantes de derecha intentan tomarse el palacio de Planalto donde funcionan los tres poderes del Estado brasileño en apoyo a Jair Bolsonaro quien no reconoció su derrota en las elecciones. Si bien es cierto que durante los ataques Bolsonaro se encontraba en EEUU una investigación policial lo sitúa previamente en múltiples reuniones con asesores y militares para discutir la posibilidad de un golpe. Recordemos que bajo el gobierno de Bolsonaro aumentaron las relaciones militares con los EEUU las que se han mantenido hasta el presente lo que representa un peligro para la democracia brasileña.
El entrenamiento militar de EEUU a
tropas de América Latina como el financiamiento
de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), de la
Fundación Nacional para la Democracia (NED),
entre otras, a ONG, partidos políticos,
grupos de oposición, y la prensa
hegemónica, constituyen instrumentos para que EEUU instale su agenda, pueda desestabilizar a gobiernos
progresistas y llegado el caso pueda incluso apoyar e instigar golpes de Estado en América Latina.
Adicionalmente, la Academia
Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA) de los EEUU, que funciona en El
Salvador, y donde se forman a policías,
fiscales y jueces de América Latina constituye un instrumento para la guerra jurídica o lawfare para procesar, judicializar, y criminalizar a
líderes sociales y presidentes progresistas de todo nuestro continente con
el objetivo de sacarlos del camino y recuperar su status quo neoliberal.
Como hemos visto,
los intentos y golpes de Estado han
seguido en América Latina y detrás
de ellos los mismos de siempre: la oposición
de derecha, la oligarquía, las corporaciones,
los militares, y los Estados Unidos que siguen defendiendo
sus intereses e impidiendo que haya
transformaciones sociales que beneficien a nuestros pueblos.
* Pablo Ruiz es parte del
Observatorio para el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile
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