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“La ex directora del BRICS Policy Center, Ana
García afirma, que desde una perspectiva geopolítica, los BRICS son un competidor del orden
mundial dominado por EU y Europa y
atraen cada vez más miembros afectados por la crisis de la globalización y que
buscan reducir la dependencia del dólar. Sin embargo, entre los BRICS se reproducirían las asimetrías
tradicionales, principalmente por la dominación de la economía China; la que exporta productos
industriales, mientras otros miembros del BRICs
le exportan materias primas. Se reproduce la tradicional división internacional
del trabajo y en esa medida las inversiones Sur-Sur no son una alternativa positiva, argumentando casos que
muestran que tiende a perpetuar la desindustrialización de la economía
brasileña. Con respecto a las asimetrías
existentes en los BRICS, Ana García, considera que, en Asia, África y América Latina, “cada
país BRICS actúa como una potencia regional que busca influir y acumular poder
económico con otros de la periferia”. Es así como, la lente del
Sur Global y la Cooperación Sur-Sur
favorecen la entrada de intereses chinos al continente, en lugar de favorecer
el panafricanismo. Ella destaca la existencia de
jerarquías regionales sobre países más pobres con antagonismos y conflictos
respecto a las inversiones.
“En ello coincide con lo que plantean, entre otros, el sociólogo
sudafricano Patrick Bond, quien asegura,
que desde sus comienzos, el BRICS es
una fantasía antimperialista y una realidad subimperialista: el BRICS favorecería la creación de
subimperialismos que ya han promovido practicas neoliberales e imperialistas de
acumulación, sin oponerse al modo de producción capitalista mundial. El nuevo
espíritu del BRICS sería
desindustrialización y desglobalización. William Robinson la califica de
farsa antiimperialista Michael Roberts califica los BRICS de grupo
poco convencional de naciones, sin una perspectiva internacionalista, compuesto
de regímenes autócratas lejanos de los trabajadores (Robinson) y con
gobiernos ligados a los intereses del bloque
imperialista. Agrega que en 2024
había 54
países en crisis de deuda externa y sujetos a los planes del FMI y el BM. Además, aminora el peso de
los BRICS porque, aunque su PIB es globalmente mayor que el del G7, es menor cuando se divide por el
número de habitantes. Por ello, tanto la desdolarización, como la instalación
de un mejor acuerdo que el de Bretton
Woods no ocurrirían en el siglo 21.
“Otros aún, como Laurent Delcourt, afirman que el BRICS está lejos de ser una alternativa
saludable para los países del Sur Global
ya que tras la retórica de la solidaridad Sur-Sur,
su cooperación refuerza el modelo extractivista, ampliando las asimetrías. En América Latina también hay quienes,
como Raúl Zibechi, consideran que el BRICS no es alternativa porque, aunque la
hegemonía de Estados Unidos deje
paso a hegemonías regionales, porque el mundo multipolar seguiría siendo
capitalista, depredador de la naturaleza y de los seres humanos. Otros analistas como Edward Lozansky, insisten en que la
expansión del BRICS refleja un
creciente cuestionamiento del mundo unilateral dominado por EU desde el fin de la guerra fría en 1991 y se trata de una reencarnación
del Movimiento de los Países No
Alineados (MPNA).
/////
BRICS+ ¿Hacia un orden
mundial multipolar?
*****
Por Marcelo
Solervicens | 29/07/2025 | Mundo
Fuentes. Revista Rebelión martes 29 de julio del 2025.
El reforzamiento del BRICS+ en 2025, con una veintena de
miembros permanentes y asociados y decenas de países del Sur Global interesados
en integrarse, lo ubica, a corto plazo como una alternativa ante la guerra
comercial unilateral del presidente de EU, Donald J. Trump.
El contexto mundial está marcado, entre otros, por el descalabro de la
globalización neoliberal y la imposición de las empresas transnacionales sobre
gobiernos aumentando las desigualdades sociales, cuestionando alcanzar
los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030 o
implementar los Acuerdos de Paris contra el cambio
climático. A ello se agrega, el inmovilismo de organizaciones internacionales
como el Consejo de seguridad de la ONU,
de la Organización internacional de Comercio, mientras que, con el rearme de la
OTAN, arrecia una nueva carrera
armamentista y recrudecen conflictos en el Medio
Oriente, con el inaceptable genocidio cometido por el Estado de Israel en Gaza,
sus ataques contra Irán, el Líbano y
Siria; y cuando, para apoyarlo, EU
bombardea Irán, violando impunemente
el derecho internacional. Persisten, entre otros conflictos regionales en Sudán, Ucrania, en el Congo y se descomponen las “democracias liberales”, desde Haití hasta Estados Unidos. Los temas no faltan. La incertidumbre reina.
En ese marco no pasó desapercibida la XVII
cumbre del BRICS del 6 y 7 de julio de 2025 en Rio de Janeiro (Brasil). Trump amenazó con
represalias comerciales a los países que sigan las “políticas antiamericanas”
del BRICS. Y es que ese organismo cuestiona el
sistema mundial dominado por EU y los países europeos y afirma que “el
modelo de globalización liberal se ha vuelto obsoleto”. El BRICS promueve un
multilateralismo más justo e igualitario, basado en el principio de no
injerencia, como base de la paz mundial y participa de un muy necesario
esfuerzo para reequilibrar las relaciones internacionales ¿Son los BRICS el reflejo estructural de la
declinación de EU y Europa y del
surgimiento de un mundo multipolar? ¿Actualiza el BRICS+ la perspectiva de un nuevo orden mundial más favorable al Sur Global?
La Evolución de los Brics+
El nombre BRIC fue originalmente acuñado en 2001, por el economista Jim
O’Neill, del banco de inversiones Goldman Sachs, en referencia a los
países emergentes con mayor proyección dentro del sistema económico mundial: Brasil, Rusia, India, China. A pesar de
ese origen, el BRICS evolucionó
alejándose del camino, integrado a un G20
dominado por EU y Europa, propuesto
por Jim O’Neill. El organismo fue
creado en 2006 en una reunión
ministerial al margen de la Asamblea General de la ONU.
La primera cumbre de los BRIC se realizó en Rusia en 2009, a la sombra de la crisis financiera de 2008. En 2010 con la entrada de Sudáfrica, la sigla se amplió a BRICS. Luego, en 2014, a pesar de continuar en el G20, los BRICS
decidieron crear un Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), alternativo al Fondo Monetario
Internacional (FMI) y al Banco
Mundial (BM). El NBD busca apoyar el
desarrollo independiente de sus miembros; reforzar el comercio en monedas
locales como el Renminbi chino y
desarrollar un sistema de pagos propio para enfrentar las sanciones económicas
aplicadas por el G7 a los países con
veleidades independientes. Incluso, tiene en carpeta, la creación de una moneda
común para escapar a la “dictadura del
dólar
En 2025, el BRICS cuenta con diez miembros activos (Brasil, China, Egipto, Etiopía, India, Indonesia, Irán, Rusia,
Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos) y otros 12 miembros asociados (Argelia,
Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía,
Uganda, Uzbekistán y Vietnam). Tanto por sus objetivos, por su retórica,
como por sus acciones, los BRICS+ se
encaminan a representar los intereses del llamado Sur Global.
Se trata de una
evolución en curso, porque otros 23 países han presentado formalmente su
candidatura: Azerbaiyán, Baréin,
Bangladés, Burkina Faso, Camboya, Chad, Colombia, la República del Congo,
Guinea Ecuatorial, Honduras, Laos, Kuwait, Marruecos, Myanmar, Nicaragua,
Pakistán, Palestina, Senegal, Sudán del Sur, Sri Lanka, Siria, Venezuela y
Zimbabue.
Se trata de un organismo de primer plano porque, de acuerdo con
diversas fuentes, en los países que
integran el BRICS, habita más de la mitad de la población
mundial. Reunidos cuentan por 40% del
PIB mundial, 26% de las
exportaciones y 24% de las
importaciones: tienen un mayor peso económico que los países del
G7.
Por reunir dos miembros del Consejo de seguridad, de la ONU; tres potencias nucleares, cuatro
países que están entre las economías más grandes del planeta, los BRICS poseen experiencia política,
capacidad económica y crecientes apoyos en el Sur Global, como para impulsar reformas del sistema internacional
que conduzcan a un muy necesario reequilibrio de las relaciones de fuerzas a
nivel mundial.
La Declaración de la XVII Cumbre
de los BRICS+ en Brasil
Es en ese marco que no pasó desapercibida la Declaración de la XVII cumbre del BRICS del 6 y 7 de julio de 2025 en
Rio de Janeiro (Brasil). Bajo el título: “Fortaleciendo la Cooperación
del Sur Global para una Gobernanza más Inclusiva y Sostenible”,
la Declaración de Rio de Janeiro
cuenta con 126 puntos que marcan a la vez, una línea de continuidad y de
expansión de un BRICS+ comprometido
“con el
multilateralismo y la defensa del derecho internacional.
La Declaración confirma que el BRICS+ no se acomoda con la estructura
actual del sistema mundial y busca aumentar la capacidad de decisión de los
países del Sur Global en los
organismos internacionales, defendiendo “las preocupaciones y
prioridades del Sur Global, así como la promoción de un orden internacional más
justo, sostenible, inclusivo, representativo y estable, basado en el derecho
internacional”.
En el capítulo sobre la profundización de la cooperación económica,
comercial y financiera, el BRICS
insiste en continuar los esfuerzos de cooperación para el crecimiento inclusivo
y sostenible. Expresa, además, su preocupación de que las deudas externas de
algunos países afecten el desarrollo sostenible. Para fortalecer el comercio
multilateral y financiero destacan la expansión del Mecanismo de cooperación Interbancaria con monedas locales del NBD; la cooperación en materia digital
y de acceso a la tecnología. Al margen de la Cumbre, Brasil y China firmaron un acuerdo para la
construcción de un corredor ferroviario que conecte los océanos Pacífico y Atlántico.
En el capítulo sobre el combate al cambio climático y la promoción de desarrollo, sostenible, justo e inclusivo, el BRICS llama a reforzar el multilateralismo para cumplir con los desafíos del Acuerdo de Paris y expresó su apoyo a la COP 30, a realizarse en Belém, Brasil en diciembre. En el capítulo sobre el desarrollo humano, social y cultural, los países del BRICS reiteran el llamado a respetar los derechos humanos y libertades básicas, bajo principios de igualdad, respeto mutuo y contra todas las formas de discriminación. Destacan además la adopción de diversas medidas, entre ellas, contra las enfermedades socialmente determinadas y la cooperación y respeto de la diversidad de cultura.
En el capítulo sobre
la promoción de la paz, la
seguridad y la estabilidad internacional los BRICS+ reiteran, por un lado, su compromiso de impulsar
reformas para mejorar la gobernanza global. Insisten en una necesaria y amplia
reforma de las instancias de la ONU:
del Consejo de Seguridad, la Asamblea General, del Consejo Económico Social y
otras Agencias de la ONU. Todo ello,
con el objetivo de aumentar la presencia y participación del Sur Global y
asegurar que la organización internacional corresponda al siglo XXI; reiteran, la necesidad de
reformar las instituciones de Bretton Woods, aumentando la diversidad regional en el liderazgo del Fondo
Monetario Internacional (FMI) y del
Banco Mundial (BM).
Es así como, el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa, insistió en que la
reforma del Consejo de Seguridad “es necesaria para que el Consejo refleje las
realidades multipolares actuales”. Por su parte el jefe de
gobierno de India, Narendra Modi, constató que, hasta
ahora, los “dos tercios de la humanidad no han tenido una representación
adecuada en las instituciones globales creadas en el siglo XX”.
En el punto 13 de la Declaración, sin nombrar
directamente a la administración Trump,
el BRICS expresa preocupación
por el aumento indiscriminado de tarifas arancelarias, porque,
además de ser inconsistentes con las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), afectan el comercio
internacional creando incertidumbre en las actividades comerciales y
económicas; exacerbando disparidades económicas y; comprometiendo el desarrollo
mundial.
También el BRICS, condenó “la
imposición de medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho
internacional”. El BRICS
denunció las sanciones económicas adoptadas por EU y Europa porque
ellas “tienen
implicaciones negativas de largo alcance para los derechos humanos, incluyendo
los derechos al desarrollo, a la salud y a la seguridad alimentaria de la
población en general de los Estados afectados”. Una posición
clara, refrendada en hechos al aceptar la integración de Cuba como miembro
asociado del BRICS, a pesar de 60
años de bloqueo económico estadounidense de la isla caribeña, aún más reforzado
recientemente por el gobierno Trump.
Respecto de la crisis en Oriente
Medio,
la XVII cumbre condenó los bombardeos de Estado Unidos
contra Irán, por constituir una “abierta violación del derecho internacional”.
También reiteró su condena a los ataques del Estado de Israel en la Franja de Gaza, denunciando la utilización
de la “hambruna” como arma de guerra,
condenando el modelo letal de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) responsable de un millar de muertes,
llamando a respetar el derecho humanitario y recurrir nuevamente a la UNRWA.
La Declaración reiteró la exigencia del cese al fuego y el retiro del Ejército de Israel tanto de Gaza
como de todos los territorios palestinos ocupados. La Declaración no usa la
palabra genocidio ni denuncia el rol de compañías del informe de Francesca Albanese. Sin embargo, el BRICS insiste en que Israel respete
el veredicto de la Corte Internacional de Justicia
consecutivas a la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica. También apoyó la Conferencia
Ministerial de Emergencia sobre Palestina del
llamado Grupo de
la Haya y organizada por Sudáfrica y Colombia el 15 y 16 de
Julio. Más aún, en el punto 24, los BRICS+ reiteran el derecho a la
autodeterminación, al retorno del pueblo palestino y al establecimiento de un Estado Independiente de Palestina.
Critica además los bombardeos israelíes contra Irán, el Líbano y Siria.
Con respecto a África, el BRICS+ llamó a un cese el fuego ante la crisis humanitaria en Sudán y
reiteró el principio de no injerencia, particularmente en los Grandes
lagos; Sobre América Latina el BRICS expresó preocupación, por la
crisis humanitaria y de seguridad en Haití,
llamando a una “solución haitiana”. En cuanto a Europa, se reiteró
el llamado a que el conflicto entre Ucrania
y Rusia, sea resuelto mediante el dialogo y la diplomacia, mientras condenó
los ataques de Kiev contra puentes,
estructura ferroviaria y deliberadamente
contra civiles en Briansk, Kursk y
Vorónezh. Un enfoque criticado por EU
y Europa.
Terminar con la “dictadura del dólar” como arma de subordinación
El BRICS+ ha evolucionado y exige cambios en las instituciones mundiales
en representación de los intereses del Sur
Global. Ante una caótica posglobalización
y la declinación de EU y Europa y el
surgimiento de un mundo multipolar que cuestiona el orden mundial actual el BRICS atrae nuevos miembros. Y es que
el BRICS recurre a una retórica semejante
a la del Movimiento de Países No
Alineados (MPNA).
Todavía subsiste el MPNA y realizó su XIX cumbre en Kampala, Uganda, en enero de 2024. Ideado en la Conferencia de Bandung en 1955 y estructurado en 1961, en plena guerra
fría, el MPNA, acuñó
el término tercer mundo, se ligó a
la descolonización en África, Asia y
en América Latina y dio pábulo a la
teoría de la dependencia, reclamando el derecho
a la autodeterminación de los pueblos. En la actualidad, aunque el MNPA cuente con 120 países miembros y 18
observadores, y sea el segundo foro mundial más numeroso después de la Asamblea General de la ONU, no asusta a
EU y Europa, como si lo hace el BRICS+.
El BRICS, a diferencia del MPNA ha
conseguido establecer algunos efectivos mecanismos propios. Entre ellos,
el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), creado en 2014 y dirigido por la expresidenta
brasileña, Dilma Rousseff. El NBD
cuenta con once miembros con la reciente integración de Argelia, Colombia y Uzbekistán, que se agregaron a los
nueve ya existentes: Brasil, Rusia,
India, China, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Bangladés, Egipto. Se
espera para pronto la integración de Malasia.
El NBD busca contrarrestar la asimetría del sistema financiero mundial. Su
objetivo es ser el banco multilateral de desarrollo de un Sur Global no como “un receptor
pasivo de modelos de desarrollo impuestos externamente, sino que un arquitecto
activo de su propio futuro” según la presidenta del NBD, Dilma Rousseff.
El NBD afirma estar guiado por principios de cooperación, igualdad y
respeto mutuo. El apoyo financiero del NBD
al desarrollo, no es condicional a reformas estructurales y promete no
intervenir en los asuntos internos de los socios. Eso lo distingue de las
llamadas instituciones de Bretton Woods (1944) el BM y del FMI. Esas instituciones se caracterizan por imponer, a cambio de
financiamiento a los países, programas de ajuste estructural, en función de los
intereses de EU y Europa. Una
cuestión denunciada por países del Sur Global, analistas y movimientos
sociales.
Además de acordar financiamiento para el desarrollo, en su accionar el NBD y el BRICS cuestionan la hegemonía
del dólar como moneda de comercio mundial. Desde el acuerdo de Bretton Woods, pero principalmente
desde el llamado Nixon Shock del 15 de agosto de 1971, se reforzó
el dólar como instrumento de dominio de Estados Unidos, al terminar la convertibilidad del dólar con oro
y se instaló un especulativo sistema de cambios flotantes determinado por el
mercado.
En palabras de Dilma Rousseff, presidenta del NBD, el BRICS busca contrarrestar: “Aranceles,
sanciones y restricciones financieras (que) son
usadas como herramientas de subordinación política”. Se trata
de enfrentar la llamada “dictadura del dólar”, con una “desdolarización”, del comercio
internacional.
En su intervención por videoconferencia el presidente ruso Vladimir Putin afirmó que el modelo de globalización liberal esta “obsoleto” y presentó a los BRICS como nuevo eje económico del
mundo, más poderoso que el G7. Ciertamente los BRICS han contribuido a hacer
ineficaces las sanciones económicas contra Rusia.
Para ello, el NBD, ha desarrollado, entre otros, el Acuerdo de Reserva Contingente. Un mecanismo que
otorga liquidez a los miembros en caso de presiones en su balanza de pagos.
Otro mecanismo, es el de un sistema de pagos basado en blockchains, para escapar al
predominio del dólar y el sistema SWIFT de transferencias en el caso de
países sometidos a sanciones comerciales. Además, el BND promueve el comercio en monedas locales y en 2025 decidió reforzar la prescindencia
del dólar en los intercambios entre sus miembros y en los financiamientos otorgados por el NBD recurriendo a monedas locales. Ello
reduce las tasas de interés y favorece la estabilidad. A más largo plazo, para
escapar a las presiones de EU y Europa,
está también, la intención, no concretada aún, de activar
una moneda BRICS.
Es así como el BRICS+ se ha ido transformando en un actor económico internacional de
creciente relevancia, porque cuestiona de
manera concreta la hegemonía comercial y
económica de occidente y ejerce una fuerte atracción en países del Sur Global.
El BRICS: entre ataques de potencias dominantes y heterogeneidad.
El BRICS sufre las crecientes amenazas de las
potencias hegemónicas actuales que temen la emergencia de un mundo multipolar.
En reciente editorial, The Guardian, constataba que se
viene abajo el orden mundial basado en la dominación de EU, los hidrocarburos y el libre comercio. Que el BRICS se expande, construye nuevas
reglas de comercio internacional y visualiza un orden mundial post-occidental, con o sin Trump. El
reforzamiento de los BRICS ocurre en
un momento en que los EU enfrentan
un creciente descrédito tanto por sus posiciones internas como por las guerras
comerciales del segundo mandato de Donald
J. Trump.
Es evidente que el BRICS sufre los embates de quienes controlan el orden mundial actual y se oponen a cambios en la relación de fuerzas. En la defensa de intereses nacionales en el caso de Donald J. Trump y su Make America Great Again. En defensa de la democracia liberal en el caso Europeo, que condena el autoritarismo de varios países del BRICS usando una doble vara para medir. Por ello, es que otra de las críticas a la XVII Cumbre fue la ausencia de los presidentes de Rusia, Vladímir Putin y de China, Xi Jinping y de Irán, Massoud Pezeshklan, insistiendo en que eso generaba dudas sobre la cohesión de los BRICS.
Además, inmediatamente después de la Cumbre, Donald J. Trump, amenazó con aplicar 10% de tarifas, sin excepciones, a
cualquier país que adhiera a las políticas antiamericanas de BRICS. En respuesta, el presidente
brasileño Luiz Inácio Lula da Silva,
argumentó que los países de los BRICS
son soberanos y no desean tener un “emperador”. Brasil ha sido amenazado de sanciones por Trump y la OTAN por comprar
petróleo a la sancionada Rusia, en
lugar de Estados Unidos. Además, Trump amenaza de aumentar los aranceles del 50% en una abierta
injerencia en castigo por las decisiones de la justicia brasileña, exigiendo que dejen tranquilo al golpista Jair Bolsonaro, acusado de fomentar un golpe de Estado.
Las respuestas brasileñas, así como la de otros países de los BRICS, revelan los límites del poder de
Washington. En el caso específico de
la Nación carioca no hay déficit
comercial: EU recibe más
exportaciones que Brasil y Lula
puede permitirse resistir abiertamente las amenazas de Trump. La estrategia trumpista termina contribuyendo al
desarrollo de las alternativas propuestas por los BRICS.
Otra estrategia es la de presionar eventuales miembros. Las presiones de Estados Unidos, han tenido efectos,
con Arabia Saudí, que pese a haber sido
aceptado en 2024, aún no formaliza
su integración, probablemente para salvaguardar su relación con EU y con el propio Trump. Por otro, influye la alternancia entre gobiernos
progresistas o reaccionarios. Recordemos al respecto que el ultraliberal
presidente argentino Javier Milei renunció a integrarse
Argentina al BRICS, en cuanto asumió
el poder en diciembre de 2023.
Ello no evita que sus oponentes no exploten la compleja evolución de los BRICS en un contexto mundial incierto,
específicamente su heterogeneidad y las asimetrías
entre los países que lo componen y los que puedan integrarse. En efecto, hay
potencias mayores como China, Rusia e India; también hay potencias
intermedias como Brasil, Sudáfrica, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos;
además de países pobres como Etiopía y
Bangladés. Esta diversidad puede efectivamente inmovilizar el bloque o
terminar estructurando jerarquías regionales y zonas de influencia,
cuestionando el respeto de reglas igualitarias y el principio de la no
injerencia.
Es lo que plantea Natalia Souto: “El BRICS
ampliado, con 11 miembros y 10 países socios, aspira a representar un
contrapeso al sistema liderado por Occidente. Pero la heterogeneidad interna,
las tensiones geopolíticas y las diferencias en prioridades nacionales hacen
que esa aspiración se vea entorpecida por la realidad de una coordinación
difícil. La expansión ha generado más complejidad que cohesión”.
“La
cohesión, más que una realidad, sigue siendo una meta en construcción”,
concluye.
Esos riesgos existen particularmente en la expansión de los BRICS en América latina. Ella no se inició en instancias regionales
progresistas como el UNASUR o el ALBA,
cuya retórica y objetivos se asemejan a las del MPNA y del propio BRICS.
También la expansión del BRICS en
América Latina, no ha estado exenta de la influencia del fundador sudamericano.
Ello se observa también en la fluctuante estrategia de Brasil en vincular o no
países progresistas Latinoamericanos al BRICS.
Es así como en 2014 en Fortaleza, bajo Dilma Rousseff, Brasil se abrió a los
países progresistas del UNASUR.
Posteriormente, producto de disensiones regionales, el presidente brasileño, habría objetado la integración
de Nicaragua y Venezuela al BRICS en la XVI Cumbre en Kazán (Rusia) en 2024. Una decisión
polémica, criticada por sectores de
izquierda latinoamericanos y saludada por sectores derechistas. Lo cierto es que ambos países siguen postulando y
contarían con el respaldo de Rusia.
En 2025, el presidente
brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva contribuyó a la expansión del BRICS con la integración de Bolivia y Cuba. Destaca además el acercamiento del México de la presidenta Claudia Sheinbaum, que en el contexto de
agresiones comerciales de EU, envió
a su canciller a la XVII Cumbre de los BRICS. A ello se
agrega la invitación a participar en la Cumbre a los presidentes progresistas
moderados de Uruguay y de Chile.
¿Actualiza el BRICS+ la perspectiva de un nuevo orden mundial?
En ese marco, abundan las controversias sobre el posible rol del BRICS en la definición de los
contenidos de un nuevo orden mundial. Ellas aparecen prematuras. Por lo pronto,
la evolución del BRICS continúa y
aumenta el peso de los países del llamado Sur
Global en su seno; traduciéndose en mayor resistencia frente a los dictados
de la llamada comunidad internacional y las instituciones que ella controla.
En efecto, lo clave de los 17 años
de existencia del BRICS, sobre todo en los últimos años, es que su retórica
se acerca a la del MPNA y propone un
sistema internacional multilateral centrado en el respeto del principio de no
injerencia en los asuntos internos de los Estados.
Se trata de una crítica fundamental a la hegemonía estadounidense y a la
autoproclamada comunidad internacional que defienden un mundo unilateral. Una
hegemonía que rompe con la no injerencia, no intervención y la
autodeterminación de los pueblos invocando el derecho a la intervención por razones
humanitarias, de defensa de la democracia, de cambio de régimen y con sanciones
económicas; traduciéndose en la imposición de los dictados estratégicos de EU y Europa con catastróficas
consecuencias (Irak, Libia, entre
otros). Una comunidad internacional que ha dictado unilateralmente la agenda
del sistema internacional desde el desplome del bloque soviético.
Lo cierto es que existe un relativo consenso de que los BRICS representan un reordenamiento de
las relaciones de fuerzas a nivel mundial, pero, está por definirse si ello se
traduce efectivamente en un mundo
multipolar o lleva a nuevos
conflictos centrados en la disputa de zonas de influencia regionales.
La ex directora del BRICS Policy Center, Ana
García afirma, que desde una perspectiva geopolítica, los BRICS son un competidor del orden
mundial dominado por EU y Europa y
atraen cada vez más miembros afectados por la crisis de la globalización y que
buscan reducir la dependencia del dólar. Sin embargo, entre los BRICS se reproducirían las asimetrías
tradicionales, principalmente por la dominación de la economía China; la que exporta productos
industriales, mientras otros miembros del BRICs
le exportan materias primas. Se reproduce la tradicional división internacional
del trabajo y en esa medida las inversiones Sur-Sur no son una alternativa positiva, argumentando casos que
muestran que tiende a perpetuar la desindustrialización de la economía
brasileña.
Con respecto a las asimetrías existentes en los BRICS, Ana García, considera que, en Asia, África y América Latina, “cada
país BRICS actúa como una potencia regional que busca influir y acumular poder
económico con otros de la periferia”. Es así como, la lente del
Sur Global y la Cooperación Sur-Sur
favorecen la entrada de intereses chinos al continente, en lugar de favorecer
el panafricanismo. Ella destaca la existencia de
jerarquías regionales sobre países más pobres con antagonismos y conflictos
respecto a las inversiones.
En ello coincide con lo que plantean, entre otros, el sociólogo
sudafricano Patrick Bond, quien asegura,
que desde sus comienzos, el BRICS es
una fantasía antimperialista y una realidad subimperialista: el BRICS favorecería la creación de
subimperialismos que ya han promovido practicas neoliberales e imperialistas de
acumulación, sin oponerse al modo de producción capitalista mundial. El nuevo
espíritu del BRICS sería
desindustrialización y desglobalización. William Robinson la califica de
farsa antiimperialista
Michael Roberts califica los BRICS de grupo
poco convencional de naciones, sin una perspectiva internacionalista, compuesto
de regímenes autócratas lejanos de los trabajadores (Robinson) y con
gobiernos ligados a los intereses del bloque
imperialista. Agrega que en 2024
había 54
países en crisis de deuda externa y sujetos a los planes del FMI y el BM. Además, aminora el peso de
los BRICS porque, aunque su PIB es globalmente mayor que el del G7, es menor cuando se divide por el
número de habitantes. Por ello, tanto la desdolarización, como la instalación
de un mejor acuerdo que el de Bretton
Woods no ocurrirían en el siglo 21.
Otros aún, como Laurent Delcourt, afirman que el BRICS está lejos de ser una alternativa
saludable para los países del Sur Global
ya que tras la retórica de la solidaridad Sur-Sur,
su cooperación refuerza el modelo extractivista, ampliando las asimetrías. En América Latina también hay quienes,
como Raúl Zibechi, consideran que el BRICS no es alternativa porque, aunque la
hegemonía de Estados Unidos deje
paso a hegemonías regionales, porque el mundo multipolar seguiría siendo
capitalista, depredador de la naturaleza y de los seres humanos.
Otros analistas como Edward Lozansky, insisten en que la
expansión del BRICS refleja un
creciente cuestionamiento del mundo unilateral dominado por EU desde el fin de la guerra fría en 1991 y se trata de una reencarnación
del Movimiento de los Países No
Alineados (MPNA).
También, Boaventura
de Sousa Santos afirma que: “El vértigo de la guerra que se cierne sobre el
mundo es uno de los signos del declive irreversible de la dominación
occidental. El otro es la emergencia de los BRICS+”. Se trata
de una alternativa capitalista no occidental. Es así como: “la
expansión de los BRICS y la consiguiente construcción de un mundo multipolar
pueden ser un factor de paz, en la medida en que pueden contener la deriva bélica
en la que está sumido el mundo occidental, ahora hegemonizado por un nuevo «eje
del mal»: Estados
Unidos, Europa e Israel”.
De Sousa Santos, asegura que es la
“oportunidad
de fundar un nuevo internacionalismo no eurocéntrico basado en una nueva educación
asentada en las epistemologías del sur”. En esa perspectiva,
recordemos que en la XVI Cumbre (2024),
el líder Chino Xi Jinping declaró: “elegimos
nuestros caminos de desarrollo de manera independiente, defendemos
conjuntamente nuestro derecho al desarrollo y marchamos al unísono hacia la
modernización”.
Por su parte, el profesor Argentino, Atilio Borón, ve positivamente la
expansión de los BRICS, porque dará
una voz más importante al Sur Global,
incluso permitiría la creación de una plataforma de medios del Sur Global. Luego de analizar una serie
de críticas,
Claudio Katz, investigador del CONICET, afirma que es
indudable que “discutir si los BRICS aproximan el mundo al
socialismo es poco pertinente porque ningún participante incluye esa
problemática en la agenda del organismo”.
Por lo pronto, los BRICS, son una opción que en América Latina permite que experiencias nacionales alternativas del
Sur Global, como la de la revolución cubana, puedan enfrentar el
castigo obcecado de Washington. El
presidente cubano Miguel Diaz-Canel participó en la
Sesión sobre Medio Ambiente, COP30 y
Salud Global y la integración de Cuba como miembro asociado del BRICS abre una esperanza de que la
nación caribeña esté en mejores
condiciones para resistir la reciente agudización del bloqueo estadounidense,
ordenada por Donald J. Trump.
Además, el ingreso de Bolivia como miembro asociado, al BRICS, es importante para el país
andino. Ante el aumento del riesgo de ataques frontales de Washington, se le abren posibilidades de financiamiento alternativo para
el país andino, de desarrollo del comercio con monedas locales, reduciendo la
presión de reservas de dólares en medio de una crisis de divisas y le permitirá
el acceso a mercados estratégicos. De acuerdo con el presidente Luis Arce“, el ingreso de Bolivia a los BRICS, “aceleraría
la industrialización de Bolivia”.
Colombia por su parte, se integró al Nuevo Banco de Desarrollo y el presidente Gustavo Petro participó activamente en la
XVII Cumbre del BRICS en Rio De Janeiro. La integración al NBD le permitirá contar con líneas de
crédito y financiamiento para proyectos en cualquier sector de su economía. Colombia es un país latinoamericano
históricamente dependiente de Washington,
que busca diversificar su economía frente
a la creciente hostilidad arancelaria del presidente Donald J. Trump. Se trata de un giro de la Colombia de Gustavo Petro, que permitiría que avance hacia una
mayor autonomía estratégica respecto de Estados Unidos.
En 2025, el México de la presidenta Claudia Sheinbaum participó con su
canciller Juan Ramón de la Fuente, por primera vez, en
una Cumbre de los BRICS. Ello ocurre
en pleno contexto de agresiones comerciales de EU. México no se había
planteado la posibilidad de ingresar al BRICS, bajo Andrés
Manuel López Obrador, esperando sacar el máximo provecho al T-MEC, hoy amenazado por el viraje
proteccionista de Trump. Umberto Mazzei afirma que el
acercamiento de México a los BRICS
es una “respuesta implícita y adecuada a la prepotencia con la que está
siendo tratado por el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump”.
El ingreso de México al Grupo BRICS
señalaría el final de Centroamérica
como patio trasero de Estados Unidos.
Además, está la invitación al presidente de Chile, Gabriel
Boric, para participar en la sesión sobre “Fortalecimiento
del Multilateralismo, Asuntos Económicos, Financieros e Inteligencia
Artificial”. Un acercamiento de Chile
al multilateralismo, pero no está en
carpeta el ingresar a los BRICS, por razones geopolíticas y de política
interna. También asistió el presidente de Uruguay,
Yamandú Orsi, invitado por Lula,
pero, a pesar de abrirse una oportunidad para definir el
rumbo exterior de Uruguay, el país sudamericano tampoco prevé ingresar al BRICS por razones geopolíticas. Ambos mandatarios
representan un moderado progresismo. Para completar el panorama, sigue en
espera el ingreso de Venezuela y Nicaragua a los
Brics, países que no fueron invitados por el presidente de la Cumbre.
Creemos que, por el momento, el reforzamiento del BRICS+ en 2025, con una veintena de
miembros permanentes y asociados y decenas de países del Sur Global interesados en integrarse, lo ubica, a corto plazo como
una alternativa ante la guerra comercial
unilateral del presidente de EU,
Donald J. Trump. A mediano plazo, al encarnar profundas mutaciones
económicas y políticas en los países y en el mundo, podría contribuir en una perspectiva, aún no definida, al establecimiento de
un nuevo orden mundial… por definir.
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