&&&&&
FRANCIA.- La derecha
y los guardianes liberales de le exención impositiva celebraron la decisión del
Consejo e hicieron de ella un arma
contra los socialistas. Curiosamente,
los primeros en cantar victoria fueron los artistas y los jugadores de fútbol.
Sin embargo, es preciso aclarar que, en sí, el Consejo Constitucional no se
opone al principio del gravamen del 75
por ciento sino a la forma en que iba a ser repartido. El primer ministro francés,
Jean-Marc Ayrault, estimó que la
posición de los sabios constituía una “censura simbólica pero no severa”. El jefe del gobierno explicó luego que
el Ejecutivo no renunciaba a aplicar el controvertido impuesto para que éste
entre en el presupuesto de 2013. En suma, Ayrault explicó que el gobierno
volverá a “trabajar” en el texto para que sea votado por el Parlamento: “De todas formas,
esto se aplicará a las ganancias de 2013”, dijo el primer ministro.
ITALIA.- Estupor ha
causado en cambio que Monti se haya erigido en el líder de un movimiento de
centristas, de empresarios –que se ofrecen a financiar
su campaña electoral– y de católicos, que cuenta con el visto
bueno del Vaticano, dato no menor en un país donde el 98 por ciento de
los votantes son católicos aunque poco practicantes. L’Osservatore Romano, el
diario vaticano, además, le dedicó una elogiosa editorial. Estupor ha causado también el aval con que contaría Monti, según
encuestas que le asignan entre el 15
y el 20 por ciento del electorado, más que al Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi. El mayoritario sigue
siendo el Partido Democrático
(centroizquierda), con el 25 por
ciento. De ser ciertas estas previsiones,
el panorama político italiano habría cambiado radicalmente después de tres años de crisis económica. Ya no
estaría repartido esencialmente entre dos formaciones mayoritarias de marcado
signo opuesto como lo fue desde la posguerra –comunistas y democristianos entonces, centroderecha y centroizquierda
hasta ahora–- sino que el centro adquiriría vuelo propio, no ya como partido
minoritario en alianzas que no controlaba.
/////
El presidente socialista François Hollande
cierra el primer año de su presidencia con un revés importante. Los ricos lo derrotaron?.
***
FRANCIA: Pierde Hollande una
pulseada con los ricos. ITALIA a la zozobra.
*****
FRANCIA: Pierde Hollande una
pulseada con los ricos.
*****
El Consejo Constitucional censuró el Impuesto del 75% a quienes ganan
más de un millón de euros anuales.
La derecha y los guardianes liberales de la exención impositiva celebraron
la decisión del Consejo e hicieron de ella un arma contra los socialistas. Los
primeros en cantar victoria fueron los artistas y los jugadores de fútbol.
Por Eduardo Febbro
Desde París. Domingo 30 de diciembre del 2012.
François Hollande perdió una de las cartas decisivas en su victoria de
abril y mayo pasado: el Consejo Constitucional francés censuró la instauración
de un impuesto del 75 por ciento que debía aplicarse a aquellas personas que
ganasen más de un millón de euros al año. Esta propuesta fue una de las piezas
clave que le permitieron al entonces candidato socialista ganar las elecciones
presidenciales frente al conservador y presidente saliente Nicolas Sarkozy. La
medida debía entrar en vigencia en 2013 pero el Consejo Constitucional juzgó
que así como estaba planteado el impuesto violaba el principio de “igualdad” en
el reparto de las cargas públicas. La derecha francesa y todos aquellos que,
con el actor Gérard Depardieu a la cabeza del movimiento, habían declarado una
guerra fiscal al Ejecutivo ganaron la primera batalla, a la vez política y
técnica. Hace unos diez días, la conservadora UMP (Unión por una Mayoría
Popular) presentó un recurso contra el famoso impuesto al 75 por ciento de las
ganancias. El Consejo aceptó los argumentos de la derecha francesa ya que,
según los sabios, la desigualdad radica en que el impuesto se aplica por
individuo y no por hogar o familia. De esta forma, si en una familia hay cinco
miembros y cada uno de ellos gana novecientos mil euros, nadie pagaría el
impuesto suplementario. En cambio, si una persona sola gana algo más de un
millón de euros el impuesto del 75 por ciento recaería sobre ella y no sobre el
grupo familiar.
La derecha y los guardianes liberales de le exención impositiva
celebraron la decisión del Consejo e hicieron de ella un arma contra los
socialistas. Curiosamente, los primeros en cantar victoria fueron los artistas
y los jugadores de fútbol. Sin embargo, es preciso aclarar que, en sí, el
Consejo Constitucional no se opone al principio del gravamen del 75 por ciento
sino a la forma en que iba a ser repartido. El primer ministro francés,
Jean-Marc Ayrault, estimó que la posición de los sabios constituía una “censura
simbólica pero no severa”. El jefe del gobierno explicó luego que el Ejecutivo
no renunciaba a aplicar el controvertido impuesto para que éste entre en el
presupuesto de 2013. En suma, Ayrault explicó que el gobierno volverá a
“trabajar” en el texto para que sea votado por el Parlamento: “De todas formas,
esto se aplicará a las ganancias de 2013”, dijo el primer ministro. La derecha
se lleva con todo una palma importante, incluso si lo que puede aparecer como
una victoria no se inscribe en el sentido de las mayorías. A pesar de la
batalla feroz y desleal que protagonizaron los adversarios a los impuestazos a
los ricos, varios sondeos de opinión demuestran que la sociedad respalda
ampliamente esta medida que, para muchos analistas, cambió la relación de
fuerzas entre la izquierda y la derecha y abrió el camino para la victoria de
Hollande en abril y mayo pasado. Una encuesta de opinión realizada por la
encuestadora IFOP indica que 60 por ciento de las personas interrogadas
aprueban el gravamen del 75 por ciento para aquellos que ganan más de un millón
de euros al año. Esta mayoría estima que es totalmente “justo” que en momentos
de crisis como éste los más ricos contribuyan con aportes consecuentes al
equilibrio de las cuentas públicas.
El fútbol francés celebra que se rectifique el impuesto a los ricos que impuso el Presidente Hollande.
Con todo, el presidente Hollande cierra el primer año de su presidencia
con un revés importante. La decisión del Consejo Constitucional decapita el eje
simbólico de la política fiscal del mandatario: para Hollande, se trataba de
reducir el déficit público a través de un mecanismo fiscal mediante el cual los
ricos pagarían más. Este perfil fue atacado con una violencia poco común por
sus opositores y dio lugar a un flujo de exiliados fiscales que establecieron
su residencia en Bélgica para escapar a las reglas francesas. El más famoso es
el actor Gerard Depardieu, quien no sólo se fue a vivir a Bélgica sino que,
además, renunció a su pasaporte francés y se volvió el abanderado de la
guerrilla fiscal contra el gobierno. Una suerte de histeria global ganó las
recámaras de los ricachones. Y sin embargo, la política fiscal de Hollande no
es revolucionaria o excesivamente penalizadora para las grandes fortunas. El
jefe del Estado buscó reducir el déficit y, también, reequilibrar el peso de la
distribución de la carga impositiva. Esta es desde hace un cuarto de siglo
excesivamente favorable a los millonarios. La línea política de su predecesor,
el conservador Sarkozy, no hizo más que acrecentar el foso entre los
contribuyentes medios y los ricos. Los regalos impositivos que Sarkozy le hizo
a los ricos fueron elevadísimos. Desde el vamos, Sarkozy empezó su mandato con
el famoso “escudo fiscal” que le permitía a los afortunados eludir muchas
cargas fiscales.
El socialismo francés cierra el año con perspectivas escalofriantes.
Crecimiento nulo, recesión a las puertas del país, desempleo en aumento, cierre
constante de empresas, la crisis va imponiendo poco a poco sus códigos. Los
organismos oficiales no vaticinan para 2013 ninguna mejoría. Europa sigue en
crisis y la economía francesa está estancada con un desempleo que no cesa de
aumentar: en noviembre se cumplieron 19 meses seguidos de alza de la
desocupación. Francia cuenta hoy con casi 11 por ciento de la población activa
sin trabajo. Las imágenes de las fábricas que cierran sus puertas y son
ocupadas por los empleados pasaron a ser un relato diario de la crisis. Pese a
ello, pese a la pobreza visible y a los índices históricos de personas sin
domicilio, los
privilegiados del sistema gritan como chanchos degollados cuando se les extrae
un gramo suplementario de sus exorbitantes privilegios.
*****
El renunciante Primer Ministro Morio Monti. ¿Será candidato de la derecha y de la iglesia católica en las elecciones del próximo mes de febrero?.
***
La Italia de la zozobra.
El 2012 será recordado por la crisis económica.
*****
Los italianos
están tratando de recuperarse de los muchos impuestos y recortes inventados por
el gobierno del primer ministro dimisionario Mario Monti. Crece la expectativa
por las elecciones parlamentarias de febrero.
Elena Llorente
Desde Roma. Domingo 30 de diciembre del 2012.
El 2012 ha sido para Italia el año de las sorpresas y de los sustos, a
nivel político y económico, y será recordado como uno de los más difíciles
desde la posguerra. Algunas han sido sólo “sorpresas”, así, entre comillas, y
otras han despertado estupor realmente y podrían ser una señal de un cambio en
la composición del panorama político italiano. De los sustos, ni qué decir,
porque los italianos todavía están tratando de recuperarse de los muchos
impuestos y recortes inventados por el gobierno del primer ministro
dimisionario Mario Monti de acuerdo con sus colegas europeos. Y los efectos de
esta política económica seguirán pesando en el presupuesto de las familias
durante el 2013 y más. Por eso, muchos esperan ver qué tipo de respuesta dará
el electorado en las próximas elecciones parlamentarias del 24 y 25 de febrero.
Si se habla de “sorpresas”, algunas no han sido más que reiteraciones
sin vergüenza, como el retorno a la política de uno de los personajes públicos
con más procesos –en acto y concluidos– en su contra: Silvio Berlusconi. Ahora
que se ha transformado casi en un “oriental”, con una cirugía estética que le
aplastó los ojos, y que tiene una novia 49 años más joven que él, Berlusconi
promete guerra a Monti, al que acusa de haber hundido todavía más al país. Y
promete crear una comisión parlamentaria de investigación sobre el actual
gobierno. Si gana, claro...
Otras “sorpresas” estaban cantadas desde hace días, como la posible
presencia en el próximo gobierno constitucional de Monti. Il Professore, como
lo llaman, que no puede ser candidato en las elecciones porque es ya senador
vitalicio, puede en cambio ser elegido después por el Parlamento como primer
ministro o simplemente ser un ministro designado por el futuro premier.
Estupor ha causado en cambio que Monti se haya erigido en el líder de un
movimiento de centristas, de empresarios –que se ofrecen a financiar su campaña
electoral– y de católicos, que cuenta con el visto bueno del Vaticano, dato no
menor en un país donde el 98 por ciento de los votantes son católicos aunque
poco practicantes. L’Osservatore Romano, el diario vaticano, además, le dedicó
una elogiosa editorial. Estupor ha causado también el aval con que contaría
Monti, según encuestas que le asignan entre el 15 y el 20 por ciento del
electorado, más que al Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi. El
mayoritario sigue siendo el Partido Democrático (centroizquierda), con el 25
por ciento.
De ser ciertas estas previsiones, el panorama político italiano habría
cambiado radicalmente después de tres años de crisis económica. Ya no estaría
repartido esencialmente entre dos formaciones mayoritarias de marcado signo
opuesto como lo fue desde la posguerra –comunistas y democristianos entonces,
centroderecha y centroizquierda hasta ahora–- sino que el centro adquiriría
vuelo propio, no ya como partido minoritario en alianzas que no controlaba.
Por lo visto los cristiano-democráticos de la Unión de Centro, los de la
derecha y ex aliados de Berlusconi de Futuro y Libertad, la formación Italia
Futura, de Luca Cordero di Montezemolo, actual dirigente de la Ferrari, que
apoyan a Monti, han entendido que su guía les garantizará votos. Aceptaron el
programa de reformas que Il Professore propuso y ahora se disponen a presentar,
bajo del nombre de Agenda Monti para Italia, una lista única para el Senado y
listas separadas para la Cámara de Diputados. Pero Monti al parecer tendrá la
última palabra en cuanto a los candidatos. Ha designado un supervisor, Enrico
Bondi, con una larga trayectoria en la restructuración de empresas como Parmalat, para que controle el curriculum de los
candidatos y sus antecedentes judiciales.
Un hombre en
estado de desesperación se prende fuego a lo bonzo a la luz del día en Roma.
El PDL y el PD,
aunque muy opuestos en sus modos de pensar, están preocupados porque la Agenda
Monti promete robarles unos cuantos
votos. El PDL por ahora sólo despotrica contra el premier y con eso pretende
ganarse a los sectores medios, descontentos con los aumentos de impuestos, de
tasas sanitarias, y de la edad jubilatoria, entre muchas cosas.
El PD y sus aliados, los socialistas y los de Izquierda, Ecología y
Libertad, de Nichi Vendola, insisten en dos aspectos que consideran no
cumplidos por el gobierno Monti: creación de empleos y mayor justicia social. Y
como táctica para estas elecciones han elegido, entre otras cosas, postular
grandes personajes, como uno de los más famosos jueces antimafia del país,
Piero Grasso, que dice que revolucionará el área de la Justicia. Otros aliados
del PD han optado por crear un nuevo partido, el Centro Democrático, que
pretende captar los centristas cercanos al centroizquierda.
Monti se hizo cargo del gobierno hace 13 meses, a pedido del presidente
de la República, Giorgio Napolitano, y con el acuerdo del PDL, que entonces
gobernaba, y del PD, en la oposición. Pocos podían entender por qué Berlusconi
aceptó el “gobierno técnico” como se lo llamó desde el principio. Es que la
economía italiana y su credibilidad internacional se estaban viniendo a pique.
De Berlusconi, en efecto, se conocía en el mundo más sobre sus fiestas del
bunga bunga que sobre sus planes económicos. Los gobiernos europeos no lo
tomaban en serio. Retomar la credibilidad –que afectaba a las propias empresas
de Berlusconi como se verificó entonces–- y en consecuencia mantener el delicado
equilibrio de los mercados, fue la consigna. Y claramente Berlusconi no podía
hacerlo. Tampoco el líder del PD, Pierluigi Bersani, que por venir del
comunismo no les habría gustado a los dichosos mercados. El hombre elegido fue
Monti, economista, rector de la prestigiosa Universidad Bocconi de Milán,
comisario europeo en algún momento, lo que le dio trascendencia internacional.
Berlusconi bajó la cabeza y Bersani también y se comprometieron a no boicotear
las medidas tomadas por el primer ministro hasta que Italia saliera del pozo.
Después de 13 meses, a decir verdad, con una desocupación que supera el
11 por ciento, una desocupación juvenil cercana al 36 por ciento y un PIB
negativo desde
el año pasado, del pozo no se ha salido. Los optimistas esperan que durante el
2013 haya síntomas de recuperación.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario