jueves, 17 de noviembre de 2016

LA GLOBALIZACIÓN SE AGOTA. ES LA HORA DE LOS BRICS. CAOS CLIMÁTICO ¿VERDAD O CONSECUENCIA?.

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En la coyuntura actual sistémica, a raíz del triunfo político del sr. Trump en Estados Unidos, pero a nivel mundial se comenta mucho acerca de dos temas centrales planteados por el candidato republicano – aunque abandonado por las elites en plena campaña – (además de otros Temas que también son centrales hoy en una visión del mundo y el Nuevo Orden Mundial en un Mundo Multipolar. Se comenta hasta el “cansancio y saturación” informativa, de que el “hombre blanco, el multimillonario, levantará en capitalismo norteamericano, para hacer del Imperio el Primer Poder del sistema mundo. Concentrar todo el desarrollo capitalismo dentro el propio país, es decir, en buen “cristiano” se ACABARÍA CON LA GLOBALIZACIÓN” de ser así el prestigioso Sociólogo y Maestro Universitario brasileño Emir Sader está planteando – sugiriendo” que llegó la hora de los BRICS es decir, de las economías emergentes más poderosas hoy en el sistema mundo como son: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Pero hay dos en crisis estructural sistémica profunda (Brasil y Rusia), China, - se encuentra en una especie de “parálisis interna” puesto que ha replanteado su Desarrollo, ahora hacia adentro donde tienen fuertes problemas culturales, sociales, ambientales y políticos con las minorías nacionales, con el campesinado, con las zonas y regiones internas no desarrolladas, etc. Pero mejor leemos a Emir Sader.

El sr. Trump ha planteado en plena campaña, que la cuestión del cambio climático global, es un chiste chino, creado y difundido por los chinos para garantizar el camino libre y su ubicación en el mundo comercial, después de su ingreso a la OMC. Organización Mundial del Comercio.  Increíble una campaña política, con estos planteamientos – posiciones degenerativas de un sistema en crisis final, en crisis civilizatoria, donde en el escenario mundial encontramos “venenos” neoliberales en plena decadencia y descomposición de una modernidad en plena crisis final. En el camino de los chistes que inflaman e incendian a las multitudes – se imponen posiciones nacionalistas, proteccionistas radicales y beligerantes – con la finalidad de cautivar, dominar y manipular poblaciones enteras para fines absolutamente de una etapa final de desorden global, violencia –y conjunto de necedades de un cretinismo desesperado, esperpentos extravagantes,  pestilentes contagiosos de una clase social, de un sistema, de un poder que se destruye solo como consecuencia de sus propias contradicciones de clase en un escenario local-global de las clases y la lucha de clases. Trabajo presentado por la Dra. Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del grupo ETC.


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LA GLOBALIZACIÓN SE AGOTA. ES LA HORA DE LOS BRICS.
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Emir Sader.
ALAI jueves 17 de noviembre del 2016.

ALAI AMLATINA, 16/11/2016.- Cuando triunfó en la guerra fría, el bloque occidental, comandado por EEUU, anunció que la historia llegaba a su puerto final. Habría acontecimientos, pero nada fuera de la economía capitalista de mercado y de la democracia liberal. Ese era el fin de la historia.

La globalización neoliberal se encargaba de hacer universales esos esquemas económicos y políticos. La Pax americana se imponía. Pero el paso de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial norteamericana no trajo ni paz, ni desarrollo económico. Al revés, se han multiplicado los focos de guerra y la recesión económica se ha globalizado.

La crisis recesiva en el centro del sistema, empezada en 2008, no tiene ni plazo, ni forma de terminar. Las políticas de austeridad asumidas por todos los países europeos son máquinas de generación de inestabilidad social y política, quitando legitimidad a los sistemas políticos y a los partidos tradicionales.

El Brexit fue una expresión más evidente del malestar provocado por la globalización, del que la elección de Donald Trump es una confirmación. Se generaliza el rechazo a los efectos de la globalización neoliberal. Los gobiernos y partidos que insisten en esa dirección son sistemáticamente derrotados. La crisis de agotamiento de la globalización lleva consigo también a la democracia liberal, que pierde legitimidad al no expresar los sentimientos de la mayoría de la población.

El fin de la historia desembocó en el fin del neoliberalismo, con un horizonte de su superación representado por los Brics. Más que una agrupación de países, los Brics han empezado a dibujar un nuevo orden económico y político internacional, para sustituir a aquella construida al final de la segunda guerra mundial, basada en el Banco Mundial, en el FMI y el dólar

Cuando la globalización muestra sus límites, condena a las economías a un estancamiento sin fin, provoca la pérdida de los sistemas políticos asentados en ella, es un período histórico que se cierra. En lugar de lo que tantos hablaban sobre un supuesto fin de ciclo de los gobiernos progresistas de América Latina, lo que se da es un final de ciclo en carne propia, con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y los cuestionamientos que Donald Trump hace a los Tratados de Libre Comercio y a otros pilares de la globalización.

La globalización se ha agotado sin lograr que la economía mundial volviera a crecer, al contrario, naturalizando la recesión en escala mundial. Tampoco logró disminuir los conflictos en todo el mundo, al contrario, los multiplicó.

El mundo que surge del Brexit, de la elección de Trump, de la profunda crisis de la Unión Europea y, sobretodo, de los Brics, es un mundo de transición entre el de la globalización comandada por los EEUU y su modelo neoliberal, y el que apunta hacia mecanismos de reactivación del desarrollo, de la resolución negociada de los conflictos internacionales, de fortalecimiento de los Estados nacionales y de los procesos de integración regional y de intercambio Sur-Sur.

En ese momento, América Latina tiene, más que nunca, que profundizar sus procesos de integración y, sobretodo, acercarse a los Brics, a su Banco de Desarrollo y su fondo de reservas. Buscar, al contrario, retomar lazos privilegiados con EEUU es hacer el camino opuesto, es condenarse a la recesión, alejarse de los focos dinámicos de la economía mundial, volverse intranscendentes, como había ocurrido en los años 1990.

Precisamente en el momento de agotamiento de la globalización y del modelo neoliberal en escala mundial, Argentina y Brasil reanudan ese modelo, después de su fracaso en esos mismos países, en los años 1990. Una señal más de que se trata de opciones contrarias a la dinámica del mundo en el siglo XXI.

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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CAOS CLIMÁTICO ¿VERDAD O CONSECUENCIA?.
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Silvia Ribeiro.

ALAI martes 15 de noviembre del 2016.

ALAI AMLATINA, 15/11/2016.- El 4 de noviembre 2016 entró en vigor el Acuerdo de París, sobre cambio climático. Mirando los datos reales, los festejos por este “logro” parecen un teatro del absurdo.

Abundan afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado: transnacionales de energía (petróleo, gas, carbón), agronegocios, construcción, automotrices; y el 10 por ciento de la población mundial más rica que con su sobreconsumo es responsable del 50 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El primer objetivo del Acuerdo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial [para el año 2100], muy por debajo de 2 º C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC… ”

Pero la misma semana que entró en vigor el Acuerdo de París, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe "Brecha de Emisiones 2016", donde señala que con el actual curso de emisiones, habrá un aumento de 1,5 º C, ya en 2030 o antes. Agrega que sumando los “compromisos” oficiales que han declarado los gobiernos a la Convención sobre Cambio Climático, la temperatura aumentará 3, 5 pc hasta fin de siglo. .

¿Por qué dos organismos de Naciones Unidas dan mensajes tan contradictorios? Para empezar el Acuerdo de París pone una meta “ideal” –que se propagandea y festeja como si fuera real– pero permite que cada país haga contribuciones voluntarias de reducción de emisiones llamadas Contribuciones Previstas Determinadas a nivel Nacional. No son vinculantes, no obligan a tomar medidas para cambiar el curso de la crisis climática y peor aún, lo que declaran ni siquiera son necesariamente reducciones reales (en sus fuentes y por parte de quienes se benefician con el consumo), porque la “contribución” de muchos de los principales países emisores no es tal: se basa en gran parte en mecanismos fallidos como mercados de carbono y tecnologías no probadas ni viables.

El artículo 4.1 del Acuerdo de París agrega que para cumplir los objetivos, se propone que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, (…) y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, (…) para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo...”.

Si las metas son teóricas, la forma de llegar a ellas que establece el Acuerdo es surrealista: primero se puede seguir emitiendo –hasta alcanzar un punto máximo o “pico” que no se define cuánto es- y luego hay que reducir rápidamente (lo cual no se podía hacer antes, pero al alcanzar el pico mágicamente sí se podrá) y luego, continúa sin hacer reducciones, sino que se trata de “alcanzar un equilibrio” entre emisiones y absorción “antropógena”, o sea, por medios tecnológicos, no naturales.

Esta última parte es particularmente perniciosa, porque justifica el concepto fraudulento de “cero emisiones netas” o hasta negativas. No son reducciones sino compensaciones, es decir, contabilidad no realidad. Presupone que se puede seguir aumentando la emisión de gases de efecto invernadero porque se “compensarán” con tecnologías de “emisiones negativas”.

Las tecnologías a las que se refieren mayoritariamente son captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (CCS y BECCS por sus siglas en inglés), ambas consideradas técnicas de geoingeniería. En sí mismas conllevan riesgos importantes –todos los estudios recientes sobre BECCS muestran que las plantaciones para bioenergía en la escala requerida tendrán un impacto devastador en suelos, agua, ecosistemas y producción de alimentos. CCS es una vieja técnica de la industria petrolera que no se usa porque es cara e ineficiente: se llamaba antes Recuperación Mejorada de Petróleo pero cambiaron el nombre para venderla como tecnología para el cambio climático. Se trata de inyectar CO2 para empujar a la superficie reservas profundas de petróleo y dejar el carbono en el suelo. No es técnica ni económicamente viable –tampoco sirve para el cambio climático porque aumenta el consumo de petróleo­– pero si se paga con subsidios públicos, es un jugoso negocio para las empresas que causaron el problema. Cuando en unos años sigan sin dar “emisiones negativas” y el planeta se siga calentando, dirán que para enfriarlo sólo quedan otras formas aún más riesgosas de geoingeniería.

Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real, nos afecta a todos, se conocen claramente las causas y responsables, pero la mayoría de las propuestas oficiales y empresariales son falsas “soluciones”. Por el contrario, muchas organizaciones y movimientos sociales muestran que hay una gran diversidad de alternativas que funcionan, son viables y benefician a la mayoría de la gente y el planeta. La más fuerte por su alcance y capacidad de contrarrestar el cambio climático son los sistemas agroalimentarios campesinos, agroecológicos y locales. Pero también energías renovables con las comunidades, sistemas de basura cero, recuperar ferrovías, buen transporte colectivo de bajas emisiones y muchas otras. Cada una no es suficiente, pero juntas tienen un enorme y potencial real, viable económica, ambiental y socialmente. Lo criminal es seguir con el mismo modelo de producción y consumo, aumentar la civilización petrolera, su devastación ambiental y social y sus dueños hagan nuevos negocios con tecnologías para “compensarlos”.

- Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del Grupo ETC

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