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LA DERECHA POLÍTICO-EMPRESARIAL-NEOLIBERAL RETORNA AL GOBIERNO EN
AMÉRICA LATINA.-
Vuelve o por medios legales, democráticos-electorales – caso de la Argentina – o utilizando al mejor
estilo nuevas formas – sofisticadas y alianzas de poderes – mediante el “golpe de estado” utilizando una
mayoría en el Congreso – caso Brasil,
anteriormente lo utilizó en Paraguay y
Guatemala – e igualmente combinando las dos formas anteriores lo intenta en
Venezuela – pero el camino ahí será
mucho más difícil, porque en realidad significa una Lucha Política por el Poder entre
dos Alternativas Políticas y dos
modelos diferentes de sistemas económico-sociales – o retornan a los viejos
sistemas .fracasados del neoliberalismo o continúan profundizando la Revolución Bolivariana. Y ahora con el
triunfo electoral del extremista
conservador Sr. Trump en Estados Unidos se sentirán realmente impulsados a
mayores actos de violencia e imposición de modelos políticos fracasados, de un
neoliberalismo trasnochado y hoy en con plena seguridad “envalentonado” a nivel
global por el triunfo electoral de los sectores
más ultraconservadores de la derecha mundial.
Pero en el caso concreto de América latina, porque retorna la
derecha político-empresarial-neoliberal, consideramos: primero no es
consecuencia de la irresponsabilidad de
los gobiernos democráticos progresistas de haber dejado los países y sus economías
en crisis – la crisis es producto
del fracaso del modelo tradicional extractivo
exportador de materias primas y la baja significativa de los precios de los Commodities en los
mercados globales – China principalmente – y el propio fracaso del modelo de crecimiento macro-económico que
solamente ha favorecido a una élite político-empresarial-exportadora, situación que favoreció al principio en la disminución de la pobreza y la pobreza extrema, sin embargo, la estructura del sistema cada vez concentra más y más la riqueza mundial, realidad que ha generado el surgimiento de la más violenta, salvaje e inhumana desigualdad económico-social-laboral; en segundo lugar, también, se cometió el principal
error – el más grave – haberse contagiado y ser cómplices de la más detestable
forma de destruir la política, como es
la corrupción; la corrupción atrapó y capturó las principales Instituciones de la República y destruyó sus Partidos Políticos y envió
a la cárcel a muchos de sus dirigentes; en tercer lugar, viene a imponer el viejo modelo neoliberal, fracasado en
la década de los 80-90’ en América
Latina, es decir, todo el poder para las corporaciones transnacionales, así
como a las burguesías empresariales internas; en cuarto lugar a destruir todo lo
avanzado en materia de derechos sociales en la década anterior –Educación, Salud, derechos laborales, lucha
contra la pobreza y programas sociales – porque, la derecha y sus
economistas consideran que es un “excesivo gasto social” del Estado – y no una
inversión a futuro;
En quinto lugar, las clases dominantes internas,
totalmente subalternas de los intereses transnacionales, vienen a saldar en forma definitiva
el pago de la deuda externa e interna
con los poderes facticos internos y externos, a ampliar los beneficios tributarios a las mega corporaciones transnacionales
como a las empresas internas, en sexto lugar – vienen con el objetivo político –
y ahora se sentirán mucho más fuertes y violentos, con la finalidad de hacer
realidad su Segunda ”Revolución
Conservadora”, es decir, la privatización,
saqueo y nuevas formas de inversión transnacional, así como nuevas y más sofisticadas formas de explotación de la mano
de obra – ahora aumentarán las distintas formas de contratos y
sub-contratos - sin derechos sociales algunos -: Privatización de Educación, Salud, Servicios Públicos. Empresas
privadas en Educación, salud – clínicas, seguros, laboratorios, farmacias,
medicamentos, (aplicación
del Tratado TPP) – seguridad social – jubilación – más AFPs – Seguridad Ciudadana, más tarjetas de
Crédito y cada vez mayor fuentes y
modelos tecnológicos – redes sociales y acumulación de datos – la revolución tecnológica al servicio de
los grandes poderes
fácticos mundiales. Y por mucho más vuelve la derecha envalentonada ahora en
América latina.
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RESTAURACIÓN NEOLIBERAL Y DESAFÍO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL.
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Andrés Mora Ramírez.
CEPAL. ALAI. Noviembre del 2016.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) acaba de
publicar un valioso informe titulado La
Matriz de la Desigualdad Social en América Latina, en el que, partir de la
conceptualización de la desigualdad como
fenómeno complejo, histórico y estructural de nuestros países, y con el
apoyo de los datos estadísticos, profundiza en el análisis de algunas
dimensiones o “ejes estructurantes de la profunda y persistente desigualdad
social que caracteriza a nuestra región”, a saber: la condición socio-económica
(la clase social); las desigualdades étnicas y raciales y su relación con las
desigualdades de género; las desigualdades a lo largo del ciclo de vida; y las
desigualdades territoriales.
La divulgación de este
documento llega en un momento oportuno, toda vez que, en un contexto regional
signado por el avance de la
restauración conservadora y neoliberal, las acciones políticas
y económicas de las fuerzas de derecha que han llegado al poder –unos por la
vía de las elecciones y otros por el golpismo de nuevo patrón- amenazan seriamente la
sostenibilidad de los avances en materia de desarrollo social y
humano alcanzados durante los últimos 15 años,
especialmente por los gobiernos progresistas y nacional-populares.
CEPAL reconoce que la
reducción de la desigualdad alcanzada en períodos recientes tuvo un fuerte
componente de voluntad y decisión política, en contexto económico favorable
para América Latina, toda vez que
“los gobiernos de los países de la región dieron una alta
prioridad a los objetivos de desarrollo social y promovieron políticas activas
de carácter redistributivo e incluyente”. En efecto, entre los años 2000 y 2014 la pobreza bajó sustancialmente, al
pasar de un 43,9% a un 28,2%; en tanto que la indigencia o pobreza extrema se
redujo de un 19,3% a un 11,8%, en virtud del “aumento de los
ingresos de los hogares a causa de la mejora del mercado de trabajo
(disminución de la tasa de desocupación, aumento de los ingresos laborales e
incremento de la formalización y de la participación laboral de las mujeres) y
por la expansión del gasto público social y de las políticas de lucha contra la
pobreza, entre ellas, las transferencias monetarias”.
Sin embargo, esto todavía no es suficiente, y se requieren
cambios de más hondas repercusiones en nuestras sociedades.
“Como muestra la experiencia histórica y reciente de América
Latina y el Caribe -dice el informe-, si bien el crecimiento económico es un
factor fundamental para la reducción de la pobreza, la desigualdad puede
limitar significativamente ese proceso. Sin un cambio en la distribución del ingreso, incluso
los altos niveles de crecimiento son insuficientes para reducir la pobreza en
forma sostenible”.
Frente a esta realidad, que afecta con mayor dureza a los indígenas, a los afro-descendientes; a
las mujeres, a los niños y adultos mayores; y a los jóvenes excluidos de
los sistemas educativos y precarizados en los mercados de trabajo, CEPAL formula ocho recomendaciones
-a manera de desafíos- para los gobiernos latinoamericanos:
1).- articular la política económica, la ambiental
y la social, “supone lidiar con la cultura y la economía política de los
intereses que históricamente han dificultado este tipo de transformaciones en
la región”;
2).- desarrollar políticas
públicas con enfoque de derechos y ciudadanía social, esto es, “que todas las
personas, por el solo hecho de ser parte de la sociedad, tienen pleno derecho a
acceder al bienestar social”;
3).- construir políticas de desarrollo bajo el
principio de universalidad sensible a las diferencias, “para romper las
barreras de acceso a los servicios sociales y al bienestar que enfrentan las
personas que se encuentran en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, las
mujeres, los afro-descendientes, los pueblos indígenas, las personas que
residen en áreas rezagadas, las personas con discapacidad y los migrantes, así
como los niños, los jóvenes y los ancianos”;
4).- el fortalecimiento de la institucionalidad
social, con miras a “reforzar la sostenibilidad de las políticas sociales como
políticas de Estado y no solo de gobierno;
5).- la promoción de la cohesión territorial por
medio de políticas sociales;
6).- la mejora en las bases de datos y los
indicadores estadísticos para la toma de decisiones;
7).- la protección del gasto social y el resguardo
de los ingresos tributarios frente a “una elite activa y con poder de veto” en
nuestros países, que se opone sistemáticamente al pago de impuesto; y por
último,
8).- la necesidad de “transitar de la cultura del
privilegio a una cultura de la igualdad”, que restituya la igualdad y dignidad
de “aquellos cuyos derechos sociales han sido vulnerados durante siglos y que
se han visto invisibilizados, en condiciones de exclusión y segregados por un
sistema que favorece los privilegios de unos en desmedro de otros”.
Lo
social sigue siendo el gran horizonte emancipador de nuestra época. Por eso, con todas
las limitaciones y errores que se les pueda señalar, debe reconocerse que
fueron los gobiernos progresistas y nacional-populares los que empezaron a
andar un vía diferente en el combate de la pobreza y la desigualdad, lejos del
dogmatismo economicista de los neoliberales, propia de los años 1990; y también
fueron ellos quienes dieron pasos, más o menos consistentes, en la dirección
que sugiere CEPAL. Por el contrario,
el camino que ahora emprenden Mauricio
Macri en Argentina y Michel Temer en Brasil, aplaudido por la derecha
criolla y que se nos presenta como el único futuro posible, no es otra cosa
sino la regresión a un pasado empobrecedor y excluyente: tal es la utopía perversa que hoy enuncian los ideólogos del
capitalismo salvaje.
Andrés
Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica.
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PARA QUE VUELVE LA DERECHA LATINOAMERICANA.
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Emir Sader.
ALAI. Martes 8 de noviembre del 2016.
La nueva
ola de derecha en América Latina no tardó para decir a que vino. Los gobiernos
de Mauricio Macri en Argentina y de
Michel Temer en Brasil se dedican, única y exclusivamente, a aplicar el
mismo tipo de duro ajuste fiscal que ya había sido aplicado en esos y otros
países del continente, con las desastrosas consecuencias económicas y sociales
que se conoce.
Para
ello, tuvieron que reimponer el viejo diagnóstico, según el cual, los problemas
de los países son resultado de gastos excesivos del Estado. Un diagnóstico
totalmente desmentido por la forma cómo, en esos mismos países, los gobiernos
han reaccionado a los duros efectos de la crisis internacional iniciada en
2008. Se podría haber hecho lo que se hace ahora, cortando drásticamente los
presupuestos para políticas sociales. Las economías habrían ingresado en
recesiones profundas y prolongadas, de las cuales no habrían salido, como
ocurre con las economías europeas.
Sin
embargo, los gobiernos de Argentina y de Brasil, con orientaciones distintas de
las actuales, no se dejaron llevar por la crisis y han reaccionado en contra de
la recesión, con medidas anti-cíclicas. Con ello pudieron recuperar rápidamente
las economías de la recesión, volver a crecer, superar el desempleo y retomar
la dinámica de expansión económica con distribución de renta, que ha permitido
el momento más virtuoso de la historia de esos y de otros países del continente
en este siglo.
La derecha vuelve a los gobiernos de esos países, como si hoy no hubiera pasado nada desde que se aplicaron
por primera vez esos modelos. Como si no hubieran fracasado y sumido a los
países en las peores crisis recesivas en mucho tiempo, con altos niveles de desempleo y profunda crisis social. Como si no
se hubieran dado gobiernos que han recuperado esas economías superando la
crisis social, desarrollado los programas de inclusión social más amplios de su
historia.
La derecha retoma el mismo
diagnóstico que ha llevado a los ajustes, a las recesiones, a las crisis
sociales. Necesita, para ello, borrar o descalificar todos los avances logrados
a lo largo de este siglo. Como si
Argentina y Brasil no fueran mucho mejores, de todos los puntos de vista,
con las políticas de reacción a la crisis que con las que han ahondado la
crisis.
Tratan de pasar la idea
de que la crisis actual es generada por el modelo que más ha dado
resultado en la actualidad. Se habría gastado demasiado. Los gastos
con políticas sociales serían la causa del desequilibrio de las cuentas
públicas. No las tasas de interés muy altas, no el pago de las deudas interna y
externa, no la evasión de impuestos, no los paraísos fiscales, no los subsidios
a los grandes empresarios, no la especulación financiera.
En realidad, la derecha vuelve para destruir lo que fue construido a lo largo de este siglo en los países
donde logra, por una u otra vía, volver al gobierno.
Su agenda es estrictamente negativa: privatización de
propiedades públicas, menos recursos para políticas sociales, menos derechos
para los trabajadores, más recesión, más desempleo. Y más EEUU en el continente
y menos integración regional.
No pueden decir que son lo nuevo, porque rescatan
viejos economistas neoliberales. Ni que van a retomar el crecimiento económico,
porque ahondan la recesión. Ni que van a controlar las cuentas públicas, porque
aumenta la inflación y el déficit público. No tienen que prometer, porque lo
que hacen no tiene nada de popular, ni de democrático. Solo pueden sobrevivir,
blindados por los medios.
¿Cómo deben reaccionar las fuerzas populares frente a esa
ofensiva conservadora?
En primer lugar, antes de
todo, buscando el más amplio proceso de conciencia, de movilización y de
organización de los sectores populares, víctimas de las políticas de esos
gobiernos. Sin eso, no será posible revertir la situación.
En segundo lugar, buscar
la más amplia unidad de las fuerzas opositoras, tomando como línea divisoria
entre los dos campos, al modelo neoliberal. Unir a todas las fuerzas anti-neoliberales.
En tercer lugar, hacer un
balance del pasado reciente, pero antes que todo valorar todo lo conquistado,
antes que la crítica de los errores.
En cuarto lugar y finalmente, reconquistar la hegemonía de los valores que han llevado los
gobiernos progresistas a ser elegidos por la mayoría. Reelaborar los temas de
la justicia social, de la democracia política, de la soberanía nacional, entre
tantos otros, en los términos actuales, después de los avances de la derecha.
Total, como cada vez que se
da una victoria política de la izquierda o de la derecha, es antecedida de una
victoria en el plano de las ideas, hay que reimponer como objetivos fundamentales
del país el desarrollo económico con distribución de renta, después de
desarticular las falsedades con que la derecha vuelve a países de América
Latina.
- Emir Sader, sociólogo y científico político
brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la
Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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