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La
Nación Humana Universal. Un
aspecto poco atendido, en este reino
temporal signado por la inmediatez, es el punto de vista histórico más
extendido. Desde esta perspectiva, el BRICS+6 va
logrando con la inclusión de sus nuevos miembros agrupar
a varias de las principales civilizaciones de la
historia humana. Las milenarias acumulaciones de
Egipto, China, India y el mundo persa,
los enormes aportes de los pueblos eslavos y de
la estepa siberiana – un concentrado a su vez de
los modos de vida de muchos pueblos, a través de
la participación de Rusia, la de Etiopía y Sudáfrica,
dos espacios considerados cunas de la humanidad, la
articulación con la nación árabe y la contribución de los pueblos y culturas latinoamericanas y afroamericanas forman un mosaico,
aún incompleto, que deja entrever el entrelazamiento y la renovación creativa
de fuentes míticas profundas. En el marco declarado de
colaboración entre los gobiernos y en el fortalecimiento en las relaciones entre los pueblos que se desprenderán de la
acción en común, hay un germen en crecimiento
que irá mucho más allá de un multipolarismo reactivo a
la dominación unipolar. Es la emergencia de la primera
civilización planetaria de la historia, que, de adoptar un carácter de verdadera horizontalidad, inclusión, emancipación e
igualdad creciente de oportunidades, se convertirá en el cimiento de una Nación Humana Universal. De esta
manera, el Ser Humano dejará atrás la
prehistoria violenta, encaminándose a continuar en
conjunto su camino de liberación como especie.
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¿QUÉ
CRECE CON EL BRICS?
Impacto Geopolítico, Social e
Histórico.
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Por Javier Tolcachier | 28/08/2023 | Otro mundo es posible
Fuentes: Rebelión
lunes 28 de agosto del 2023.
En su
reciente XV Cumbre en Johannesburgo, el bloque
económico constituido por Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica, anunció la invitación a sumarse como miembros de pleno
derecho a seis nuevos países: Argentina, Arabia
Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía y el Irán, que
concretarán su ingreso a partir del 1° de enero de
2024.
Más de 40
países habían señalado su intención de sumarse a
este grupo y veintitrés han postulado ya formalmente a su incorporación. Fundado en 2009 y ampliado con Sudáfrica en 2010, el BRICS acomete
ahora una etapa de expansión que amerita comprensión en cuanto a su impacto geopolítico, pero también social
e histórico.
Uno de los
interrogantes, que podría indicar el derrotero
de esta asociación que ya agrupa al 46% de la
población mundial, es el criterio por el que se han elegido los nuevos miembros
y la posible proyección de nuevas admisiones.
Como ante
cualquier pregunta, las aristas son múltiples, por lo que bien viene
desgranarla desde distintos puntos de vista.
El
punto de vista económico
No hay duda
que entre las prioridades consideradas
por los gobiernos actuantes, están las posibilidades de fortalecimiento
de las economías del bloque, que en conjunto con los nuevos ingresantes sumarán alrededor del 36% del PBI global.
Un punto
esencial, declarado y ya puesto en marcha a través de distintos convenios, es la intención de prescindir de la moneda
estadounidense
en el comercio
bilateral. El alcance de esta medida,
sumada a la posibilidad en estudio de una divisa de intercambios
compuesta por una canasta de monedas
denominada R5
(por las iniciales de las denominaciones
nacionales: real, rublo, rupia, renminbí (yuan) y rand),
constituye un serio desafío a la
hegemonía monetaria del dólar establecida luego de los acuerdos de Bretton Woods.
La
utilización del dólar, que sucedió a la
libra esterlina como
moneda de referencia y que desde 1971 abandonó el respaldo en oro, ha
permitido a los EEUU no solamente ahorrar costos
de conversión e influir a través de la fijación de tasas de interés de la Reserva Federal en la economía
mundial, sino también permitirse y financiar parcialmente un déficit inmenso a través de la emisión
de su propia moneda, dos condiciones que
imponen habitualmente en sentido inverso los organismos crediticios internacionales
bajo su égida a los demás países.
Para ofrecer
alternativas en este sentido el BRICS ha creado una nueva
entidad de financiamiento llamada Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por
sus siglas en inglés) con sede en Shanghái, colocando a la ex primera mandataria del Brasil Dilma Rousseff como su presidenta.
Desde la perspectiva del interés de desarrollo económico, esta fuerte ampliación del bloque contempla ante todo la posibilidad de
garantizar el acceso en condiciones favorables a
fuentes de energía. Salvo Rusia y en
menor medida Brasil, los otros
países del BRICS
dependen de la importación de energías no renovables como el petróleo y el gas, mientras que Irán, Arabia Saudita y los Emiratos están entre
los principales proveedores mundiales de
crudo. Argentina ha
crecido como productor de gas
natural y de esquisto, siendo
también un gran exportador
de alimentos y principal reservorio – junto a Chile y Bolivia –
de litio, considerado el nuevo “oro blanco”.
Por otra parte, al ser China la economía más grande del grupo y uno de los principales propulsores de la ampliación del BRICS, estos pasos deben analizarse en paralelo a la concreción de los proyectos de infraestructura contenidos en la Iniciativa de la Franja y de la Ruta (BRI, Belt and Road Initiative).
Nueva
infraestructura para antiguos senderos
Esta
iniciativa, que ya cumple diez años desde que Xi
Jinping la anunciara en una vista oficial a Kazajistán, ha concitado a la fecha el interés de 155 países, que en
diversas formas se han asociado o la
apoyan. Se trata de un gigantesco
proyecto de infraestructura que pretende compensar los déficits de conexión que dificultan el comercio multilateral. Trazada sobre las antiguas rutas comerciales que recorrieran por tierra las caravanas a través de la Ruta de la Seda y recreando el periplo
marítimo del almirante Zeng He durante la
dinastía Ming, la BRI contempla la construcción o mejoramiento de puertos, ferrocarriles, rutas, enclaves
industriales, incluyendo fuentes de abastecimiento de agua y energía y
conectividad digital en muchos países del Sur global cuya carencia torpedea sus posibilidades de
intercambio de productos y servicios.
Si bien
concebido desde China para favorecer la
multiplicación de sus posibilidades comerciales, invertir, expandir las
actividades económicas
de sus propias empresas y también posibilitar el desarrollo de su interior
económicamente deprimido, este proyecto
modifica radicalmente el mapa de las vías
de comunicación mundial cuyo sello inequívoco fue estampado por los intereses y necesidades de las otrora potencias coloniales.
Efectos
colaterales de no menor importancia son la necesidad de mantener la paz en los territorios involucrados para
poder avanzar sin tropiezos en la
construcción, pero también el fuerte
nivel de nuevo endeudamiento que siempre implican las inversiones en infraestructura. Por otra parte, la transferencia de tecnología y capacitación en su manejo,
también conlleva la dependencia en la
instalación de estándares tecnológicos, lo cual se evidencia en la dura resistencia de Occidente al
desafío que esto supone a su anterior
supremacía en este campo.
Un
tramo crucial de la sección marítima del proyecto que conecta al Sudeste Asiático con los puertos
de Estambul y Atenas, portales de
conexión a distintos puntos de Europa, es el que atraviesa el Mar Rojo, cuyos puntos
de entrada y salida son Djibouti,
donde China mantiene
una base militar, y el canal de Suez bajo administración egipcia. Etiopía, otro de los nuevos invitados al BRICS, que perdió su salida al mar desde la independencia de Eritrea, mantiene su comercio exterior a través de una línea de ferrocarril construida por China que
conecta su capital Adis Abeba con el puerto de Djibouti.
La
reestructuración geopolítica
De
fundamental importancia en estos tiempos de rediseño del mapa geopolítico global y una evidente transición a la
multipolaridad, es notar que ninguno de los nuevos miembros del BRICS pertenece a la OTAN,
ni es un asociado global, lo que quizás explica
por qué Turquía, también interesado
en la asociación y polo económico
ascendente, no está entre los elegidos,
al menos de momento.
Por otro
lado, tanto Arabia Saudí como los Emiratos Árabes Unidos son tradicionales aliados
militares de los Estados Unidos en Medio Oriente, papel rector que viene siendo eclipsado
por China en sus esfuerzos de mediación para la paz coronados por el reciente acuerdo entre los gobiernos
teocráticos saudita e iraní. Ambos países a su vez tienen históricas diferencias con Israel, considerado un enclave con arsenal nuclear de influencia directa
de los Estados Unidos en la región,
lo que explica la búsqueda de
equilibrios.
Asimismo, el
hecho de que Etiopía alberga la sede de la muy
activa Unión Africana, que reclama y ejerce una
influencia diplomática clave en asuntos internos del África,
suma elementos en la comprensión de su inclusión en el BRICS+6.
Argentina,
por su parte, ha sido junto a Brasil bajo los
gobiernos progresistas un importante motor de instancias de integración
regional soberanas como UNASUR o CELAC, lo que
fortalece el signo multipolar y opuesto a la
pretendida exclusividad de dominio estadounidense o eurocentrista sobre América Latina. El país
sudamericano ha sido con Egipto, país fundador del Movimiento de No
Alineados, un defensor histórico de un
mayor equilibrio en la gobernanza global.
Justamente la ampliación del BRICS obedece en gran parte a la imperiosa necesidad de reformular el funcionamiento de instituciones internacionales como la ONU, cooptadas en la práctica por el peso que continúan teniendo en su financiamiento los Estados Unidos de América.
La
diversidad cultural y la mundialización
La
apropiación imperial de los últimos siglos ha impuesto modelos de neto corte occidental, sometiendo a los pueblos a una
relativización o incluso negación del aporte de sus culturas
al proceso humano.
La
conformación y expansión de un bloque de países de
raíces culturales diversas como los BRICS+6 configuran
no solo una reacción al continuismo neocolonial en
términos económicos y políticos, sino también la elevación de otros moldes de
pensamiento y conducta a un nivel de paridad,
fortaleciendo así la diversidad.
La
mundialización en curso, entendida como proceso hacia el cual tienden a
converger las diferentes culturas sin perder por
esto su estilo de vida y su identidad[1], es muy diferente a la globalización, corriente homogeneizadora impulsada por
el imperialismo, los grupos financieros y la
banca internacional. Desde la perspectiva mundializadora, es coherente la
aparición de nucleamientos como el BRICS+6 e
instituciones asociadas que permitan una interacción
formal y actúen a su vez como foro de interlocución y polo influyente a escala global.
A todas
luces, el nuevo alcance de esta asociación emergente de una reacción cultural global a los intentos de uniformizar
el mundo según las apetencias corporativas occidentales,
supone una apertura importante a distintas posibilidades de autonomía relativa
y relación entre los pueblos, sin mediaciones
paternalistas.
Las
sombras del BRICS
A nadie
escapan las características autoritarias y fuertemente identitarias de los
gobiernos que conforman hasta la fecha el BRICS, características que han
servido al Occidente global para denostarlos
como regímenes poco o nada democráticos.
Más allá de
que Argentina sostiene una democracia al estilo
liberal desde 1983 y Etiopía, cuyo proceso de
democratización es muy reciente, los demás nuevos
socios no parecen escapar al esquema de fuerte rechazo y represión a
todo tipo de disidencia interna.
Aunque sea
poco grato constatarlo, una tesis probable es que
la emergencia de gobiernos fuertemente centralistas y
poco tolerantes a la divergencia interna -sobre
todo si esta es apoyada desde el exterior – sea consustancial a la necesidad de
oponer un frente firme a la dominación neocolonial.
Aun
así, poniendo entre paréntesis los reales obstáculos que en estos países obstruyen la libertad de elección personal y colectiva
y oprimen inaceptablemente a quienes no comulgan con las ideologías gobernantes, podría preguntarse, no sin un
gusto amargo en la boca de un humanista, si
estos rasgos de intolerancia no son el reflejo de
una voluntad popular mayoritaria.
Sin duda que
las rasantes transformaciones de los últimos
años, la asfixia sistémica y la falta de consulta a los
pueblos sobre sus aspiraciones profundas influyen
poderosamente, llevando a muchos a identificarse
con actitudes reaccionarias o a afirmarse en la diferencia,
como es el caso de los nacionalismos o el fundamentalismo religioso. Mucho más, si ven que, más allá de estos
rasgos, la situación social en algunos lugares, como en China, ha mejorado para millones de personas.
Y en cuanto a espíritu antidemocrático se refiere, cabe señalar
que ninguno de los críticos gobiernos occidentales le va en zaga a los del BRICS, ya que la acumulación de poder en manos de grandes corporaciones y fondos de inversión, impide
que las votaciones sean calificadas como reales
elecciones de los pueblos, posibilitando verdaderas alternativas
sistémicas.
Ciertamente
esta es una etapa de la humanidad en la que todo
comportamiento violento requiere ser superado, aunque estas nociones de futuro válido encuentren resistencia en
hábitos añejos.
En ese sentido, son las mismas poblaciones las que habrán de trabajar en la modificación de sus paisajes interiores, lo que a su vez repercutirá positivamente en el tipo y modelo de organización social que libremente elijan.
La
Nación Humana Universal
Un aspecto
poco atendido, en este reino temporal signado
por la inmediatez, es el punto de vista histórico más extendido. Desde esta
perspectiva, el BRICS+6 va logrando con la
inclusión de sus nuevos miembros agrupar a
varias de las principales civilizaciones de la historia
humana.
Las milenarias acumulaciones de Egipto, China, India y el mundo persa, los enormes aportes de los pueblos eslavos y de la estepa
siberiana – un concentrado a su vez de los modos de vida de muchos pueblos, a través de la participación de Rusia, la de Etiopía y Sudáfrica, dos espacios
considerados cunas de la humanidad, la articulación con
la nación árabe y la contribución de los pueblos
y culturas latinoamericanas y afroamericanas
forman un mosaico, aún incompleto, que deja
entrever el entrelazamiento y la renovación creativa de fuentes míticas
profundas.
En el marco
declarado de colaboración entre los gobiernos y
en el fortalecimiento en las relaciones entre los
pueblos que se desprenderán de la acción en
común, hay un germen en crecimiento que irá mucho más allá de un multipolarismo reactivo a la dominación unipolar.
Es la emergencia de la primera civilización planetaria
de la historia, que, de adoptar un carácter de verdadera
horizontalidad, inclusión, emancipación e igualdad creciente de
oportunidades, se convertirá en el cimiento de una
Nación Humana Universal.
De esta
manera, el Ser Humano dejará atrás la
prehistoria violenta, encaminándose a continuar en
conjunto su camino de liberación como especie.
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Javier Tolcachier es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y
comunicador en agencia internacional de noticias Pressenza
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