NUESTRA OPINIÓN POLÍTICA EN
EL CONTEXTO DE UN ESCENARIO MUNDIAL MÚLTIPLE, COMPLEJO Y TURBULENTO.-
Dos aspectos centrales en el artículo de Raúl
Zibechi, como el Presidente Chino Xi
Jinping es recibido con aplausos y a lo grande por la élite mundial del capital
corporativo global en el presente Fórum
Económico Mundial que cada año (en enero se realiza en Suiza) en la Ciudad
de Davos, recepción “victoriosa”
como consecuencia de la gran incertidumbre mundial que hoy existe sobre cuáles
serán las Políticas de Estado que asumirá
el Presidente de los Estados Unidos
Donald Trump. Es un ”terror” en vivo y en directo y en tiempo real de los
poderosos del mundo, sólo si desde hoy se confirman las políticas proteccionistas, se ponen fin a los TLC – Estados Unidos, Canadá y México), si se ponen fin a la OTAN y cada país asume su propia
defensa y protección o si hoy se expulsan a tres millones de ilegales entre
mexicanos, musulmanes y latinos en general, Políticas sistémicas que sin duda
fortalecen al Brexit del Reino Unido y su retiro de la Unión Europea. Políticas que definitivamente ponen el punto final a una crisis estructural hoy de
la globalización neoliberal?. Una
mirada global seria, responsable desde el “pensamiento crítico latinoamericano”, nos presente un panorama mundial de guerra, violencia y turbulento,
un escenario global múltiple y complejo para los propios intereses de clase de
la Gran Burguesía Transnacional, GBTn,
(Monopolios y Corporaciones) hoy la
dueña del 99% de la riqueza del mundo y responsable directa de haber
producido – el parto estructural – más frío, violento, salvaje e inhumano, como
es la DESIGUALDAD
ECONÓMICO-SOCIAL-LABORAL ( por su propio carácter multidimensional).
Considero con todo
respeto, que en el artículo de Raúl Zibechi, está ausente un acontecimiento
histórico-político que marca en la historia de las Revoluciones Socialistas un
nuevo aporte político e histórico, como es la Gran Huelga Universitaria París
68, que en forma definitiva forja y construye “un rumbo político” definido en
la Historia de las Revoluciones del siglo XX. Responsabilidad, compromiso y
fortaleza revolucionaria de los nuevos Movimientos Sociales Ciudadanos Mundiales,
mirando hacia Nuestra América, la Patria
Grande, en un escenario mundial multipolar, que hoy camina hacia un “Cambio de
Época Histórica”, definitivo, una nueva era Civilizatoria, Otro Mundo, SI es posible,
Participativo, Democrático, Socialista y Sustentable.
***
Segundo nos da una mirada
sobre el carácter de las revoluciones socialistas
– un siglo después - de la histórica
Revolución Soviética, de octubre de
1917, de la revolución china, la
revolución cubana y la propia
experiencia revolucionaria del “zapatismo”
en México en la última década del siglo XX. Su mirada comprende porque falló el poder de los “Soviets” en la
Revolución Rusa, el poder de las “comunas”
en las Revolución China, o el “poder
popular” en la Revolución Cubana, crítica que la sistematiza en relación al
Poder que concentra el
Estado. Como manifiesta en forma directa, hace mucho tiempo que no
se produce una polémica de - batalla de la ideas – o un proceso continuado de crítica y
auto-crítica revolucionaria – para conocer en profundidad y de cara al tipo de Democracia que se forjó y construyó
desde el Poder Revolucionario y en qué
momento de la historia de las Revoluciones
Socialistas, entró la burguesía –
o sectores económico-sociales de la burguesía nacional – para capturar el Poder del Estado y desviar totalmente el carácter de la Revolución.
Es interesante el planteamiento político y la invitación que realiza el Colega Zivechi, con la finalidad de “rendir cuentas” democráticas y revolucionarias sobre el papel político de los Lideres Revolucionarios
Lenin, Stalin, Mao, Fidel y los
propios conductores, líderes de la “revolución zapatista”. Desde nuestra humilde, local y socialista ubicación política, aceptamos
el reto e invitación, consideramos que ha llegado el tiempo político e
histórico del “balance político” que los
Socialistas del Mundo esperan en tiempos de crisis final del neoliberalismo y tiempos políticos
cuando la globalización se encuentra al filo del abismo global.
/////
LA
REVOLUCIÓN, A UN SIGLO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE.
*****
Raúl Zibechi.
La Jornada jueves 19 de enero del
2017.
Mentar la tormenta se ha vuelto casi
rutinario. Hasta el presidente chino, Xi Jinping, abrió el Foro Económico
Mundial de Davos diciendo que en el mundo hay una tormenta aunque, agregó,
también hay luz. Es muy probable que Xi se refiriera al mundo empresarial que
lo cobijó con una ovación, ya que es el tipo de alianzas que corteja la
dirección de la potencia emergente.
Lo cierto es que ya pocos dudan que atravesamos una situación caótica, aunque el capital financiero y buena parte de los políticos progresistas se empeñan en atribuirla a Donald Trump, que es apenas el emergente y no la causa de los problemas actuales. La tormenta está mostrando que la capacidad de comprensión en medio de la borrasca se vuelve cada vez menor. Incluyendo a quien firma estas líneas, obviamente.
Lo cierto es que ya pocos dudan que atravesamos una situación caótica, aunque el capital financiero y buena parte de los políticos progresistas se empeñan en atribuirla a Donald Trump, que es apenas el emergente y no la causa de los problemas actuales. La tormenta está mostrando que la capacidad de comprensión en medio de la borrasca se vuelve cada vez menor. Incluyendo a quien firma estas líneas, obviamente.
Consuelo de poco valor es que las
clases dominantes sufren también dosis importantes de desconcierto, algo que se
puede palpar en la profunda división entre los de arriba, empezando por la superpotencia,
donde no atinan a consensuar si el enemigo principal es Rusia o China, para
poner apenas un ejemplo.
Cuando las urgencias son tantas y apenas podemos responder las más apremiantes, intentando no desviarnos del camino emancipatorio, se vuelve necesario buscar signos que nos ayuden a no perder la brújula. A un siglo de la primera revolución socialista victoriosa, propongo sacar algunas conclusiones con la mirada puesta en la tormenta que nos empieza a sacudir.
Primero, constatar que es posible derrotar a las clases dominantes. Así se hizo en casi medio mundo, desde Rusia y China hasta Cuba, Argelia y Vietnam. Derrota que pasa inexorablemente por arrebatarles el poder político y recuperar los medios de producción y de cambio (tierras, fábricas y bancos, entre los más importantes) para que sean gestionados directamente por los trabajadores.
Segundo, es muy difícil construir una sociedad de nuevo tipo, mucho más que derrotar al enemigo, como se constata en cada uno de los procesos mencionados. La impresión es que las fuerzas revolucionarias no han sacado las conclusiones necesarias del fracaso en la construcción del mundo nuevo, que debería pasar por un serio balance del estalinismo, en sus diversas variantes nacionales, del maoísmo y de los procesos de liberación nacional. Si en el primer punto puede haber acuerdos más o menos generales, en el segundo la divergencia de análisis es lo más frecuente.
Cuando las urgencias son tantas y apenas podemos responder las más apremiantes, intentando no desviarnos del camino emancipatorio, se vuelve necesario buscar signos que nos ayuden a no perder la brújula. A un siglo de la primera revolución socialista victoriosa, propongo sacar algunas conclusiones con la mirada puesta en la tormenta que nos empieza a sacudir.
Primero, constatar que es posible derrotar a las clases dominantes. Así se hizo en casi medio mundo, desde Rusia y China hasta Cuba, Argelia y Vietnam. Derrota que pasa inexorablemente por arrebatarles el poder político y recuperar los medios de producción y de cambio (tierras, fábricas y bancos, entre los más importantes) para que sean gestionados directamente por los trabajadores.
Segundo, es muy difícil construir una sociedad de nuevo tipo, mucho más que derrotar al enemigo, como se constata en cada uno de los procesos mencionados. La impresión es que las fuerzas revolucionarias no han sacado las conclusiones necesarias del fracaso en la construcción del mundo nuevo, que debería pasar por un serio balance del estalinismo, en sus diversas variantes nacionales, del maoísmo y de los procesos de liberación nacional. Si en el primer punto puede haber acuerdos más o menos generales, en el segundo la divergencia de análisis es lo más frecuente.
Tercero, la derrota de las clases dominantes
fue posible, en todos los casos, por el despliegue de guerras interestatales o
por guerras de liberación nacional, o por una combinación entre ambas, como en
China. En cualquier caso, al ser las revoluciones hijas de las guerras, el
triunfo rebelde implica que el poder resultante está asentado sobre el predominio
de hombres armados, quienes se encuentran al frente de las fuerzas
revolucionarias y a la vez del aparato estatal. Esta disposición de fuerzas,
como destacó hace tres décadas el español Eugenio del Río, es un obstáculo para
avanzar hacia una sociedad de nuevo tipo, donde el poder esté en manos de los
campesinos y los trabajadores.
Cuarto, las intenciones de Lenin – claramente reflejadas en sus escritos y en el libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo – consistían en que el Partido Bolchevique derribara al gobierno provisional para entregar el poder a los soviets, que fueron la creación más notable de los soldados, campesinos y obreros rusos, nacidos durante la revolución de 1905 y renovados y ampliados desde febrero de 1917.
Cuarto, las intenciones de Lenin – claramente reflejadas en sus escritos y en el libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo – consistían en que el Partido Bolchevique derribara al gobierno provisional para entregar el poder a los soviets, que fueron la creación más notable de los soldados, campesinos y obreros rusos, nacidos durante la revolución de 1905 y renovados y ampliados desde febrero de 1917.
En este punto conviene hacer algunas
precisiones. ¿Por qué el poder de los soviets, que funcionó realmente en 1917,
fue erosionado y anulado en aras del poder de una nueva camada de dirigentes
aferrados al Estado? Hay análisis de diverso tipo, algunos muy convincentes.
¿Por qué el poder de las comunas chinas fue erosionado y anulado pese a los
intentos para remover a una nueva burguesía que se había adueñado del Estado?
¿Por qué los organismos de poder popular en Cuba fueron erosionados y anulados
por el poder del partido y del Estado? En suma, ¿por qué el poder de abajo ha
sido tan efímero?
Hay algo en común en todas las experiencias que, siguiendo el guion de la revolución rusa, debería ser motivo de reflexión. Las prácticas concretas para cambiar el mundo se hacen añicos en el espigón del poder estatal, esté en manos de una burocracia obrera (como señalaron Mandel y los trotskistas) o en manos de una nueva burguesía nacida al amparo del Estado (como analizaron Bettelheim y Mao). De paso, destacar el bajísimo nivel de los debates en los demás procesos, salvo en los primeros años de la revolución cubana, que les impide profundizar en las causas de los desvíos pos-revolucionarios.
Es muy penoso comprobar que desde la década de 1960 no hemos tenido debates de la profundidad necesaria y, sobre todo, observar la escasa atención que merecen los movimientos que han sacado conclusiones de los crímenes cometidos en nombre del socialismo. En nuestro continente, los movimientos indígenas y feministas parecen los más valiosos a la hora de remover la lápida del estalinismo, presente en casi todos los procesos.
Hay algo en común en todas las experiencias que, siguiendo el guion de la revolución rusa, debería ser motivo de reflexión. Las prácticas concretas para cambiar el mundo se hacen añicos en el espigón del poder estatal, esté en manos de una burocracia obrera (como señalaron Mandel y los trotskistas) o en manos de una nueva burguesía nacida al amparo del Estado (como analizaron Bettelheim y Mao). De paso, destacar el bajísimo nivel de los debates en los demás procesos, salvo en los primeros años de la revolución cubana, que les impide profundizar en las causas de los desvíos pos-revolucionarios.
Es muy penoso comprobar que desde la década de 1960 no hemos tenido debates de la profundidad necesaria y, sobre todo, observar la escasa atención que merecen los movimientos que han sacado conclusiones de los crímenes cometidos en nombre del socialismo. En nuestro continente, los movimientos indígenas y feministas parecen los más valiosos a la hora de remover la lápida del estalinismo, presente en casi todos los procesos.
Más notable aún es comprobar cómo el
zapatismo ha conseguido superar algunas de las más poderosas limitaciones de
las revoluciones precedentes. Veintitrés años después del ¡Ya Basta!, las
juntas de buen gobierno son las que toman las decisiones e imparten justicia,
funcionando como verdaderos órganos de poder. En 1940 o en 1972, en la Unión
Soviética y en la República Popular China se había consolidado un poder contra-revolucionario,
a pesar de los intentos de la revolución cultural y de propio Mao por modificar
el rumbo.
Más allá de las consideraciones de cada quien respecto a la revolución zapatista, debería ser tomada muy en serio, ya que ha conseguido ir más allá que las que le precedieron. Algo imposible de comprender leyendo los comunicados, ya que requiere convivir con las bases de apoyo.
Más allá de las consideraciones de cada quien respecto a la revolución zapatista, debería ser tomada muy en serio, ya que ha conseguido ir más allá que las que le precedieron. Algo imposible de comprender leyendo los comunicados, ya que requiere convivir con las bases de apoyo.
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