“Y, si nos referimos
al niño en general, éste se encuentra constituido como tal en un medio que lo
insensibiliza, lo condiciona y lo acostumbra a la violencia (en latín violare significa
forzar). La mercantilización exacerbada,
bajo la consigna impuesta de la moda del “just do it” (sólo
hazlo), ultra meritocrático de
por sí y culpabilizador en caso del no éxito, conduce a la fragmentación, al
individualismo, donde el “otro”, más que socio, es posible enemigo. Por ende, sería buena la violencia
contra los enemigos. Pero, ¿a quiénes se define como enemigos? Ésa es
la cuestión. Además, ¿es siempre buena la violencia? Veamos el caso de los medios masivos de difusión y de los video
games, que coadyuvan a la construcción de un modo de ser en el que infligir
dolor y sufrimiento es fuente de entretenimiento, disfrute y acostumbramiento. El acostumbramiento conduce a la
insensibilización, el dolor del Otro tiende a ser cotidiano, ese Otro ya no
resulta vulnerable a mi sensibilidad (salvo que haya afectado a alguien de mi
entorno). Todo ello es funcional al
mercado, insensible a la solidaridad, en tanto sus intereses gobiernan como
ley del más fuerte. Cuanto mayor sean los intereses del mercado, mayor el
sentido de insolidaridad, luego mayor la exclusión simbólica y/o real como la
autoexclusión simbólica y/o real. Por lo
tanto, aparecen los mecanismos de agresión bajo el estilo de la insensibilidad
y el disfrute, a riesgo del paroxismo de la morbosidad, proyectando lo malo
en el otro. Ese otro "merece" ser agredido. Y se disfruta que
el "bueno" agreda al "malo". Por tales motivos,
ya la escuela no puede funcionar como corset (que
se traduce en el lenguaje común “para que los niños no estén en la calle”). Así, también, y no como mero accidente, la
incertidumbre aparece en el ambiente de la institución escolar, a pesar
del “tsunami” normativo que la avasalla. Entonces, predomina
el “miedo”, así como lo explican Brener,
Gabriel y otros (2017), quienes incentivan “apostar a la construcción de una trama
comunitaria, basada en el cuidado y la confianza en el otro, antes que en el
miedo y en la exclusión”.
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LA ESCUELA EN TIEMPOS TURBULENTOS, DONDE
LO QUE IMPORTARÍA ES LA EVALUACIÓN ESTANDARIZADA.
*****
Revista Globalización.
Miguel Andrés
Brenner.
Buenos Aires,
Argentina
Agosto de 2017
De la evaluación docente como prepotencia
a la prepotencia de la evaluación.
Este trabajo presenta un modelo teórico. Como
tal es una tendencia, una generalización, en tanto que en la praxis existen
varianzas. Por tal motivo, no vale su aplicación, sin más, a cualquier
circunstancia, en la medida que exija su readecuación. Además, tampoco intenta
mostrar un sistema, pues no incluye a las múltiples dimensiones y variables en
juego. Solamente es motivo de problematización.
Sus tópicos son…
- La importancia de la escuela como mera simulación
- Las condiciones materiales de existencia, la familia y la escuela
- El miedo y la soledad del maestro
- Ningún sistema escolar se ha salvado mediante la evaluación estandarizada
- Fuentes de información
Y, de aquí en adelante, vayamos a nuestra tarea.
LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELA COMO MERA
SIMULACIÓN.
Si tomamos como indicador la cantidad de
periodistas especializados en educación en relación a los especializados en
cuestiones políticas, jurídicas, deportes, economía, espectáculos, etc.,
apreciaremos que son escasísimos quienes se dedican al ámbito educativo. Señala
ello la poca importancia que le otorgan los medios de comunicación a la
escuela, más aún considerando la importancia que tienen en la formación de la
opinión pública en tanto responden al poder hegemónico.
Si tomamos como indicador la cantidad de
discursos públicos en relación a la escuela, apreciaremos la desvaloración de
la misma, tanto de sus maestros como de sus alumnos. Así, por ejemplo, cuando
se afirma que “son unos vagos”, que toman a sus alumnos de “rehenes” en tiempos
de paro (cuya connotación refiere a la delincuencia o al terrorismo). Mientras
tanto, se los confronta imaginariamente con los docentes finlandeses que, si
por hipotética fantasía estuvieran trabajando en Argentina, quizá también
harían huelga. Aparece, ciertamente, la contradicción entre maestros que no
sirven (según el decir del hasta hace poco Ministro de Educación de la Nación,
Esteban Bullrich, 2016, “el sistema educativo argentino no sirve más”), cuya
calidad educativa sería casi nula, con la exigencia de que estén en el aula
para atender a sus alumnos; ¿qué haría un mal docente frente a sus alumnos? Si
los docentes son desvalorizados política y mediáticamente, los alumnos realizan
un aprendizaje social, no explícito, acerca de su no valía, incidiendo dicha
apreciación negativamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje del aula
escolar. ¿Qué padre o madre entregaría a su hijo confiadamente a quien es una
especie de terrorista o delincuente, a alguien que por el no aprende, salvo
nada más que para que “no esté en la calle”?
LAS CONDICIONES MATERIALES DE EXISTENCIA, LA
FAMILIA Y LA ESCUELA.
¿Desde qué lugar trataremos de interpretar la
problemática? En primer lugar, consideraremos las condiciones económicas
subyacentes, entendiendo la economía según la manera como los seres humanos
resuelven sus necesidades materiales de existencia, definición que diside
radicalmente con la que, usualmente, se enseña en nuestras universidades,
signándola como “la administración de la escasez”, por cuanto la misma es una
producción histórico política. De otra manera, y en la óptica de Enrique Dussel
(2008), hay un principio ético material de la producción y reproducción de la
vida humana en comunidad y en todos sus aspectos. La escasez no es ética,
significado tal que repugna a los marcos teóricos, dentro de la economía, que
justifican al capitalismo.
Veamos, entonces.
En Argentina, la constante fuga de
capitales en una cantidad casi inimaginable, la inversión en bancas off-shore,
el Coeficiente Gini que muestra una redistribución del ingreso nacional de modo
dramáticamente injusto, altísimos procesos inflacionarios que se manifiestan en
su afán exacerbado por la redistribución del Ingreso Nacional hacia sectores
hegemónicos de la economía y la obvia disminución del consumo en bienes
cruciales para garantizar condiciones de existencia aceptables, la especulación
financiera, los negocios corruptos del sector empresario en complicidad de
quienes ocasionalmente ocupan funciones de gobierno con el agravante de la no
diferenciación entre poderosos empresarios y funcionarios políticos, la
consiguiente destrucción del aparato productivo y la dependencia externa de
divisas para gastos corrientes, que hipotecan el futuro de las nuevas
generaciones que todavía no nacieron, entre otros, debilitan las condiciones de
vida, en particular la de los sectores populares.
Todo ello importa porque bajo el modo de
producción capitalista, el trabajo que lo implica, es núcleo central de la
identidad familiar, aunque no sea al único. Desde su eje se estructura la
familia. La ausencia del mismo o su precarización incide en el debilitamiento de
dicha identidad, amén de la consecuente desorganización de la misma, sin poder
los sectores populares adaptarse a las nuevas condiciones que ellos mismos no
contribuyeron a crear. Es, entonces, que el futuro se torna incierto. Esa
incertidumbre no es la de un Ilya Prigogine, bajo rasgos creativos, sino de
desesperanza, sin expectativas, incidiendo fuertemente en las nuevas
generaciones, en los hijos del presente histórico.
Los alumnos son hijos que viven y conviven en
comunidades familiares o en lo que ha quedado de ellas en virtud del
debilitamiento de la cohesión social, e internalizan las problemáticas de los
adultos. Philippe Ariès postula el
fin de la infancia moderna. Los niños no
proyectan ya más los roles de los adultos a través de sus juegos, mas bien,
viven con intensidad las mismas problemáticas del mundo de los mayores. Por
ejemplo, viven con intensidad la ausencia o precarización laboral, la
inseguridad en todo sentido, los desastres ambientales, la sexogenitalidad
adulta. La incertidumbre los empodera. Y, en este plexo de relaciones, la
escuela también es desvalorizada, aunque constituya uno de los pocos reductos
públicos que quedan, o quedaban, libres de la mercantilización de la vida
humana.
El actual proyecto de la
mercantilización de la educación se enfrenta a múltiples resistencias, lo que
marca señales de esperanza. Valga significar, a pesar de todo, la relevancia de
la simbiosis entre la escuela y lo público que intenta mantenerse en la
conciencia colectiva. En este contexto, la ausencia de expectativas en la
población infantil y adolescente incide en un fuerte desestímulo hacia el
aprendizaje y, por ende, se torna más difícil la enseñanza de los maestros.
EL MIEDO Y LA SOLEDAD DEL MAESTRO.
Y, si nos referimos al niño en general, éste se encuentra constituido
como tal en un medio que lo insensibiliza, lo condiciona y lo acostumbra a la
violencia (en latín violare significa forzar). La
mercantilización exacerbada, bajo la consigna impuesta de la moda del “just
do it” (sólo hazlo), ultra meritocrático de por sí y culpabilizador en
caso del no éxito, conduce a la fragmentación, al individualismo, donde el
“otro”, más que socio, es posible enemigo. Por ende, sería buena la
violencia contra los enemigos. Pero, ¿a quiénes se define como enemigos?
Ésa es la cuestión. Además, ¿es siempre buena la violencia? Veamos el caso de
los medios masivos de difusión y de los video games, que coadyuvan
a la construcción de un modo de ser en el que infligir dolor y sufrimiento es
fuente de entretenimiento, disfrute y acostumbramiento. El acostumbramiento
conduce a la insensibilización, el dolor del Otro tiende a ser cotidiano, ese
Otro ya no resulta vulnerable a mi sensibilidad (salvo que haya afectado a
alguien de mi entorno). Todo ello es funcional al mercado, insensible a la
solidaridad, en tanto sus intereses gobiernan como ley del más fuerte. Cuanto
mayor sean los intereses del mercado, mayor el sentido de insolidaridad, luego
mayor la exclusión simbólica y/o real como la autoexclusión simbólica y/o real.
Por lo tanto, aparecen los mecanismos de agresión bajo el estilo de la
insensibilidad y el disfrute, a riesgo del paroxismo de la morbosidad,
proyectando lo malo en el otro. Ese otro "merece" ser agredido. Y se disfruta
que el "bueno" agreda al "malo".
Por tales motivos, ya la escuela no puede funcionar como corset (que
se traduce en el lenguaje común “para que los niños no estén en la calle”).
Así, también, y no como mero accidente, la incertidumbre aparece en el ambiente
de la institución escolar, a pesar del “tsunami” normativo que
la avasalla. Entonces, predomina el “miedo”, así como lo explican Brener,
Gabriel y otros (2017), quienes incentivan “apostar a la construcción de una
trama comunitaria, basada en el cuidado y la confianza en el otro, antes que en
el miedo y en la exclusión”.
Mientras tanto, el maestro es aprisionado entre las exigencias
normativas y la presión del medio ambiente social y político, sin
acompañamiento alguno. Al decir de un lenguaje usual, “el salame del sándwich”.
Ese maestro se encuentra tensionado entre un régimen normativo y político que,
en realidad, no lo valora, salvo en una discursividad teñida de mera
simulación. Todo dependería de él, pero se halla “huérfano”.
Depende de la “buena” voluntad de las personas/docentes y de las
pequeñas comunidades escolares, pero no ya de un sistema escolar imbricado en
múltiples sistemas macro, el que los alumnos aprendan, el que los maestros
aprendan, el que los alumnos enseñen, el que los maestros enseñen.
NINGÚN SISTEMA ESCOLAR SE HA SALVADO MEDIANTE LA
EVALUACIÓN ESTANDARIZADA.
Para concluir o para iniciar la disputa. Un nuevo problema se presenta
ante las evaluaciones estandarizadas en razón de ser promovidas desde un poder
hegemónico que favoreció y favorece el debilitamiento de las condiciones de
existencia de los sectores mayoritarios de la población. Sería como si luego de
haber llenado de baches una ruta, de haber destrozado un vehículo y con un
conductor sometido a un fuerte estrés, se le evaluara su llegada a destino con
eficacia.
El informe McKinsey, a partir de una investigación realizada en 10 países considerados “exitosos” educativamente,
según el Programa PISA - Programa Internacional para
la Evaluación de Estudiantes -, realizada entre los años
2006 y 2007, establece que no existe correlación alguna entre evaluaciones
externas estandarizadas y el mejoramiento de la calidad educativa, calidad en
la concepción del neoliberalismo. Dicho informe también es citado en un trabajo
publicado por la PREAL - Programa de Promoción de la
Reforma Educativa en América Latina y El Caribe-, reconocida fuente originadora
de textos neoliberales, en el marco de la OEI –
Organización de Estados Iberoamericanos- , cuyos autores son Barber, Michael y Mourshed, Mona (2008):
“Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño en el mundo para
alcanzar sus objetivos.” El citado documento no
se da a conocer a la opinión pública, no es materia de disputa a fin de
convencer acerca de las bondades de las evaluaciones estandarizadas externas,
que se presentan como discurso “salvador”, pensamiento único. Mientras tanto,
quienes colaboraron en la destrucción de las condiciones de vida de las
mayorías populares, se proponen, también, como “salvadores” de la escuela
pública.
¿No vale la pena,
acaso, resistir con propuestas liberadoras, comunitariamente?
*****
FUENTES DE INFORMACIÓN
Barber, Michael y Mourshed,
Mona (2008). “Cómo hicieron los
sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos.”
McKinsey & Company. PREAL. consultas:
10 de febrero de 2016)
Brener, Gabriel; Martínez,
Marcela; Huego, Damián y Galli, Gustavo (2017). “El bullying tiene
quien lo exprima”. En Publicación Voces en el Fénix, “Crisis y desafío de la
educación secundaria”, número 62, Buenos Aires.
Brenner, Miguel Andrés
(2017). “De cómo desarmar el
criterio de la evaluación del desempeño docente en tiempos de voraz capitalismo
neoliberal”http://www.educacionfutura.org/de-como-desarmar-el-criterio-de-la-evaluacion-del-desempeno-docente-en-tiempos-de-voraz-capitalismo-neoliberal/www.educacionfutura.org está
administrada académicamente por profesores e investigadores de universidades
públicas mexicanas. Este texto también se encuentra en otras pgs. web, como por
ejemplo,
Bullrich, Esteban (2016) Coloquio IDEA, Instituto para el Desarrollo
Empresarial de Argentina. http://www.infobae.com/economia/2016/10/15/5-hechos-destacados-del-52-coloquio-de-idea/ (consulta:
10 noviembre 2016)
Dussel, Enrique (2008). “Ética de la liberación en la edad de la
globalización y la exclusión.” Madrid, Editorial Trotta.
McKinsey, Informe. “El éxito educativo depende de la formación
del profesorado.”
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