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América
latina, el continente más Desigual del mundo, camina hacia el abismo producto
del Covid-19. Se afirma hoy, que "lo peor está por llegar". Esta
espeluznante afirmación es una realidad, cada vez más posible, producto de una Crisis de Crisis, donde la Política ha sido derrotada totalmente, por los
intereses de las corporaciones, la economía de libre
mercado y un Estado Subsidiario inoperante.
Simplemente asumiendo una
visión de pleno siglo XXI, porque América Latina ha sido el Continente
más “golpeado” por la pandemia del Covid19.
América Latina hoy es el Continente más Desigual del
mundo. El Segundo en Pobreza y extrema pobreza Población
en condiciones de Subalimentación e Informalidad y
hoy más que nunca se ve, más allá de la pandemia, hoy la INFLACIÓN producto “básicamente” de la Guerra Rusia-Ucrania, sino que nuestras propias formas,
por lo general “invisibles” de dependencia no
nos ha permitido salir del modelo de la sociedad
heredada de la Colonia y que se acentuó durante 200 años a lo largo de los siglos XIX y XX. La Pandemia,
“nos desnudó” ante el mundo de todas “nuestras
flaquezas históricas, encubiertas” nos presentó en el escenario global, con
todas nuestras mentiras, falsedades, que se
cayeron como “copos de nieve en un proceso acelerado de Desglaciación”.
El Modelo de Estado heredado
de la Colonia,
esta vigente a lo largo de más de 200 años, un Estado Patriarcal,
Machista, que mantenía en su estructura características
muy poderosas de Racismo, Clasismo, Desprecio y
violencia, en especial contra los Pueblos y
Comunidades Originarias y los propios pueblos y naciones heredadas de
las antiguas Naciones y Culturas que se
mantuvieron a pesar de 5 siglos de dominación
colonial. Ejemplo, Azteca, Incas, etc. La
situación empeoró aun más grave y violento, con la colonización
de Negros Esclavos, durante los siglos XVII y
XVIII. Se sumaron a los Indígenas y
pueblos originarios, ahora los afrodescendientes,
que aumentaron la población desplazada, desposeída, explotada, marginada, esclavizada
y sin Derechos Fundamentales, ofrecidos en pleno
proceso de la Independencia, a inicios del siglo XIX.
En el proceso de la Independencia, se nos ofreció DERECHOS de IGUALDAD en la JUSTICIA, EDUCACIÓN, SALUD y en general Derechos
Cívicos Republicanos. Pero en lo fundamental han transcurrido más de 200 años, no se ha logrado en principio en la mayoría
de países, construir NACIÓN y menos forjar social y culturalmente CIUDADANIA. Somos un Continente que ha logrado a “punto de mayor dependencia” el mismo modelo económico
heredado de la Colonia, simplemente seguimos siendo
el Continente más rico en Materias Primas – Recursos Naturales
y una inmensa y rica Biodiversidad. Somos los más grandes exportadores y primeros vendedores en el mundo,
pero a su vez somos los primeros compradores de MARCANCÍAS
y/o productos para el consumo en los mercados y
al Precio más Elevado (esto por lo general, durante la década del 2005 al 2015 de gran
Crecimiento comercial-exportador, para una CLASE MEDIA,
nueva, emergente y muy bien posesionada, pero que se cayó con la pandemia. Hoy la
Desigualdad Social Múltiple es cada vez más
profunda y extensa, comprende cada vez a mayores sectores sociales de la población, cuando el Modelo Neoliberal ha
generado que hoy nen América Latina asistimos a in proceso de mayor concentración
de la Riqueza en el 1% de la población (Corporaciones globales, Nuevas Oligarquías
financiero-exportadoras).
Conclusión (reservando muchas características
centrales de América latina, presentes con la Desigualdad
Social y otras producto a estas políticas
salvajes, viles e inhumanas, solamente señalamos, que nuestro continente tiene la “Clase
Política” más CORRUPTA del MUNDO, envenenada totalmente durante los últimos
30 años de neoliberalismo, por la CORRUPCION que es Estructural e
Histórica, Múltiple, de Alta Complejidad y todo en relación al
copamiento de las Instituciones del Estado y la captura total del Poder. Ahí está la DESIGUALDAD SOCIAL en América Latina, convive, crece, desarrolla
en “unidad indisoluble” con la CORRUPCIÓN y el Modelo de ESTADO
Subsidiario, Precarizado y Autoritario…. Continuará.
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AMÉRICA LATINA, LA DESIGUALDAD
SOCIAL: UN PROBLEMA CON HISTORIA.
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Por
Juan José Paz y Miño*
Fuente.
Prensa Latina jueves 2 de marzo del 2023.
En tiempos de la colonia
Durante la colonia se sancionaron legalmente
las diferencias, sobre principios racistas
y clasistas, de modo que los
“blancos” no solo concentraron el poder, sino que tuvieron privilegios en cargos
públicos, títulos o educación. Los indígenas-y peor los negros esclavos- no solo fueron sometidos y reducidos a condiciones de pobreza
extrema, sino que su fuerza
de trabajo fue permanentemente sobrexplotada.
Los indígenas no podían ascender en la sociedad y tampoco educarse
como lo hacían las castas “superiores”.
Las terribles condiciones de vida y
trabajo de los indígenas y de las
capas más “bajas” de la sociedad colonial, marcaron la estructura social de América Latina.
La independencia: sin cambios
La situación no cambió con las independencias y la constitución de los Estados Nacionales. Por lo menos hasta mediados del siglo XIX se mantuvo la esclavitud, mientras los pobladores fueron excluidos de la “democracia” por no contar con ingresos mínimos ni saber leer o escribir y los indígenas fueron expresamente marginados. La hegemonía de terratenientes y comerciantes permitió que gozaran del privilegio de la riqueza legalmente reconocida. Fueron los liberales y radicales quienes progresivamente cambiaron esas herencias, al reconocer derechos individuales universales y la igualdad jurídica de los ciudadanos, aunque esa ciudadanía censitaria continuó restringida hasta bien entrado el siglo XX.
El
principio de “igualdad” simplemente jurídica y
legal, derivado del pensamiento ilustrado y de la filosofía
republicana, ha predominado durante
el siglo XX, encubriendo las desigualdades sociales que la realidad económica siempre impuso. Ensayistas y politólogos constantemente
denunciaron esas realidades. Pero ha sido
el desarrollo de la economía el que ha permitido ya no solo visualizar las desigualdades sociales, sino medirlas. Sin duda el refuerzo que ha dado la historia económica
ha sido fundamental.
El rol de la economía
La economía no
fue una carrera o especialización autónoma sino desde las décadas de 1920 y 1930,
aunque no en todos los países.
Normalmente los estudios de economía eran reducidos y vinculados a la
formación de los abogados, como también ocurrió largamente con la sociología y la
politología. La “teoría
económica” provenía, sobre todo, de los grandes países capitalistas centrales
y no era raro que a sus autores se
les tuviera como autoridades
indiscutibles. En todo caso, lentamente
comenzaron los
estudios económicos sobre
las realidades nacionales en distintos
países y se levantaron precarias
estadísticas sobre asuntos nuevos,
ya que fueron
tradicionales las estadísticas -muy elementales- sobre comercio exterior y hacienda
pública.
El despegue de la economía latinoamericana está vinculado a los gobiernos “populistas” de las primeras décadas del siglo XX, a las facultades de economía que se fundaron, también a la conformación de bloques mundiales (capitalismo, socialismo y Tercer Mundo) después de la II Guerra Mundial, la creación de organismos internacionales a raíz de los Acuerdos de Bretton Woods, en forma particular a las actividades de la CEPAL creada en 1948 y singularmente a las políticas desarrollistas de las décadas de 1960 y 1970.
Hoy
contamos con una diversidad de estudios sobre
América Latina en los cuales
se ha esclarecido el asunto relativo
a las desigualdades
sociales (https://bit.ly/3EzAGLk), aún antes de los modernos e interesantes
trabajos que ha publicado Thomas Piketty (https://bit.ly/3KA8BHu), en los
que, sin embargo, América Latina está
ausente.
La inequidad en Latinoamérica.
Los estudios contemporáneos han permitido comprender, con mayor profundidad, algunas situaciones. Está muy claro que América Latina sigue siendo la región más inequitativa del mundo; que la ideología neoliberal introducida en la región desde la década de 1980 solo agravó los términos de la desigualdad social; que esa desigualdad continúa afectando la vida y las condiciones de trabajo de amplios segmentos de la población, caracterizados por la pobreza, el desempleo y el subempleo, que afecta sobre todo a las poblaciones indígenas y afrodescendientes.
La pandemia del Covid
incluso agravó las desigualdades sociales, sin que todavía se recuperen las situaciones
anteriores a 2020,
como ha ocurrido en Ecuador, donde las desigualdades incluso se han agravado: mientras en 2019
el ingreso mensual por persona del 5% más rico era 43,28 veces superior al del 5%
más pobre, en 2020 era 59,25% mayor,
en 2021 fue 47,68% y
en 2022 es de 47,72%
(https://bit.ly/3XX6Fw0).
Y el tema es tan significativo que entre
los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible
acordados por las NNUU en 2015 y que
deberían cumplirse hasta 2030,
constan: fin de la pobreza, hambre cero, igualdad
de género, reducción de las desigualdades
(https://bit.ly/2qk9f28)
Desde luego, queda igualmente en claro, que el
cuadro económico de las desigualdades sociales no solo es fruto de un pasado
histórico de exclusiones y explotación humana, así como de concentración de la
riqueza en minorías constituidas como clases dominantes en las distintas
etapas seguidas por los países latinoamericanos, sino que es una realidad derivada del poder en los Estados, captado por esas minorías
ricas.
Por consiguiente, las soluciones al problema de las
desigualdades sociales no pasan únicamente por su reconocimiento teórico y la formulación de políticas económicas destinadas a la redistribución de la riqueza, sino por la reestructuración de las condiciones del poder. Y
esta perspectiva toma cada vez mayor
fuerza en América Latina, de modo que hoy existe un proceso de construcción
y toma de conciencia social-cuya extensión en el tiempo es imprevisible-, sobre
la necesidad de superar las desigualdades sociales y avanzar en la inevitable afectación que ello provocará sobre las
capas concentradoras de la riqueza.
rm/ jpm
*Historiador y analista ecuatoriano.
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