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“Aporto algunas referencias a lo que viví directamente: las movilizaciones
obreras en SEAT de 1969 a 1975 y las huelgas generales sectoriales o territoriales de aquellos
años como expresión de los movimientos
sociopolíticos de masas y de la crisis revolucionaria del “momento
histórico”. Termino expresando mis dudas sobre el carácter actual “sociopolítico” de la “Confederación Sindical de CCOO”, como se afirma en sus estatutos, que por otra parte
cumple plenamente las funciones de sindicato “tradeunionista”, como
Lenin calificaba la lucha “económica”. Junto con las reflexiones que
resultaron del desarrollo de lo apuntado en estas líneas, cerré mi intervención en el mencionado “Congreso Lenin”
con una anécdota del año 1969. En la RDA (Alemania Oriental), en un encuentro con
dirigentes de la “nomenklatura” del partido allí
“dominante”, el SED (PC de la RDA), abordamos lo inevitable un año
después de la invasión de Checoeslovaquia por
los tanques del Pacto de Varsovia aplastando el intento checo de construir un “sindicalismo de
rostro humano”. Les mencioné la legitimidad “según Lenin” de las huelgas obreras en un “Estado proletario”. Ante su escándalo y firme negativa,
les señalé la autoridad de la cita (con la que comienzo estas notas) que se
encontraba, les dije, “en el Tomo 32 de las Obras
Completas de Lenin” (lo que yo había
descubierto, pero no se lo mencioné, en una referencia de Roger Garaudy en su interesante librito “Lenine” de “Presses
Universitaires de France” de 1968). Sorprendidos al encontrarla,
terminó la discusión, aunque supongo pasarían la adecuada nota a la Stasi. Considero
que la “cuestión
sindical” es de las menos trabajadas por parte de los estudiosos
de las obras de Lenin (con la mía sólo hubo otra
entre las más de 50 ponencias y comunicaciones
en los 3 días del “Congreso”). Su
actualidad merece un mayor trabajo
individual y colectivo, a lo que intento
contribuir con mi intervención en ese encuentro y con estas notas.
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LENIN Y «LA CUESTIÓN SINDICAL»
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Por Isidor
Boix | 03/07/2024 | Economía
Fuentes: Nueva tribuna.
Fuentes.
Revista Rebelión jueves 4 de julio del 2024.
En
los días 26, 27 y 28 de junio se ha desarrollado en Barcelona,
en la Facultad de Filosofía de
Barcelona y en el Institut
d’Estudis Catalans, el “Congreso Internacional Lenin» (1),
al que he presentado una “comunicación” que he llevado al
papel y a la blogosfera con las notas que se
encuentran en mi blog y a partir de las cuales publico
éstas más breves.
Para
este trabajo he tomado como referencia principal unas citas del debate entre Lenin y
Trotski sobre “los sindicatos”
en los primeros años de la Revolución de
Octubre.
Afirmaba Lenin: “Los sindicatos… no
podrán perder aún en muchos años una
base como la ‘lucha
económica’ no de clase,
en el sentido de lucha contra las
deformaciones burocráticas de la administración soviética, en el sentido
de defensa de los intereses
materiales y espirituales de la masa de los trabajadores…” (2), legitimando la “lucha
huelguística en un Estado
con un poder estatal proletario …”.
Lenin confrontaba con ésta y otras consideraciones con
el planteamiento de Trotski quien
afirmaba:
“la voluntad perfectamente justa y legítima de concentrar la gestión de la industria en manos de los sindicatos … (lo que) significa que los sindicatos deben convertirse en aparatos del estado obrero” (3), y “…los sindicatos … (han de) ser capaces de cumplir la nueva tarea que les ha planteado la revolución proletaria …: organizar la producción” (4).
Un
debate siempre importante sobre la función del sindicato,
mucho más en aquellos años tras la toma del poder por
los “soviets”,
y en plena guerra civil para asentar el poder que emergió de la Revolución de Octubre.
Una primera reflexión: no es posible “organizar la producción” y
a la vez la “lucha
huelguística” en defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores por parte de una
misma organización, los
sindicatos. Un debate que abordo en mi intervención desde los
planteamientos políticos y académicos de la época y alguno posterior (Lenin, Trotski, Bujarin, Zinoviev, Martov, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Lukács, Garaudy, Carrillo y
Sartorius), así como de mi experiencia política en los órganos de dirección del
PCE y del PSUC de
1969 a 1975, y mi actividad sindical y sociopolítica a
partir de 1966.
Me ha interesado en particular la reflexión sobre papel de los “soviets” y su clara diferenciación con el “sindicato” en aquel momento, tras la victoria de la reivindicación bolchevique de “todo el poder a los soviets”. Los soviets como vocación original de la conquista del poder, y los sindicatos para la conquista de las reivindicaciones inmediatas de mejora de las condiciones de trabajo, pudiendo coincidir ambos cuando sus objetivos se entrelazan hasta su posible fusión en momentos de crisis revolucionaria. Y el “partido” como instrumento de vanguardia necesario, necesario instrumento de dirección. Con ello la relación entre las tres formas de organización de la clase trabajadora, dos de las cuales, sindicatos y partido, Gramsci caracteriza como de carácter “privado” y de permanente necesidad en una sociedad de clases, mientras que la tercera, los soviets, es de carácter “público”
A
partir de ello y otras consideraciones, entiendo necesario cuestionar la
función de los soviets tras la conquista del poder, convertidos en órganos del Estado, del Estado siempre
como expresión del dominio de una clase, con
la que parece inevitable degeneración burocrática
que lleva a la confrontación con los intereses inmediatos de la clase trabajadora, también en el Estado “proletario”. Los soviets
permanentes, no revocables en la práctica a pesar de su teoría
originaria, convertidos en la base de regímenes
burocrático-dictatoriales, de poder político y económico de la “nomenklatura”. Así sucedió en la URSS y luego en China, Cuba,
Vietnam, Venezuela, …, con sus similitudes y también notables
diferencias.
Consideraciones
que enlazan con las que formuló Gramsci al considerar las
condiciones, las funciones y la relación de independencia entre soviets y sindicatos en la etapa prerrevolucionaria. Afirma Gramsci en “Ordine Nuovo”, en su editorial del 12 de junio 1920 titulado “Sindicatos y Consejos” (con
la denominación “consejos” equivalente al “soviets”):
“… , el sindicato se
vuelve capaz de contraer acuerdos,
de asumir compromisos: así eso fuerza
al empresario a aceptar una legalidad en su trato con el obrero”
mientras que “El Consejo es la negación de la legalidad industrial, tiende a destruirla en cada instante …”., subrayando de
hecho, entiendo, su carácter coyuntural.
Las consideraciones anteriores me llevaron también a un
apunte sobre los debates en el ámbito del PSUC y
del PCE de
los años 70 del siglo pasado, sobre la Huelga Nacional Pacífica (HNP) (consigna
que, con la distancia temporal y los matices que se quiera, puede asimilarse a la
de “todo el poder a los soviets”) y la Huelga General Política (HGP), ésta como motor de
aquella. Con el papel de las “comisiones obreras” como movimiento sociopolítico de masas (movilización
social en la que la exigencia de las libertades, de cambio
político del poder, se había convertido
en una reivindicación de masas “inmediata” en el marco de la crisis revolucionaria que vivimos en el tardofranquismo) y sobre
la propuesta fracasada de un Congreso Sindical Constituyente para
construir un sindicalismo
unitario (como propuesta también “para la ruptura democrática”, no “para después” de ésta).
Aporto
algunas referencias a lo que viví directamente:
las movilizaciones obreras en SEAT de 1969 a 1975 y las huelgas generales sectoriales o territoriales de aquellos
años como expresión de los movimientos
sociopolíticos de masas y de la crisis revolucionaria del “momento
histórico”. Termino expresando mis dudas sobre el carácter actual “sociopolítico” de la “Confederación Sindical de CCOO”, como se afirma en sus estatutos, que por otra parte
cumple plenamente las funciones de sindicato “tradeunionista”, como
Lenin calificaba la lucha “económica”.
Junto
con las reflexiones que resultaron del desarrollo de lo apuntado en estas
líneas, cerré mi intervención en el mencionado “Congreso Lenin”
con una anécdota del año 1969. En la RDA (Alemania Oriental), en un encuentro con
dirigentes de la “nomenklatura” del partido allí
“dominante”, el SED (PC de la RDA), abordamos lo inevitable un año
después de la invasión de Checoeslovaquia por
los tanques del Pacto de Varsovia aplastando el intento checo de construir un “sindicalismo de
rostro humano”. Les mencioné la legitimidad “según Lenin” de las huelgas obreras en un “Estado proletario”. Ante su escándalo y firme negativa,
les señalé la autoridad de la cita (con la que comienzo estas notas) que se
encontraba, les dije, “en el Tomo 32 de las Obras
Completas de Lenin” (lo que yo había
descubierto, pero no se lo mencioné, en una referencia de Roger Garaudy en su interesante librito “Lenine” de “Presses
Universitaires de France” de 1968). Sorprendidos al encontrarla,
terminó la discusión, aunque supongo pasarían la adecuada nota a la Stasi.
Considero
que la “cuestión
sindical” es de las menos trabajadas por parte de los estudiosos
de las obras de Lenin (con la mía sólo hubo otra
entre las más de 50 ponencias y comunicaciones
en los 3 días del “Congreso”). Su
actualidad merece un mayor trabajo
individual y colectivo, a lo que intento
contribuir con mi intervención en ese encuentro y con estas notas.
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Notas:
(1) https://leninconference.cat/ca/
(2) Lenin: “Insistiendo sobre los sindicatos, el momento
actual y los errores de Trotski y Bujarin”, Obras Escogidas, Tomo III, Editorial
Progreso, Moscú 1961, pag. 583.
(3) Trotski: Obras Escogidas, Edicions Internacionals Sedov,
Valencia 2022, pags. 81 y 85
(4) Tesis 8 de su Plataforma (con Bujarin y otros) para el VIII
Congreso de los Soviets y el X del PCR (bolchevique)
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