“Un estudio ha concluido
que en el Reino Unido 5-1 millones de personas están sobrecualificadas para su
trabajo. Licenciados haciendo labores de obreros, maestros repartiendo paquetes y carreras prometedoras estancadas
por la maternidad o la enfermedad: así es cuando el mercado laboral no reconoce
talento no habilidades. Según un
estudio del Instituto de Investigaciones de Políticas Públicas, el número de
personas en el Reino Unido que están
sobrecualificadas para su trabajo ha aumentado casi un tercio desde 2006. Les pedimos a nuestros lectores que nos
cuenten cómo se sienten en esta situación y qué se podría hacer para asegurarse
de que las habilidades de los empleados se aprovechan al máximo. Algunos nombres han
sido modificados para proteger el anonimato de los testimonios”.
¿Qué hacer con los trabajadores
sobrecualificados? EFE
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REINO UNIDO. “SIENTO QUE
ESTOY DESPERDICIANDO MI VIDA”.
Sobrecualificados y
Deprimidos.
*****
Rachel Obordo.
El Diario The Guardian.
Martes 8 de agosto del 2017.
Un estudio ha
concluido que en el Reino Unido 5-1 millones de personas están sobrecualificadas
para su trabajo. Licenciados haciendo labores de obreros, maestros repartiendo
paquetes y carreras prometedoras estancadas por la maternidad o la enfermedad:
así es cuando el mercado laboral no reconoce talento no habilidades.
Según un estudio del Instituto de
Investigaciones de Políticas Públicas, el número de personas en el Reino Unido
que están sobrecualificadas para su trabajo ha aumentado casi un tercio desde
2006. Les pedimos a nuestros lectores que nos cuenten cómo se sientenen
esta situación y qué se podría hacer para asegurarse de que las habilidades de
los empleados se aprovechan al máximo. Algunos nombres han sido modificados
para proteger el anonimato de los testimonios.
"Siento que estoy desperdiciando mi vida"
Tony, 43 años, obrero, Londres
Soy licenciado en Historia del Arte, tengo un HND
(higher national diploma) y formación en diseño gráfico. He trabajado como
diseñador de tapas de libros, he sido encargado de varios restaurantes con
hasta 40 empleados a mi cargo, incluso trabajé cuatro años en una importante
casa de remates haciendo investigación y escribiendo los catálogos.
Si bien disfruto las exigencias físicas de mi trabajo,
me siento intelectualmente desaprovechado. Siento que soy un desperdicio y que
todo lo que he hecho fue para nada. Me echaron de mi trabajo en octubre y
después de cinco meses de buscar trabajo sin éxito, no tuve más remedio que
aceptar este trabajo por motivos económicos. Me siento tremendamente frustrado
por las agencias de empleo que no me han ayudado para nada ni han sido
respetuosas conmigo. Soy una persona agradable, tengo experiencia en muchos
campos, soy muy trabajador, pero siento que estoy desperdiciando mi vida.
"Ya no
confío en mis habilidades" Sarah, 26 años, asistente de marketing,
Sheffield.
Tengo un título
en Filología Alemana y Lingüística. Tuve varios trabajos antes de encontrar un empleo de
media jornada para poder hacer una maestría. Se suponía que este trabajo no
tenía por qué ser importante a nivel profesional, pero me podía aportar cierta
experiencia en el ámbito comercial mientras continuaba con mis estudios. Me
dijeron que además de mis tareas diarias tendría oportunidades de aprender más
y trabajar junto al director. Sin embargo, ya han pasado casi tres años y esas
oportunidades no han aparecido.
Parece que las empresas no quieren entrenar al
personal en cuestiones que beneficiarían tanto a la empresa como al empleado.
Les parece costoso en términos del dinero y el tiempo invertido. Están
equivocados. Si los trabajadores sobrecualificados pudiéramos aprender otras
cosas en una empresa, en un área de nuestro interés, esto generaría más lealtad
y le permitiría a las empresas cubrir puestos con gente que ya conoce la
organización. Ahora soy improductiva porque estoy aburrida y no tengo desafíos.
Mi jefe es muy celoso de su trabajo y de sus habilidades porque la empresa es
pequeña y hay una falta general de confianza, a pesar de las promesas vacías
con que me responden cuando expreso mi deseo de aprender y de tener tareas más
demandantes. Cada día me siento más resentida y ya no confío en mis
habilidades. A veces es muy desmoralizador. Por suerte, este octubre comienzo
el doctorado.
"Las
empresas británicas no valoran a sus empleados ni los ayudan a
desarrollarse" Simon, 55 años, repartidor de paquetes, Coventry.
Cuando comencé en mi actual empleo, trabaja además
como freelance en informática, pero lo dejé de lado porque no me parecía
apropiado para mí ni me hacía bien hacer las dos cosas. También tengo título de
maestro, pero no soy muy bueno en ese trabajo. Mi situación me hace reír y
llorar. Río porque ahora gano más dinero que muchos maestros en un trabajo para
el que, técnicamente, no hay que tener ninguna habilidad. Lloro porque con la
"inflación de cualificaciones", ahora mis títulos no valen tanto como
para entrar en un programa de desarrollo para estudiantes avanzados en la
empresa donde trabajo.
Creo que las empresas no piensan en sus empleados como
un recurso que deben valorar y desarrollar. Estar sobrecualificado significa
que nadie quiere contratarte considerando las cualificaciones que tienes. En el
Reino Unido significa "pues, mala suerte", cuando en realidad debería
ser una oportunidad para la empresa el poder entrenarte como quieran, o quizás
podrían ofrecer un contrato con una cláusula de formación.
"Casi
nunca tengo la oportunidad de utilizar mis habilidades más importantes"
Kim, 52, administradora, Plymouth.
Tengo tres certificados de estudios completos, varios
HNDs sobre dirección de proyectos y negocios y 15 años de experiencia en trabajos
donde estuve a cargo de grandes proyectos. Me encanta la organización de
caridad para la que trabajo y me apasiona lo que hago, pero la combinación de
una organización donde los roles son muy estrictos y las exigencias cada vez
mayores con recursos muy limitados hace que casi nunca tenga la oportunidad de
utilizar mis habilidades más importantes, lo cual es muy frustrante. No creo
que exista una solución universal. Según yo lo veo, esto afecta a cuatro grupos
en particular: los recién titulados, los trabajadores mayores de 40 años,
cualquiera que haya dejado de trabajar por un tiempo (por maternidad o un
problema de salud) y cualquiera que necesite trabajar menos horas o en horario
flexible.
En mi caso, perdí una carrera prometedora por la
depresión y me mudé a una zona donde la economía gira en torno a empleos no
cualificados. No se pueden crear mágicamente empleos para todas las personas
cualificadas (y ahora muchas empresas piden una titulación cuando hace 20 años
bastaba con tener acabado el instituto). Tampoco se puede obligar a las
empresas a tener menos prejuicios con aquellas personas que están por fuera de
sus expectativas. Lo que sí podemos hacer es prohibir las prácticas sin sueldo
y fortalecer las leyes contra la discriminación. También ayudaría el financiamiento adecuado de
los servicios públicos, ya que solían ser un lugar ideal para candidatos menos
tradicionales.
Traducido por
Lucía Balducci.
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