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“Las
mentiras se benefician del peligro de la
deslegitimación del poder popular provocado
por la constancia del repetir y la fuerza de los
ataques sistemáticos y planeados centrados en la defensa de su tradición y proyecto de poder sostenido en lo privado “vendido” como el más maravilloso
símbolo de libertad, mientras lo satánico es lo
público aunque es su botín (López M afirmaba
que la fuente de las fortunas privadas era el estado y Gaitán
señalaba que detrás de cada gran fortuna había un crimen). El otro peligro, adentro del poder popular, es la demora de consolidación de unidad, debilitada a veces por egos personales y
sectores que no cooperan para superar sectarismos, dogmatismos, vanguardismos y
egoísmos del “todo o nada” o del “sin mí nada es posible”.
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MENTIRAS
POLÍTICAS PLANEADAS PARA NO DEJAR GOBERNAR.
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Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez
| 09/03/2023 | Colombia
Fuentes: Rebelión
sábado 11 de marzo del 2023.
En agosto de 1762 Cristophe de Beamont, arzobispo de Paris, lanzó falsas acusaciones contra la persona de Rousseau, quien se vio en la obligación de defenderse
y al tiempo llamar a sus lectores a no fluctuar como un “necio público” que, sin tener claro un porqué, desconfiaba y
pasaba del aprecio al odio. La voz del arzobispo
superaba la fuerza de una odiosa mentira común,
era una voz de alto impacto político, su
capacidad producía daño moral al filósofo y
afectaciones sociales en la convivencia por su capacidad para provocar
divisiones en la opinión y romper hilos del tejido
social. Los nazis encontraron la formula
eficiente de la mentira con la regla de Goebels del Repite
una mentira con suficiente frecuencia y se convertirá en verdad (ilusión de verdad en Psicología).
De la mentira
común, que destruye, pero no influencia a la nación, el personaje más emblemático es el Dr. Mata, del que aún hay imitadores, corrupto sin límite, falsificaba, engañaba, robó y desapareció a sus víctimas, recitaba el
estricto dictamen de la ley, encerró a su madre por enferma y a su esposa por loca, para
negarlas, truculento, mirada abajo,
hábil para ocupar un lugar central
en las fotos y hacerse notar junto a
personalidades como el mismo Gaitán, al final
la cárcel y al descubiertos como falsos
sus honoríficos títulos, su mentira era común,
no trascendió a la nación.
Las mentiras políticas, son concertadas,
planeadas para destruir, tienen honda repercusión
y han acompañado a los sucesivos gobiernos de élites. Durante el Frente Nacional Liberal-Conservador, se
selló con mentiras y responsables en
impunidad la violencia de 1948 a 1960,
con más de
200.000 asesinados; con mentiras
se ocultó el robo de elecciones del presidente Pastrana en 1970; Turbay presidente
mintió al decir que el único preso
político era él, cuando las cárceles
estaban repletas de prisioneros de conciencia y los campos de tortura en su furor. Se falsificó la
información sobre el aparente golpe de estado en la retoma del
palacio de justicia; hubo engaño
por vínculos de políticos
y empresarios con narcotráfico y paramilitarismo. Se repitieron mentiras
con informes de ir ganando la guerra
que se perdía; mentiras en informes
indujeron falsas desmovilizaciones,
falsos atentados y motivaron asesinatos selectivos de
defensores de derechos y líderes y los 6402 falsos positivos. Con mentiras la desaparición forzada de personas por pensar distinto llegó a 120.000 iniciada
con el rapto de Omaira Montoya el 9 de
septiembre de 1977, Alirio Pedraza defensor de
derechos y Heinner
Hurtado estudiante, que son solo 3 nombres en el inmenso desierto de falsedad de cuatro décadas, del que en 2016 la comisión de memoria histórica,
señaló solo de los últimos hechos 2.368 casos con responsabilidad directa de agentes del Estado como
supuesto perpetrador y otros 222 casos por acciones conjuntas entre paramilitares
y agentes del Estado.
Las
mentiras políticas del presente tienen como
propósito deslegitimar al poder popular y
legitimar a la oposición que parece
dispuesta a impedir gobernar, con falsedades
que edifican odio, extienden
la venganza,
desvirtúan la política
de contrarios, crean desconfianza hacia
el gobernante y tienden a separar,
fracturar, herir de muerte la posibilidad
de los cambios pactados. Lo
común de la mentira
política se fabrica en bodeguitas, allí se diseñan y aplican bots, perfiles falsos en redes, face, Twitter, que replican, repiten, las mentiras. Las mentiras
políticas son calculadas, organizadas, difundidas para crear ambientes de tensión y ruptura según el interés de las élites e impedir el
ejercicio del poder popular hasta ahora negado. Rousseau
aducía que las mentiras tienen fuerza
porque los humanos renuncian a
su libertad
a cambio de una existencia
tranquila, y que este es el trueque, al que
muchos parecen haber asentido de buena gana, haciendo silencio ante las falsedades.
Expertos o Mentirosos Profesionales.
***
Las mentiras políticas están destruyendo instituciones, tejido social y convivencia, son hoy armas letales de amplia capacidad de daño, de guerra sucia, son más que difamación o injuria. Culturalmente es indispensable volver a la idea de libertad acordada en 1789, para que nadie vuelva a ser dueño de otro, ni pueda comprar ni vender humanos, ni usarlos como cosas. Perder esa libertad es permitir que los derechos de la humanidad permanezcan atados al poder ascendiente de feudalismos y monarquías y abonarles el terreno para que con mentiras aseguren el miedo eliminando la razón critica, la ética como principio, la capacidad de ejercer ciudadanía e impidan apreciar el bello hecho de ser humanos y vivir como humanos sin temores, miserias, ni patrones.
Contra los falsificadores
de la política, hay que volver
pronto a ratificar el pacto de poder popular,
entre el gobierno Petro-Francia, y las organizaciones sociales y políticas por la
unidad centrada en la defensa de la vida con dignidad y del estado de
derecho afirmado en la constitución de 1991. En ese pacto de poder popular, al gobierno corresponde poner al alcance de
los sectores populares las herramientas del estado para adelantar la aplicación de la constitución de 1991, y a los sectores populares (movimientos
sociales, izquierda, victimas, personalidades, grupos étnicos, indígenas,
campesinos, sindicatos, organizaciones, procesos, jóvenes, otros), actuar como uno más, acompañar al gobierno y su política de
reformas con voluntad de acción para organizar y
fortalecer la unidad en las bases,
sin que eso implique diluirse en el estado ni constituirse gobierno. Los partidos y organizaciones
de centro hacia la extrema derecha en oposición (incluidos
grupos económicos y altos cargos aun en ejercicio) tienen la obligación en democracia de cumplir los
compromisos
constitucionales, respetar al
gobierno, a sus funcionarios y a su programa y bajo ningún pretexto pueden mentir para generar pánico o fomentar una insurrección
antisistema.
El contrato social hacia
la construcción de poder popular compromete a
cada persona con todos los demás, convoca a mantener la confianza y dedicar esfuerzos y tiempos a promover e impulsar la solución de las demandas necesarias y urgentes que
impiden vivir tranquilos con libertades,
y disposición para salir de la situación
vergonzante de violencias y barbarie recibida de la seguridad democrática que a
2022 contaba 92 masacres, 116 líderes asesinados, 120.000
presos hacinados, desplazamientos y desigualdad
extrema como lo ratifica Naciones Unidas, en su último informe.
Mentir para
infundir venganza, odio o
tratar de lavar con más sangre los delitos, rompe el pacto constitucional
entre gobierno oposición, que ya no es el del Frente Nacional, de liberales y conservadores de una misma élite dividida
en dos. Los partidos afuera del
poder siguen como si nada hubiera ocurrido en elecciones, adelantan su agenda, con
lo cual están condenando al país a mantener su desgracia de eternas tradiciones y violencias. Los
responsables de las mentiras políticas, tienen que ser conminados con urgencia
por los sectores populares a “dejar gobernar”, porque
“No
es posible seguir imaginando la vida en una sociedad de humanos tramposos, malvados y ladrones entre quienes el
asesinato, la calumnia y el fraude se devuelven con casi toda impunidad; a
quienes lo público apenas les interesa para volverlo suyo, tomar la mejor
parte” (Rousseau).
Las mentiras se benefician del peligro de la deslegitimación del poder
popular provocado por la constancia del repetir y
la fuerza de los ataques sistemáticos y planeados centrados en la defensa de su
tradición y proyecto de poder sostenido en lo
privado “vendido” como el más maravilloso símbolo de libertad, mientras lo satánico es lo público aunque es su botín (López M afirmaba que la fuente de las fortunas privadas era el estado
y Gaitán señalaba que detrás de cada gran fortuna había un crimen).
El otro peligro, adentro del poder popular, es
la demora de consolidación de unidad, debilitada
a veces por egos personales y sectores que no cooperan para superar
sectarismos, dogmatismos, vanguardismos y egoísmos del “todo
o nada” o del “sin mí nada es posible”.
P.D.
Despolarizar en la izquierda
suele ser más difícil que con las derechas (B. de Sousa),
pero avanzar en la unidad popular el mejor remedio contra las mentiras y el antídoto para la
deshonra.
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