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Para entender
bien al kirchnerismo tenemos que tener en cuenta tres cosas: la primera es que hubo una
reconstrucción de la estructura estatal pero con asistencia a los empobrecidos,
con avances democráticos y mejoras sociales. Es importante tener en cuenta estos
componentes porque sino uni-lateralizamos el análisis. El kirchnerismo no reconstruyó
el Estado a los palos, empobreciendo a la población, sino que lo hizo a través
de importantes concesiones sociales y
democráticas. No hay que perder de vista en ningún momento este elemento. El segundo
aspecto que me parece importante es que lo
hizo con un régimen político que retoma algunos elementos del primer peronismo como la reconstrucción fuerte de la autoridad presidencial, la
utilización de un contexto económico favorable para otorgar ciertas mejoras
sociales pero con una diferencia clave que es la relación con la clase obrera. Esa relación
privilegiada que había con los trabajadores en los 50’, en una situación inédita en el mundo por los logros del proletariado argentino, no
es el kirchnerismo actual que de alguna manera convalida la fractura de los
trabajadores empobrecidos e integrados y ha buscado un distanciamiento fuerte
con los sindicatos para congraciarse con los grupos
capitalistas.
La intención de Cristina es avanzar hacia
una construcción política propia. El tercer elemento sería que
es un gobierno de centro-izquierda. Utilizo
este término en el sentido de este alineamiento clásico de América Latina para señalar que tiene más semejanzas con Lula, Dilma, Tabaré o Mugica que con
los gobiernos derechistas como Piñera o
los gobiernos antiimperialistas
radicales como Evo Morales o Chávez. También hay un elemento específico
nacional que consiste en retomar la idea de la renovación cafierista en el sentido de construir un proyecto político que esté distanciado del peronismo
tradicional, del aparato justicialista. Es el proyecto de la transversalidad que le ha permitido al kirchnerismo
forjar un frente político con sectores progresistas que tradicionalmente no
adherían al peronismo. En esto siempre ha habido idas y vueltas. En los
momentos de mayor respiro político, tanto Néstor
como Cristina, avanzaron en esta construcción de una estructura propia y en
los momentos de crisis se han recostado nuevamente en los gobernadores, en los
barones del Gran Buenos Aires y en el peronismo tradicional, pero claramente la
intención de Cristina es avanzar hacia una construcción política propia que
retome estos elementos de fusión del
progresismo con el peronismo que inició Cafiero y después siguió Chacho Álvarez
y que ahora retoma este gobierno.
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Dra. Cristina Fernández de Kirchner Presidenta reelecta de Argentina. Su gobierno "progresista" se conduce hacia la construcción del capitalismo de estado o profundiza el proceso político hacia el "socialismo del siglo XXI".
***
"Hay una diferencia radical entre
Néstor, Cristina y Chávez por el Socialismo del siglo XXI".
Entrevista a Claudio Katz acerca de su
“Anatomía del Kirchnerismo”
*****
Mario Hernández.
Rebelión jueves 28 de febrero del 2013.
Mario Hernandez (MH): Hoy voy a tener la
oportunidad de estar dialogando sobre tu último trabajo, “Anatomía del
kirchnerismo”. Recomiendo su lectura completa. Yo me voy a centrar en algunos
aspectos que son los que personalmente más me han interesado.
Hacés referencia a 3 conceptos claves para
comprender al kirchnerismo:
1) La reconstrucción del
Estado capitalista
2) El régimen neopopulista
3) Un gobierno de
centroizquierda
Respecto del primero de estos ejes señalás que el
kirchnerismo ha buscado gestar un Estado capitalista serio, una suerte de
recreación de la burguesía nacional. Mi pregunta sería ¿qué éxito ha tenido?
Cladio Katz (CK): Muy lejos de lo que ellos esperaban porque
la expectativa del gobierno a reconstruir el Estado capitalista al servicio de
los grupos económicos tradicionales era que iba a dar lugar a otro tipo de
capitalismo, no al que llevó a la crisis del 2001 sino que iba a inaugurar una
modalidad económica distinta. Diez años después vemos que la idea de un
capitalismo serio, diferente al anarco-capitalismo liberal sigue siendo
imaginaria dado que no existe ningún modelo en el mundo. El ideal alemán o el
de los países asiáticos es el que está hoy en discusión y sobre todo podemos
observar que los problemas tradicionales de la economía argentina, una vez
concluida la etapa de recomposición del poder adquisitivo de la población, de
agotamiento de la capacidad ociosa, vuelven a emerger los desequilibrios tradicionales,
especialmente centrados hoy en día en dos puntos centrales: la inflación y el
desequilibrio de las cuentas públicas.
El gobierno, como en el pasado, ha vuelto a
utilizar los recursos del Estado para subvencionar a los grandes grupos
nacionales con la expectativa que inviertan pero, en los hechos, han mantenido
la norma de fugar capital, remarcar precios, utilizar el dinero de las
subvenciones estatales para su propio patrimonio, por lo tanto, han recreado
los problemas tradicionales del capitalismo argentino. En este punto no cabe
ninguna duda que la expectativa inicial del gobierno no ha quedado satisfecha.
MH: Hay una afirmación fuerte en esa primera parte de
tu trabajo donde señalás que los problemas actuales son consecuencia del propio
modelo y no meros resabios de los años 90.
CK: La idea que todos los inconvenientes de la
economía argentina provienen de un legado se podía sostener, quizá, en los
primeros años, en los momentos iniciales del modelo, transcurrida una década
resulta poco consistente atribuir, por ejemplo, la crisis ferroviaria al legado
del menemismo cuando es evidente que en esa materia hubo más continuidades que
rupturas.
Es el mismo argumento que se suele utilizar con la
crisis internacional. Es un comodín que aparece como un elemento para
justificar una u otra medida y no tomar en cuenta que los desequilibrios
actuales provienen de las propias limitaciones de un modelo neo-desarrollista
que pretende reconstruir la burguesía nacional, recomponer el proyecto
industrializador, pero que no ha tenido ningún éxito en lograrlo.
El kirchnerismo no reconstruyó el Estado
a los palos
MH: Me llamó la atención de este concepto acerca de la
reconstrucción del Estado capitalista cuando señalás que de alguna manera el
kirchnerismo retoma el proyecto de la renovación peronista que encabezó Antonio
Cafiero en los ’80.
CK: Para entender bien al kirchnerismo tenemos que
tener en cuenta tres cosas: la primera es que hubo una
reconstrucción de la estructura estatal pero con asistencia a los empobrecidos,
con avances democráticos y mejoras sociales. Es importante tener en cuenta
estos componentes porque sino uni-lateralizamos el análisis. El kirchnerismo
no reconstruyó el Estado a los palos, empobreciendo a la población, sino
que lo hizo a través de importantes concesiones
sociales y democráticas. No hay que perder de vista en ningún momento este
elemento.
El segundo aspecto que me parece
importante es que lo hizo con un régimen
político que retoma algunos elementos del primer peronismo como la
reconstrucción fuerte de la autoridad presidencial, la utilización de un
contexto económico favorable para otorgar ciertas mejoras sociales pero con una
diferencia clave que es la relación con la clase
obrera.
Esa relación privilegiada que había con los trabajadores
en los 50’, en una situación inédita
en el mundo por los logros del
proletariado argentino, no es el kirchnerismo actual que de alguna manera
convalida la fractura de los trabajadores empobrecidos e integrados y ha
buscado un distanciamiento fuerte con los sindicatos
para congraciarse con los grupos
capitalistas.
Dr. Claudio Katz: Existe un consenso de todas las clases dominantes del mundo para enfrentar la crisis con mayores atropellos a los trabajadores.
***
La intención de Cristina es avanzar hacia una construcción política
propia.
El tercer elemento sería que es un gobierno de centro-izquierda.
Utilizo este término en el sentido de este
alineamiento clásico de América Latina
para señalar que tiene más semejanzas con Lula,
Dilma, Tabaré o Mugica que con los gobiernos derechistas como Piñera o los gobiernos antiimperialistas radicales como Evo
Morales o Chávez.
También hay un elemento específico nacional que
consiste en retomar la idea de la renovación
cafierista en el sentido de construir
un proyecto político que esté distanciado del peronismo tradicional, del
aparato justicialista. Es el proyecto de
la transversalidad que le ha permitido al kirchnerismo forjar un frente
político con sectores progresistas que tradicionalmente no adherían al
peronismo.
En esto siempre ha habido idas y vueltas. En los
momentos de mayor respiro político, tanto Néstor
como Cristina, avanzaron en esta construcción de una estructura propia y en
los momentos de crisis se han recostado nuevamente en los gobernadores, en los
barones del Gran Buenos Aires y en el peronismo tradicional, pero claramente la
intención de Cristina es avanzar hacia una construcción política propia que
retome estos elementos de fusión del progresismo con el peronismo que inició Cafiero y después siguió Chacho
Álvarez y que ahora retoma este gobierno.
MH: Otro tema que aclarás es el abismo que existe
entre la expectativa anticapitalista del peronismo de izquierda en los ’70 y
esta suerte de definición pro-capitalista que domina al kirchnerismo.
CK: El artículo tiene dos partes. Una de
caracterizaciones que es la que estuvimos conversando hasta ahora y una segunda de polémicas con el peronismo, con
la derecha, con la centroizquierda anti K y con la izquierda partidaria.
En la polémica con el
progresismo K señalo esencialmente que hay una idea de muchos
sectores que se han acercado al kirchnerismo con una expectativa de profundizar
el modelo, con una ilusión de radicalizar esta estructura y muchos han
intentado establecer antecedentes en procesos anteriores de intentos de
convergencia del peronismo con la
izquierda. Yo señalo que el kirchnerismo está muy lejos de eso, de un John
W. Cooke, por ejemplo, de la JP, de Montoneros, de la idea de la Patria
Socialista.
Hay una recuperación de
valores,
conmemorativa, lo cual no es poco importante, pero en lo sustancial hay un
abismo entre Néstor, Cristina y Chávez,
una diferencia radical en el tema del socialismo del siglo XXI.
Esta idea de asumir un
proyecto pro-capitalista en forma abierta, capitalismo serio, de consumo,
regulado, pero no buscar ningún tipo de estrategia, de horizonte no
capitalista, es lo que diferencia estructuralmente este proyecto de lo que se
intentó en los 70’.
Esto tiene consecuencias prácticas. No es una
cuestión meramente ideológica. Al
acompañar esta construcción capitalista, los progresistas que se han alineado
con el proyecto, se subordinan en los momentos críticos y ahí aparecen las
contradicciones porque si quiero profundizar el modelo no puedo votar la Ley de ART, no puedo aceptar la
reapertura del canje que piden los fondos
buitres, no puedo avalar el congelamiento de las jubilaciones, la devastación del subsuelo que imponen las compañías
mineras, no me puedo oponer al paro del
20.11, aceptar las concesiones ferroviarias, etc. El problema del
progresismo K es que en todos estos puntos críticos, agreguemos la Ley
Antiterrorista, se someten al dictado presidencial.
En todos los temas centrales Binner se ubica a la
derecha del gobierno
MH: También es muy dura tu crítica a la
centroizquierda que se nuclea alrededor de la figura de Hermes Binner.
CK: Si, es muy categórica porque considero que Binner
en todos los temas centrales se ubica a la derecha del gobierno.
Me parece que es importante advertir esto ahora
antes que Binner se consolide como
figura presidencial. El problema de Binner no es que recuerde a De la Rúa solo en el tono aburrido de
su figura o conservador de sus discursos, sino
que en cada punto conflictivo, canje de la deuda, reconciliación con la
Iglesia, política de inversiones, movimientos sociales, cacerolazos, el 8N,
cada vez que aparece un tema donde hay un conflicto entre la derecha y el
gobierno, Binner tiende a situarse con la derecha. Me parece que esto es
importante tenerlo en cuenta.
Ha tenido en general una posición de espaldarazo a los cacerolazos que no
son una expresión reivindicativa de la clase
media que solicita mejoras genuinas. Es una instrumentación de
movilizaciones a favor de una agenda derechista o el conflicto con la
gendarmería. Los gendarmes no son un sector de los trabajadores que demandan
mejoras, son un instrumento de represión de las movilizaciones populares. En
cada uno de estos temas el sector de Binner ha apuntalado los planteos de la
derecha.
El problema radica ahí. Tomá dos ejemplos: hay un ideal del espectro de Binner que es el Frente Amplio uruguayo
o el PT de Brasil y la idea sería que estos dos gobiernos serían más
progresistas que el de Cristina. Yo creo que en ningún plano, ni de la
economía ni de las conquistas democráticas ni de los logros sociales estos
gobiernos serían una superación por izquierda de Cristina. Al contrario, tanto en
Uruguay como en Brasil estos
gobiernos han generado una gran desmovilización de la militancia y eso no
existe en Argentina. No pueden ser nuestro ideal a desarrollar
estratégicamente.
Después está el tema
constitucional. Hay una batalla de este sector contra la
re-reelección pero reivindicando la Constitución liberal del Pacto de Olivos
que habilitó la reelección de Menem. En realidad a Argentina le vendría muy
bien sumarse a los cambios constituyentes que se implementaron en América
Latina y que podrían modificar elementos de la Constitución actual que son
altamente regresivos como por ejemplo la provincialización del subsuelo.
Desde 2008 hubo un grave problema
en todo el espectro de la centroizquierda
anti K que fue ubicarse junto a la Sociedad
Rural y ahora con los caceroleros,
suponiendo que ese campo es más
progresista que el gobierno actual y yo impugno por completo esta idea.
Los gobiernos reformistas de Sudamérica
lograron contundentes victorias electorales, en conflicto con los poderosos y
desmintiendo todos los pronósticos de desplome. Pueden avanzar hacia rupturas
revolucionarias o consolidar el capitalismo de estado.
***
No podemos olvidarnos nunca de lo que pasó con la Unión Democrática.
MH: También marcás otra diferencia con el Frente de la Izquierda y los trabajadores (FIT) y lo que fue la construcción de
Izquierda Unida (IU) y el Frente del
Pueblo (FREPU) en el pasado.
CK: Hay una diferencia entre el intento de forjar un
polo de izquierda popular y la idea de mantener a la izquierda dentro del
círculo de los conocidos, estrecho, limitado y clásico. Te diría que lo más
demostrativo es la postura ante dos temas internacionales, porque cuando hay
grandes acontecimientos en este terreno a veces se ve mejor adonde apunta una
organizaciones de izquierda. El primer caso es Chávez. Todos los integrantes del FIT han objetado la candidatura
de Chávez y apoyaron a Chirino que
fue completamente irrelevante.
MH: Ridícula.
CK: Intrascendente para la vida política venezolana y
en un tema que es clave para Argentina porque todos seguimos muy en detalle lo
que pasa en el proceso bolivariano.
El otro caso es Syriza que se ha convertido en la gran posibilidad de
transformación de Grecia, en el
segmento que reúne a los sectores que intentan una política que no sea
conservadora ni socialdemócrata, que rompa la asfixia que está soportando el
pueblo griego. Los partidos que integran
el FIT también rechazan a Syriza. Donde aparece una alternativa se ponen en
contra. Esto da la pauta de un tipo de orientación que no es la que necesita la
izquierda en Argentina.
MH: Paralelamente rescatás la existencia de una izquierda independiente o nueva izquierda. Me
dio la impresión que tenés una expectativa sobre el desarrollo de este sector.
CK: Me parece que estamos en un momento donde toda la
configuración de la izquierda argentina
que se gestó en torno al 2001 está
replanteando su política frente al kirchnerismo. Han pasado 10 años y noto que
en los sectores de lo que se denomina la izquierda
independiente comienzan a haber reflexiones bastante interesantes sobre
como plantarse frente al gobierno. Hoy en día percibo mayor inteligencia de
muchos de estos sectores en los puntos críticos: Ley de medios, renacionalización parcial de YPF, cuando aparece un
punto donde hay una medida limitadamente progresista del gobierno y una
reacción en contra de la derecha. Hay
ceguera por parte de la izquierda tradicional y reacciones más inteligentes
por parte de la izquierda independiente. Por ejemplo, la caracterización por
parte de aquélla de la renacionalización parcial de YPF como una reprivatización me parece un desacierto mayúsculo.
Incluso en la tradición troskista,
teniendo en cuenta la actitud de Trotsky frente a Cárdenas en México ante un
acontecimiento parecido.
Lo mismo ocurre con la Ley de Medios que tiene dos
componentes. Por un lado, muy progresistas como la desinversión de los grandes
grupos económicos mediáticos, elementos de democratización de la información y,
al mismo tiempo, el propio gobierno que no la aplica cuando obstruye los
proyectos de seis grupos privados que quiere alentar.
Siempre tenemos que tener en cuenta este doble carácter del proceso. Si
solo vemos un costado conduce a un fuerte alejamiento con el sentir popular que imposibilita la construcción de un
proyecto popular sobre todo en un país, y este es uno de los objetivos del
trabajo que estamos comentando, que tiene la historia del peronismo, que
tenemos que tener siempre presente a la hora de adoptar posturas políticas.
No podemos olvidarnos nunca de lo que pasó con la Unión Democrática. Eso no es algo que
quedó atrás, es una experiencia que hay que saber asimilar y así como veo que
el progresismo K está ciego frente
al rechazo oficial a cualquier idea de Patria
Socialista, gran parte de la izquierda partidaria se olvida de lo que pasó
con la Unión Democrática.
MH: Me parece que pusiste un broche, más bien un
mazazo.
CK: Esto último lo digo a partir de lo que ocurrió en
el conflicto con el campo, con los agro-sojeros.
Desde 2008 han tenido varios episodios de ese tipo y el vergonzoso
acompañamiento de los caceroleros e
incluso no por parte solo de la centroizquierda sino de la izquierda.
MH: También había pasado durante el conflicto con la
gendarmería.
CK: Todo esto indica que la experiencia de la Unión
Democrática no ha sido bien asimilada.
MH: Te agradezco y recomiendo la lectura de “Anatomía del kirchnerismo” que pueden
encontrar en Argenpress.info,
Rebelion.org y La Haine donde Claudio tiene un sitio con todos sus trabajos.
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso
del autor mediante una licencia de
Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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