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“La vivencia de la sexualidad para
que sea responsable a la vez que gratificante requiere de información
y de reflexión, en el marco del respeto y cuidado por el desarrollo
pleno de la persona. No podemos seguir viviendo en una sociedad
en la que nuestras niñas son violadas TODOS LOS DÍAS. En el 65% de
los casos por alguien de su entorno familiar. En muchos casos
descubrimos los casos de violación de menores cuando quedan embarazadas.
Pero podría detectarse antes, incluso evitarse, si
las niñas y niños supieran claramente qué supone una
agresión sexual y cómo protegerse. Pero se necesita
hablar, se necesita conocer, preguntar. Esto sólo puede darse en un ambiente de
libertad, no en uno de represión y tabús.
“La norma aprobada borra la Educación
Sexual Integral (ESI).
Se reemplaza por una educación “científica, biológica y
ética” vinculada a las convicciones parentales. Estamos
retrocediendo años en la lucha por la igualdad real. Costó muchísimo
introducir la ESI para luchar contra el embarazo adolescente, contra la violencia
sexual, contra la represión violenta que genera traumas. Aún podemos
recuperar los pequeños avances que logramos para las
mujeres, para las niñas, niños y adolescentes del país. No nos
rindamos. Reaccionemos.
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POR NUESTRAS NIÑAS,
POR MARISA GLAVE.
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Aún podemos recuperar los pequeños
avances que logramos para las mujeres, para las niñas, niños y adolescentes del
país. No nos
rindamos.
Reaccionemos.
Por
Marisa Glave. Socióloga.
Fuente La
República, domingo 30 de noviembre del 2025.
Sólo en el primer semestre del año los
Centros de Emergencia Mujer (CEM) atendieron 6,677 casos de violación sexual.
Eso quiere decir que en un día cerca de 40 mujeres son violadas. Mientras usted
lee esta columna, alguna mujer está siendo violada en el país.
Digo mujeres y no uso el genérico
“personas” porque el 94% de casos son mujeres. Hay también dramáticos y
lamentables casos de violación sexual contra hombres, sobre todo
niños, pero la realidad es que en 9 de cada 10 casos la víctima es una mujer.
Y esta columna hace un llamado de defensa a nuestras niñas,
porque 6 de cada 10 víctimas son menores de 17 años.
Los datos son escalofriantes. El incremento de casos entre el
2021 y el 2025 es aterrador. El 2021 cerró con 10,251
casos de violación sexual atendidos por los CEM, el 2024 con
12,924 y por la tendencia actual superaremos los 13 mil este año.
El incremento en estos años se condice con el aumento del ataque
público al enfoque de género.
Estos años hemos sido testigos de la agresión permanente de los principales grupos políticos en el parlamento al enfoque de género. Su desesperación ideológica por combatirlo lleva también un trasfondo de legitimación de la violencia de género en el país. Las mujeres estamos en una situación muy delicada, sobre todo nuestras niñas y es fundamental que reaccionemos.
Contubernio conservador.
La malsana convivencia entre supuestos
congresistas de izquierda y centro
con los de derecha conservadora en el Congreso tiene serias
consecuencias para nuestras vidas. Lanzados en una estrafalaria
cruzada contra la “ideología de género” o contra “los
caviares”, Milagros Jáuregui de Renovación Popular, comulga
con Waldemar Cerrón, de Perú Libre, Roberto Chiabra
congresista por APP y líder del partido Unidad y Paz, Adriana
Tudela de Avanza País, Martha Moyano de Fuerza
Popular, Guido Bellido ahora en Podemos Perú y Alfredo
Azurín de Somos Perú, conocido por ser el único que
votó en contra del debate de vacancia de Dina Boluarte.
Como queda claro, congresistas como Chiabra
y bancadas como Somos Perú supuestamente ubicadas en el
centro del espectro político, con partidos que se reclaman
“liberales” como Avanza País, en alianza con parlamentarios
como Bellido (tránsfuga completo) y bancadas como Perú
Libre que se proclaman de izquierda, suscriben, sostienen
y defienden planteamientos retrógrados de la derecha más conservadora hoy
en el parlamento, representada por Renovación Popular, partido
que ha logrado eclipsar a Fuerza Popular en varios aspectos pero
que sigue recibiendo su apoyo en proyectos de ley cuyo objetivo
final es borrar cualquier avance en materia de igualdad de género.
De las 12 bancadas existentes 9 votaron íntegramente
o por amplísima mayoría a favor de la derogación de la Ley de Igualdad
de Oportunidades. Reemplazando la norma por otra que, si bien
mantiene el mismo título, tergiversa de manera violenta el contenido
original de la norma. Lo que fue un gran avance para las mujeres
en el 2007 se vuelve ahora un retroceso preocupante.
#SinGéneroNoHayIgualdad.
Quieren borrar a como dé lugar la
categoría género del marco jurídico peruano. Pero el problema de fondo es que el género
no es el nombre de una ideología, es una categoría de análisis que
pone en evidencia la desigualdad de poder que hoy existe entre
hombres y mujeres.
No se trata de las diferencias
biológicas que puedan
existir entre ambos sexos y por tanto las distintas necesidades que podamos
tener, sino de la manera en que se organizan roles y funciones en la
sociedad que colocan a las mujeres en situación de vulnerabilidad,
con menor poder – político, económico, social y cultural – cargando
prácticamente solas con las responsabilidades de la reproducción
social a la par que siendo objeto de violencia por el hecho de ser
mujeres.
Pretender reducir la desigualdad en clave de sexo biológico reduce
la magnitud del problema, en términos de poder y violencia como
he señalado, pero también en término de agresión a la diversidad
sexual. Las mujeres y los hombres no somos sólo heterosexuales
y cisgénero. Tenemos orientaciones e identidades diversas. Esto
no es un invento de la globalización, ni un efecto pernicioso de
alguna ideología. Es una realidad humana registrada en todas
las etapas de nuestra historia. No es tampoco una imposición
occidental, de hecho, podemos encontrar registro gráfico en huacos
pre-incas.
Borrar una categoría no borrará la realidad
de la diversidad, sólo generará oscurantismo y propiciará un
mayor espacio de violencia, en particular para quienes empiezan a
descubrir su sexualidad y son víctimas de bullying.
La vivencia de la sexualidad para que sea responsable a la vez
que gratificante requiere de información y de reflexión,
en el marco del respeto y cuidado por el desarrollo pleno de la
persona. No podemos seguir viviendo en una sociedad en la que
nuestras niñas son violadas TODOS LOS DÍAS. En el 65% de los casos
por alguien de su entorno familiar. En muchos casos descubrimos
los casos de violación de menores cuando quedan embarazadas. Pero
podría detectarse antes, incluso evitarse, si
las niñas y niños supieran claramente qué supone una
agresión sexual y cómo protegerse. Pero se necesita
hablar, se necesita conocer, preguntar. Esto sólo puede darse en un ambiente de
libertad, no en uno de represión y tabús.
La norma aprobada borra la Educación
Sexual Integral (ESI).
Se reemplaza por una educación “científica, biológica y
ética” vinculada a las convicciones parentales. Estamos
retrocediendo años en la lucha por la igualdad real. Costó muchísimo
introducir la ESI para luchar contra el embarazo adolescente, contra la violencia
sexual, contra la represión violenta que genera traumas.
Aún podemos recuperar los pequeños
avances que
logramos para las mujeres, para las niñas, niños y
adolescentes del país. No nos rindamos. Reaccionemos.
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