MÉXICO EL MURO. HOY HACE
FALTA LA HERENCIA POLÍTICA DE LOS LÍDERES HISTÓRICOS DE LA REVOLUCIÓN DE 1910 y
tiempos de la NACIONALIZACIÓN DEL PETRÓLEO 1938.
La cobardía política se paga muy alto en un país con una gran Ciudadanía
Política. Las tropelías que comenzó a
cometer el señor Trump, que se cree dueño del mundo, ahora está haciendo
llorar a los empresarios neoliberales, a sus propios aliados, que rabia se
quedan sin protección y defensa, como parias en el mundo. NO. Intentan encontrar o por
lo menos ellos lo “construyen solos”, desde la perspectiva, de azuzar las
contradicciones económico-político-militares entre China y Estados Unidos, en el Foro Económico Mundial Davos Suiza, enero
2017, “Echaron flores y lo recibieron en alfombra roja al Presidente de la República Popular China,
Xi Jinping, hoy defensor a ultranza del libre comercio – mercado – y un
crítico pasible de la globalización. Cuanta falta hace hoy en los políticos
mexicanos “la
sangre histórica” Benito Juárez, de los grandes Líderes revolucionarios.
Emiliano Zapata, Pancho Villa, Lázaro Cárdenas para enseñarles como se
defiende los sagrados derechos de su Pueblo.- Señor Peña Nieto, Presidente de México, usted fue muy débil y
condescendiente desde el inicio con las políticas del Señor Trump, por el
carácter de su mensaje sabía plenamente de su contenido y hacia donde se
dirigían estratégicamente, incluso cuando los invito a su propio Palacio
Presidencial. Hoy ya ve le impuso el
MURO, ya no lo pagan ustedes en directo,
pero SI lo pagan con impuestos que deben cobrarles a ustedes.
En ese mismo escenario de
imposición – el señor Trump, cree que está conduciendo sus empresas y su
millonario Imperio Inmobiliario – en la semana le revisan – ya está
anunciado – el TLC que en enero de 1995
firmó su país con Estados Unidos y
Canadá. Usted sabe que antes de Jurar ya los asustó a las empresas del
transporte que si invertían en México,
muy fácilmente sus productos para entrar al mercado norteamericano pagan el 35% de impuesto. Y usted vio como se
asustaron y en el momento clausuran su inversión de más de 3 mil millones (en
conjunto). Al final su salida, su país es
muy rico muy extenso, mega-diverso, con
Historia, Identidad y una gran Cultura local-nacional, su fortaleza – tenía
uno de los mejores sistemas de Turismo del mundo, lo aplastaron al ser
permisivos con la inseguridad, la violencia en la ciudad y parte de la
narco-política en un Estado inviable y ahora atacado fuertemente por las políticas “trumpistas”, y su Democracia
muy débil, inestable, Fallida, novelesca y mediática. Todo esto es
responsabilidad de Ustedes los políticos – y su clara alianza por décadas con
los grandes empresarios - mexicanos que
NO tuvieron los pantalones bien puestos – y fueron parte indirecta (acaso
directa) – de la semi-destrucción – y absoluta dependencia de su país de las
políticas del imperio. Prepárese para el que odia a los mexicanos, cada día va a
soltar un pesado mortero de destrucción progresiva. Ustedes tienen sangre,
tradición e identidad revolucionaria…..Viernes 27 de enero del 2017
Pablo Raúl.
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Un
oficial de la Patrulla Estadounidense de Frontera vigila Tijuana con sus
binoculares.
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O TODOS SOMOS MÉXICO O TRUMP NOS BORRA.
Las batallas de las
Dignidad, la Soberanía y el Derecho se juegan en esta Frontera.
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El
Muro empezó a levantarse bajo la Administración de Bill Clinton, en 1994, y lo
complejo el ex presidente Geoge Bush en 2006. Ya existen muros, alambrados y
mallas en un tercio de los 3180 kilómetros de la frontera sur de Estados
Unidos.
Por Eduardo Febbro.
Desde Ciudad de México domingo 29 de enero del 2017.
Donald Trump le puso a México un
muro en la cabeza, un fardo suplementario en su economía y una humillación en
el alma. El Primer Mentiroso Mundial exportó al otro lado de la frontera la
“guerra no lineal”, la táctica que le copió al inventor de la versión más
actualizada del mundo moderno, el consejero del presidente ruso Vladimir Putin,
Vladislav Sourkov. Insultos y menosprecios, tratados comerciales por el piso,
presiones para impedir las inversiones norteamericanas en México, groserías,
muros y amenazas renovadas: Donald Trump
ejecuta a su vecino con varias lanzas al mismo tiempo. El acoso a México y la
nauseabunda propaganda electoral se prolongaron en una política de Estado.
“¿Qué hacer, qué hacer contra ese pinche gringo?”, se pregunta con los ojos henchidos
de ira un policía que hace guardia nocturna en un acomodado barrio de Ciudad de
México, Polanco. No hace falta ser mexicano para sentir el chuchillo de Donald
Trump removiéndose en el estómago. Hoy, somos todos mexicanos, por deber y
compromiso. El Muro de Trump se metió en las venas de cada mexicano. Las
recorre como un veneno al que la clase política, superada por la velocidad y la
indecencia de los acontecimientos, no le encontró un antídoto. El ex canciller
mexicano Jorge Castañeda le dijo el
New York Times:
“Peña Nieto es un
presidente débil, en un país débil y en un momento débil”. La frase más
memorable la pronunció el escritor Juan
Villoro: “Tenemos a un presidente de
los Estados Unidos que construye un muro y a un presidente de México que sólo
habla con la pared”.
La gente siente la construcción del muro y la idea de
que su costo lo asuma México equivale a forzar a un condenado a que pague su
propio entierro. “Ya estábamos mal porque
éramos dependientes en todo. Ahora nos han puesto la cabeza en el barro”,
dice Lucia, estudiante de la UNAM.
En las últimas horas, Peña Nieto y
la administración Trump pactaron un compromiso que le evite a México continuar
bajo los atropellos públicos del sádico vecino: ambos acordaron no hablar
públicamente del muro. La prensa, tan mansa como la dirigencia política,
celebraba ese intermedio como una victoria. Pero es falsa. A la sociedad no
sólo le duele el sadismo político del presidente norteamericano, sino también
la forma en que el Ejecutivo se entregó al bochorno con los brazos abiertos. La
secuencia del papelón oficial comenzó en agosto del año pasado cuando el hoy
canciller mexicano Luis Videgaray
convenció al presidente Peña Nieto
de recibir en México al entonces candidato de los republicanos. Trump se sirvió de la ocasión para
pisotear a México. Convirtió su visita en un acto de humillación y en una
inversión electoral. Esa crisis forzó la salida
de Videgaray del gobierno hasta que fue reincorporado como jefe de la
diplomacia con la misión de desplegar una estrategia de distención. El
canciller se pintó como un “amigazo” del yerno de Trump, Jared Kushner, recién
estrenado como asesor del presidente. Pero Videgaray volvió a meter al país en
las fauces del lobo. Fue él quien organizó el encuentro, en Estados Unidos,
entre Peña Nieto y Trump previsto para el 31 de enero y luego anulado tras las
dos nuevas agresiones del presidente estadounidense: primero, en el mismo
momento en que Videgaray estaba en Estados Unidos negociando la visita, Trump
firmó la orden ejecutiva que abre paso a la construcción del muro; en segundo
lugar, Donald Trump publicó un mugriento
tuit donde decía: “si no pagan (el muro), que no vengan”.
Trump juega a asfixiar a su
vecino, a probar con México los mecanismos de lo que será su diplomacia de
matones frente a los más débiles. El 80
por ciento de las exportaciones mexicanas van hacia Estados Unidos. De los
12 millones de mexicanos que residen en Estados Unidos, 5,6 son ilegales. En
total, en 2016, esos migrantes enviaron a México remesas por un monto de 25 mil
millones de dólares (1,8 por ciento del PIB). “El muro es, básicamente, un
insulto para México y un horrible símbolo de la ignorancia”, dice el ex
congresista mexicano (PRD) y presidente del Think Thank Fundación Imagen de
México, Agustín Barrios Gómez. El descaro pendenciero de Trump dejó atónito a todo un país. Barrios Gómez no entiende cómo se puede llegar a esos extremos
cuando, asegura, en realidad “la seguridad nacional y la prosperidad
norteamericanas dependen directamente de un México estable y cooperativo”. El
presidente estadounidense arremete contra ambos principios: la estabilidad y la
cooperación. De muros y divisiones México es un congreso de sabios, pero ahora
la temática rebasó lo admisible. Ya existen muros, alambrados y vallas en los 3180 kilómetros de la frontera. En un
tercio de esa extensión (1050 kilómetros) hay paredes, alambrados, barrotes,
sensores, equipos y patrullas de vigilancia, drones más miles de
norteamericanos civiles excitados y armados que se restauran de sus amarguras
cazando mexicanos vestidos con ropa militar. Los muros empezaron a levantarse
bajo la administración de Bill Clinton,
en 1994, y los completó el ex presidente
Georges Bush en 2006. Los tramos construidos se extienden a lo largo de
estados como Baja California/California, Sonora/Arizona y Chihuahua/Texas/Nuevo
México. El muro no es una idea original: “lo nuevo es el ensañamiento, el
racismo, el odio y la declaración de guerra implícita que lo acompañan”, dice
Matías Urriate, un profesor de matemáticas oriundo de Tijuana.
La sociedad busca y manifiesta su unidad para
responder a las necedades del sádico marqués. Unas 40 radios del país
decidieron difundir al unísono y a primera hora de la tarde una canción del
grupo mexicano Caifanes, “Aquí no es
así”. El hastag #to2unidos convocó a millones de personas a sumarse a esa
forma de repudio pacífico contra un analfabeto que ganó la presidencia de la
primera potencia mundial y ha hecho de México su “enemigo nacional”, según escribe en su editorial el diario El
Universal. La canción dice:” Sigues caminando / sobre viejos territorios /
invocando fuerzas / que jamás entenderás / Y vienes desde allá / donde no sale
el sol / donde no hay calor / donde la sangre nunca se sacrifico por un amor /
pero aquí no es así”. El coordinador de la radio RMX, Gonzalo Oliveros, explicó
que la canción contiene al mismo tiempo “un mensaje de unidad y de
contundencia”. Varias multinacionales ya habían iniciado la contraofensiva en
los medios. La cerveza Corona y
otras cinco marcas le pusieron a Trump un prendedor burlándose de su consigna
de campaña “Make America Great Again” (Haz que Estados Unidos vuelva a ser
grandioso). Mediante el hashtag #AméricaesGrande, Corona montó una publicidad
donde interpela a Donald Trump diciéndole más o menos que América no es un
país, sino un continente entero.
Trump y su muro son hoy
figuras obsesionales. Nadie se levanta sin pensar en él, en el muro y en
los estragos que causaría en México la deportación masiva de indocumentados y
otras categorías prometida por el presidente. El ex presidente mexicano Ernesto Zedillo (de 1994 al 2000)
publicó un artículo de opinión en el diario Washington Post donde asegura que “México puede prosperar sin Trump”. Zedillo
calificó el muro como un proyecto “extravagante,
ofensivo e inútil” y reconoció que, en el futuro, no existe posibilidad
alguna de que se llegue a cualquier acuerdo con los Estados Unidos “mediante el
dialogo o la negociación”. Algo se ha roto en el alma de cada mexicano. Es un
pueblo muy diverso, trabajador y noble, oprimido entre una clase política e
instituciones corruptas, la violencia de los narcos y la impunidad, la pobreza,
el clasismo de otras eras, la desigualdad y, ahora, el megalómano amenazante de
Trump que se ha erigido en demiurgo y verdugo todo poderoso del país que está
del otro lado de la frontera. “Trump intoxicó a su país y ahora a nosotros”,
dice con resignación Patricia, una empleada de banco que trabaja muy a menudo
con los Estados Unidos.
El muro aún no existe, pero es tan real que se lo
puede ver en cada sombra. El mandatario inoculó su veneno en dos sociedades al
mismo tiempo. De este lado, consiguió lastimar, pisotear, agraviar, infundir
miedo e inseguridad y, al mismo tiempo, ha modificado la relación de fuerzas
entre los movimientos políticos. En siete días de mandato, Donald Trump
destruyó la poca legitimidad que le quedaba al presidente Peña Nieto, dejó en un tosco ridículo a la diplomacia y su jefe, Luis Videgaray, colocó fuera de órbita
la narrativa blanda y nacionalista entonada por la dirigencia política y la
oposición y restauró la imagen del principal líder opositor, Andrés Manuel López Obrador, dos veces
candidato a la presidencia y dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena). Sus diatribas, sus posiciones, sus denuncias contra la inoperancia
política han animado y llenado un debate que nunca estuvo a la altura de la
magnitud de lo ocurrido. Este líder de la izquierda mexicana resucitó ese
patriotismo revolucionario arrullado en el corazón de cada mexicano que tan
bien supieron despertar presidentes como Lázaro
Cárdenas o Benito Juárez, ambos tenaces opositores a las políticas de
Washington durante el Siglo XIX y XX. La escabrosa twittocracia de Donald Trump
contra México llevó a Obrador a pedirle
a Peña Nieto que presentara “con
urgencia en la ONU la demanda por violación a derechos humanos”.
El PRI parece haber perdido
hoy su pujanza y su dignidad. A lo largo de toda esta crisis ha mostrado un
modesto perfil que el líder de Morena aprovechó para ir izándose poco a poco
como una alternativa verosímil de cara a las elecciones de 2018. Mientras todos
celebraban el pacto de silencio al que llegaron el viernes Trump y Peña Nieto
consistente en no hablar del muro, Obrador apuntó hacia la evidencia: “Ya
llegaron a un acuerdo, imagínense lo que es un acuerdo para no tratar el tema
del muro y de la persecución de migrantes, es un acuerdo en lo oscurito, es la
ignominia”. El líder de Morena se apresta a realizar una gira por Estados
Unidos en contra de la política migratoria de Washington. Por ahora, ha sabido
leer el momento de soledad esencial por el que atraviesa México con un poder
menoscabado por el presuntuoso de al lado y una prensa hegemónica que no ha
dado batalla y se ha plegado a una suerte de mansedumbre poco decorosa ante
semejantes exabruptos. No por nada lo apodan “El Peje”, en referencia a un pez
del sureste mexicano que sabe ser muy rápido y difícil de atrapar. Antes de
levantar su ignominioso muro, Donald Trump lanzó sus buldóceres y excavadoras
contra México. Su populismo es una enfermedad mental que atraviesa todos los
tejidos. México aún no encontró el antídoto para protegerse de la invasión del
mal. Es mejor no dejar a México solo. Lo que está ocurriendo aquí se trasladará
a toda América. Las batallas de la dignidad, la soberanía y el derecho se están
jugando en esta frontera. Son un molde en manos de un energúmeno loco. México
enfrenta con pocos respaldos el primer movimiento de una guerra sucia. O somos todos
mexicanos, o Trump nos borrará del mapa.
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