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“Contexto. Para contextualizar, les relatores indicaron que, en Argentina, empeoramiento del respeto a las
libertades y derechos por los que
velan sucedió desde fines de 2023, con
Milei recién aterrizado en la Casa
Rosada, y la puesta en marcha del ‘protocolo
antipiquetes’, impulsado por la entonces flamante ministra de Seguridad.
Tal protocolo “limita el derecho a la
libertad de asamblea y reunión pacífica”, recordaron les relatores especiales en este nuevo intento que
realizaron para poner un freno a la actitud
violenta gubernamental. Pero en el recuento de decisiones normativas y legislativas
impulsadas o directamente aplicadas por el Gobierno de La Libertad Avanza, no
solo mencionaron la aplicación del protocolo
antipiquetes. También mencionaron el mega
DNU que
“derogaba varias leyes, avanzó con procesos de desregulación de
asuntos relacionados con la vida social y económica del país”, así como la Ley Bases, que implicó “establecer modificaciones profundas en
relación con múltiples derechos incluyendo los laborales, comerciales e
industriales, fiscales, entre otros”, y otras normas sobre el uso de armas menos
letales, inteligencia, y la reciente “ley
anti mafias”, que habilita a la cartera
de Bullrich y al Ministerio Público Fiscal a detener personas sin orden
judicial, entre otras cosas.
Por último, destacaron que esas reformas “habrían estado acompañadas por
discursos hostiles de altos funcionarios, tanto del gobierno
nacional como de gobiernos provinciales y locales, contra organizaciones de la
sociedad civil y movimientos sociales, colectivos y personas que hacían
llamados u organizaban movilizaciones
pacíficas”. “Expresamos nuestra
preocupación por la calificación
política de las protestas por parte de las autoridades como actos de terrorismo
o delitos contra la seguridad nacional”, añadieron.
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DENUNCIA
INTERNACIONAL CONTRA EL GOBIERNO.
Las advertencias de la ONU a Bullrich y Milei sobre
la represión a la protesta social y los ataques a la independencia judicial.
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Un
grupo de relatores de Naciones Unidas expresó su “seria preocupación” ante “el
deterioro grave de las libertades fundamentales y del espacio cívico en la
República Argentina desde diciembre del 2023”, que incluye la brutalidad de las
fuerzas de seguridad durante las manifestaciones y la persecución a los jueces
que los enfrentan, como en el caso de Karina Andrade.
El
País.
Fuente.
Página / 12 lunes 14 de julio del 2025.
El accionar represivo del Gobierno contra las manifestaciones y la persecución a funcionarios judiciales que lo investigan sigue llamando la atención de la comunidad internacional. Un grupo de relatores de Naciones Unidas expresó su “seria preocupación” ante “el deterioro grave de las libertades fundamentales y del espacio cívico en la República Argentina desde diciembre del 2023” en relación a las respuestas que el Poder Ejecutivo, con Javier Milei a la cabeza, y el Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, dieron a diversas protestas. Tras dos meses de indiferencia, la Rosada solicitó una prórroga para responder a estas advertencias.
A través de una carta formal que enviaron el 12 de mayo pasado, los funcionarios de la ONU expresaron al Gobierno nacional su preocupación por la represión a la protesta
pacífica desde diciembre de 2023 en
base a un cúmulo de información que recibieron desde entonces sobre diversos
episodios. La misiva advierte que las situaciones “alarmantes” sucedieron luego de la aprobación del Protocolo Antipiquetes, que Milei, Bullrich
y compañía han aplicado desde entonces. Además
de episodios de represión de la protesta social y actitudes que atentan contra
la libertad de protesta y de expresión, les relatores especiales pudieron el
foco sobre lo que consideraron un “ataque directo a la
independencia judicial”, en base a diversas denuncias que recibieron sobre hostigamientos a jueces y fiscales que
investigan el accionar represivo.
Los representantes de Procedimientos
Especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU difundieron la carta formal el
viernes pasado, tras dos meses de indiferencia de parte del Gobierno nacional, al que habían
requerido aportara información sobre los puntos advertidos. Recién entonces, a
través del ministerio de Relaciones Exteriores, el Ejecutivo comandado por Milei solicitó “una prórroga con el fin de
dar respuesta”.
Según la información que recibieron y reciben sobre la situación de la protesta social
en Argentina, la actitud del
Ejecutivo frente a manifestaciones, concentraciones y asambleas implicó
“violaciones a la libertad
de expresión, libertad de reunión pacífica y asociación, uso desproporcionado
de la fuerza, de armas menos letales, y de detenciones
arbitrarias en el contexto de asambleas
pacíficas; así como violencia y tratos crueles,
inhumanos y degradantes en el contexto de detenciones arbitrarias, y acciones que impiden la independencia
judicial y, por lo tanto, el acceso a la justicia por los hechos
cometidos, incluyendo graves violaciones a los derechos humanos”.
“Los
Estados no solo tienen la obligación negativa de abstenerse de interferir
indebidamente en los derechos de reunión pacífica y de asociación, sino también
la obligación positiva de facilitar y proteger estos derechos de conformidad
con las normas internacionales de derechos humanos”, puntualizaron les relatores en su misiva.
Las advertencias y solicitudes las realizaron les relatores especiales sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Gilda Romero; sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Morris Tidball-Binz; sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, Irene Khan; sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Mary Lawlor; sobre la independencia de los magistrados y abogados, Margaret Satterthwaite; sobre la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo, Ben Saul; sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, Alice Jill Edwards; la experta independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos por las personas de edad, Claudia Mahler; y el vicepresidente del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, Matthew Gillett.
Modus operandi represivo.
En el documento, resumieron algunas de las
situaciones sobre las que decidieron advertir especialmente: la utilización de “tácticas disuasorias” en asambleas y
concentraciones –bloqueo de ingresos a la ciudad de Buenos Aires o de calles en lugares de las concentraciones– el “encierro” de manifestantes, despliegue
de un número de vehículos y agentes de fuerzas federales y nacionales “desproporcionados”, uso “permanente
de armas menos legales", gases, “personas heridas que no han recibido
la atención médica necesaria”, detenciones
arbitrarias de manifestantes, periodistas,
reporteros, camarógrafos en base a cargos "vagos”, entre otras cuestiones.
Allí, aparecen destacadas las represiones constantes a las manifestaciones que jubilados llevan a cabo cada miércoles en las
inmediaciones del Congreso nacional.
En especial, la que tuvo lugar frente a
la manifestación especialmente concurrida del 12 de marzo pasado, cuando la foto reportero Pablo Grillo recibió un
impacto de granada de gas lacrimógeno de parte de un gendarme en la cabeza, lo
que implicó su hospitalización en estado grave. Grillo recién hace
algunas semanas pudo volver a su casa. Sobre eso, subrayaron que
“los Estados
tienen la obligación de adoptar medidas eficaces para proteger contra los
ataques destinados a silenciar a quienes ejercen su derecho a la libertad de
expresión, incluyendo a los y las periodistas”.
Persecución judicial.
También advirtieron sobre
episodios persecutorios sufridos por jueces y fiscales a cargo de investigar a miembros de las fuerzas de
seguridad o funcionarios por episodios represivos, algo que entienden como “un esfuerzo organizado y deliberado para
hostigar y castigar a jueces en represalia por su labor judicial”,
mencionaron en el documento.
“Nos preocupan
especialmente los informes sobre procesos penales y disciplinarios contra jueces, en lo que parece ser una
represalia por el contenido de una decisión tomada en el ejercicio normal de
sus funciones judiciales”.
La jueza Karina Andrade, encargada de investigar
las más de 100 detenciones que las
fuerzas de seguridad realizaron durante la caza de manifestantes que lanzaron en la represión del 12 de marzo,
fue quien llevó a instancias internacionales
el hostigamiento que sufrió de parte de funcionarios del Gobierno y hasta el propio Presidente
tras liberar a detenidos.
Su denuncia fue recepcionada por la Relatoría Especial
sobre la Independencia de Jueces y Abogados de la ONU, a cargo de
Margaret Satterthwaite, y unificada
con las otras ocho instancias del organismo en relación al desempeño
antiderechos del Gobierno.
En su denuncia y pedido de “intervención
urgente”, Andrade no solo enumeró
todas las denuncias, manifestaciones públicas y hostigamientos personales en su
contra difundidos en medios de comunicación
y redes sociales, incluyendo amenazas motivadas en su género, que sufrió
durante aquellos días. También evidenció
un “patrón de hostigamiento estructural
contra el Poder Judicial argentino” ejercido por Milei, su gabinete y su fuerza de choque virtual, apuntaron desde
la Relatoría a través de un comunicado.
Contexto.
Para contextualizar, les relatores indicaron
que, en Argentina, empeoramiento del respeto a las libertades y derechos por
los que velan sucedió desde fines de 2023,
con Milei recién aterrizado en la Casa
Rosada, y la puesta en marcha del ‘protocolo
antipiquetes’, impulsado por la entonces flamante ministra de Seguridad.
Tal protocolo “limita el derecho a la
libertad de asamblea y reunión pacífica”, recordaron les relatores especiales en este nuevo intento que
realizaron para poner un freno a la actitud
violenta gubernamental.
Pero en el recuento de
decisiones normativas
y legislativas impulsadas o directamente aplicadas por el Gobierno de La
Libertad Avanza, no solo mencionaron la aplicación del protocolo antipiquetes. También mencionaron el megaDNU que
“derogaba varias leyes, avanzó con
procesos de desregulación de asuntos relacionados con la vida social y
económica del país”, así como la Ley
Bases, que implicó “establecer
modificaciones profundas en relación con múltiples derechos incluyendo los
laborales, comerciales e industriales, fiscales, entre otros”, y otras normas
sobre el uso de armas menos letales, inteligencia, y la reciente “ley anti mafias”, que habilita a la cartera de Bullrich y al Ministerio Público
Fiscal a detener personas sin orden judicial, entre otras cosas.
Por último, destacaron que esas reformas
“habrían estado acompañadas por discursos
hostiles de altos funcionarios,
tanto del gobierno nacional como de gobiernos provinciales y locales, contra
organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales, colectivos y
personas que hacían llamados u organizaban
movilizaciones pacíficas”. “Expresamos
nuestra preocupación por la
calificación política de las protestas por parte de las autoridades como actos
de terrorismo o delitos contra la seguridad nacional”, añadieron.
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