SEIS PUNTOS PARA ENTENDER LA ELECCIÓN DE
TRUMP EN ESTADOS UNIDOS. Stephanie Weatherbee Brito.
1. Crisis
económica.
Ya son más de tres décadas que la calidad de vida
de la clase trabajadora en Estados Unidos va empeorando. Esto solo se agravó
con la crisis económica del 2008 en la cual aún más familias se sumergieron en
la pobreza extrema. La juventud que hoy vive en los Estados Unidos es la
primera generación en más de 50 años para la cual su prospecto económico es
peor que el de sus padres. Esta condición fue producto de las políticas
neoliberales y de globalización tanto de administraciones del partido
Republicano como Demócrata. La des-industrialización que se llevó a cabo en
ciudades y estados que dependían económicamente de aquellas industrias que
NAFTA permitió salir en busca de mano de obra más barata, dejaron atrás miles
de comunidades deprimidas económicamente y éstas son precisamente, en muchos
casos, las que salieron con fuerza a apoyar a Donald Trump. Como si la falta de
posibilidades económicas no fuera suficiente, las fábricas ahora ausentes
dejaron atrás en muchas de estas comunidades altos niveles de sustancias
tóxicas que contaminan tanto el agua como la tierra, así creando ciudades
fantasma con familias en condiciones de pobreza y serios problemas de salud.
Ideología enraizada.
Durante su historia, en los Estados Unidos, se
construyó la poderosa ideología del “excepcionalismo americano”. Ella dice que
este es el país en el cual la prosperidad no tiene límites y en el cual se le
ha desarrollado el nivel más avanzado y privilegiado de democracia y libertad.
Entre otras cosas, enfatiza que no hay otra sociedad mejor y más avanzada que
ésta y que el pueblo Americano es superior y un ejemplo de desarrollo para el
mundo entero. Sin embargo, las condiciones de vida en años recientes no apoyan
este discurso. Durante los años 1930’s hasta 1970’s la clase media del país era
grande y crecía cada año, contaba con una calidad de vida cómoda y con seguridad
económica, fruto de tanto una economía en crecimiento y un movimiento sindical
fuerte, como también políticas públicas del estado de bienestar. Con el
desgaste de todo aquello, vino abajo la calidad de vida de los trabajadores
pero aun así los políticos y los medios de comunicación continuaron estimulando
la ideología del “excepcionalismo”. Sin embargo, el pueblo no come ideas,
sino comida y lo que la combinación de esta ideología y las condiciones
objetivas que no la sustentan ha creado es un fuerte resentimiento e ira en el
seno del pueblo Americano, particularmente de raza Anglo-Sajona. Y como ya se
ha repetido en muchas ocasiones en la historia, esta ira que tiene fundamentos
reales en las condiciones materiales de la gente, es fácil de manipular y convertir
en odio en contra migrantes y otras minorías que parecen en el último periodo
haberse beneficiado- aunque tampoco lo fueron.
Los latinos protestan en las calles del Imperio. Hasta cuando los dejarán? Se iniciará de inmediato la expulsión de los 12 millones de ilegales, más 6 millones de mexicanos y unos 3 millones de musulmanes. Cumplirá con su odio, miedo, temor y radicalismo populista-proteccionista?
***
Pérdida de confianza en las instituciones de la elite.
La guerra en Irak, los tratados de libre comercio,
la crisis económica del 2008 y la subsecuente decisión del Presidente Obama de
rescatar a los bancos de la quiebra, han creado una desconfianza desde el
pueblo a las instituciones que lo gobiernan. El voto por Trump, más que por las
políticas que el promovía, se basaba en un rechazo iracundo por aquellas
instituciones. Esto se evidencia por las muchas declaraciones de manifestantes
en los llamados “Trump rallies”. Decían apoyarlo por no ser político, por ser
alguien que hablaba la verdad sin tapujos, por ser enemigo del poder
establecido y de los medios de comunicación. Fue casi como decir, el enemigo de
mi enemigo, es mi amigo. Trump supo muy bien (a pesar de nunca ser tomado en
serio) proyectar esa falsa imagen de campeón de los pobres, enemigo del status
quo. Por el otro lado, Hillary Clinton representaba de manera contundente el
statu quo. Desde tiempo ha sido una candidata muy poco popular que parece
representar lo peor de la corrupción profunda del sistema político. Es
interesante mencionar que a pesar de que se reduce a ‘racismo’ el apoyo a
Trump, muchos condados que hace 8 años votaron por Obama, ahora votaron por
Trump. Esto es porque en su momento Obama parecía ser ese candidato que no representaba
el poder establecido de las instituciones que el pueblo rechazaba. Por el mismo
motivo, Bernie Sanders, político de Izquierda y odiado por la elite política
del país, arrasó con tanta popularidad en las elecciones primarias del partido
Demócrata.
4. Partido Demócrata.
En las últimas horas, desde que se declara la
victoria de Trump se ha especulado sobre la posibilidad de que Bernie Sanders
hubiera tenido más capacidad de derrotar a Trump. No se puede saber a ciencia
cierta, pero lo que sí es claro es que el partido Demócrata no supo entender el
descontento del pueblo especialmente en el interior del país. Se obstinó por
apoyar con lealtad a la máquina política Clinton, sin importar el bajísimo
nivel de popularidad que carga por mucho tiempo. Aún más que eso, el partido
que en algún momento representaba (con sus límites) la defensa de los derechos
laborales, el apoyo a políticas públicas de inclusión social y las reformas que
buscaban manejar o controlar el capital financiero para evitar abuso, no es el
mismo. El partido Demócrata ha venido cambiando lentamente durante los últimos
40 años en los cuales ha optado por apoyar la globalización y el
neoliberalismo, defender el poder concentrado del capital financiero y los
bancos y administrar la crisis en vez de ofrecer propuestas para salir de ella.
Se ha definido entonces por su discurso sobre la diversidad, promoviendo el
acceso de minorías a la meritocracia, buscando reformas que permitan la
incorporación de ellos/ellas al sistema Capitalista. La diversidad y las
políticas que buscan hacer frente a la desigualdad en base a raza, género y
etnia son importantes y necesarias. Sin embargo esta postura también busca
evitar entrar en discusión sobre la creciente desigualdad de clase que cada vez
es más aguda e innegable. Bernie Sanders contó con apoyo popular precisamente
porque dialogaba sobre el problema explosivo de la desigualdad social. Aun con
Obama como Presidente, la riqueza de los mega ricos ha aumentado y la pobreza
solo crece. Clinton, como defensora del statu quo y de las elites que se han
beneficiado de este orden, evitó hasta verse obligada a hacerlo, a tocar este
tema. Sin embargo, Trump, aunque con un discurso a base de mentiras y fundado
en odio, si tocó el tema de la desigualdad.
Se fueron de la política para siempre? Amor y amistad sin barreras?.
***
5. La ausencia de una Izquierda.
La izquierda de los Estados Unidos aun no construye
un proyecto que, a la vez que reúna a la clase trabajadora, ofrezca propuestas
para salir de la crisis. Junto con el partido Demócrata, muchas figuras y
espacios de organización de la Izquierda se han enfocado en el tema de la
diversidad y el acceso a oportunidad para mujeres, Afro-descendientes y otros
grupos minoritarios. Es sumamente problemático que existe dentro de la misma
izquierda un rechazo y odio en contra de la clase trabajadora de raza
Anglo-Sajona. Esta división es histórica y tiene mucho que ver con la manera
como el pobre de raza Anglo ha sido manipulado con discurso racista, para
mantener una sociedad de clases. Durante el movimiento por los Derechos
Civiles, especialmente, se fomentó un odio por todo lo que no es Anglo y esto
ha servido hasta el día de hoy para dividir a la clase trabajadora.
Desafortunadamente, inclusive la Izquierda en muchos casos no ha tenido la
capacidad de ver que el enemigo no es el trabajador en condiciones de pobreza,
sino la desigualdad real que el sistema ha creado y los intereses políticos que
buscan manipularlo. Se ve en esta elección, también, una aguda división entre
las ciudades de las costas Este y Oeste y el interior del país. Esta división
regional no es solo de raza (siendo que las ciudades tienden a contar con más
diversidad por raza y etnia) sino de clase. La gran concentración de pobreza
existe en estas comunidades del interior, que no se ven representadas por una
Izquierda que, salvo algunas excepciones, no ha buscado dialogar con ellas.
6. Medios de comunicación.
Los medios de comunicación, bajo el control casi
total de las elites que han creado la desigualdad que azota el país, tienen
poco vínculo con la realidad. A través de los años, con algunas excepciones, se
han negado a reportar sobre la condición económica que se vive en Estados
Unidos, repitiendo más bien la ideología del gran capital. Para esto, se
ha aferrado en culpar a los pobres de raza Anglo por sus posturas “nacionalistas”,
“atrasadas” y “racistas” por los problemas que el país ha enfrentado. Esta
dinámica se dio también en el Reino Unido también durante el llamado “Brexit”.
También, los mismos medios contribuyeron a que Trump no se tomara en serio como
candidato lo cual le permitió de cierta manera sorprender al país con los
resultados de esta semana.
Sin duda alguna la elección de Donald Trump para
Presidente de los Estados Unidos es motivo de rabia y desilusión entre muchos.
Aquellos que somos inmigrantes sentimos que se viene un periodo largo de
inseguridad; no sabemos qué podemos esperar de un nuevo presidente que nos hizo
ver como responsables de muchos de los problemas por los que pasa el país, que
promovió el odio en contra de nuestras comunidades que sin embargo también
fueron afectadas por las políticas que realmente crearon los problemas que se
viven el día de hoy.
Pero tenemos un papel histórico y un llamado a
enfrentar esta crisis no con miedo sino con propuestas y con unidad. Un proceso
de auto-critica es necesario y debemos evaluar si responder a odio con más odio
nos ayuda en algo. Podemos continuar cayendo en la división histórica de la
clase que este país ha usado para gobernar o podemos tomar este momento para
cambiar de camino, estimular la unidad y responder al odio que nace de la
desesperación, con verdadera solidaridad de clase.
Stephanie Weatherbee Brito es mexicana, radicada en EUA, militante del
Movimiento Sindical en California y participa de la Articulación de los
Movimientos Sociales hacia el ALBA.
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Acabará con el capitalismo globalizado, la OTAN, los TLC, la reelección de las élites políticas internas, como prometió en su campaña de terror. Se unirá con Rusia para acabar con el ISIS o Estado Islámico?. Seguirá pensando (pensara?) que el cambio climático es un cuento chino, a favor del comercio y el nuevo pode chino en el mundo?.
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ESTADOS UNIDOS: QUE
SIGNIFICA TRUMP?.
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Oscar Ugarteche.
ALAI. América Latina en Movimiento.
Jueves 10 de noviembre del 2016.
Donald Trump, como su nombre lo
indica, [i] triunfó
en las elecciones de Estados Unidos. Con una formación universitaria básica en
la escuela de negocios de Wharton de la Universidad de Pensilvania amasó una
fortuna y sobre todo visibilidad en los últimos cuarenta años. Como es
tradición en los candidatos del Partido Republicano de las últimas décadas
(Ronald Reagan, George W. Bush Jr.) es un hombre de pocas luces y escasa
visión del mundo y sobre todo ignorante. Sobre todo es un hombre que no tiene
mucha idea de las repercusiones que tiene sobre el mundo las políticas
económicas que efectúan en dicho país. En cualquier caso, no le interesa.
Dice Zizek [ii] que hace 26 años Fukuyama había decretado el Fin
de la Historia. El capitalismo democrático liberal se estaba instalando
gradualmente en todo el mundo. Hoy la historia ha reaparecido con fuerza con el
regreso triunfal de las divisiones, las crisis, la violencia y la amenaza de la
guerra mundial. Se pregunta y nos pregunta ¿Cómo hemos reaccionado a este giro
imprevisto en el Occidente desarrollado?
Yo me pregunto cómo hemos reaccionado a este giro
en América Latina. En ambos casos es un giro político a la derecha. En
Occidente es un giro más cercano al viejo fascismo con la legalización de la
tortura, la detención arbitraria por tiempo indefinido y sin acusación, y el
resurgimiento del discurso racista y misógino extremo. En América Latina tiene
que ver con gobiernos tecnocráticos de espaldas a las demandas democráticas
alineados políticamente con Estados Unidos y cerrados a las posibilidades de
integración regional.
El regreso del racismo y la misoginia ocurre tras cuarenta años de incorporación en Estados Unidos de los elementos raciales y de presencia de la mujer en el discurso político en términos de igualdad por la labor tanto del American Civil Liberties Union y el National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) como de las feministas en los años 60. Esto se obtuvo al costo al menos del asesinato de los hermanos Kennedy, de Malcom X y de Martin Luther King, sin tomar en cuenta los caídos en las revueltas por la igualdad (derecho al voto, igualdad de derechos ciudadanos, igualdad de trato- buses, taxis, escuelas, caminar en las veredas) de los afroamericanos en diversas ciudades del sur (Selma, Birmingham. Memphis, Montgomery, por nombrar las más significativas) y la incorporación de la mujer con igualdad de condiciones al mercado de trabajo y a la vida pública.
Trump ha regresado al podio político el discurso racista y misógino, dándole legitimidad tras cuarenta años. De esta forma se ha incorporado a lo que Anne Applebaum [iii] ha bautizado como la INTERNACIONAL POPULISTA que contiene al Partido de la Libertad de Austria, el Partido por la Libertad de Holanda, el UKIP británico, el Fidesz húngaro, Ley y Justicia de Polonia, y yo le agregaría el Frente Nacional francés, el Partido Popular danés, el Partido del Progreso en Noruega, y el Alternativa para Alemania.
En común, según el Boston Review , tienen un electorado masculino, blanco, de poca educación, y de trabajadores manuales o de servicios de poca calificación.[iv] Otros elementos del discurso común es que todo tiempo pasado fue mejor, por tanto es antiglobalización, pretenden acabar con las instituciones existentes, para recuperar, por la fuerza, otras del pasado (¡glorioso!). Para esto hay que hacer la revolución y expulsar a los inmigrantes volviendo a tener sociedades que son blancas (o totalmente nacionales), dar vuelta atrás a los derechos de las mujeres y de los homosexuales, terminar con la integración racial, la tolerancia religiosa y los derechos humanos. Para asegurar esto se debe acabar con las instituciones internacionales y los mecanismos de cooperación externa. Finalmente ellos proponen usar la violencia como método para obtener los resultados deseados.
Esta Internacional Populista trabaja con apoyo mutuo interviniendo en la vida política de los países donde sus partidos hermanos compiten. Por ejemplo el inglés Farage del UKIP apareció hablando en la campaña de Trump. También lo hizo el holandés Geert Wilders en una reunión de la Convención Nacional Republicana.
El surgimiento de este movimiento es análogo al surgimiento del fascismo, dice Mazower [v]. La diferencia es que mientras el fascismo estaba asustado por la llegada de la revolución bolchevique y el surgimiento de partidos comunistas dentro de sus países, hoy, desde mi punto de vista, están asustados ante la pérdida de poder mundial. La debilidad hegemónica occidental (estadounidense, británica y europea) ante un mundo cambiante lleva a esto. La islamofobia ha sustituido el antisemitismo en Europa y la latinofobia apareció renovada en Estados Unidos.
Entre los rasgos del fascismo, dice Mazower, citando a Fritz Stern, está la irracionalidad del pueblo y el misterioso carisma del dictador. Si bien el fascismo no puede regresar por las condiciones históricas que le dieron pie, hay elementos que siguen vivos como el racismo y la xenofobia. Dice Mazower que hay que preguntarse por quienes han perdido la fe en el gobierno parlamentario, en sus mecanismos de control y equilibrio y sus libertades básicas.
Agrega que los partidos políticos se han vuelto más extremistas y han comenzado a considerarse mutuamente ilegítimos. La policía y el poder judicial se han politizado recordando a la república de Weimar. El verdadero problema está, dice, en las condiciones que permiten el surgimiento del líder.
El diagnóstico económico de Trump es que en los últimos siete años, 14 millones más de personas han abandonado la fuerza de trabajo lo que da la menor tasa de participación en la fuerza de trabajo desde los años setenta.
1 de cada 5 hogares estadounidenses no tiene un solo miembro de la familia en la fuerza de trabajo.
23,7 millones de estadounidenses en sus primeros
años de ingresos [edades 25-54] están fuera de la fuerza de trabajo - un
aumento de 1,8 millones en los últimos siete años.
El PIB real creció sólo un 1,1% en el segundo
trimestre del 2016. En los últimos siete años, el PIB real creció un 2,1% el
período más lento de siete años desde al menos la década de 1940.
Es la más débil recuperación llamada desde la Gran
Depresión.
Los ingresos por hora y los ingresos débiles son
hoy más bajos que en 1973.
El número de estadounidenses que reciben bonos de
comida durante la presidencia de Obama ha aumentado en más de 12 millones de
personas.
2 millones más de latinos están en la pobreza hoy
que cuando el presidente Obama tomó su juramento hace menos de ocho años.
45% de los niños afroamericanos menores de 6 años
viven en la pobreza.
1 en 6 hombres americanos entre las edades de 18-34
están en la cárcel o fuera del trabajo.
La deuda de préstamos estudiantiles supera los 1,3
billones de dólares, casi duplicándose bajo la administración de Obama.
Desde que el presidente Obama asumió el cargo, la
deuda nacional se ha duplicado.
El déficit comercial de los Estados Unidos en
bienes alcanzó casi 800 mil millones de dólares el año 2015 solamente.
La tasa de propietarios de viviendas en los Estados
Unidos cayó a 62,9 por ciento en el segundo trimestre del 2016, la tasa más
baja en 51 años.
Este diagnóstico descriptivo de la economía americana no permite ver ni los problemas de productividad ni los de cambio estructural en curso. Tampoco permite ver los problemas de concentración del ingreso y la debilidad fiscal americana fruto de las reducciones fiscales corporativas llevadas a cabo desde los años 50 en todos los gobiernos republicanos. La visión del presidente electo por el Partido Republicano es crear una economía dinámica en auge que creará 25 millones de nuevos puestos de trabajo durante la próxima década.
Buscará – no dice como - aumentar el crecimiento del PIB en un 1,5 por ciento daría lugar a 18 millones de empleos por encima de las cifras proyectadas de trabajo de 7 millones, produciendo un total de 25 millones de nuevos puestos de trabajo para la economía estadounidense.
Reformar las políticas con un plan tributario para el crecimiento – bajar impuestos a lo Reagan y Bush-, un nuevo marco regulatorio moderno, una política comercial de América-Primero, un plan de energía desencadenada estadounidense y el "plan de peniques". Sobre energía ha dicho que volvería a poner las minas de carbón de nuevo en línea y desatar los beneficios económicos de la minería del carbón.
Con esto espera aumentar el crecimiento de 2.0 a 3,5 por ciento por año en promedio, con el potencial de alcanzar una tasa de crecimiento del 4 por ciento.
Ha dicho que cree en el estado mínimo, es decir que
haría una reforma estructural donde el peso del gobierno se reduciría en el
PIB, desregularía y dejaría al mercado los desbalances, y sobre todo quitaría
las interferencias en los procesos de inversión, lo que es importante en el
tema de la energía por los efectos ambientales de tales inversiones. Ha dicho
que no cree en el calentamiento climático y que cancelará 100,000 millones de
dólares en gastos para el cambio climático con las Naciones Unidas en dos
periodos presidenciales, y en su lugar usar ese dinero para proveer
infraestructura americana incluyendo agua potable, aire limpio y seguridad.
En cuanto el papel de Estados Unidos en el mundo, ha dicho que no cree en la OTAN ni en Naciones Unidas, que ambas son muy costosas para lo que son y que si dejan de existir no hay problema pero que él pondrá a Estados Unidos primero, lo que encaja con la doctrina neoconservadora del Proyecto del Nuevo Siglo Americano de Bolton, Kagan y Kristol, entre los más conocidos y del Proyecto para la Nueva Seguridad Americana de Kagan, Zoellick, y Fontaine.
Esta visión libertaria del mundo y de la economía
está apoyada por su equipo económico que es esencialmente del mundo financiero.
Si la crítica era que con Clinton gobernaba Wall Street sobre Main Street, con
Trump es igual.
Los asesores son:
Tom Barrack, Colony Capital
Andy Beal, Beal Bank
Stephen Calk, Federal Savings Bank
Dan DiMicco, former CEO of Nucor
Steve Feinberg, Cerberus Capital Management
Dan Kowalski, deputy policy adviser for the Trump
campaign
Howard Lorber, Vector Group
David Malpass, Encima Global antes de Bear Sterns
Steven Mnuchin, Dune Capital antes de Goldman Sachs
Stephen Moore, Heritage Foundation
Peter Navarro, University of California Irvine
John Paulson, Paulson & Co.
Steve Roth, Vornado Realty
Finalmente, con la carga ideológica de la Internacional Populista y con los vacíos de conocimientos la interrogante es cuánto podrá hacer el presidente electo de su agenda. ¿Desmantelará las discusiones sobre desarrollo sostenible y cambio climático? Si lo logra, ¿esto hará a Estados Unidos más poderoso?
Si echa a todos los mexicanos ¿la economía de los Estados de Texas y Arizona como se verán afectadas? ¿Qué pasará con la agricultura? ¿Con la mano de obra barata? ¿Cómo reaccionará el sector automotriz estadounidense y europeo si desarma el TLCAN? La ignorancia es osada y hay la historia de los años 20 para recordarnos que sí son capaces de salirse de Naciones Unidas y la OTAN, como se salieron en 1921 de la Liga de las Naciones que Wilson fundó en 1919. También son capaces de poner aranceles de 180% como puso Hoover en 1930, empujando al mundo a una depresión inconmensurable. Lo han hecho antes. Pero hay historia escrita sobre las consecuencias. Esto sin duda frenará sus pulsiones tanáticas o encenderá luces de alerta a su entorno.
Lo que es irreversible es la liberación de los prejuicios raciales contra los mexicanos en particular y los latinos en general y la misoginia. Eso que es irracional está liberado y junto con un discurso sobre la violencia para los fines “correctos” puede tener efectos muy perjudiciales para todos. El surgimiento de un Ku Klux Klan anti latino no sería extraño.
Mientras tanto el 9 de noviembre la bolsa de Nueva York reaccionó con felicidad a la elección. El resto del mundo reaccionó con nerviosismo.
9 de noviembre de 2016.
Notas
[iii] “Trump y la Internacional Populista”, El País, 9 de noviembre 2016, p.19
[v] “La bestia del fascismo”, El País, 9 de noviembre 2016, p.20
Oscar Ugarteche, economista peruano, es investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas UNAM (México),
SNI/CONACYT, Coordinador del proyecto Obela www.obela.org
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